Saturday, June 30, 2007

LOS ALTILLOS DE LA SOLEDAD

La tarde invita a caminar, elijo para la ocasión un barrio cualquiera, todas las casas son similares, tienen grandes jardines poblados de flores.
En todas hay un altillo algunos son abovedados, otros con líneas rectas, se repiten las cortinas con volados.
La mayoría tiene ventanas pequeñas que se hacen grandes cuando miro como cual cascada de mil colores caen los geranios.
Todos guardan secretos, juguetes que no se usan o aquello que nos incomoda, sin embargo de uno voy a rescatar su historia.
En una casa que recibía el sol por la mañana vivía un hombre solitario, cuentan los vecinos que casi no hablaba con nadie.
Era un hombre metódico, cumplía estrictamente los horarios, tenía todo absolutamente programado, más que una persona parecía un robot.
Una mañana de verano el protagonista de esta historia, como todos los días salíó a correr, dando cumplimiento a su rutina.
A mitad de camino se sentó debajo de un árbol, abrió la botellita de agua y bebió su contenido, esta vez el sabor era distinto, le recordaba a la miel de una boca que alguna vez creyó suya.
Ensimismado en sus recuerdos cerró la botella, aún quedaba un poco de líquido, grande fué su asombro cuando en los restos del agua vio la imagen de una silueta que le sonreía, cerró los ojos y comenzó a despertar los recuerdos uno a uno.
No sabe cuanto tiempo estuvo soñando o recordando, si sentía que era feliz como antaño.
Sin saber cómo, ahora estaba dentro del altillo, los juguetes que en él había le recordaban su infancia al lado de un río a veces torrentoso.
Sentado en un sillón hamaca, balanceaba aquello que veía, al estirar los brazos para abrazar la figura amada todo mutó en tinieblas.
Las lágrimas corrían por su cara no podía detenerlas, allí comprendió que sin tan solo hubiera cedido un poquito hoy recibiría las caricias de ella.
A cierta altura de la vida hay que comenzar a compartir para arrojar lejos la soledad y beber la alegría de una sonrisa.
Este hombre tal vez comprenda que acompañado los proyectos ven la luz más pronto.
Deja el altillo aturdido, no sabe si lo vivido ha sido un sueño, se promete recomenzar otra vez, repetir mil veces que ama a esa mujer que le obsequió lo mejor de sus dias,por fin comprenderá que de a dos la vida es bella.

Friday, June 29, 2007

LA CASA DE LOS MISTERIOS

Se erguía en un coqueto barrio de las afueras de la ciudad, protegida por altas rejas que terminaban en forma de lanza.
El parque inmenso otrora albergaba flores, hoy la gramilla llegaba a las ventanas de la planta baja.
Antes de llegar a la entrada, unas columnas sostenían enredaderas perennes, en cualquier época del año era un estallido de perfume y color.
En la parte trasera, alineados en el parque estaban los árboles frutales.
Ella desde el altillo alegre observaba el paisaje, al fondo recostada en una pared una fuente con una cascada de transparentes aguas acompañaban la melodía de los pájaros.
Era el lugar de la casa que la dueña prefería para esperar el crepúsculo, sus manos aleteaban sobre el teclado de un viejo piano.
La música indicaba sus diferentes estados de ánimo, los vecinos hacían silencio les gustaba sentirse transportados a otros espacios de la mano de las melodías que ejecutaba esa mujer misteriosa.
Nunca habían visto su rostro, sabían por los comentarios de aquellos que alguna vez la vieron que era una mujer hermosa, en la mirada anidaba un dejo de tristeza.
Unos años antes en el lugar se produjo un incendio que dejaría marcas en todo su cuerpo, a partir de ese instante nunca salió a la calle.
Como un ritual todas las tardes subía al altillo para acariciar a su fiel compañero, el viejo piano.
Pasaron muchos años, la moradora de la mansión precisaba otros cuidados, los médicos decidieron internarla en un geriátrico, allí recibiría todo lo necesario.
Hoy nuevamente el sol asomó a mi vida, decidí caminar una vez más, necesitaba que la brisa despejara mi tristeza.
No puedo precisar cuanto tiempo estuve caminando, si que al atardecer llegué al frente de la casa de los misterios, las rejas de la entrada no tenían llave, entré a recorrer el parque, mientras observaba la danza de la cascada de agua, sentí otra presencia cercana, levanté la vista, las cortinas del altillo se mecían en la ventana allí percibí el llanto de un piano que dulcemente recordaba a su dueña que hacía unos cuantos años había partido al reencuentro con sus seres amados.
Rapidamente crucé los jardines, la magia del piano había transformado el lugar, el aroma a césped recién cortado me llenó de temores, en un cantero un jazmín ofrecía el perfume de sus primeros pimpollos, debajo de él una luciérnaga le había robado un rayo plateado a la luna.
El espíritu de la dueña de casa, por última vez callaba el sonido del piano.

Thursday, June 28, 2007

EL RELOJ DESCOMPUESTO

Lo encontré tirado en alguna parte.
Seguramente su dueño no supo apreciar la belleza que tenía, le faltaba una aguja, no me importó tampoco, desde que lo tengo no la repuse.
Es de madera, tiene talladas varías figuras, entre ellas un pájaro inmóvil, sus alas piden a gritos salir de allí para buscar un nido, también una compañera a quien regalarle el arrullo de sus trinos.
Tiene la edad del tiempo por ello las agujas son lo de menos.
Lo tengo cerca de una ventana, para que el avecilla que lo adorna alguna vez pueda escaparse por ella.
Los ojitos de ese pájaro tallado tienen vida, descubrí que le gusta mirar el sol, como yo cree que sus rayos lo iluminan.
Durante su vida útil diligente marcó todas las horas, también las del encuentro de dos personas que se aman.
Cómplice le avisaba a ella que se decidiera a dar el último beso del día, ya que en su casa la esperaban.
A los niños les indicaba en que momento terminaba la hora de los juegos, por él sabían que cuando la luna regalaba su primer destello debían regresar a casa y cumplir con las tareas cotidianas.
A los grandes dulcemente les decía cuando debían partir a su trabajo.
Hoy este reloj está rengo de afectos, sabe que a todos alguna vez nos ha pasado tener nubes que nos tapan el camino, pero allí está siempre atento.
Esta mañana el sol le había dado paso a las nubes cargadas de nieve, pensó que nadie lo quería, sin embargo sé que vive, lo acaricié con mis manos, parecía triste, con cuidado lo acerqué a mi oído y allí pude percibir que su corazón con la aguja rota sigue latiendo.
Tal vez no marque las horas como antes, pero está tan vivo como todos nosotros.
Aún cuando no me crean les aseguró que me pidió que todo vuelva a ser como antes, es la única forma que tiene para expresar lo mucho que los quiere.
Esta tarde lo llevaré a la casa del viejo relojero de mi barrio, trataremos de encontrar la aguja que le falta, mi intención es dejarlo como antes y que siempre siga marcando las horas felices de nuestras vidas.

Wednesday, June 27, 2007

REFLEXIONES

Se puede cantar aún cuando la voz intente ser ahogada por el llanto.
El silbido del viento es tan potente que así como disipa las nubes que quieren empañar el cielo límpido es capaz de transformar la congoja en melodía que abriga el alma.
Desde aquí puedo imaginar la figura erguida del Faro del fin del mundo, vestido de hielo, dentro de él viven mil historias.
Cierro los ojos e imagino a corsarios defendiendo a sus doncellas.
Historias de amor que sobrevivieron a un naufragio.
Las olas caprichosas dibujan siluetas en la arena.
Puedo ver capullos que desean transformarse en flores.
Las gaviotas bailan sobre la espuma que dejan las embarcaciones.
En ellas hay hombres acostumbrados a ofrecer su cara al viento para que él dibuje arrugas tempranas.
En los canastos brillan los peces que sacaron de las entrañas del mar, eso les permitirá sobrevivir junto a sus familias.
En la costa esperan mujeres de todas las edades, suspiran tranquilas al observar la imágen de sus seres queridos.
En la Bahía del Encanto todo es apacible, las rocas visten las secuelas que dejó el agua cuando danzaba enojada.
El sol divertido se hamaca en el cielo, ocupa el lugar de siempre, con sus rayos calienta los espíritus a veces alicaídos, el es vida siempre.
Decidí buscar un refugio, lo encontré cerca de una playa tranquila, allí donde el viento descansa y el agua se transforma en un espejo manso.
Por fin no estaba sola con mi sufrimiento, muchos duendes acompañaban mi camino borrando el desierto que me dejaron las pérdidas de aquellos que decidieron partir a la hora que jamás uno espera.
Allá voy a reunirme con ellos, nos unen las palabras, seco mis lágrimas, arrojo el pañuelo con puntillas que me regaló mi abuela y se convierte en pájaro que sobrevuela el océano.
No se vayan, estoy llegando, como Ustedes, hoy comprendí ante la inmensidad que la vida es bella.

Tuesday, June 26, 2007

FLORES MARCHITAS

La única razón por la que vine es para contarles la historia de una mujer sumida en la más profunda tristeza.
Creyó ser feliz, disfrutaba cada minuto de su vida como si fuera el último.
Siempre fué querida y admirada por sus amigos, en las reuniones se destacaba por la picardía de sus palabras, el buen humor.
Una lluviosa mañana de junio miraba como las gotas de agua acariciaban los árboles desnudos de la plaza cercana a su casa, abstraída en sus pensamientos, prefería dejar volar su imaginación y transformar el invierno en estío.
Cerraba los ojos para capturar en su mente las imágenes, la copa de los árboles parecía un verde abanico mecido por la brisa, esa danza era el despertar de las flores que con cuidado sacudían sus pétalos para liberarse de las gotas de rocío y mostrar todo su esplendor.
Como en una película, no faltaban los trinos de los pájaros alegrando la mañana y dando la bienvenida a otro día de sol.
En ese instante, el timbre del teléfono la trajo a la realidad, una voz le decía que alguien muy querido estaba mal.
Afuera la lluvia formaba una cortina de agua,la mañana desapacible y gris sumaba tristeza y dolor.
Tomó su abrigo y salió.
Un taxi la llevaría a reunirse con ese hermano del alma, la lluvia arreciaba con fuerza, el viento hacía escuchar su voz, la calle estaba desierta era el preludio del fin.
Corrió por los pasillos del hospital, Ël que no quería que su amiga del alma viera la decadencia de la vida que se extingue, le regaló la mueca de una sonrisa, intentando ocultar el dolor.
El temor a lo desconocido recorría el cansado cuerpo, ella tomó sus manos, quería infundirle valor, demostrarle que estaban juntos como siempre, compartiendo risas, alegría y llanto como ayer.
Acarició con ternura el delgado rostro hasta que el para siempre se durmió.
Las cenizas hoy forman parte de la tierra de un cantero vacío, las flores marchitas ya no están.
Cuando nazca el primer brote lo regará con lágrimas que trae la soledad, renacerá la ilusión en el perfume de una flor, será el momento de cortarla, transformarla en un recuerdo que placidamente para siempre anidará en su corazón.

Tuesday, June 19, 2007

ÚLTIMO VIAJE

Está enfermo para que no sufra lo sedaron, como si con ello se paliara la falta de lo esencial, la vida.
Es joven, afuera de la fría sala de terapia esperan el momento que nadie quiere que llegue.
Los minutos pasan, el hilo de vida corre tras ellos.
Afuera espera un globo aerostático transparente, en el canasto viajarán la muerte y el cuerpo cansado de luchar.
El espíritu o el alma quedará en el corazón de los que esperan el próximo viaje, ese que no tiene fecha de vencimiento.
Atrás su mirada tranquila, el miedo de saber que había llegado la hora de partir, tiembla ante lo desconocido.
Todo es silencio, apenas se quiebra por el llanto lacerante de una madre que hubiera preferido partir primero.
Ella hace mucho eligió la ropita para mostrar orgullosa el fruto de sus entrañas, hoy la vida que tiene tantos infortunios le pide que elija la del último viaje.
Sabe que su hijo amó a sus padres, a la familia, a su pareja.
Fué amado pero la muerte no tiene en cuenta los sentimientos, llegó para llevárselo en su vuelo.
Sobran los abrazos, no alcanzan las lágrimas derramadas.
La sala está en penumbras, lo único que brilla es la pantalla del monitor, sus rayas desparejas se transforman en una línea infinita, un leve sonido anuncia el fin de la vida o quizás el principio de otra.
El globo asciende llevando su carga a partir de ahora entre las estrellas brillará otra, a ella le pediré que lo cuide para siempre.

Saturday, June 16, 2007

GLOBOS AEROSTÁTICOS Y DIA DEL PADRE

Salimos hace horas, queremos comprarle el regalo que mi padre le dará en su día a mi abuelo que vive un poco lejos aunque cuando hay amor las distancias no existen justamente los lazos de los sentimientos las unen.
La ruta está tranquila, lo que nos permite acelerar un poco, no queremos que en nuestras casas noten nuestras ausencias, los más chicos están avisados en no contar nada, para ellos habrá premio si cumplen con lo pactado.
Si, ya sé está mal intentar extorsionar a unos niños, pero no encontramos otra forma, el padre Casimiro de la iglesia del lugar donde vivimos, nos dio su bendición antes del amanecer, hora en la que partiríamos.
Estaba todo en órden los documentos nuestros y los de la camioneta, por última vez consultamos el mapa, en el barrio La Esperanza a cuatro cuadras del centro cívico estaba la casa de Angel.
Ël es quién construyen en tiempo récord los globos aerostáticos.
Vive en una casita de ladrillos pintados de blanco, los techos son verdes con la inclinación necesaria para que en invierno se deslice la nieve, mientras nos recibe nos cuentas que ahora el césped está quemado por el hielo y el sintético no lo convence, en la galería detrás de unos cristales desde los maceteros nos dan la bienvenida los colores de los ciclamen, sus pétalos rizados parecieran demostrar pudor, apenas sus corolas dibujan una sonrisa.
Adentro Catalina nos espera con café humeante y bizcochitos recién horneados,, saliendo de la casa por la puerta trasera se levanta la fábrica de globos aerostáticos bautizada con pompa “Fábrica de las Ilusiones”.Una secretaria de gruesos anteojos ocupa el lugar de la caja, allí nos dará un certificado ISO 9000.
En realidad no queremos nada más que el regalo que nuestro papá le hará llegar a nuestro abuelo, pellizcones de por medio logro que mi hermana calle de una vez.
En los estantes descansan los rollos de seda, debemos elegir el color.
Don Angel, nos sugiere el blanco, para que la tinta indeleble de los mensajes se lea mejor.
En poco más de cuatro horas cargamos el regalo en la camioneta, pasamos por una panadería, para comprar los dulces que le gustaban a mi abuelo, ellos viajarán en el canasto de mimbre, tenemos que apurar el paso, aún debemos escribir los mensajes que irán escritos en la seda.
La prioridad es de nuestro papá, como es un romántico incurable, pensaba dejar unos versos, mi abuela lo retó y le pidió que escribiera con el corazón, bueno no le pidió, le ordenó.
Para nosotros fue más fácil dejamos paisajes de nuestra infancia, le mandamos como antes besos de caramelos, esos que a Ël le gustaban y nuestro amor incondicional.
Antes que el globo se elevara la abuela agregó unas porciones de torta de ricota recién salida del horno, para disimular envolvió en una servilleta un botellita de vino dulce para acompañarla.
Les cuento fue la primera vez que ví llorar a mi abuelo, también ví un gnomo, subirse con esfuerzo a la punta de la luna para recibir un regalo de un remitente tan lejano.
En este cuento mezclé dos eventos, los viajes en globo y el Día del Padre, Felicidades a todos..

Friday, June 15, 2007

LAS CINTAS DEL SOMBRERO

Esta historia ocurrió hace cien años.
El quería agasajar el día del compromiso a su prometida, necesitaba demostrarle su amor de una manera diferente.
La noche anterior le comentó que al día siguiente pasaría a buscarla temprano que se vistiera como para ir a una recepción, curiosa ella quiso saber el lugar, amoroso él le dijo que las sorpresas no se contaban.
Eligió para la ocasión un largo vestido que dejaba asomar las puntillas de las enaguas.
Mientras recogía su bucles dorados en la nuca, recordó que en una caja estaba el sombrero con cintas y flores, que le había regalado su abuela, lo usaría para completar el atuendo.
Calzó sus guantes, éstos escondían sus manos de princesa.
Puntualmente la pasó a buscar en un mateo adornado con flores de mil colores.
La ayudó a subir y partieron a un lugar que ella desconocía.
El paisaje de estío brindaba una paleta de colores para que todos admiraran la naturaleza, las laderas vestían de verde, a lo lejos, los trigales se mecían acunados por la brisa.
A medida que avanzaban el lugar se tornaba más desierto, ante su vista desaparecían las casas salidas de un cuento.
Detrás de una frondosa arboleda se levantaba el aeroclub de la zona en la pista descansaban globos aerostáticos de diversos colores, ella no entendía por qué estaban en ese sitio, menos imaginaba la sorpresa que el destino y el amor le depararían.
Estaba todo listo para emprender la aventura.
En el medio de la pista los esperaba un globo, los bordes del canasto estaba adornado con jazmines, las flores que ella prefería.
Hojas de diferentes verdes ocultaban las sogas que sujetaban el globo.
Todo estaba preparado, a medida que ascendieran a las puertas del universo, el le entregaría el anillo que escondía en el bolsillo del chaleco.
Brindaron por el amor eterno, ése que se prodigarían para siempre.
En un instante el cielo se vistió de nubes plomizas, el viento rugía con fuerza, estaban abrazados cuando el canasto los liberó en el espacio.
Aún hoy que ha pasado el tiempo, los siguen buscando, solo encontraron un sombrero con cintas, una lluvia de pétalos inundó el lugar.
Desde una escalera que formaron las nubes, ellos sonríen, en la eternidad sobrevive el amor para siempre.

Wednesday, June 13, 2007

UN ESCRITOR ANTES DEL FIN

La mañana era espléndida, cálida, el sol iluminaba todos los rincones colgado en el cielo, era un día ideal para el encuentro.
Caminé rápido, quería que mis piernas se transformaran en alas para volar hacia Ël igual que mis pensamientos.
Desde chica lo había admirado, en la escuela la profesora de literatura nos hacía leer párrafos de sus libros, allí comencé a quererlo, a permitirle que acompañara mis horas vacías, hoy el sueño se convertía en una dulce realidad.
Mi corazón palpitaba tan fuerte que podía oírlo, como si quisiera salirse del pecho para regalárselo a ese gran hombre.
Unos metros me separaban de su casa, allí estaba, sencilla como su morador.
El azul de las glicinas que adornaban la entrada le daba un toque de misterio, era como estar en las puertas del cielo.
Otras enredaderas caprichosas mezclaban sus flores, se abrazaban obsequiando a la vista una sinfonía de colores.
Me esperaba, fué uno de los días que no podré borrar nunca de mi existencia.
Con voz pausada, apenas audible, me contó de su obra, en los ojos pequeños cristales de sabiduría se transformarían en lágrimas, esas que traen los recuerdos.
El reflejo del sol inquieto entraba por la ventana tornando en hebras de plata la cabellera de este poeta.
La cara surcada de arrugas señalaban las pasiones y enseñanzas de una larga vida.
Sobre el escritorio desde una foto sonreía su amada Matilde, compañera de dichas e infortunio.
Detrás suyo la biblioteca acunaba sus obras, los tres o cuatro libros que escribió y cientos de escritos eran el rosario de sus palabras.
Hoy es un viejecito, quizás no entienda mucho de los homenajes que se le rinden, camina apoyado en un bastón, el tiempo no le quitó lucidez, habla con la sabiduría que traen los años, la cara se ilumina con una sonrisa cuando evoca los recuerdos del pasado, los hijos que ya no están, el amor de su vida que partió para sumirlo en la soledad del desamor.
Me muestra las fotos de sus nietos, ellos como yo lo aman.
El título de su último libro es preanuncio del fin de la vida, cuando ella se apague quedará su prosa.

Homenaje a Don Ernesto Sábato en el día del Escritor .

Tuesday, June 12, 2007

CAMINOS PARALELOS

Y por causa del retraso se me ocurrió contarles una historia que puede suceder a cada instante en cada lugar del planeta.
A estos dos seres los separaba cierta distancia.
Ella era impetuosa, sabía hacia donde dirigía sus pasos segura de obtener aquello que se había propuesto.
El, era un hombre solitario, podría decir que no tenía sentimientos.
En su ser abrigaba solo un sueño, tan poderoso que podía tragar en sus fauces todo lo que lo alejara de sus metas.
No obstante en algún momento decidieron unir sus vidas, pensaron que sería para siempre, sin embargo fue una quimera.
Ninguno de los dos estaba dispuesto a resignar nada, sin saber que de esa forma arrancaban de su vida el amor sincero.
Con miles de vueltas del destino unieron temporalmente sus sueños, ambos querían sumar en el juego de la vida.
Juntos recorrieron el mundo, se amaron a la luz de la luna, recorrieron la geografía de sus cuerpos hasta formar una sola silueta.
Brillaban ambos en sus actividades, pero siempre aparecía una sombra para esconder las estrellas y transformarlas en largos silencios.
Cada encuentro era mágico, eran ellos dos y el universo.No podían comprender que sus almas parecieran gemelas.
Ella aceptaba mansamente las costumbres arraigadas de ese hombre solitario, jamás intentó cambiarlo, lo amaba sin vueltas.
Era el elegido para caminar la vida.
Ella supo perdonar con dulzura sus cambios de humor y hasta podría decir que la traición de los pensamientos.
Quería construir a su lado, prolongarse en los hijos que le sucederían en el camino.
Una tarde soleada, de esas que regala el otoño cubriendo el paisaje de ocres y dorados, decidió caminar hasta el fin del sendero.
Con horror y su corazón lacerado por tanto amor sin correspondencia, se llamó al silencio, entrando de esa forma al mundo de las tinieblas.
En ese instante comprendió que por más que llorara mostrando sus sentimientos jamás podría unir caminos paralelos.

Monday, June 11, 2007

EL RINCON DE LOS POETAS

Y por causa del retraso se me ocurrió mirar un foro, palabra que desconocía ya que nunca había ingresado a dejar nada en ninguno de ellos.
Esto sucedió en algún instante de mi vida, no voy a decir cuando, es irrelevante.
Sin embargo puedo contarles que se trataba de una casa grande, con ventanas orientadas a los jardines que la rodeaban, esos que en los anocheceres del estío permitían que las flores se disfrazaran con gotas de rocío.
Esa mansión enclavada en un sitio solitario pero lleno de vida no tenía puertas.
Nadie podía explicarme el motivo de esa rareza para mi está acostumbrada a vivir entre rejas y candados.
Antigua vivienda para situarla en algún lugar determinado, las paredes eran blancas, allí enmarcadas estaban las pinturas de famosos artistas.
Los techos cóncavos me acercaban al lugar que nunca había imaginado, ser parte del universo.
La biblioteca tenía infinidad de libros, estaban encuadernados con tapas de mil colores.
Tomé uno al azar, las hojas eran finas iguales a la escritura que había en ellas.
Pese a que estaba sola me sentí acompañada por la lectura, a través de ella fuí protagonista de tantas aventuras.
En cuestión de horas había recorrido todos los mares del mundo, veía salir el sol que teñía las aguas con distintos matices, subí y bajé escaleras que me llevaban más cerca del cielo.
Caballeros atildados se preparaban para bailar con las estrellas, otros tomaban sus escudos para defender a sus reinas.
La brisa otoñal a veces se convertía en furioso viento hasta rugir como un león enjaulado.
Sin embargo decidí quedarme en ese lugar encantado, no temía a nada.
En ese sitio no se marcaba el tiempo, no era necesario, los sueños no tienen vencimiento.
No podría decir cuánto tiempo pasé en el lugar, las sensaciones eran agradables.
Me gustaba la idea de viajar en esa cápsula con forma de pluma, no era las que tienen los ángeles ni tampoco las que visten los pájaros, eran las que permitían a los poetas expresarse.
Observé el crepúsculo por la ventana, me recordaba a los cuadros que adornaban las paredes.
Era hora de regresar al mundo real, atrás había quedado un pedacito de mi alma.
Prometí volver a ese lugar encantado cada vez que pudiera, me gustaba estar allí, aún cuando a veces hubiera rostros serios, la mayoría de los duendes de la casa esgrimían una sonrisa, esos eran una caricia para el alma.
Cuidadosamente dejé el libro de finas hojas en su lugar, había llegado la hora de partir, en ese instante comprendí la ausencia de puertas, había estado sin saberlo en el rincón de los poetas.

Saturday, June 09, 2007

EL REGRESO

Y por causa del retraso se me ocurrió pensar en ese hombre que había cruzado en la estación de servicio.
No podría adivinar su edad, diré que tenía la que otorga el tiempo.
Llamaba mi atención su forma de andar, parecía cansado de vivir, sin embargo en su mirada había vida.
El resto era más parecido a un robot que a un ser humano.
Mientras limpiaban el parabrisas de mi camioneta, el empleado me contó la historia del sabio, así le llamaban en el lugar.
Había venido desde otro lugar de la república, como era muy reservado nunca precisó de dónde.
Al principio de su estancia en la nueva provincia se lo veía siempre acompañado de amigos y mujeres, daba fiestas en su casa en las que el champagne corría como el agua.
Aparentemente era feliz.
Un verano lo vieron acompañado por una joven de largos cabellos que cual cascada adornaban su espalda.
Se amaron durante casi dos años, la casa que habitaban tenía amplios jardines donde siempre se podía observar la silueta de ella prodigando su amor a las plantas.
Un día el comenzó a levantar muros altos alrededor de su casa.
Casi no salía por las noches, su carácter fue más taciturno, no hablaba con nadie, las rosas del jardín que apenas se veían descansaban marchitas sobre la tierra.
A ella no se la vió más, tampoco pueden asegurar que haya muerto, ya que en los registros del cementerio no consta ningún ingreso cercano a la desaparición de la bella muchacha.
La casa del sabio hoy se parece a una cárcel, dicen que allí mora el espíritu de la jovencita enamorada y en todos los rincones se van apilando los recuerdos, en las repisas junto a las flores descansan los sueños.
Terminan de limpiar el parabrisas de mi vehículo, el empleado se acerca a recibir el pago, asombrado me mira y solo lo escucho pronunciar: “No sabía que Usted había regresado.”

Friday, June 08, 2007

RELOJES DESCOMPUESTOS

Todos los relojes habían decido detener sus agujas casi al mismo tiempo.
Los aeropuertos estaban atestados de gente, por un lado la culpa era del radar que no funcionaba en uno de ellos.
Inquietos con sus boletos en la mano, esperaban que sus vuelos partieran.
Desde distintos lugares del planeta todos viajarían a Buenos Aires.
Marcia la anfitriona había logrado llegar antes del desastre, había dejado el frío de la Bahía del Encanto para dirigirse a una destemplada Buenos Aires.
Concretó la reserva en diferentes hoteles para alojar a sus compañeros invisibles.
¡Por fin se encontrarían!.
La Ciudad era un caos de tránsito, a la imagen de todos los días se le sumaba el juego de las nubes que bajaron a la tierra, sin pensar que ello sería motivo para provocar tanto desórden.
Ella que había vivido varios años en Buenos Aires quería mostrárle a sus amigos la belleza de la ciudad.
Caminar por sus parques teñidos de dorado, mirar como los últimos pájaros callaban su trinos.
Salir por la noche a disfrutar un espectáculo.
Sin embargo la indiferencia de los demás casi mata sus planes.
Ella que en todos los actos de su vida había insistido sin bajar los brazos hasta lograr cada uno de sus objetivos, esta vez tan especial seguiría intentando.
No tenía sentido consultar el reloj que orgullosa lucía en su muñeca, le recordaba a su padre.
A la mañana siguiente se despertó inquieta, el sol quería extender sus manos para disipar la niebla, se parecía a la luna, escondido detrás de la bruma espesa.
Buscó un abrigo para ir a Ezeiza y un libro, cualquiera serviría para que sus amigos la identificaran.
En el aeropuerto se repetían las escenas y reclamos.
Marcia acostumbrada a esperar tampoco esta vez desistiría de sus intentos.
Habló con las máximas autoridades del aeropuerto, como siempre recibió evasivas.
Un duende la invitó a conversar con el Señor de los Cielos.
No encontraba las palabras para dirigirse a Ël, solo imploró “Por favor hacé que la indiferencia no haga llorar a los poetas, hoy es un día especial quiero encontrarme como todos los jueves con cada uno de ellos, la desidia de un ser humano no podrá con cada uno de nosotros, no tenemos armas, solo teclados.
No cercenes la creatividad, no conviertas este sitio en un mundo estéril, ellos son mis amigos del alma, quiero abrazarlos más allá de las letras”.

Wednesday, June 06, 2007

LA CALESITA

Está enclavada en una plaza poblada de flores y pájaros que nos regalan todos los días su canto.
Quien nos obsequia la sortija para una vuelta más, está enfermo.
Trabaja todos los días, no importa si llueve o el sol brilla en el cielo.
Todos los días de su vida este viejecito nos ayuda a construir cada uno de nuestros sueños.
Temprano cuando los edificios de la ciudad están tapados por la famosa neblina de la que tanto hablan mis papás, apoyado en su bastón el llega al baldío.
Con paciencia deja el bastón a un lado para levantar la lona que cubre y protege a sus tesoros.
A media mañana sostiene un mate en la mano esperando la sonrisa que día a día le regalan los niños.
Lustra la sortija debe brillar para todos aquellos que quieren recordar la infancia.
Allí esperan los autitos para que las mamás abrazadas a sus hijitos corran una carrera contra el tiempo.
Los caballitos tienen alas, como si quisieran dejarla, pero no, allí erguidos esperan a los niños en la cabalgata del amor.
Hoy Don Juan tiene una tos que asusta, se levantó temprano, no le importó el frío, también a veces abre su calesita cuando el cielo regala el agua de lluvia.
Mi mamá le acercó una taza de té para entibiar su alma.
El usa anteojos de grueso marco para mirar mejor y otras veces, para ocultar sus lágrimas.
Esta mañana llegó un señor de traje y cara muy seria, le dijo que pronto deberá irse, en ese sitio se levantará un complejo hotelero, le dio un papel, allí dice que debe partir..
¿Cómo hacerlo?
Allí están sus amiguitos que todos los días le regalan una sonrisa.
Hoy el dueño de la calesita está triste, no sabe a que lugar deberá migrar, todos los grandes lo tienen un poco olvidado, no recuerdan que allí fueron felices.
Los chicos en su inocencia arman un ejército imbatible.
No tienen armas, solo cariño para regalarle al calesitero, nunca permitirán que les roben los sueños.
La música suena a esa hora temprana, los chicos tienen el día libre, decidieron acompañar al viejito.
La música suena más fuerte, tanto, que llegará a oídos de quienes quieren despojarlo del espacio de todos.
Cae la tarde el viejecito sonríe y les muestra un papel a los chicos, la calesita del barrio seguirá para siempre.
La sonrisa de los niños ha logrado conmover a las autoridades.
Chicos con amor se puede conseguir todo, sigamos trabajando.

LOS ELEGIDOS

La tormenta arreciaba con fuerza, a su paso se llevaba todo lo que encontraba adherido al suelo, las aguas inquietas convertidas en lodo, arrasaban los recuerdos, las vidas, el suelo árido no mostraba absolutamente nada.
Cuando el universo calló su voz, en el instante preciso que el cielo dejó de llorar, de la cueva salieron dos niños tomados de la mano, el sol desteñido por tanto tormento salía del océano, lentamente ocupaba su lugar.
Los niños lejos de estar asustados miraban con asombro los designios de la naturaleza.
No tenían nada, solo la vida por delante.En ese instante una murmullo celestial les ordenó ponerse en marcha.
Rapidamente regresaron a la cueva, detrás de una pesada piedra sus padres que ya no estaban habían guardado semillas, no sabían a que especie pertenecían, pero tenían fé y decidieron desparramarlas por el suelo.
En poco tiempo de la tierra nacían pequeños arbolitos, los cuidarían con esmero para que allí posaran sus nidos los pájaros, entendían que ese sería el nuevo principio de la vida, el valle fue fértil, era una señal para ellos.
María se convirtió en una mujer hermosa, José la admiraba, en todo ponía empeño.
No podía evitar mirarla, sus ojos azules se parecían a la línea donde el mar se confundía en la inmensidad del cielo, sus cabellos le recordaban a las espigas de trigo que suavemente la brisa acariciaba.
Las sensaciones se debatían en el cuerpo del joven, despertaba a la vida.
María le regalaba la ternura de una sonrisa.
Pronto sus almas gemelas se unirían para siempre, no tenían temor a lo desconocido.
Pasó el tiempo José acariciaba el vientre de su amada, en sus entrañas crecía otra vida.
Ese bebé de carita rosada y cuerpo tibio sería el inicio de otros momentos.
Los árboles estallaron en hojas de mil colores, la melodía de los pájaros acompañaban el momento, las estrellas brillantes moraban en el firmamento.
Los dos sabían que el nacimiento de ese niño no solo les daría alegría a ellos, sino que representaba el renacer de la humanidad para siempre en paz y sosiego.

Monday, June 04, 2007

UN LIBRO ESPECIAL

Cuando la humanidad quedó estéril se perdieron también las palabras, las letras que las conformaban.
En un espacio árido sobre una roca que se erigía solitaria sintiendo como el mar socavaba sus pies descalzos, quedó a merced de los vientos un pesado libro con tapas de acero, parecía incorporado a las piedras.
Cuando sobrevino la calma, después que callaron su rugido las tempestades, en el momento que el sol salió nuevamente buscando un vestigio de vida, apareció un hombre solitario.
Los cuencos de sus ojos estaban vacíos de lágrimas, había perdido absolutamente todo.
Con dificultad subió a la roca quería ver que era eso que brillaba, era algo que la mano de otros hombres no había podido destruir.
Agitado escaló la roca, con temor miraba el objeto, era raro encontrar algo en el medio de la nada.
Sigiloso se acercó a esa especie de caja tan extraña, extendió sus dedos y recordando cada caricia que había prodigado a su amada rozó con la punta de sus dedos la superficie del recipiente.
Temeroso por todo lo acontecido le pidió a Dios que lo ayudara.
Miles de preguntas acudían a su mente cansada.
¿Sería un meteorito que el cielo había arrojado con fuerza?.
¿Tal vez un mensaje de seres de otros planetas?.
Mientras buscaba respuesta a sus preguntas, sintió una presencia a su lado, una especie de ángel que lo invitaba a mirar eso que antes parecía una piedra.
Advirtió que dentro de la caja cuidadosamente guardadas, había cientos de hojas, comenzó a sacarlas, grande fue su sorpresa cuando en la primera encontró un cuento, absorto en la lectura no sentía el frío de la tarde, el cielo era una sinfonía de tonos rosados, lejana la luna regalaba un destello, lentamente las estrellas continuaban su rutina milenaria, una a una se colgaban del firmamento.
El hombre seguía leyendo, cada hoja era un hallazgo.
Los cuentos se sucedían uno tras otro, no recordaba haber leído nada parecido.
Cientos de mujeres y hombres habían desvestido un pedacito de sus almas para volcarlos en cada relato.
Encontró nombre propios que recordaban a gente que había conocido antes de la catástrofe, otros supo después eran apodos.
No estaría nunca más solo, esas pequeñas obras lo acompañarían para siempre.
Pasaban los días, y el se sentía acompañado por esos seres anónimos de tan exquisita prosa.
En ese instante supo que en una galaxia protegida, semana a semana se reunían los poetas, a ellos les pediría ayuda para reconstruir el planeta.
La fé mueve montañas, los escritores sentimientos

Friday, June 01, 2007

RENACER

Cuando la humanidad quedó estéril, el llanto de los sobrevivientes se mezclaba con las gotas de lluvia que caían sin cesar.
Un niño vivía en ese páramo que se había convertido el mundo, con el paso del tiempo sería el encargado de hacer renacer el mundo.
¿Era un elegido?
Recordaba las historias que alguna vez le habían contado sus abuelos sentados cerca de los leños del hogar.
En ese entonces todo era casi normal.
Los hombres de su pueblo trabajaban de sol a sol bajo un clima riguroso en la provincia más austral del planeta.
Vivían en la Bahía del Encanto un lugar cargado de belleza, donde el mar se refugiaba para descansar del ir y venir de las olas que rompían con fuerza en la playa.
En ese sitio el océano se transformaba en agua mansa, de allí salían los barcos pesqueros, también había un club donde amarraban lujosos veleros, ellos con su porte marcaban la diferencia que siempre hubo entre los hombres.
Nada le importaba, para este pequeño la alegría más grande era ver a su abuelo bajar del pesquero con los canastos llenos de pescado, le gustaba ver sus lomos plateados, parecían un pedacito de luna que se posaba en ellos.
Aún tendrían tiempo de llevar la mercancía a la feria y tal vez comprarle algo a la abuela.
Ese día era especial, sus abuelos cumplían muchos aniversarios de amor compartido.
La pequeña casa olía a pasteles recién cocinados, la abuela nunca supupieron cómo, había conseguido unas flores diminutas para adornar la mesa.
En el momento del brindis por tantos años de amor, desde las entrañas de la tierra salió un grito ensordecedor, la oscuridad cubrió todo, extendía sus manos buscando a los suyos, las caricias volaban junto al viento.
Atinó a correr sin mirar atrás, no sabe si durmió, a la mañana el espectáculo era sobrecogedor, no había nada, las grietas hambrientas de la tierra habían devorado todo lo que emergiera de la superficie.
No bajó los brazos, en la más absoluta soledad decidió que todo debería ser como antes, la tarea le insumiría años.
Curiosamente la Bahía del Encanto estaba intacta mostrando su belleza, algunas gaviotas sobrevolaban el lugar.
Era un hombrecito, no podía permitirse llorar, guardaría en su corazón todo lo que había aprendido al lado de los seres amados, empezaría a reconstruir el paisaje.
La naturaleza sabia le brindó los elementos para subsistir.
Pasaron los años,Dante era un hombre, si bien no había conocido las mieles del amor, intuía que en cualquier momento llegaría la mujer de sus sueños para compartir para siempre los suyos.
Lo importante fue renacer como el ave Fénix desde las cenizas de la destrucción.