Thursday, May 31, 2007

DESOLACION Y DESPRECIO

Desapareció la luna del cielo, los grillos callaron su melodía, todo se convirtió en un río inmenso.
Furioso arrastraba aquello que se interponía a su paso.Las casas se cubrieron de lodo, solo unos pocos pudieron escapar con lo puesto.
En la profundidad del barro quedaba la memoria y los recuerdos.
El hombre sigue su derrotero en soledad, como única compañía lleva la rama de un árbol que alguna vez tuvo sus hojas verdes y brillantes.
Camina despacio, mide cada paso, no tiene prisa, los caminos no existen.
A lo lejos divisa una lancha, la fuerza del agua la dio vuelta, asida a uno de los bordes una niña pequeña llora asustada, el hombre apura su marcha, llega hasta ella, la levanta en sus brazos.
La pequeña al sentir el abrazo calma su llanto, sus bracitos rodean el cuello de ese hombre.Lleva horas buscando un refugio, el amanecer le muestra desolación.
El cansancio venció a la niña, duerme apoyada sobre el pecho del caminante.
Después del desastre aparece el sol, sus rayos secarán la ropa que cubre ambos cuerpos.
No puede detener la marcha sabe que encontrará un lugar seco, la niña despierta regalándole la mirada de sus ojos negros, extiende sus manitos, ahora acaricia el rostro del hombre, le da fuerza para seguir atravesando la soledad.El agua formó una isla, ante su vista cansada aparece una pequeña casa, no hay moradores en ella.Los dos encontraron un refugio para compartir siempre, el agua ahora mansa se aleja.
El sabe que lo ocurrido fue una respuesta al desprecio de los hombres por la naturaleza.
La niña canta una canción, no entiende que ha sucedido.
Con paciencia y ternura este caminante solitario le contará a la pequeña la triste leyenda que trajo el tiempo enardecido.
Es hora de construir otros sueños.

Tuesday, May 29, 2007

ESCUCHA MI GRITO

El teatro tiene su capacidad colmada, el agua no podrá opacarlo.
Aparece una bella morocha en escena, vestida con un mantón que acaricia su cuerpo aún esbelto.
Las luces se apagan, un círculo ilumina el escenario, siguiendo cada paso de la artista internacional.
La primera estrofa conmueve:

"Ese barco velero cargado de sueños cruzó la bahía.
Me dejó aquella tarde agitando el pañuelo, sentada en la orilla.
Marinero de luces,con alma de fuego y espalda morena.
Se quedó tu velero perdido en los mares, varado en la arena".
Ella en la primera butaca aplaude, sus manos quedan rojas por la acción, trae a su mente recuerdos, esos que jamás la dejaron.
Hace mucho despidió a su marinero pensando en el regreso más tierno.
Nada ocurrió, en sus manos descansa un pañuelo, el de la despedida o el encuentro.
Lo amó con locura, la misma que acerca los sentimientos.
A través de la boca de la artista que se desplaza por el escenario con movimientos sensuales quiere hacerle llegar hasta el fondo del corazón de ese hombre de hierro, y mostrarle cada una de sus sensaciones, las mismas que él alimentó.
Afuera la lluvia inunda el paisaje de Buenos Aires.
Utiliza el pañuelo para secar sus lágrimas.
El corazón estalla en su cuerpo.
Sale del teatro, la lluvia regala cada gota, siente frío, le falta una caricia que contenga su llanto.
Sabe que lejos, tal vez él espera, vestido con el traje de luces, las mismas que iluminarán su sendero.
Ahora está oscuro, se apagaron las estrellas, la bruma intenta empañar sus sentimientos.
Los paraguas son una sinfonía de color para protegerse del agua de Buenos Aires, esa que jamás podrá disipar la calidez de sus sentimientos.Afuera la noche cubrió todo con su manto de tinieblas.
En ese lugar te espero para que con sabiduría y amor apagues mi fuego.
No me importa el agua ,solo tú podrás otra vez encender el fuego que nos consuma más allá de lo eterno.

Monday, May 28, 2007

CARTA DE UNA HIJA A SU PAPÁ

Querido papá:

Ayer soñé contigo, pero no de la manera deseada, sonriente como siempre, cálido, tu sonrisa mostraba la belleza de tu boca, tus dientes parecían perlas.
Necesitabas ayuda y no supe que hacer para que te sintieras cómodo.
Estabas en tu última morada, intentabas incorporarte y decirnos algo.
La muerte había transformado tu cuerpo en una piedra helada, sin embargo adiviné que querías hablarnos.
Turbada tomé el teléfono, pedí asistencia, creía que haciéndolo podrías regresar con nosotros.
Quise adivinar las palabras que no nacieron, tonta, necesité que volvieras a la vida para compartir nuestros sueños.
Necesitaba las caricias de antaño para sentirme viva, para admirar de tu mano las flores que habían adornado la casa vieja.
Te juro papi que sentí el aroma de ellas, pude ver sus colores, vi mariposas que aleteaban sobre los pétalos de cada corola rojiza, hasta un picaflor de alas azules como tus ojos bellos danzaba sobre ellas.
Papá no sé si este fué un aviso, sé que como las cenizas te fundiste con el viento, cuando por las noches admiro el cielo mi mamá me dijo que nos mirás desde una de ellas.
No sé si te dije cuanto te quise, siempre fuí rebelde, vos me decías que era un terremoto, sus movimientos que todo destruyen jamás podrán borrar el cariño que siempre te tuve.
Necesito de tus consejos sabios, tus caricias están ahora cerca de los ángeles que transitan los caminos del universo.
¿Sabés una cosa?
El cariño no lo puede borrar toda el agua de Buenos Aires, te diría que ni siquiera toda la masa líquida que acaricia el universo.
Estás prendido en mi corazón para siempre.
Si supieras cuánto te necesito no vacilarías pese a las tormentas y el lodo que trae el agua volver junto a nosotros.
Llevo una de mis manos al centro de mi pecho para acariciarte más allá de la vida.
Tal vez el agua que hoy arrasa con todo, trayendo el lodo de los recuerdos, nos encuentre unidos y pueda decirte una vez más cuánto te quiero.
Papá esta flor que te acompaña la dibujé para vos, el agua de Buenos Aires no podrá borrarla jamás.

Saturday, May 26, 2007

OPUESTOS

Se necesitaba todo el caudal del agua costera de Buenos Aires, para apagar el torbellino de sensaciones que impedían una y otra vez que el ansiado encuentro se concretara.
Cuando reinaba la paz entre ellos se amaban, el agua corría mansa por su cauce, apenas una tenue brisa acompañaba los movimientos sensuales que hacían ese amor tan intenso.
Las más bellas palabras brotaban para llenar los espacios vacíos de dos vidas opuestas.
Querían estar juntos, superar las barreras que se levantaban como fantasmas para opacar los sentimientos.
Una y otra vez se buscaban.
A veces las palabras eran dardos que horadaban los corazones de estos dos seres distantes.
El se convertía en un témpano que navegaba lentamente en el agua, ella tomaba un rayo de sol para mutar en fuego y disolverlo.
Ansiaba escucharlo cariñoso, sediento de amor para envolverse con las caricias que se perdían en el espacio etéreo.
Insistía, no pretendía cambiarlo, si deseaba humanizarlo para unir sus casi soledades para siempre.
Ambos temían un encuentro que sabían apasionado, luchaban contra los sentimientos más puros.
Se deseaban aún en los silencios, sin embargo se destruían con palabras desacertadas que terminaban muriendo en un espacio donde no reina el tiempo.
Tal vez allí donde el río cambia de color para regalar su caudal al mar, en ese punto del horizonte donde todo se tiñe con el color del cielo, estos opuestos puedan sellar con un beso un amor eterno.

Thursday, May 24, 2007

LA ESPERA

Las manecillas del reloj apenas se mueven, parece que quisieran detener el tiempo para que concretes el rescate.
El teléfono enmudeció.
La casa está en silencio igual a los tuyos cuando te negás a expresar tus sentimientos.
Me falta el aire, decido caminar, hace frío, el viento gélido hace que broten mis lágrimas, se mezclan con las otras que los recuerdos arrancan a mi alma.
Las hojas doradas crujen bajo mis pisadas, están muertas como la canción que las evoca.
Una alondra tardía perdida busca su nido, hace días que no ve a sus polluelos, un rayo de tibio sol le indica el sendero.
No estás pero igual te siento, tu voz me acaricia imagino tus manos, quema mi boca evocar cada beso.
Un escalofrío recorre mi cuerpo, la sombra que acompañaba mis pasos desaparece, la brisa comienza a silbar suavemente, reconozco ese canto, las nubes plomizas ocultarán la luna, no veré colgadas las estrellas.
Regreso.
Enciendo el hogar, los leños crepitan como los latidos de mi corazón.
El rojo del fuego apenas ilumina el ambiente, lentamente se va apagando hasta convertirse en cenizas.
Uno solo queda encendido, es mi esperanza, esa que abrigo para encontrarte.
En el atril descansa una pintura inconclusa, tomo los pinceles, al volcán que había plasmado en el óleo le falta su río de lava, matizo los rojos, en ese instante el teléfono toma vida.
Se que ahora vendrás por fin a rescatarme, te espero, la vida nos encontrará en algún lugar tomados de la mano para siempre.

Tuesday, May 22, 2007

HISTORIETAS

Quiero que me rescates de la vida para llevarme a la de tus sueños.
Hace un tiempo no lejano fui Julieta, tú eras mi Romeo enamorado que subía la escalera de flores para rescatarme del odio que habían alimentado celosos nuestros padres.
Antes la magia me convirtió en una princesa triste que por las noches lloraba la ausencia de su enamorado.
Sentía el perfume de las rosas, pero el llanto me impedía verte.
Más adelante fuiste el hombre que pendido de una cuerda con un traje azul y un máscara roja ascendía hasta el cielo para encontrarme.
Protagonizamos miles de comic’s, en todas eras el héroe que rescataba a la mujer elegida.
Hoy el destino nos encuentra en lugares diferentes, pero igual te amo.
No importa como estés vestido, si tu traje plateado te permite alcanzar el cielo para alcanzarme una estrella para mi no basta.
Una tarde de un estío no lejano te elegí para siempre, no me importaron las aventuras que te tuvieron por protagonista.
Sería necio de mi parte no reconocer que cada una tuvo su belleza.
Eran idénticas a las serpientes que salían de su canasto al escuchar los sonidos de una flauta para que las vieras desfilando ante tus ojos.
No soy más ni menos que ellas, todas cumplieron la etapa del encantamiento que a veces nubla la razón del hombre.
Viajaste por paisajes increíbles, esos que elige el sol para dormirse.
Los mismos que la luna exige para dejar en las hojas de los árboles gotas de rocío, para que en sus nidos descansen los pájaros y sus crías.S
Soy esta mujer que se levanta con el arrullo de las aves, la que corta de las matas de flores algunas que servirán de corona de mil colores para adornar mis cabellos.
Caballero de mis sueños, dueño de mis besos, hacedor de mis sentimientos.
Poseedor de mis tesoros, cuando caiga la noche y la luna enamorada tiña todo con sus destellos plateados, quiero que sepas, que aquí donde las flores duermen en la noche, en este lugar sin espacios ni tiempos estaré esperando tu rescate.
Mañana un hombre y una mujer comenzarán a escribir otra historia.

Monday, May 21, 2007

ORFEO Y LAS ROSAS MARCHITAS

Orfeo era feliz, había conocido a Eurídice, frágil y bella, en ese instante creyó entender que la vida del paraíso cambiaría para siempre.
Los encuentros eran acompañados por el sonido de la lira que ejecutaba de manera brillante.
La vida transcurría sin grandes sobresaltos, cada mañana la despertaba con una dulce melodía, a sus pies colocaba una rosa que empalidecía ante la hermosura de la mujer.
Las cuerdas sonreían en las manos de Orfeo, las acariciaba suavemente como si se tratara del cuerpo de su amada.
Muchas noches en que ella dormía se acercaba a su cama a velar su sueño, con la punta de los dedos, para no despertarla, acariciaba cada centímetro de su piel, cuando terminaba de contemplarla partía del palacio dejando otra rosa a los pies de la cama.
Por la mañana Eurídice sabía que no había estado sola, una dulce melodía acunaba sus sueños y las flores le daban la certeza que el amor había velado su descanso.
Una mañana de primavera acompañada por el trino de los pájaros ella decidió reunirse con Aristeo para decirle que su corazón ya tenía dueño, éste, furioso esperó que la doncella caminara unos metros , de un canasto sacó una serpiente que mordió a la bella muchacha, provocándole la muerte.
Al enterarse Orfeo, la tristeza se apoderó de él.
El llanto era incontenible había perdido a su amada cuando todo recién comenzaba.
Quería rescatarla de la muerte, volverla a la vida para siempre.
Los dioses y ninfas lloraban al escuchar el sonido triste de la lira.
Se sobrepusieron y decidieron ayudar a Orfeo en el rescate, para ello deberían bajar del reino de los cielos a la tierra.
Orfeo tendría que caminar mirando siempre la línea del horizonte, trató de cumplir esa parte del rescate, pero todo su ser ansiaba ver a su doncella, abrazarla y lejos de todos por fin poseerla.
En un instante guiado por sus sentimientos giró su cabeza, Eurídice se desvaneció en las tinieblas, a sus pies quedaron montones de rosas marchitas.
Se dejó morir cerca de las sombras, acurrucado entre las flores sin vida, ni su amigo Rá, logró convencerlo.
Para Orfeo la vida no tenía sentido, le rogó al sol que escondiera sus rayos.
El rescate había fallado, eso no apagaría los sentimientos eternos.

Saturday, May 19, 2007

MOMENTOS

Sus manos desdibujan las caricias lejanas, parece que cual pájaros quisieran depositarse en un cielo infinito.
Quiere rescatar los momentos vividos y atesorarlos en el corazón para siempre.
Camina los mismos senderos para encontrarlo, cuando creía tenerlo cerca, como un espejismo su imágen se borraba.
Extendía las manos para capturar los abrazos y no quedaba nada.
Está en el camino paralelo, allí en ese lugar donde las líneas imaginarias jamás se unen.
Pero esta vez será diferente, buscará refugio hundiéndose en la mirada amada para convertirla en guía del destino.
Allí donde se pierde el horizonte, en el punto exacto que duerme la luna, las paralelas si se unen.
Deberá caminar bastante.
Los paisajes irán cambiando a medida que avance, de a poco los árboles desaparecerán de su vista.
Acompañada por el perfume de las flores ingresará al mundo de las sensaciones, en ese instante recorrerá su interior, gozosa encontrará el sabor de todos los besos que no se dieron, sentirá el abrazo tibio que se perdió en tantos momentos.
Los pensamientos bailarán en su mente reviviendo cada recuerdo.
Entregará la llave del corazón al hombre elegido.
Entre susurros liberará las rejas que acorralaban su alma.
Como antes cada momento será intenso, lágrimas de felicidad rodarán por su rostro.
Cuando sienta la presencia cálida del ser,en el instante que sus labios se encuentren, allí cuando las manos exploren las siluetas llamando a la pasión, en ese momento, habrá rescatado parte de su pasado.

Friday, May 18, 2007

LENGUAS DE FUEGO

La neblina se levanta de las aguas de Puerto Madero intentando cubrir todo.
La escasa visibilidad hace que las calles se encuentren desiertas, desaparecieron las hojas doradas del otoño.
Un ciclamen esconde sus flores blancas, se hace imperceptible a la vista.
Los árboles calzaron sus guantes grises para tapar su desnudez.
La bruma tapa la belleza arquitectónica de las construcciones que conforman el lugar.
Entre todos se destaca el edificio que ocupa un prestigioso diario.
Manuel, jefe de bomberos comparte el sabor de un mate amargo con sus compañeros, parece todo tranquilo, llama a su mujer para despertarla, le dice cuanto la ama y que tenga cuidado cuando lleve al jardín a su pequeño hijo.
A los pocos minutos comienza a sonar la alarma del cuartel.
Se preparan para salir , deben apagar otro siniestro.
El rojo de las autobombas quiebra la bruma, el ulular de las sirenas atraviesa el silencio de esta mañana otoñal.
A ellas se suman los patrulleros, más atrás un ejército de ambulancias asistirán la emergencia.
Varias líneas de agua atacan las llamas del quinto piso, el fuego desatado eleva sus lenguas rojas intentando rozar el cielo.
Mientras Manuel calza su traje especial, en su móvil lee el desesperado mensaje de su mujer, le indica que en el pasillo “B” del piso siniestrado, hay un armario de metal, en su interior en prolijos disquetes están almacenados los sentimientos de los poetas.
El elevador lo acerca a la ventana, una guía de espuma envuelve el famoso mueble.
Manuel escucha quejidos y lamentos, en el piso se forma un charco de lágrimas, no entiende, el fuego ha tomado todo, ese sitio mágicamente está protegido, las puertas del mueble no han sido alcanzadas por el calor.
Misteriosamente estas se abren los disquetes se transforman en personas, por el tono de sus voces intuye que son de distintos lugares del planeta, extiende sus brazos en un abrazo fraterno, los bomberos han extinguido el fuego, ha salvado el sitio donde se guardaban miles de relatos, aquellos que prodigan caricias al alma, los que cuentan historias fabulosas, otros que dejan ver la vida y sus miserias.
Está feliz, cumplió con el pedido desesperado de su mujer, en ese instante conoce la importancia de haber salvado un pedacito de alma de todos los escritores que alguna vez desnudaron su espíritu en un foro de cuentos.
Este rescate hoy no es histórico, cuando hayan transcurrido los años sabrán todos que el fuego es incapaz de quemar los sentimientos que se vuelcan en los cuentos.

Wednesday, May 16, 2007

EL OCASO DE LA MUJER BLANCA

Cae la tarde, el cielo se va tiñendo con colores morados hasta transformarse en un azul profundo.
En la aldea suenan los tambores, los diamantes que esconde la tierra, ahora están colgados del cielo.
La luna vergonzosa apenas asoma, parece una estrella un poco más grande, el ritmo se acelera, los hombres golpean los parches sin cansancio, sus manos retumban cada vez más fuerte, en el centro aparecen ellas, tienen como única vestimenta una especie de pareo, intentan tapar sus senos desnudos con collares, las cuentas de colores adornan las figuras de ébano, mueven sus caderas al compás del ritmo Zulú, la melodía descubre sus piernas torneadas, las plumas que adornan sus tobillos acompañan la música.
Aparece ella como una diosa pagana, el pañuelo que usa como falda es idéntico a las esmeraldas soñadas, sus ojos tienen destellos de sol.
Avanza, un círculo rodea a la bailarina blanca, es perfecta, en sus labios se dibuja una sonrisa, la ofrece a la boca carnosa de ese hombre que incansablemente golpea los tambores.
Se acerca con movimientos sensuales, le roba un beso, la danza sigue, nadie entiende el motivo del festejo.
Esos hombres de pies descalzos a los que el destino los ha hundido en la miseria, hoy festejan.
Saben que más allá de ellos existe un mundo con rascacielos que intentan acariciar el cielo, conocen que aparatos diseñados por el hombre mitigarán el calor.
Los parches convocan a los Orishas para que la naturaleza les permita subsistir.
Ogoun cuidará sus pequeños campos, único alimento de sus delgadas familias.
Yansana trae el viento quiere poner fin a esa fiesta en que se celebra la miseria.
Shangó con su arco apunta a la bella mujer blanca.
No se escucha el repique de los tambores, todo es silencio y soledad, un hilo rojo cubre la tierra.
Gritan los truenos, los relámpagos iluminan el suelo donde yace inerte el cuerpo bello de la mujer blanca.
Oyá con sus tempestades y vientos se llevará para siempre a la mujer blanca que pasó sus últimos días en Africa.

Tuesday, May 15, 2007

CACAO Y DIAMANTES

Marcia llega en viaje de estudios a Costa de Marfil, reciben a la bella mujer blanca con flores, y cánticos.
En las afueras del aeropuerto la espera una camioneta todo terreno que la depositará en una población distante a cuatros horas del aeropuerto.
Moyen Cavally es su destino final, acomoda su equipaje en la camioneta, su cámara digital captura el paisaje, que cambia constantemente, a los lados de la ruta crecen impertubables árboles de todos los verdes que jamás imagino ver, las cebras con su traje rayado pastan cerca de la ruta.
El guía le comenta que son pequeños oasis del sur africano, aves exóticas por el calor de la mañana regresan al nido a cuidar a sus crías, el sol impiadoso se refleja en el gris de la ruta, de pronto la marcha se aminora deben cruzar un vado con precaución, el río torrentoso de aguas color león cambiará en su desembocadura para mezclarse con el azul del océano.
Llega al hotel, es confortable pero no lujoso, la cama aseada la invita a descansar, una ducha, corre el dosel de tul que la protegerá de los insectos.
El sueño es tranquilo, pese al calor logra dormirse, el zumbido de un viejo ventilador de techo la induce al sueño.
Se despierta sobresaltada, la oscuridad envuelve todo.
Es hora de preparar todo lo que llevará al día siguiente.
La bolsa que lleva la carpa es pesada, ríe al no poder moverla, no importa, mañana la subirán al móvil con la ayuda del guía.
Amanece, el sol tiñó el cielo de rojo preanuncio de un día caluroso.
Están a minutos del lugar elegido, se internan en una aldea habitada por mujeres y niños.Los hombres partieron hace meses a una mina de diamantes para explotarla.
Le asombra la delgadez de las mujeres, los chicos miran todo con avidez, están desnudos, no porque les guste o sea tradición del lugar, sencillamente no tienen con que vestirse.
Las mujeres son jóvenes, algunas están amamantando a sus hijos, debajo de las túnicas asoman vientres redondeados, otra vida está creciendo en sus entrañas.
Asombrados miran los caramelos que les obsequia Marcia, nunca habían visto alguno, el ruido del papel les arranca una sonrisa, vergonzosos se esconden para probarlos, hoy sus vidas gracias a la mujer blanca tienen un instante de dulzura.
Las mujeres niñas que no están en la aldea se dedican a cosechar el cacao.
Nadie entiende que no será alimento sino que la mayoría se exportará a otros lugares del planeta.
Allí solo unos pocos entienden de negocios y son muchos los que se acostumbraron a vivir con hambre en ese lugar tan lejano, olvidados por todos.
Jamás en sus vidas verán los destellos de los diamantes que sus padres sacan del corazón de la tierra.
Marcia pasado unos días se despide de todos ellos prometiendo volver con ayuda humanitaria, para que crezcan como son, seres humanos.
Hará lo que esté a su alcance y más para que esos niños descalzos, en un futuro no lejano sean hombres y mujeres como vos o yo.
De regreso al hotel habla con su jefe, entre llanto y emociones le confiesa: la misión fué cumplida te aseguro que éstos no serán mis últimos días en Africa.

Saturday, May 12, 2007

REFUGIADOS

Mohamed está sentado en la playa, llegó a la Isla de Tenerife, huyendo de la pobreza y el hambre, hoy tiene una vida apacible, en poco tiempo aprendió a hablar como los isleños que lo recibieron con cariño.
Le gusta caminar por las playas de arenas blancas o simplemente ver como las olas rompen sobre las rocas formando una deliciosa llovizna que acaricia los acantilados.
Otras veces solo busca la sombra de una palmera para dejar volar sus pensamientos.
Mira el horizonte que se lleva a los amigos o hace regresar los sueños.
Hoy es su día franco en el restaurant que trabaja, decide levantarse temprano, quiere mirar más allá del océano, justo en la otra orilla de las mismas aguas está la casa donde había nacido, Senegal, tan cerca y tan lejana en el tiempo.
Sigue su caminata, observa una muchedumbre en el puerto, la policía trata de poner órden, la gente de la Cruz Roja ayuda a bajar de unas barcazas a los recién llegados.
Es increíble que en esas embarcaciones tan precarias haya viajado tanta gente, algunos caminan por sus propios medios, sus flacas figuras están cubiertas con mantas secas, otros necesitan ayuda de los médicos y enfermeras.
La suerte se negó en algunos casos, cuerpos inertes son bajados en camillas.
Esos hombres de piel morena tienen la cuenca de sus ojos vacía, han viajado por días para librarse de una muerte segura, el hambre azota sus lugares de residencia, inician ellos la travesía con la intención de traer posteriormente a sus familias.
Lucía una de las enfermeras coloca vías con suero para regresar a la vida a esos hombres de mirada triste.
Los que aún están de pié comen con desesperación las galletas que los voluntarios les acercan, el viaje ha sido largo, disfrutan de la comida y de alguna caricia.
En las barcas, no alcanzaron los víveres menos el agua, tampoco preguntaron si había, la única ilusión que los movía era escapar de un destino más que incierto.
Lucía termina de apuntar los últimos datos en una planilla.
Los hombres morenos fueron alojados en carpas para brindarles asistencia y abrigo, solo Dios conoce el destino de cada uno.
Mohamed espera a la enfermera, ha sido un día agitado, con sus ojos observaron como la muerte se devoraba la vida.
La brisa nocturna trae el canto del agua, las estrellas como pequeños faros se cuelgan del cielo.
El rompe en llanto,los recuerdos acuden a su mente, Lucía lo acuna en sus brazos.
Mohamed le susurra al oído, así como los de ellos,fueron mis últimos días en Africa.

Thursday, May 10, 2007

MONTE SINAÍ

Las lujosas habitaciones del Hotel Wadi esperan a los excursionistas que por la mañana ascenderán al Monte Sinaí.
Por los ventanales se observa la vegetación, los verdes de los árboles se confunden con las sombras de la noche, las flores dan un toque de aroma y color.
Marcia se aloja en el cuarto piso desde allí pareciera estar más cerca de las estrellas, esa noche brillan como nunca.
El conserje le acerca jugos de frutas.
La música envuelve el ambiente.
Prepara la filmadora, en su mochila carga los elementos que utilizará al día siguiente.
Se entrega al sueño, las sábanas de seda acarician su cuerpo.
Amanece.
Una suave brisa la despierta , en unos minutos se reunirá con sus compañeros de viaje, anuda sus cabellos húmedos con una cinta.
Entre risas excitados comienzan a caminar hacia una aventura inolvidable.
Casi cuatro mil escalones tallados en las piedras la separan de la inmensidad.
A mitad del ascenso todo se transforma, pareciera que la vida se hubiera apagado, a esa altura no encuentra el colorido plumaje de los pájaros, el rey es el silencio.
El monte comienza a mostrar sus cimas rojizas, nubes pequeñas de arena dorada los acompañan.
Están cerca del objetivo cuando concluya la caminata se producirá el estallido de la naturaleza el cielo se tornará más azul que siempre.
En un descanso un morador del desierto les indica donde pueden armar las carpas, pasarán allí la noche.
Marcia filma el lugar no quiere perder un solo detalle, intenta descansar el verdadero espectáculo será por la mañana, se abriga con una manta, imposible conciliar el sueño cuando se está tan cerca del universo, la luna le obsequia un destello de plata.
Por la mañana prescenciará uno de los instantes más conmovedores de su vida, el sol rojo lentamente ascenderá para colgarse del cielo, su luz como el fuego iluminará el monte sagrado, lágrimas de emoción ruedan por los rostros de los visitantes, un aplauso cerrado le da gracias a la naturaleza.
Repuesta de tantas sensaciones sabe que las imágenes que capturó con su filmadora la acompañarán siempre.
El descenso es tranquilo la belleza borró el cansancio.
De regreso en su habitación rotula la película, decide identificarla, se llamará “Mis últimos días en Äfrica”

BERNARDETTE

Era la mayor de sus hermanos, con ellos jugaba en los molinos de trigo, su aspecto débil, la hacía más hermosa, de facciones delicadas parecía una muñeca con cara de porcelana, los cabellos renegridos contrastaban con la palidez de su rostro.
La delgadez la escondía con los vestidos de aldeana.
De golpe la vida de sus padres dio un vuelco, ya no podrían agasajar a los caminantes, el trabajo había menguado y debieron dejar el molino para vivir en un sitio aislado.
No obstante el carácter de la niña nunca cambió, pese a tener que cambiar en forma obligada los campos dorados de trigo para mudarse a un pequeño espacio donde predominaba el gris de las paredes.
Al contrario de lo que pueda pensarse este episodio fortaleció a la casi adolescente, cuando sus padres iban a realizar diferentes trabajos, ella era la encargada de cuidarlos, la pobreza hacía que esta criatura disfrutara cada día de su vida.
Su nodriza de antaño le regaló un rosario de cuentas rosadas, idéntico a los pétalos de las rosas que crecían cerca de una gruta de piedra.
El lugar siempre tenía el aroma de los pimpollos recién cortados.
En ese sitio como todos los chicos consiguió nuevas amigas, aunque eran menores, compartía los juegos, ella se conformaba con poco o casi nada.Alegremente caminaba por el bosque de pinos que conducían a la gruta, el sol era una estrella dorada que iluminaba su sendero.
En pocos meses sus amigas tomarían la comunión, ella no podría hacerlo dado que a los catorce años, por designios del destino, no sabía leer ni escribir, igual acompañaba a sus amigas a las clases de catecismo.
Añoraba ser como ellas, poder leer esos libritos que el sacerdote entregaba, sin embargo su ignorancia no era barrera para dejar de cumplir sus objetivos.
El cura de la pequeña capilla comprendió los deseos de la niña, ella tomaba para sí, todos los conocimientos, poco importaba que no comprendiera esos signos que estaban volcados en las páginas del catecismo, una fuerza misteriosa los gravaba en su alma tierna esa fé que es capaz de mover montañas.
El invierno azotaba con fuerza, debía buscar leñas en el bosque para abrigar la casa de quien la había amamantado de pequeñita.
Ató en el mentón las cintas de su sombrero, fue en búsqueda de sus amigas, de su cuello pendía el rosario que le habían regalado, terminada la tarea, se acercaron a la gruta de piedra, pese al frío Bernardette, sintió calor, una luz poderosa daba calor al delgado cuerpo, sus compañeras no vieron a esa mujer hermosa vestida con un blanco manto que la recibía en sus brazos celestiales.
Las otras niñas no percibieron nada solo el alma pura, despojada de sentimientos adversos pudo advertir semejante presencia.
Pasó el tiempo nuestra protagonista ya no iba sola a observar las apariciones de esa mujer tan bella.
La acompañaban en sus creencias todas las personas de buenos sentimientos.
Hoy en todas las iglesias que veneran a la virgen de Lourdes, ven en la puerta de la gruta la imágen de la niña esperando la salida de la madre del cielo.

Wednesday, May 09, 2007

EL MONTE DE LOS OLIVOS

Alondra había emprendido vuelo por última vez, dejando a su esposo sumido en la tristeza y soledad.
Nadie es capaz de comprender la muerte, aún cuando sea la continuación de la vida en otros planos.
Se habían casado unos meses antes, los unía el amor y las ansias de cumplir sus sueños.
El, no podía reponerse a semejante pérdida, debía aprender a vivir solo nuevamente.
Para paliar el dolor se enfrascaba en su trabajo.
Temía enfrentar la vida sin su compañera, los relojes parecían haber detenido el tiempo, la vida de este hombre no tenía descanso.
Una noche llegaba a su casa con la intención de dormir unas horas, a la mañana siguiente debía exhibir una maqueta ante las autoridades del lugar que residía y no podía permitirse una equivocación, eso sería el fin de su carrera, ahora solo debía velar por la vida de su pequeño hijo.
Pidió a la niñera que regresara al día siguiente, el niño descansaba placidamente en su cuna, acercó una silla para contemplar el sueño del chiquito.
No sabe cuántos minutos u horas pasó mirándolo.
Hacía frío, aseguró las ventanas, atizó los leños, un perfume a rosas invadió la habitación, el cansancio lo venció.
Se sintió transportado a un lugar extraño, miraba la arquitectura de más de cien iglesias, algunas formaban arcos perfectos, otras tenían pequeñas cúpulas doradas mirando el cielo.
No sabe como llegó al lugar, la paz se había adueñado de su cuerpo, una reja de madera protegía los jardines donde se erigía un conjunto de olivos, al llegar al más añoso una fuerza lo atraía a mirar la rugosidad de su tronco, las figuras que se formaban en la madera, grandes brazos sostenían la copa del árbol, a los costados de éste había otros de menor tamaño, en todos observaba lo mismo, el rostro de un hombre sufriente.
Un agudo dolor laceraba su pecho, en un instante cayó desplomado, una alondra solitaria revoloteaba el cuerpo inerte, ella cuidaría el sueño eterno del caminante.

Tuesday, May 08, 2007

LA VERDADERA HISTORIA DE ULISES

Ulises era un expedicionario que amaba intensamente a su esposa Penélope, sabía de su fidelidad y por ella conquistaría todas las islas, era el mejor obsequio para esa mujer que siempre lo esperaba.
Descansando bajo una palmera notó que la sed y el cansancio que aqueja a quienes en forma permanente en sus goletas se deslizan por las aguas, a veces enfrentando a un mar bravío de colores inciertos y otras semejante a una inmensa pileta de aguas quietas,lo había apresado.
Los marinos que lo acompañaban se habían ido al pueblo en busca de mujeres y diversión, él fiel a su esposa se recostó en la arena.
Al poco tiempo aparece Marón acompañado de algunos sirvientes que portaban doce tinajas de los vinos más finos para agasajar a tan ilustre visitante.
Bebió unas copas, quedó solo a la orilla del mar, observar el ir y venir de las olas fue para él como un sedante, dejó su escudo, acomodó a su lado la espada y se entregó al sueño.
A medianoche un coro de ángeles ejecutaba la más dulce melodía, dormía profundamente cuando una docena de mujeres se acercó a la playa, no querían despertarlo.
Eran bellas sirenas que habían emergido del mar, cuidaban su descanso, sus vestimentas tenían todos los colores y el brillo que había conocido en su infancia, una sola lo miraba con pasión. ¿Cómo resistirse a esos ojos?.
El canto continuaba y el corazón de Ulises daba brincos en su cuerpo.
Las sensaciones lo acosaban, necesitaba poseer a esa mujer que lo miraba, tenía los ojos inundados de pasión.
Resistió a sus sueños, pensaba en la fidelidad de su esposa que lo esperaba.
Pasaron varios días antes de embarcar, intentaba olvidar a la sirena y su canto, pero sus esfuerzos eran inútiles.En ese instante acompañada de perros y lobos apareció una mujer, Circe, en sus manos llevaba una bebida encantada, le ayudaría a Ulises a olvidar o eso creía.
Pasaron los días, nuestro protagonista decidió volver al lado de su amada esposa.
Una noche entregado al amor de su mujer volvió a escuchar el canto de las sirenas.
¿Cómo evitarlo?.
El amanecer los encontró abrazados, las luces rosadas anunciaban el alba.
Sin embargo Ulises estaba inquieto, Circe no había logrado que para siempre se borrara el canto de las sirenas.
A media mañana, invitó a su mujer a caminar por la playa omitiendo contar la voz que en sus oídos seguía cantando apasionada, decidieron internarse en las aguas cristalinas, el agua acariciaba sus cuerpos desnudos, todo era placer.
La voz se acercaba,un remolino logró que Penélope desapareciera de la superficie.
En ese momento, magnífica apareció la sirena, su cabello mojado caía por las curvas de la espalda.
Del cuerpo de Ulises se había apoderado un temblor continuo.
El, un gigante no era dueño de sus movimientos, una fuerza desconocida le decía que debía seguir caminando, la arena se alejaba de sus pies descalzos, la mano de ella lo guiaba, ante sus ojos los corales formaban bancos, seguían sumergiéndose.
Arrobado escuchaba el canto de ese ser tan extraño lleno de luces, era perfecta la melodía,el susurro parecía un coro de ángeles, no le importó el destino de su esposa, allí en la profundidad, se unía con el canto de esa sirena.
Sus cuerpos habían logrado fundirse para siempre.

Monday, May 07, 2007

ECUENTRO CON HEBE

El hombre de aspecto impactante, decidió viajar en el tiempo.
Invirtió todos sus bienes para realizar esa epopeya.
Dos años antes se había enamorado de una mujer muy joven, de inteligencia brillante, cada vez que quería acercarse a ella, imaginariamente en su cabeza, cubierta de hebras de plata, se levantaba una barrera imaginaria, los años de diferencia.
Se amaban con pasión, sus encuentros avivaban el fuego, sus manos hacían vibrar el cuerpo de ella, los besos encendían la pasión hasta transformarse en lenguas de fuego.En sus encuentros hablaban de un futuro compartido.
Las dudas asaltaban a nuestro protagonista.
¿Cuánto duraría este sueño? .
¿Horas, días, años?
Nadie lo sabía a ciencia cierta, el amor a esa mujer lo quemaba.
La soñaba de noche entre sus sábanas, al amanecer su cama estaba vacía.
¿Quién había osado robar sus caricias que lo llevaban al éxtasis?.
Se levantaba temprano para cumplir con las obligaciones que le había deparado el destino.
No podía concentrarse en su trabajo en todas partes aparecía la imágen lozana de ella, era hermosa, más que la belleza física importaba la carga espiritual de ella.
Allí comprendió que no perdía nada realizando ése viaje que prometía juventud eterna,éso necesitaba para poseerla integramente no solo en sueños.
El viaje fue placentero, los paisajes regalaban toda la belleza.Se dirigió al templo donde todos adoraban a Hebe, diosa de la juventud.
A la mañana siguiente sería el encuentro, no pediría mucho solo tener unos cuantos años menos.
En la entrada compró unas magnolias para tributarle a la diosa, no era nada comparado con sus sueños.
El lugar era frío, inmenso.
Vestida con una túnica blanca y coronada con laureles apareció Hebe dispuesta a concederle juventud eterna.
Terminada su tarea él se transformaba en un muchacho con todas las fuerzas.
Estaba feliz podría entregarse a su amada en cuerpo y alma, sin embargo la diosa notó que faltaba algo, ante sus ojos se encontraba un hombre vigoroso y bello, con una mirada excelsa, llamó a su amigo Helfesto el dios del fuego, con los poderes de él su visitante quedaría perfecto para hacer feliz a su enamorada.
Allí, todo era perfecto, los dioses jamás imaginaron que el visitante se convertiría por obra del fuego en cenizas que vagaran por el Universo.
Ella espera al hombre que conoció hace tiempo, él deja vagar en el espacio su materia.

Sunday, May 06, 2007

EL ÁRBOL DE LA VIDA

Marcia viajaba por el sur argentino, quería conocer el famoso glaciar Perito Moreno.
La excursión consistía en caminar por sobre los hielos que reflejaban los colores del cielo.
Abordaron la lancha que los acercaría al gigante.
Caminaban lentamente, con zapatos especiales que impedían caerse, al llegar a la cima creyeron que estaban más cerca de Dios.
Grandes planchas de hielo rugían antes de desprenderse y quedar flotando sobre el lago.
El guía invitó a unos integrantes del grupo, aquellos que no temían nada a bajar a las entrañas del glaciar.
Las cuevas como bocas gigantes invitaban a recorrerlas, a medida que descendían el celeste predominaba, solo era cortado por vetas negras, el guía les explicó que eran las marcas que había dejado la vida de los que alguna vez , hace muchos años moraban en el lugar, allí conoció la historia de Koonex, la mujer más anciana de la tribu tehuelche.
Esta viejecita vivía en una toldería a orillas del lago, por la mañana se despertaba con el trino de los pájaros, el sol les daba a ella y a los demás integrantes de la tribu el calor y la luz que necesitaban.
Llegó el otoño de su mano trajo las primeras tormentas de nieve, una tarde en que el frío arreciaba, la dejaron sola.
Los lugareños le explicaron que se irían al norte, donde el clima era más benévolo.
Los pájaros por última vez le regalaron la más tierna melodía, migraron acompañando con su canto el camino de los habitantes.
Sola debajo del toldo que era su casa pensó que tenía que hacer algo.
Aguerrida tomó su canoa, el viento soplaba con fuerza, pero ella estaba dispuesta a todo.
Exhausta llegó a la otra orilla, sabía que en las entrañas del glaciar encontraría la respuesta a su pedido.
Comenzó a transitar los túneles del glaciar, en su lengua le pedía a Dios un milagro, aún cuando ella tuviera que ofrendar la vida.
Nada la ataba creía no tener destino , no podía permitir que la soledad se adueñara del lugar que tanto quería.
Estaba cansada, no sabía cuanto había caminado por las profundidades del glaciar, tomó la única manta que tenía, se dispuso a descansar.
Una voz le dijo que ella tendría que ofrecer su vida para que se cumpliera su sueño.
Mientras Koonex se entregaba a su destino, en la otra orilla el viento furioso desarmó su toldería.
El sueño del que nunca despertaría sirvió para que creciera un árbol de frutos rojos.
En él los pájaros tendrían refugio cuando el invierno anunciara su visita, en sus ramas vigorosas descansarían los nidos, el viento los mecería como si fuera una cuna.
Los tehuelches regresaron a sus tierras, admiraban el árbol, sus frutos rojos le sonreían, parecía que en cada uno de ellos estaba la sonrisa de la anciana.
A ella la recuerdan con cariño y respeto, su vida se apagó para dar nacimiento al árbol de la vida.

Friday, May 04, 2007

EL RINCÓN DE LOS PENSAMIENTOS

En varias dimensiones, como un panal de abejas trabajaban los pensamientos.
A veces eran irreales, le permitían a ese hombre transportarse a lugares de extraña belleza.
En esos momentos podía observar en perspectiva paisajes que se repetían hasta el infinito.
Era el único instante en que entregado a la contemplación, su alma inquieta descansaba.
Lentamente ante sus ojos se presentaban los colores, el blanco pasaba por diversos matices hasta convertirse en un azul profundo.
Lo mismo ocurría con cualquier cosa que pasara ante su vista.Como en un prisma la luz se multiplicaba.
Un ejército invisible tejía las redes de cada pensamiento.
A medida que pasaba el tiempo, éstos se convertían en recuerdos, a ellos acudía cuando la soledad poblaba su alma incrédula.
Podía emprender un viaje sin rumbo fijo para encontrarse con sus afectos, cerraba los ojos y rápidas diapositivas le mostraban fragmentos de su vida.
La niñez lo encontró en una plaza, de todos los juegos prefería los toboganes, le gustaba el vértigo que producía el deslizamiento.
Otro instante lo llevó a la adolescencia, allí experimentó sensaciones nuevas, el envase que contenía su cuerpo se transformaba, ahora era un hombre de voz profunda, caminaba acompañado de un sueño, tal vez esa mujer que lo tomaba de la mano se materializara y así poder transitar juntos los senderos del amor.
Un atardecer se desató la tormenta, furiosos relámpagos iluminaban el cielo, el grito sonoro de un trueno rompió una hebra de las redes que alojaban sus pensamientos.
Lentamente todo adquirió tonos grises, sentía dolor en las sienes,el pecho oprimido, el corazón parecía querer salir de su espacio, intentó incorporarse, acercarse a la ventana para tomar una bocanada de aire.
Apenas veía las gotas que terminaban formando grandes charcos de agua.
El dolor lo superaba, la respiración se entrecortaba, quería relajarse, acudió al rincón de los pensamientos, quería ver antiguas imágenes en las que no estaba sólo, la mente se negaba a responderle, todo se tiñó de rojo violento cuando sin fuerzas su cuerpo quedó tendido en el piso.La tormenta se había esfumado, entre las nubes aparecían los destellos de la luna.
En la vereda ella esperaba una señal, extendía los brazos buscando la caricia que inevitablemente se perdería.
Levantó la mirada, en la ventana él, transformado en pájaro desplagaba las alas para cobijarla eternamente.

Thursday, May 03, 2007

LA MUJER DE LA SOMBRILLA

Las aguas del mar Egeo morían en la playa placidamente, las gaviotas acompañaban la estela que dejaba una lancha.
Se protegía del sol con una sombrilla, tal vez quisiera encerrar en esa sombra todos sus recuerdos.
Alma inquieta, hoy estaba sola tratando de encontrarse.
El tiempo le había concedido sabiduría pero a la vez era incapaz de utilizarla para convocar al olvido.
Bajó a la playa, una leve brisa mecía sus largos cabellos, cada hebra era un pensamiento.
Caminó unas cuadras, a pocos metros se erigía una capilla, una pequeña cúpula intentaba acariciar el cielo,un sendero de flores rodeaba la entrada, cerró la sombrilla.
Sentada en un banco se dispuso a hablar con su Dios, en idioma coloquial le contaría sus pesares, como si hablara con un amigo.
La vida había sido pródiga con esa mujer, a la inteligencia sumaba belleza y misterio.
Creyó conocer el amor, se entregó a los brazos de un hombre con pasión, eran felices sin medir espacios o tiempos, tenían un mundo propio, en él solo moraban las caricias, las palabras que nacían del alma.
Se apoyaban mutuamente, no necesitaban más, hasta que un día apareció la crueldad de la traición.En ese instante decidió viajar, alejarse para siempre, vanamente lo intentaba.
Conoció otros brazos, pero no eran inmensos como aquellos que la acunaban como si fuera una niña.
Bebió el sabor de otras bocas, ninguna se parecía a la de aquel hombre.
Se sumergió en otras miradas, nada se asemejaba al pasado reciente.
Abstraída en sus pensamientos, sintió que flotaba, en un instante su alma había quedado vacía.Las lágrimas se esfumaron para dar paso a otras sensaciones que no conocía.
Una fuerza extraña elevaba su cuerpo para depositarla en un espacio parecido al paraíso, en su vuelo la acompañaba el aroma de las rosas recién cortadas, lentamente desaparecían los colores, a su alrededor no había nada, ni siquiera recuerdos.
En el banco de madera, cerca del altar, descansa solitaria una sombrilla.

PÁGINAS DESVANECIDAS

Alcanzo a leer la fecha, 03-07-2002.
Es una vieja agenda, salteo cada hoja de ella, se está poniendo amarillo .
Con un paño saco el paso del tiempo, tal vez intente borrarlo.17-11-05, allí está tu foto.
Te ves bien, tal como te conocí, trece (13) palabras volaron asidas de la mano del viento.
Silbaba para separarnos, no pudo, diez y nueve (19) pétalos de una rosa guardo en la página (29) de mi libro de la vida, alguna vez fueron rojas, igual al fuego que encendía cada uno de tus besos.
Recuerdo cada caricia que nos dimos, sumaban veintitrés (23) y te pregunto.
¿Se pueden contar los minutos de amor vivido?
No, seguramente a ésta hora estás recorriendo la playa.
Hace frío.
Caminás apurado, parece que de tu espalda nacieran alas para volar lejos del nido que construimos en soledad.
El mundo nos tenía como únicos protagonistas, es turbulento, parecido a nuestros encuentros.
Tu mano se aleja, no siento tus caricias, un pájaro trae algo en su pico, lágrimas corren por el mismo rostro que te cansaste de besar.
Allí lo veo, solitario en la arena.
Lleva un papelito.
¿Será una paloma mensajera?.
No.
En sus patitas no tiene el anillo que las caracteriza,el plumaje tiene colores inciertos, igual a nuestro amor que transita las aguas para perderse en ese azul que se confunde con el cielo.
No estoy sola, la calidez de tu amor me acompañará por siempre.Como antes surgen las preguntas, la luna juega a las escondidas, es tarde, miro una flor igual a las que me reglaste y a ella le pregunto.
¿Estarás como siempre tendiendo tus manos hasta convertirlas en un abrazo eterno?.
La noche cae, aparece otra tormenta, un relámpago violeta anuncia el agua.
Las gotas de lluvia borran mis deseos, allí en la arena, el mensaje se desvanece.
Aún es tiempo para decirte cuánto y como te amo.
Tal vez no escuches.
Ante tus ojos bailan los fantasmas, soplo con fuerza, igual a la de mis abrazos perdidos, tal vez si tu quieres esas sombras desaparezcan.
Abre tus brazos, en el fondo de tu alma podrás encontrarme para siempre.

Tuesday, May 01, 2007

SORPRESAS DE UN VIAJE

El día 17-05-2007 ellos se encontrarán definitivamente.
Anoche mientras escuchaba cantar “A mi manera” exactamente a las 23.29 el sonido del teléfono la sacó de su abstracción, al tercer (3) timbrazo, la voz amorosa de su amado la invitaba a realizar ese viaje famoso, en esa ocasión festejarían los casi (2) años de relación.
Preparó su maleta pondría ropa de abrigo, el vestido que él le había mandado por encomienda para su cumpleaños el trece (13) de noviembre (11)y un poco de ropa liviana considerando que el tiempo estaba tan cambiante.
Diseñaba el encuentro como si edificara la casa soñada, cada ladrillo que apilaba imaginariamente le recordaban las palabras amorosas que siempre había escuchado.
Admiraba la belleza de ese hombre que a veces se presentaba ante su corazón como un extraño, esgrimiendo dudas que no tenían razón de ser, pero por sobre todas las cosas creía que se amaban con pasión, la misma que esperaba entrelazar sus manos, hasta formar caricias que recorrerían la geografía de sus cuerpos para reconocerse y lentamente encender el fuego ara concluir unidos para siempre, el cds seguía sonando, ella acompañaba la música cantando.“

"Jamás viví un amor que para mí fuera importante tomé solo la flor y lo mejor de cada instante Viajé y disfruté, no se si más que otro cualquiera si bien, todo ello fué a mi manera”

Estaba ansiosa, quería que el día por fin llegara, ninguno de los dos se merecía semejante espera.
Ambos deseaban estar juntos, se parecían demasiado, eran casi almas gemelas.
En todo este tiempo habían aprendido a compartir muchas horas del día, cada uno conocía del otro cada centímetro de piel, la respiración agitada, las emociones compartidas.
Ella se preparó con dedicación para viajar, eligió ropa cómoda y sensual, su cabellera dorada como una cascada caía sobre su espalada.
Su canción preferida sonaba ahora en el MP3

“Quizás también dudé cuando mejor me divertía quizás yo desprecié aquello que no comprendía hoy sé que firme fuí y que afronté ser como era y así logré seguir, a mi manera.”

Consultó el reloj, era hora de partir.
Camino al Aeropuerto observaba las flores en los canteros, con sus colores intentaban inyectar vida a los árboles que mostraban sus ramas desnudas.
Realizó los trámites para abordar el avión.
En poco menos de dos horas estaría en los brazos del hombre que había logrado un cambio profundo en ella.
La nave volaba sobres las nubes parecía una inmensa alfombra de algodón, con diversos dibujos, uno a uno aparecían los recuerdos.
Mientras el pájaro plateado aterrizaba, ella pensaba en los momentos dichosos que la esperaban.
Lo buscó en el aeropuerto, no estaba, raro, el era puntual.
Se acercó a ella una pequeña niña con un ramo de flores, leyó la tarjeta, las lágrimas nublanban sus ojos, alcanzó a leer una frase y el fragmento final de su canción favorita.
Cambié de opinión cuando leas estas líneas estaré abordando el avión que en éste momento despega ante tu sorprendida mirada , feliz regreso.·
"Encontré al ángel que de verdad necesito”."

"Porque ya sabrás que el hombre al fin conocerás por su vivir no hay porque hablar, ni que decir, ni recordar, ni hay que fingir puedo llegar hasta el final, A MI MANERA!!”