Tuesday, October 31, 2006

UNA DULCE Y PELIGROSA MISION

Carolina y Axel vivían en una pequeña aldea, todos se conocían en ese lugar poblado de casas blancas con techos rojos.
Transitaron juntos buena parte de su infancia entre las hamacas y toboganes de la plaza.
Ese lugar era mágico para ellos, disfrutaban de los juegos y cuando el sol abrazaba sus cuerpos siempre tenían un refugio a la sombra de viejos árboles que descansaban al borde de un lago.
Pasó el tiempo y las relaciones cambiaron, Axel partió en búsqueda de su destino, quería trascender y ampliar sus conocimientos.
El día de la partida el cielo estaba plomizo, las primeras gotas de lluvia se mezclaban con las lágrimas de ella, desdibujando su rostro de porcelana e inundando sus ojos de cielo.
Ella se sentó en la playa para observar como el barco se alejaba, se quedó largo tiempo hasta que la embarcación fue un pequeño punto en el Universo.
Sola llegó a su casa, las paredes estaban desnudas como su alma, decidió encender el hogar para abrigarse un poco.
Las chispas de los leños le recordaban sus noches de amor y fuego.Se sentía mal, diferente,agobiada por la soledad.
Una tarde en que el sol se escondía detrás de los cerros para darle paso a la luna que teñía de plata el lago y con ella a las estrellas colgadas del cielo como luciérnagas, sintió que se quedaba sin fuerzas.
Rápidamente la llevaron al hospital de la aldea, la camilla corría por los pasillos gélidos, luego de unas horas entre tinieblas vió la imagen de una médica que intentaba tranquilizarla, su rostro angelado comenzaba a tener color estaba conciente cuando le anunciaron que otra vida crecía en sus entrañas.
Sus ojos se iluminaron otra vez en su cara se dibujó una sonrisa, ya repuesta pidió unas hojas de papel con ilusión hilvanó unas cuantas letras, el destinatario de ellas sería su dueño, en ese momento supo que la misión más peligrosa es traer vida a la vida.

Monday, October 30, 2006

MISION SECRETA

Marcia trabajaba en un laboratorio de genética, siempre había cumplido sus horarios, pese a su juventud era responsable, la primera en llegar y la última en retirarse.
Cuando tenía un momento libre en la recepción, visitaba el interior del laboratorio, un lugar al que pocos tenían acceso.
En la antesala del mismo sobre su ropa moderna que resaltaba su belleza colocó un guardapolvo, gorro en el que escondía sus cabellos rizados, guantes y barbijo de color blanco.
Ese sitio era un lugar encantado le permitía soñar, entre los cristales de tubos de ensayo solo le faltaban alas para asemejarse a un ángel.
Regresó a su lugar más inquieta, sus presentimientos se hicieron realidad cuando el Doctor Andrews, le comunicó que premiaría su esfuerzo.
Sería ella la encargada de viajar al otro extremo del mundo para buscar una pequeña cápsula.La noche anterior al viaje no pudo conciliar el sueño estaba excitada y tenía temor a lo desconocido, la brisa cálida entraba por las ventanas de su casa trayendo el perfume de las flores de su jardín, una luciérnaga iluminaba el espacio, el cielo estaba poblado de brillantes estrellas a un costado la luna plateada anunciaba que pronto saldría el sol.
Tomó su equipaje y esperó que por el altavoz le informaran que debería abordar el avión, desde su butaca observaba el baile de las nubes, volaban sobre ellas, pasadas una horas llegaron a un aeropuerto privado emplazado cerca de una playa, el gris de la pista donde el gigante la había dejado, contrastaba con el azul de un mar infinito.
La esperaba un auto lujoso para llevarla a su destino final, desde la ventanilla miraba el paisaje, era espléndido, niños que jugaban en la playa le recordaban su infancia, parejas entrelazadas por el cariño le transmitían la felicidad de su presente.
Llegó a destino.En el interior de una casa salida de un cuento esperaba una viejecita, puso en sus manos una caja, en su interior tapizado de rojo terciopelo descansaba una pequeña cápsula dorada, se estremeció al mirarla, la guardó con cuidado en su bolso.
Al poco tiempo de regresar a con los suyos supo el contenido de la misteriosa cápsula.
La misma contenía un código secreto que permitiría a los científicos inocular en los seres humanos el gen del amor.
Misión cumplida, esperamos los resultados.

Wednesday, October 25, 2006

UNA HISTORIA SIN RESPUESTAS

Harald navegaba por las costas de Noruega, curiosamente ese día el mar estaba calmo no así sus sentimientos.
En la costa cuando el sol asomaba medio hundido en el agua, esperaba Jora, esa mujer que durante un tiempo había sido el eje de su vida.
Ella mostraba su sonrisa de perlas a medida que el barco vikingo se acercaba a la costa, el viento jugaba con sus cabellos dorados como las espigas de trigo de su antiguo pueblo.
Por amor había dejado la calidez de su lejana ciudad para entregarse en plenitud a ese vikingo de cabellera y barba de fuego.
No extrañaba el verde de las colinas de su casa a orillas de otro mar, un espacio donde todo era verde, donde el trino de los pájaros la despertaba cada mañana, ese sitio que jugaba con su vestido de hilo blanco igual al hielo que hoy pisaba.
Renunció al perfume de las flores que podían transportarla a visitar otros puertos, cambió ese paisaje de ensueño para viajar al lugar donde las noches se confundían con una tarde iluminada que se resistía a traer la luna y las estrellas.
Su destino tenía escritas unas pocas líneas, ella se ocuparía de rellenar los espacios.
En su corazón palpitaban las promesas de una vida juntos, poblada de proyectos.
Una noche en soledad eligió el nombre de quien sería su primer hijo fruto de un amor sin fronteras de agua.
Harald bajó serio de la embarcación, Jora reía por el encuentro, no hubo abrazos, tampoco la calidez de un beso, solo una mirada gélida y unas pocas palabras.
En un puerto de esos que ofrece la vida él había encontrado a un amor de otros tiempos, eligió vidas pasadas sin saber que esa actitud destrozaría la vida de quien en la costa esperaba acompañada de sus sueños.
La sonrisa se transformó en un mar de lágrimas que serían su compañía más allá del tiempo.
¿Cómo seguir esta historia si terminó antes de ser coronada?.
Pasaron los años y Jora fue un fantasma atado a sus recuerdos, sus cabellos se tiñeron con hebras de plata, sus ojos vacíos estaban secos, entró a su casa en soledad, entornó sus párpados no podía soportar el dolor de la ausencia, la mentira era un estigma que la acompañaba a todas horas, no podía con tanto peso.
Una noche en que la tormenta de nieve arreciaba con fuerza se vistió con una túnica tan gris como su alma y esperó la nada.
La inclemencia del tiempo hizo el resto.
Jora es esa estatua admirada, está en el puerto de Noruega, quienes saben su historia esperan un milagro.

Sunday, October 22, 2006

VIAJE SIN RUMBO

Navegamos por las frías aguas del mar Báltico, el viento con su silbido hamaca la nave comandada por Erick, un hombre de roja barba y cabellera.
Sus ojos grises y gélidos se asemejan al mar bravío que no deja de golpear la embarcación.Una estrella, la primera, comienza su danza en el cielo y con sus guiños llama a las otras para no estar sola, la luna redonda ilumina la noche fría.
Erick al mando del barco sabe que deben apurarse, el frío se hace sentir en los cubículos del barco que tiene a su mando.
Arrima a su tripulación cueros de ovejas que ayudaran a mitigar esa noche helada.
Mientras tanto Constantino intenta descansar en un camastro, nada mitiga el frío que trae consigo la fiebre.Pequeñas gotas cubren su rostro dándole un aspecto fantasmagórico, su piel es transparente, su ojos hundidos ya no se parecen al lago que piensa visitar con Natasha ni bien sea su esposa.
Duerme, entre escalofríos escucha la voz melodiosa de esa muñeca que en dos días lo esperará en el puerto níveo de Noruega, su canto lo adormece, la observa más bella que nunca en su mente, siente el calor de su boca en la suya y el sopor lo embriaga, puede sentir el dulce sabor de sus labios, la tibieza del primer y trémulo abrazo.
Siente mucho frío y luego nada.Amanece, Erick convoca a la tripulación, Constantino ha muerto y deben decidir que hacer con su cuerpo, lo envuelven en una sábana blanca, lo arrojan al mar.
Un tibio sol juega a las escondidas en el cielo, Natasha está en la orilla esperando, absorta mira como bajan todos los viajeros, falta la persona que ella espera, su ángel le dice que yace en las profundidades del océano.
No lo piensa, el instinto la lleva a tirarse a las aguas sabe que cuando se quede sin fuerzas algo la atraerá hacia el fondo.
En este lugar la temperatura no se siente, no hay relojes que midan el tiempo, se sumerge aún más para encontrarse con la eternidad.
En ese sitio hace muchos años nacieron los hipocampos símbolo de un amor que renace cada día en cualquier lugar del universo.

Friday, October 13, 2006

EN LA BIBLIOTECA

Marcia es adicta a las aventuras.
Llueve en Buenos Aires, el cielo descarga todas las lágrimas de aquellos que sufren o han sufrido por amor, es surcado por relámpagos de colores inciertos.
Busca su piloto gris y en lugar de un paraguas opta por un sombrerito, quita la flor que anudaba sus cabellos en la nuca y se calza su gorro que llega casi hasta la inmensidad de sus ojos azules.
Decide caminar por las calles desiertas, en el cordón de la vereda las gotas de lluvia rompen en imágenes que no conoce, mira los autos y el agua se desliza por los parabrisas con magia, su imaginación vuela, estrelladas sobre el vidrio de un auto cualquiera bajan como ángeles las siluetas del agua.
A pocas cuadras está la biblioteca, sube al primer piso, todo es silencio, las maderas de la escalera crujen bajo sus pasos.
Elige un libro de una fila desordenada, sus hojas están amarillas por el paso del tiempo, se sienta cerca de la ventana abajo las flores de mil colores quieren esconderse, el césped recién cortado brilla con las gotas de agua.
Comienza a hojear el libro que tiene una historia de intrigas, de esas que le gustaban investigar a Sherlok Holmes, no está solo lo acompaña el inefable Doctor Watson.
Su imagen desaparece y es parte del libro, las hojas de éste la atraparon .
Esta vez buscan a la culpable de un crimen, su cuerpo etéreo se mezcla con las letras, ella, hace mucho tiempo sintió la necesidad de perpetuar su amor , la única forma de lograrlo era desaparecer a quien había compartido las horas más felices de su vida, aunque ello fuera el inicio de un pasar poblado de lágrimas.
Implacable, el detective y su ayudante toman el caso.
El humo de la pipa que fuma en forma incansable lo transporta a otros lugares, otros tiempos.
Observa a una mujer hermosa, tan perfecta como la de sus sueños, bailando entre las letras de una hoja amarillenta.
Puede sentir el sabor a miel de su boca roja.
Se aparta de su tarea y el corazón le dice que no puede investigar su sueño.
Aquí termina la vida de ese investigador que antepuso sus deberes para poder completar su vida de hombre y así finalizar el último capítulo de una vida donde reina la esperanza.

Wednesday, October 11, 2006

EL ALBUM DE FOTOS

Si tu supieras la magia que tienen sus hojas, son de color azul iguales al cielo cuando amanece y se confunde con el mar.
Sus bordes son dorados como el sol que ilumina y juega a entrar por la ventana.
Tiene unas pocas fotos, pero alcanzan para llenar mi alma desnuda, ésa que te he regalado para que abrigues con tus caricias.
Una de ellas tiene la imagen de un barco que navega sin rumbo igual que nosotros.
Cierro los ojos y emprendemos un viaje que acortará las distancias y nos llevará por tierras remotas.
Tomados de la mano vemos caer la tarde, el sol se asemeja a la paleta de un pintor del celeste pasa al violeta y de éste a un azul oscuro.
Juntos admiramos las estrellas que a lo lejos parecen luciérnagas.
Somos los únicos pasajeros de este viaje sin espacio ni tiempo.
En el camarote nos embriaga el perfume de los sándalos, una rosa descansa sobre la cama, te regalo mi boca para saciar tus ansias, tus manos y las mías recorren cada milímetro de nuestros cuerpos hasta que se funden en uno.
Luego de varios días llegamos a destino, desembarcamos en Ankara, nuestro arribo es recibido con cantos y flores.
Siempre unidos recorremos las angostas calles del mercado de las ilusiones,abrazados nos asombramos al ver las cúpulas que se levantan dirigidas al universo, que en ese instante nos tiene como únicos dueños.
Anochece,el frío marino me despierta, extiendo mi mano y solo veo el mar encrespado que con su danza dibuja fantasmas en la arena, te busco, miro hacia atrás y no encuentro nada.
Corro al hotel busco el álbum para atesorar los recuerdos, de él solo me quedan sus tapas, lo acerco a mi corazón, mis lágrimas borran lo único que me quedaba, tu perfume y el eco de tus palabras.

SIN SALIDA

La noche había sido tormentosa, tanto como los pensamientos de George.
Inquieto no podía conciliar el sueño, los truenos le sumaban miedo al miedo.
A su lado dormía placidamente Adison, los relámpagos que surcaban el cielo para perderse en la tierra iluminaban el cuerpo de su mujer, no podía creer tenerla a su lado, la diferencia de edad era notoria, pero el amor no conocía barreras.
Cuando la conoció camino a Cleveland, ella era una niña mujer, estaba esperando el autobús en la esquina del colegio, detuvo su marcha para admirar su belleza, su pollera a cuadros apenas cubría sus piernas perfectas, sus trenzas eran dos espigas doradas que terminaban en un moño azul como sus bellos ojos.
Dejó que ella durmiera, se levantó estaba nervioso y optó por tomar solo un café.
Puso en marcha su camioneta, el cielo estaba plomizo, tanto como su corazón en tinieblas, se dirigió hacia la escuela.
La cinta del asfalto se mezclaba allí donde se confundían los colores del cielo, apuró la marcha.
Mientras tanto Adison recorrió con las manos su cama, saber que estaba sola le provocó un escalofrío, se puso una bata y del garage sacó su auto rojo, regalo de George para su compromiso de amor eterno, necesitaba alcanzarlo, presentía que el amor de su vida no viajaba solo, lo acompañaba la incertidumbre y la sed de venganza.Los jardines del colegio recién despertaban, las hojas de las plantas estaban adornadas con gotas de lluvia, los pájaros con sus trinos melodiosos llamaban al sol.
No ocurrió, las aves volvieron a sus nidos, George se dirigió hacia un rincón del colegio desenfundó su arma y comenzó a disparar, los celos lo enceguecían y lo llevaban a caminar por el pasado.
Mientras Adison aceleraba en busca de su destino, comenzó a llover nuevamente, esta vez las gotas tenían el color rojo de la muerte.
Un estampido fue presagio de una muerte anunciada, no llegó a tiempo para decirle a quien le había prometido eternidad que la vida seguía.
Sobre el césped cortado de la escuela yacía inerte George, un rayo de luz que se asomaba entre las nubes lo convirtió en fuego.

Tuesday, October 10, 2006

DESENCUENTROS

Muchas veces es incierto sobre todo si en el sendero en lugar de luz dejamos que nos acompañen las sombras, Carolina había descendido del avión radiante, su cuerpo perfecto estaba ataviado con ropas simples, un jean, una camisa, su largo cabello esta vez no acariciaba su cintura.
Había decidido anudarlo en su nuca y como único adorno llevaba una flor que se asemejaba al color miel de sus ojos. Pese al día ventoso, luego de acomodar sus cosas en el hotel, sintió que el mar la invitaba a recorrer su costa.
Sentada sobre la arena observó con dulzura a los pingüinos que buscaban a sus parejas, era increíble que en ese montón de aves la encontraran , la misma que traería en pocos meses a sus retoños. Estaba cansada, se recostó en la arena.
Las olas danzaban y dejaban sus marcas en a playa.
Carolina esperó que apareciera el hombre de sus sueños, pasaron varias horas, el sol se había escondido para dar paso a la luna que teñiría el mar con sus destellos de plata.
La brisa jugaba con sus cabellos, la misma que le arrancó la flor de su cabellera para posarse en las aguas.
En el cielo apareció una estrella, el brillo de la misma le indicó que su espera había sido vana. Sacó los restos de arena que cubrían su cuerpo, nadie la acompañaba, sabía que su hombre soñado se debatía entre las sombras, las dudas que no dejan claro el intelecto.
Cuando la luna pendía del cielo iluminando todo de plata, caminó hacia el infinito, estaba vacía de sentimientos, había dejado de mujer para convertirse en otra sombra.
Sobre las aguas danzantes, la flor que el viento arrancó de sus cabellos es una imagen que flota en la inmensidad del océano.
Del otro lado, donde el infinito dibuja una orilla, un hombre gris espera.

SIN SALIDA

La noche había sido tormentosa, tanto como los pensamientos de George.
Inquieto no podía conciliar el sueño, los truenos le sumaban miedo al miedo.
A su lado dormía placidamente Adison, los relámpagos que surcaban el cielo para perderse en la tierra iluminaban el cuerpo de su mujer, no podía creer tenerla a su lado, la diferencia de edad era notoria, pero el amor no conocía barreras.
Cuando la conoció camino a Cleveland, ella era una niña mujer, estaba esperando el autobús en la esquina del colegio, detuvo su marcha para admirar su belleza, su pollera a cuadros apenas cubría sus piernas perfectas, sus trenzas eran dos espigas doradas que terminaban en un moño azul como sus bellos ojos.
Dejó que ella durmiera, se levantó estaba nervioso y optó por tomar solo un café.
Puso en marcha su camioneta, el cielo estaba plomizo, tanto como su corazón en tinieblas, se dirigió hacia la escuela.
La cinta del asfalto se mezclaba allí donde se confundían los colores del cielo, apuró la marcha.
Mientras tanto Adison recorrió con las manos su cama, saber que estaba sola le provocó un escalofrío, se puso una bata y del garage sacó su auto rojo, regalo de George para su compromiso de amor eterno, necesitaba alcanzarlo, presentía que el amor de su vida no viajaba solo, lo acompañaba la incertidumbre y la sed de venganza.
Los jardines del colegio recién despertaban, las hojas de las plantas estaban adornadas con gotas de lluvia, los pájaros con sus trinos melodiosos llamaban al sol.
No ocurrió, las aves volvieron a sus nidos, George se dirigió hacia un rincón del colegio desenfundó su arma y comenzó a disparar, los celos lo enceguecían y lo llevaban a caminar por el pasado.
Mientras Adison aceleraba en busca de su destino, comenzó a llover nuevamente, esta vez las gotas tenían el color rojo de la muerte.
Un estampido fue presagio de una muerte anunciada, no llegó a tiempo para decirle a quien le había prometido eternidad que la vida seguía.
Sobre el césped cortado de la escuela yacía inerte George, un rayo de luz que se asomaba entre las nubes lo convirtió en fuego.

Sunday, October 08, 2006

EL SONIDO DEL SILENCIO

Carolina en pocos días deberá enfrentar el desafío de su vida.
Con mucho esfuerzo en tres semanas ostentará su primer título profesional.
Pese a tener un carácter que avasalla hoy se siente más sola que nunca, no está nerviosa porque pese a su juventud su carácter y episodios que le han tocado vivir, lo han templado, puede sobrevivir a todo, de todo sale, menos de la indiferencia de la persona que ama.
Trata de comprenderlo, pero no puede justificarlo, justo ahora cuando necesita su palabras de aliento el le suelta la mano cuando está a punto de subir el último tramo de la escalera.
Enrique tiene proyectos muy importantes en su vida, le gustaría formar parte de ellos.
Carolina desea llegar al fin de esta carrera de la misma forma que la comenzó con toda la garra. Cansada, no importa la hora se recuesta, el sol que entra por la ventana acaricia sus piernas, su cuerpo todo, cierra los ojos y no puede apartar de su mente las palabras que escuchó unas horas antes.
La ternura del amor se transformó en latigazos que hieren sus oídos y laceran su alma.
El hombre que ama y admira, habla en otro idioma, uno que no conoce de caricias o abrazos que duelen, de besos que se roban, no es el amante el que contesta, es un extraño que a cada palabra de ella reacciona con hosquedad.
Carolina deja el libro sobre la alfombra, elige música suave para que acompañe su soledad.
Solo anhela dormir, es la única forma de tener para si al hombre que ama, tal vez cuando despierte, la brisa que mueve los cortinados de su habitación haya secado sus lágrimas, es posible que luego de un sueño reparador pueda comprender porque Enrique eligió este momento para permanecer en silencio, antes lo había hecho pero fueron pocos días y la necesidad de comunicarse rompió la promesa.
Esta vez no será así Enrique se muestra inflexible y Caro dispuesta a aceptar lo que obsequia el destino sin que uno lo pida.
Mientras ella intenta dormir, como en una película sonora van pasando flashes de todo lo ocurrido en este mágico tiempo.
En su interior Carolina no quiere salir de ese estado de somnolencia, sabe que cuando despierte estará sola, con sombras que se pasean en su mente.
Nuevamente será posible escuchar el sonido del silencio.

SEPTIEMBRE DEL 2005

Carolina, era una mujer joven, tenía la belleza que otorga la juventud, su mirada color caramelo dejaba ver su alma.
Pese a los avatares de la vida siempre buscaba las cosas buenas de todo lo que ocurría, cursaba sus estudios en forma brillante, su anhelo era ser una profesional joven y destacarse por sus conocimientos.
A través de la red conoció al hombre que le sacaría el sueño, ese hombre que muchas veces transformó sus risas en sollozos.
La admiración y el amor estaban separados por una delgada línea, Carolina sin mirar las consecuencias de sus actos, decidió cruzarla.
La red los acercaba cada noche, por el espacio navegaban las palabras más hermosas esas que solo pueden engendrar los más puros sentimientos, interpretaban sus sensaciones y el silencio era una melodía que solo pueden escuchar los enamorados.
En noviembre los encuentros en la red siguieron, algo fortuito , una noche cargada de estrellas Enrique finalizó uno de tantos encuentros cibernéticos y a partir de ese momento todo cambió. El cielo que hasta ese momento parecía un cuadro fue surcado por un relámpago, presagio que a partir de ese instante ya nada sería igual.
Tenían que conocerse para que sus almas estuvieran en comunión para siempre, para que sus cuerpos fueran uno solo.
Carolina estaba ansiosa, eligió un vestido que realzaba sus formas, dejó sus cabellos sueltos que invitaban a una caricia infinita, antes de salir revisó su correo las palabras de la otra como un filoso cuchillo desgarraban su corazón.
Se dieron otra oportunidad, esta vez ella manejaría hasta su encuentro, al llegar a una ciudad cualquiera, decidió escribirle un mensaje a su amado para decirle que faltaba poco para ese encuentro soñado, mientras esperaba respuesta navegó por la red y otra vez la pantalla le devolvía la misma sombra.
Con los ojos inundados de lágrimas emprendió el regreso, otra vez habían matado sus ilusiones, una vez más la soledad sería su compañera.
Pronto advirtió que Enrique pese a que le había prometido amor eterno nunca había estado solo, lazos indestructibles lo unían a otras mujeres.
Superado el engaño volvieron a darse la oportunidad de conocerse, de iniciar una vida juntos, no habían dejado ningún detalle librado al azar, de la mano recorrerían las playas hasta que el cansancio se apoderara de sus cuerpos y en la arena gestaran a su primer hijo para el que ya habían elegido nombre.
Hoy las circunstancias han decido que reine el silencio.
Carolina quiere que el tiempo corra porque de a poco su corazón golpeado va muriendo.
Solo tienen escritas unas líneas del destino, falta diseñar el resto, tarea difícil cuando se intenta recomponer desde ese enemigo del amor que es el silencio.
Estos sucesos serán incapaces de apagar sentimientos profundos.
Pronto el sol jugará a salir del océano, para regalar su calor, cuando esté en el punto más alto unirá sus cuerpos.
El canto de los pájaros arrullará sus sueños, la brisa jugará con la cresta de las olas, sobre ellas al fondo del mar se irán las sombras.
Ese día cuando la fuerza del viento corte todos los lazos, ambos sabrán que la vida de dos almas gemelas recién comienza, no habrá relojes, espacios o tiempo, solo dos seres que desean vivir sin ataduras , sin mentiras, nada quedará escondido solo así podrán unir sus almas y proyectarse en el tiempo.

Saturday, October 07, 2006

CAMINO A LA VIDA

Marcia había ahorrado lo suficiente como para realizar su primer viaje al exterior.
En Ezeiza todos miraban a esa mujer enfundada en ajustados jean y camisa blanca que dejaba adivinar su silueta impecable.
Grandes anteojos de sol ocultaban sus ojos tan azules como el cielo y disimulaban sus lágrimas.
Quería olvidar y optó por un viaje.
Desde la butaca del avión observaba la forma de la nubes y en todas estaba él.
Luego de unas horas de vuelo, la azafata anunció que el arribo era inminente, ajustó su cinturón y recordó la fuerza del abrazo perdido.
Aterrizaje perfecto, fuera del aeropuerto la esperaba un auto del color de su boca rojo pasión.
Acomodaron el equipaje, las gaviotas jugaban con las ramas de las palmeras, el sol iluminaba cada rincón.
La cinta gris del asfalto le recordaba pasajes de su vida anterior.
Camino al hotel decidió abandonar sus recuerdos, el mar sería su único testigo.
Su alojamiento en Miami tenía ventanales que daban a la playa, escuchaba el trino de los pájaros, el perfume de las flores del parque inundaban su habitación.
Dejó su bagaje, eligió un diminuto bikini y un pareo en sus cabellos prendió una flor.
Caminaba sola por la playa de arenas blancas, el sol estaba en su punto máximo, igual en esa caminata al lado de un mar profundo de crestas blancas, divisó una sombra, siguió dando pasos mientras el agua salada jugaba con el bronceado de sus largas piernas.
La sombra seguía detrás de ella, su curiosidad pudo más, se dio vuelta y encontró la sonrisa de siempre, bastó un abrazo de fuego para saber que sus almas no solo eran gemelas, sino que juntas dibujarían la eternidad.

Monday, October 02, 2006

EL COLOSO DE RODAS

Esta historia nació hace dos mil años en las Islas Espóradas.
El rey Demetrio I un militar reconocido quiso perpetuarse en el tiempo para no ser objeto del olvido y trascender más allá de los tiempos.
Con mucho trabajo quienes trabajaban para su reino construyeron una estatua de mucha altura con el objeto de perpetuarse en la historia.
Eligieron los materiales más nobles, aquellos que pudieran resistir el paso del tiempo.
En ese entonces Mesalina era una niña que acompañaba a sus padres al borde de la playa para conseguir su sustento.
Era bella sus cabellos se parecían al sol que iluminaba con sus rayos esas tierras.
Pasaron muchos años y el tiempo agregaba hermosura a su belleza.
Cada mañana se acercaba a esa construcción gigante, era magnificente, ya estaba terminada casi en su totalidad, mostraba los rasgos de un hombre fuerte, las piernas del que sería el Coloso de la Isla de Rodas, permitían que pasaran por debajo de ellas, grandes barcos que llevaban tesoros al reino, barcas de pescadores cargadas de canastos con peces de mil colores que habían nadado minutos antes en las aguas del mar, ese mismo que tenían los incomparables ojos de Mesalina.
Poco tiempo después se desata una guerra de poder, Demetrio era egoísta y no quería que su obra desapareciera.
En un baile entregó a Mesalina con la intención de que el Coloso permaneciera erguido más allá del espacio y de los tiempos.
Ella desconocía todo y se entregó al rey entre doseles de seda, perfumada por las magnolias que poblaban los jardines del palacio.
Desde la playa el Coloso, mudo observaba todo, y tomó vida no permitiría que esa doncella fuera el precio a pagar por su permanencia.
Una noche donde el cielo intentaba hundirse en las aguas el tomó vida para rescatar a Mesalina de los brazos plagados de intereses para alejarla de todo aquello que pudiera dañarla.
El Coloso de Rodas que Ustedes ven gigante, erigido cerca del mar es solo una ilusión, el verdadero eligió vivir un amor eterno.