Sunday, December 18, 2005

A todos felices fiestas

Especialmente a mi amigo virtual. De su mano llegué a esta página.



A la Nanita Nana
A la nanita nana, nanita ea, nanita ea
,mi Jesús tiene sueño, bendito sea,bendito sea.
Fuentecilla que corres clara y sonora
ruiseñor en la selva cantando lloras
callad mientras la cuna se balancea
a la nanita nana, nanita ea.
A la nanita nana, nanita ea,
nanita ea,mi Jesús tiene sueño,
bendito sea,bendito sea.
Manojito de rosas y de alelíes
¿qué es lo que estás soñando que te sonríes?
Cuáles son tus sueños, dilo alma mía,
mas¿qué es lo que murmuras? Eucaristía.
A la nanita nana, nanita ea, nanita ea,
mi Jesús tiene sueño, bendito sea,bendito sea.
Pajaritos y fuentes, auras y brisas
respetad ese sueño y esas sonrisas

callad mientras la cuna se balancea
que el Niño está soñando, bendito sea.
A la nanita nana, nanita ea, nanita ea,
mi Jesús tiene sueño, bendito sea,bendito sea



Que Dios derrame sus bendiciones sobre todos Ustedes
Con cariño

Agustina

Saturday, December 17, 2005

Les dejo otra poesia

Hora de los duendes

Blanco papel en la mesa
lapicera ocasional
ideas son convocadas
para el acto pasional
Procurar algunos versos
que expresen el sentimiento
alegrías y tristezas
aquello mismo que siento
Poder poner por escrito
los sentires y sucesos
lo que esta dentro del alma
lo que pasó un día de esos
Es diario requerimiento
el corazón lo pretende
nunca puede postergarse
es la hora de los duendes

Monday, December 12, 2005

Carta de un hijo

Carta de un hijo a su madre


Ayer fue el día más triste de mi vida: enterré a mi madre. Cuando miré su dulce y adorable cara y su cabello plateado por el tiempo, me di cuenta que esa sería la última vez que la vería. Muchos pensamientos vinieron entonces a mi mente: Cuando por las tardes o las noches no teníamos quien nos cuidara a los niños, acudíamos a mi madre porque no queríamos perdernos la función de cine o la fiesta en casa del amigo. Ella nunca se negó, jamás nos dijo que tenía otros planes o yo no quise darme cuenta. En una ocasión me prometí comprar un boleto extra y llevarla a ver las películas que le gustaban. Pero nunca compré el boleto. Una vez nos encontramos en la panadería y vi que su suéter estaba un poco desteñido y viejo. Entonces pensé que debería llevarla al centro y comprarle uno nuevo. Sabía que, aunque ella lo necesitaba, nunca me lo pediría, aíi era ella. Pero siempre tuve otras cosas que hacer y mi madre siguó con su suéter viejo. Recuerdo su último cumpleaños. Le mandamos unas azaleas blancas bellísimas con una nota que decía: "Lamentamos no poder estar contigo en esta fecha, pero con estas flores te enviamos todo nuestro amor". Esa tarde había un programa de televisión muy importante y por la noche estábamos invitados a una fiesta. Y recuerdo la última vez que vi a mi madre viva, fue en la boda de un primo, se veía más viejecita y cansada. Entonces pensé en mandarla a unas vacaciones con su hermano en la costa. Que se asoleara un poco para que no se viera tan pálida. Pero nunca lo hice, siempre tuve supuestamente cosas más importantes que hacer. Si yo pudiera regresar las hojas del almanaque, le compraría todos los suéteres del mundo, la llevaría al cine y pasaría todos sus cumpleaños a su lado. Si yo pudiera regresar en el tiempo la mandaría a ver a su hermano y a todos los sitios que quisiera ir. Pero es muy tarde ya. Ella está en el cielo y yo estoy aquí enfermo del corazón por todas las oportunidades perdidas. Qué diferente hubiera sido si hubiera leído una carta como ésta..

Queria compartir este relato, por su vigencia.

Ahora les dejo una poesia de mi favorito

Una noche lluviosa

que impide ver las estrellas e invita a viajar sin espacios ni tiempos. Hace frío, en mi corazón guardo el calor de los sentimientos, dejo una poema de Pablo Neruda: SONETO XXII Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo, sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura, en regiones contrarias, en un mediodía quemante: eras sólo el aroma de los cereales que amo. Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa en Angol, a la luz de la luna de Junio, o eras tú la cintura de aquella guitarra que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido. Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria. En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato. Pero yo ya sabía cómo era. De pronto mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida: frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas. Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino. Pablo Neruda, 1959