Friday, May 30, 2008

MAFALDA,DIÓGENES Y EL LINYERA

Mafalda era una niña curiosa por naturaleza, se caracterizaba por su melena negra, su madre ajustaba la rebeldía de los cabellos con cintas de colores que combinaran con su ropa.
Una tarde decidió pasear por un bosque cercano a su casa, admiraba los árboles que el viento otoñal comenzaba a dejar desprovistos de hojas.
Mientras caminaba recodaba que debía regresar temprano, antes que el cielo diera paso a la noche y las estrellas.
Con avidez miraba el paisaje, las ardillas jugaban a las escondidas, los pájaros cansados regresaban a los nidos.
La brisa del atardecer guiaba sus pasos, hasta convertirse en viento.
Desorientada no encontraba el camino, optó por seguir el sendero de piedras, en un momento se dio cuenta que no era el que la llevaría a su casa.
En un claro del bosque vio a un hombre sentado debajo de un árbol, al principio sintió miedo.
No le gustaba el aspecto de ese ser vestido con harapos, un sombrero raído por el tiempo ocultaba parte de su cara.
El hombrecito no estaba solo lo acompañaba un perro tan delgado que podía contarle las costillas.
Preocupada se acercó, Diógenes la recibió moviendo el rabo, saltaba alegremente en las piernas de la niña.
Preguntó al linyera cuál era el camino que la llevaría a su casa, éste tranquilizó a la pequeña ofreciéndose a acompañarla.
En el camino le contó de su vida, supo que vivía a la sombra de los árboles, por las noches con su mascota buscaba el refugio de algún banco en cualquier plaza, en ellos encontraba los diarios que las personas olvidaban, muchas veces los leía para estar informado, casi siempre guardaba las hojas de los periódicos para protegerse del frío.
Mafalda agradecida invitó al linyera a su casa, éste declinó la invitación, su destino estaba en la calle, al lado de su fiel mascota.
No podría vivir en una casa, la niña le aseguró que la suya era espaciosa, que tenía lugar para los dos,él le habló de la libertad que sentía viviendo bajo el amparo de las estrellas.
Mafalda aceptó las explicaciones, prometieron volver a verse, nunca desatarían los lazos de esa amistad recién nacida.

UNA CANCIÓN

Eugenio recorre las calles del Distrito Federal de México, hace un rato que llegó.
Miles de kilómetros para poner distancia, su novia de toda la vida le había sido infiel, la descubrió por casualidad.
Ese día había salido en comisión, ello le permitiría llegar temprano al amplio departamento que ocupaban en Buenos Aires, con vista a las aguas del Río de la Plata, a veces se presentaba furioso como un león, idéntico a la ferocidad con la que demostraban su amor.
Preparó una cena para sorprenderla, era el momento de formalizar ante las leyes de los hombres, un amor sin límites.
Temprano había pasado por la joyería, había elegido un anillo sencillo, un aro de oro estaba coronado por una esmeralda, le recordaba los ojos de su amor.
Mientras esperaba , buscó música, al azar eligió un CD.
En ese instante sonó el teléfono, no llegó a atender, del otro lado una voz varonil, decía que la esperaba en determinado lugar.
A los pocos minutos otra vez sonó el teléfono, era ella, le pedía disculpas, una reunión la mantendría ocupada el resto de la noche.
Se despidió naturalmente con la promesa de verse al día siguiente.
Eugenio creyó morir, las ilusiones estaban rotas.
Las dudas lo llevaron a la habitación del departamento, faltaban varias cosas, ropa, perfumes, una maleta.
Cerca de la cama donde tantas veces se habían entregado al amor, encontró un papel, una letra un teléfono, no necesitaba nada más para comprobar el engaño.
Hoy está lejos, quiere olvidar, necesita tomar un café, los recuerdos no le permiten matar el pasado reciente.
Otra vez escucha la misma canción.

Te extraño mas que nunca y no sé que hacer
despierto y de recuerdo mal amanecer
Espera otro día por vivir sin ti
El espejo no miente me veo tan diferenteme
haces falta tu
La gente pasa y pasa siempre van y van
El ritmo de la vida me parece mal
Era tan diferente cuando estabas tu
Sí que era diferente cuando estabas tu
No hay nada mas difícil que vivir sin ti
Sufriendo en la espera de verte llegar
El frío de mi cuerpo pregunta por ti
y no se donde estáss
Si no te hubieras ido seria tan feliz.
No hay nada mas difícil que vivir sin ti
Sufriendo en la espera de verte llegar
El frío de mi cuerpo pregunta por ti
y no se donde estás
Si no te hubieras ido seria tan feliz.
La gente pasa y pasa siempre van y van
el ritmo de la vida me parece mal
era tan diferente cuando estabas tu
Si que era diferente cuando estabas tu
No hay nada mas difícil que vivir sin ti
Sufriendo en la espera de verte llegar
el frío de mi cuerpo pregunta por ti
No se donde estás
Si no te hubieras ido sería tan feliz.

Wednesday, May 28, 2008

MÁGICA SICILIA

Terminados los estudios universitarios, la parejita que se había conocido hace diez años, decidió casarse, ambos eran hijos únicos, en la fiesta de graduación los padres de ella les obsequiaron la casa, los de él un viaje a Sicilia, tierra de sus ancestros.
La ceremonia en la iglesia fué sencilla, asistieron los familiares más cercanos y algunos amigos de los contrayentes.
Ella lucía radiante con su vestido blanco apenas salpicado por cristales, una larga cola descansaba en la alfombra, en la cabeza un pequeño tocado de flores multicolores, en las manos un rosario de cuentas cristalinas.
Ansioso, vestido con un traje negro él esperaba a la novia, en el ojal de la solapa lucía un pequeño muguet confeccionado con las mismas flores que hacía de su novia una princesa salida de un cuento.
La pareja saludó en el atrio, un brindis sería el festejo en la nueva casa.
A la medianoche los novios cargaron las maletas, partirían a un hotel céntrico para sellar su amor para siempre.
Temprano el conserje golpeó la puerta de la habitación, les acercó el desayuno, indicándoles que en unos minutos un auto los llevaría al aeropuerto.
Estaban emocionados, felices, era la primera vez que harían un viaje tan largo.
Tenían dos días para visitar Roma, aprovecharían para visitar el museo del Vaticano, impresionados por las obras del lugar tomaban fotos, la escultura del Egipcio ejercía en ellos una atracción especial.
Tomados de la mano recorrieron los lugares más visitados de la ciudad eterna.
Otra vez en el aeropuerto, en pocas horas estarían en Sicilia.
El hotel estaba cerca de las playas del Mediterráneo, la belleza del lugar era indescriptible, el cielo azul se confundía con las aguas.
La espuma de las olas salpicaba los cuerpos de los enamorados.
El Siroco los acariciaba con su calidez, reían, se amaban sin límites.
Mañana partirían al archipiélago de Malta, la embarcación se mecía con el movimiento del agua, todos los verdes se encontraban en la costa.
La isla tenía la belleza de los montes y volcanes, todos permanecían dormidos.
Almorzaron en una pradera, no se cansaban de filmar y capturar las bellezas del lugar.
Al caer la tarde regresaron a Sicilia, estaban cansados y felices, bajo el agua tibia de la ducha enlazaron nuevamente sus cuerpos, ese lugar era mágico.
Cambiaron sus ropas, la noche regalaba todos sus misterios, fueron al famoso teatro de marionetas, casi siempre las obras agasajaban a los recién casados.
Un pequeño hombrecito, apareció en escena, vestido de color marrón, en la cabeza llevaba un casco negro terminado en plumas de color verde.
La Opera dei Pupi , con sus marionetas tan originales actuaría para los presentes, el eje de la obra estaría dedicado a la pareja.
En un momento la marioneta tomó vida, lentamente se acercó a ellos con un pedido: Disfruten de la isla, su cultura, el paisaje, pero por sobre todas las cosas renueven el amor siempre.
Así tendrán una vida plena más allá de todos los tiempos.

Saturday, May 24, 2008

UN MANTO DE HOJAS

Junté todas las ramas de diversas plantas y tejí un manto de hojas, las flores de diversos colores lo adornarían asemejando un bordado, con él me cubriría para pasear por la playa, al caminar dejaría huellas en la arena.
Del firmamento bajaron las gaviotas ,harían sus nidos entre las ramas.
Los turistas fotografiaban mi vestimenta, les resultaba extraña, no me importaba, ellos no sabían que cada hojita simbolizaba un recuerdo.
En el sendero vi tu sombra, como siempre te escapabas con rumbo incierto, igual podía saborear tus besos, sentir las tibias caricias que me envolvían hasta que nuevamente te convertías en una figura fantasmagórica.
La brisa fué desprendiendo las hojas de mi manto verde, los pétalos frágiles de las flores se deshacían, en ese instante tomé prestadas las alas de los pájaros que me acompañaban.
La sensación de volar era indescriptible, desde lo alto observaba el paisaje, el sol cansado se escondía detrás de los cerros, los objetos se mostraban pequeñitos a medida que tomaba altura.
Púrpuras y rosados pintaban el cielo.
Entre las estrellas me tomé un descanso, no sabía cuanto tiempo había volado.
Estiré mis manos para tomar un rayo de luna y prenderlo en mi cabellera.
Sentí tristeza, sabía que mi familia estaría preocupada, no era habitual que a esa hora no estuviera rodeada de mis amores.
Mis lágrimas se convirtieron en fina llovizna, las gotas de agua se deslizaban suavemente hasta amalgamarse con el espejo de agua.
La soledad me golpeaba.
Un ángel me preguntó por qué lloraba, le conté que extrañaba a mis seres más amados, con rapidez deshizo mi manto, lo transformó en escalera.
Tenía temor de romper los escalones, el angelito se ofreció a ser mi guía durante el descenso.
Me despedí de la noche estrellada, en la playa los encontré a todos esperándome, mientras el sol despertaba sobre las aguas, sentí el calor de tus brazos estrechándome como siempre, mis pequeños con sus besos me daban la bienvenida.
En el camino perdí mi manto de hojas y flores, en mi corazón guardé los recuerdos.
A partir de ahora, juntos otra vez, seguiremos tejiendo nuestra historia.

Tuesday, May 20, 2008

FLOR DE CERA

Me gustaría contarte mi historia.
Soy una mujer común, como casi todas, para algunos puedo ser vieja, no conocen la edad de mi corazón, mi nombre es Ligia, tengo un hijo adolescente, en la madurez conocí a Augusto, le dediqué mis versos, mi vida toda.
Atravesé miles de kilómetros para encontrarlo, no me importaban los vientos que seguramente atravesarían el camino.
Fuí a tu encuentro en compañía de mi hijo, me habías prometido ser el padre que jamás había tenido, necesitaba para Leo un padre presente.
No te importó nada, eras un excelente actor.
No lograba entender tu devoción hacia nosotros, apenas nos conocías, a mi un poco más, me desnudaba ante vos a través de mis escritos.
Recuerdo que viajamos en primavera a conocerte, jamás podría olvidar ese día, ya que el tres de septiembre festejaba mi cumpleaños.
Hacía mucho tiempo que nadie se acordaba de agasajarme, ni siquiera mi marido ausente.
En el camino hicimos planes con Leo, nos estableceríamos lejos de su padre biológico, nada nos importaba, habíamos conocido un ser que nos aceptaba a los dos, sin preguntar sobre el pasado que conocía, aceptándonos tal cual somos.
¿Sería un sueño por cumplir?.
Unos kilómetros antes de llegar a destino, cargué combustible, aproveché el tiempo para retocar mi maquillaje.
Leo, en su pre adolescencia no intuía la tortura que nos esperaba.
Llegamos a destino, tu casa estaba ubicada a pocos metros de la costa.
Pese al clima adverso, el jardín estaba bien cuidado, en una esquina crecía aferrada a la pared una flor de cera, ellas, Augusto, emperador de mi reino, fueron la simiente de mis versos.
Pasamos días inolvidables, las excursiones matizaban nuestros encuentros.
Los tres podríamos formar una familia.
Una noche el viento hacía vibrar las ventanas, me desperté, Leo dormía plácidamente, pero tú no estabas.
Bajé las escaleras, no notaste mi presencia, me paré detrás de tuyo, no advertiste mi presencia, con horror vi que te divertías con otras a través del chat.
Las imágenes de la web te habían trastornado.
De madrugada desperté a Leo, entre los dos armamos las maletas, sabíamos que dormirías hasta cualquier hora, decidimos regresar a nuestra casa.
Antes de irnos corté un gajo de la enredadera.
En casa busqué un lugar para que creciera la flor de cera, sus racimos de flores rosadas te recordarían.
La naturaleza es sabia, la enredadera se negaba a crecer, siguió siendo un tallo endeble, la trasplanté, no hubo caso, seguía tímida.
En ese instante comprendí que la flor de cera era fiel retrato de su dueño.
Pasaron unos meses, unas matas de yuyos, mataron la enredadera, eso me sirvió, para entender que vos Augusto eras de cera, intentaste por todos los medios recuperarme.
No lo lograste, mi vida continúa feliz, vos te estás secando en la soledad hasta que el destino te convierta no en una flor, sino en un muñeco de cera, sin vida.
Ruego a Dios que algún día puedas mirar con amor sincero los ojos de esa pequeña que es tu hija no querida, en ese instante se producirá la magia, el hueco que ocupa tu corazón comenzará a latir nuevamente.
Conocerás el amor a través de los ojos inocentes de tu pequeña niñita.

Monday, May 19, 2008

FLORES ROJAS Y AMARILLAS

Quiero contarte que cumplí un sueño.
Muchas veces visité tu patria, asombrada recorrí muchas ciudades.
Me recibió la gran ciudad, imposible no visitar el Museo del Prado, una de las pinacotecas más grandes del mundo.
Me rendí ante la belleza de las piezas de Goya, todas las obras expuestas regocijaban mi vista.
Admiré el arte flamenco, sedienta bebí otras culturas.
Serás mi mejor guía, me mostrarás secretos que se ocultan al turista.
Hoy vamos a viajar a Almería, sabés que el mar me da energía.
En el camino hablamos de todo, de la vida que nos sorprende a cada paso.
Admiré las aguas de otro mar, el Mediterráneo me conquistó definitivamente, sobre la costa , se ubican las casas de los pescadores, más allá sobre el espejo de agua, las embarcaciones multicolores esperan el amanecer para sacar la riqueza contenida en las entrañas del océano.
Las sencillas viviendas son una fiesta de color, desde los balcones, como cascada de pétalos caen los geranios.
Al atardecer, el cielo matiza el lugar, rosados y púrpuras, la mejor compañía para el sonar de las castañuelas.
Lejana se escucha una guitarra, nos acercamos, la música nos posee, acompañamos la alegría o tristeza de quien la ejecuta con nuestras palmas.
Bebemos jerez cerca de la playa, juntas miramos la primera estrella colgada del cielo, todo es alegría.
Me regalás esquejes de una enredadera, miro la madre de los pequeños gajos abrazados a las columnas, tienen flores rojas y amarillas, en ese instante me contás que se trata de una buganvilia, atrevida decidió casarse con otra especie, por ello su floración es bicolor.
Mañana regreso a mi país, en un recipiente viajarán los gajos de la enredadera.
El viaje es largo.
Duermo.
Sueño con la enredadera, observo que sus brazos crecen infinitamente, ellos sabrán adecuarse a un nuevo clima, florecerán en primavera.
A la orilla de otra playa, la buganvilia estalla en colores y aromas, la imagino en otros cielos, los que tienen el color de mi bandera, la tuya estará representada, en pequeñas flores rojas y amarillas.
No quiero despertar, esas diminutas flores nos unirán con lazos de amistad eternamente.
Quizás algún día pueda podar la enredadera, por ahora dejaré que sus ramas crezcan, tanto , que sean capaces de cruzar todas las aguas, unir todos los cielos para siempre.

Saturday, May 17, 2008

JAZMÍN DE INVIERNO

Decidí podar la enredadera, sus ramas abrazaban la pérgola, aún regalaba su aroma, pequeñas flores amarillas y blancas eran un gozo para quien las observara.
Ella recuerda que cuando compró la casa estaba desnuda de flores y plantas, Helvecia, le regaló un gajito, al principio parecía débil,la rama era pequeñita, imposible imaginar su futuro.
Removió la tierra, eligió una esquina de la pérgola, buscó aquella que fuera más acariciada por el sol, los rayos le darían fuerza, vigor.
Durante los dos años que vivió en esa casa, geográficamente alejada del mundo observó el crecimiento de esa planta llena de magia y color.
El jazmín de invierno alegraba su vista con sus pequeñas flores, algunas blancas como la nieve, otras doradas como las espigas de trigo.
La nieve no la afectaba, con suavidad se deslizaba por los pétalos o se quedaba jugando como pompones en las hojas de la enredadera.
Pronto partiría a otro destino, le habían hablado del clima árido del lugar,ella sabía que otra vez la planta se abrazaría a una columna, a cualquier sitio donde sus ramas y flores pudieran sostenerse.
Antes de proceder a la poda, cortó varios gajos, eligió los que tenían brotes, buscó una maceta fácil de trasladar.
La casa que habitaba se puso en venta, los nuevos dueños no querían plantas de ninguna especie, ella no podía dejar que muriera la enredadera que tanto le había ofrecido.
Mañana otro destino la espera, guarda todo el equipaje, en un bolso de mano llevará el recipiente que contiene los gajos de su planta favorita.
Intuye que por más árida que sea la tierra nueva, el jazmín de invierno se convertirá en una enredadera vistosa, abrazará con amor otros sitios, adherida a los muros florecerá nuevamente, solo necesita cuidado, amor y gotas de lluvia para mantenerse erguida y perenne.
Hace unos meses vive en la nueva casa, en el frente, junto a un cantero de rosales de mil colores, se destaca el jazmín de invierno, el sol le regaló sus rayos dorados, la espuma de otro mar el blanco de las olas, junto a él crece una buganvilla.
La naturaleza decidió casarlos, para que brinden un espectáculo de aroma y color.
La vida sigue su curso, no importan las estaciones del año, las enredaderas siguen creciendo para delicia de su dueña.
Esta vez no las podará, dejará que sus ramas acaricien el cielo, juntas estarán para siempre, perfumando los recuerdos.

LETRAS ROBADAS A UNA CANCIÓN

Decido podar la enredadera, el agua y la tierra fértil habían logrado que creciera en forma desmesurada, manos invisibles la adherían a la pared con fuerza, asemejando el amor que te ofrecí.
Mientras pasaba una piedra de afilar por las tijeras me pareció que la enredadera cantaba, no había viento, era una mañana gris como mis pensamientos en calma, sin embargo podía escuchar cada una de las letras de la canción.

Pasaron desde aquel ayer ya tantos años
dejaron en su gris correr mil desengaños.
Más, cuando quiero recordar nuestro pasado,
te siento, cual la Hiedra, ligada a mí.
Y así, hasta la eternidad, te sentiré.
Yo se que estoy ligado a tí
más fuerte que la Hiedra,
porque tus ojos de mis ojos no pueden separarse jamás.
Dónde quiera que estés,
mi voz escucharás llamándote con ansiedad,
por la pena, ya sin final, de sentirte en mi soledad.
Jamás la Hiedra y la pared podrían acercarse más;
igual, tus ojos de mis sueños no pueden separarse jamás.
Dónde quiera que estés mi voz escucharás
llamándote con mi canción;
más fuerte que el dolor se aferra
nuestro amor como la Hiedra.
Donde quiera que estés mi voz escucharás
llamándote con mi canción;
más fuerte que el dolor
se aferra nuestro amor como la Hiedra.

Sabemos que no somos parte de esa enredera, sus hojas verdes con bordes amarillos te recuerdan, debo sacarla del muro, pese a que se ha aferrado a él con mucha fuerza.
Así, Augusto, siempre fueron mis sentimientos, tú amado, no has sabido ver las raíces, que profundamente se adhieron a la tierra.
Es hora de comprender que la vida y el amor pasan por los famosos ciclos, el corazón poco conoce de ellos, mucho menos podríamos pedirles que entendiera a los seres que se aman profundamente.
Podé la enredadera, acomodé sus ramas en una carretilla, las dejaré a la vera del mar para que el agua majestuosa inice su danza y las lleve a las profundidades del océano.
Mis ojos innudados por las lágrimas, recordarán esa canción tan nuestra, una vez más los brazos de la enredadera se confundirán con los tuyos, otra vez estiraré mis manos para alcanzarte, no encontraré el sabor de tus besos, seguiré cantando nuestra canción de amor hasta encontrarte.

Thursday, May 15, 2008

LA BIBLIOTECARIA

El viejo edificio de la biblioteca estaba ubicado cruzando la plaza del pueblo, sus paredes se mostraban descascaradas por falta de mantenimiento.
El frente tenía seis columnas culminadas con diferentes motivos, los jardines que la rodeaban mostraban la desidia de quienes no le daban valor al patrimonio de todos los habitantes de un pueblo de provincia.
En el interior, los pisos de madera que alguna vez tuvieron brillo como los espejos eran transitados por gente de todas las edades.
En la planta baja se ubicaba la sala de lectura, unas cuantas mesas y sillas ocupaban el espacio.
La escalera de madera crujía como un lamento cuando apurados los jóvenes se acercaban a la bibliotecaria, para solicitar textos.
Orgullosos reposaban en las repisas libros de todas las épocas, estaban los que contaban la historia, otros eran de versos y poemas, toda la cultura estaba en ese recinto.
Mónica trabajaba en el lugar desde hacía tiempo, llegaba temprano, le gustaba estar sola, sentía que las palabras que contenían los libros la acariciaban.
Muchas veces sintió ser protagonista de cualquier historia.
Una mañana de otoño recibió una notificación del intendente de la zona, debían desocupar el edificio en una semana para ello le mandarían cestos de mimbre , en ellos depositarían los libros.
El predio, por resolución del intendente Augusto Zubiría , previa demolición de la biblioteca había sido vendido a un grupo que levantaría torres en ese espacio.
Mónica sería trasladada a otro sitio, conservaría su antigüedad, se respetarían sus háberes.
Con lágrimas en los ojos dio la noticia a quienes se encontraban leyendo, buscando apuntes para la escuela.
Entre todos comenzaron a desalojar los estantes, cuidadosamente colocaban los libros en las canastas.
Aún quedaban por desocupar los estantes que contenían grandes obras del pasado.
La bibliotecaria intentó comunicarse, sin suerte, con el Intendente Zubiría, la voz monótona de la secretaria le informaba que estaba ocupado, ante la insistencia de Mónica, le dijo que por la tarde enviarían volquetes para el resto de los libros.
A nadie le importaba que obras completas de eximios autores, en nombre de la modernización, quedaran a la intemperie.
Estaba angustiada, se sentía impotente, no podía creer que el interés de un hombre por un negocio, relegara tantos textos.
Como pudo los dejo apilados en el frío recipiente metálico.
No tenía ganas de volver a su casa, sentada en la plaza observaba como los lugareños se llevaban en bolsas lo que podían, dos o tres muchachos jóvenes, al anochecer se acercaron a los volquetes, la bibliotecaria sonrió aliviada, pensaba que los libros serían llevados a sus casas, grande fue su sorpresa al escuchar las risas de los muchachos, en un instante los volquetes fueron presos de las llamas, las hojas chamuscadas de los libros volaban como pájaros con rumbo incierto.
Mónica rápidamente cruzó la plaza, rescató de las cenizas algunos libros, nunca comprendería la acción insensible de esos chicos.
Renunció a su trabajo, con el dinero aportado por los vecinos en un lugar de su casa comenzó a armar otra biblioteca, de a poco fue creciendo, un diario de la gran Ciudad se enteró de la noticia, la publicó en la primer página.
Hoy Mónica trabaja en su domicilio, percibe un pequeño sueldo de una fundación, es feliz, la biblioteca ha crecido, otra vez se demostró que cuando existe voluntad, los sueños pueden concretarse.

Moraleja: No maltrates los libros, representan, en pasado, presente y futuro de todos.

Tuesday, May 13, 2008

HELENITA Y SUS MIEDOS

Era la hija menor de un matrimonio poseedor de una gran fortuna.
Habían logrado casar a sus otros hijos.
El tiempo no pasaba en vano, Augusto quería irse de la tierra tranquilo, con su hija menor desposada.
Vivían en la mansión más linda de la comarca, se accedía a ella atravesando jardines y puentes que cruzaban lagunas artificiales, en ellas los pececitos multicolores danzaban todos los días al compás del canto del agua cristalina.
Helenita había estudiado en los mejores colegios, obtenía las mejores notas, provocando el regocijo de su padre, para el amor era esquiva, nada la conformaba.
Una noche su progenitor realizó una fiesta de gala, a ella acudirían hombres jóvenes y acaudalados.
La mansión estaba preparada para la ocasión, las mesas dispuestas en el jardín, en el centro de ellas arreglos florales de los que emergían delgadas velas blancas.
Una orquesta matizaba la espera, los empleados de la casa esperan a los invitados, los agasajarían con exquisitos manjares elaborados en la casa.
Contrariando a su padre la muchacha eligió un vestido negro, de pollera amplia, el talle terminaba con un corset de raso profusamente bordado, en su cuello de cisne luciría una joya de la familia, el colgante era una esmeralda, hacía juego con el color de ojos de la jovencita, el cabello suelto sería adornado por una fina tiara, al verla, su padre quedó conforme, la menor de sus hijas mostraba toda su belleza, seguramente esa noche podría concretar el sueño de verla casada.
La fiesta se desarrolló normalmente, los invitados agradecían el evento.
En el momento del baile, Eugenio sacó a bailar a la muchacha, todos admiraban la belleza de ambos, parecían sacados de un cuadro.
Helenita manifestó no sentirse bien, fingía que no veía, de a poco los invitados se fueron retirando.
Eugenio sollozaba, amaba a esa mujer desde hacía tiempo, en el bolsillo de su saco descansaba el estuche con el anillo, tenía pensado pedirla en matrimonio.
El padre turbado convocó a los mejores especialistas, pagaría cualquier suma a quien le devolviera la visión a su hija.
Ninguno de los profesionales encontró la respuesta a la ceguera repentina de la jovencita.
Uno de ellos, con varios años de experiencia se animó a decir que Helenita fingía, no tenía ninguna enfermedad que afectara su vista, aseguraba que la muchacha solo tenía pánico.
Pasó el tiempo, Helenita seguía sola, era la heredera de una inmensa fortuna, sus asistentes se cansaron de los caprichos de la mujer, la dejaron sola, así sería el resto de su vida.
Moraleja: Cuándo abras tu corazón a los sentimientos, ellos se manifestarán ante tus ojos.

Monday, May 12, 2008

LA MODELO Y EL PINTOR

Había soñado con eso mucho tiempo, para ello ahorró gran parte de su vida, era el momento de establecerse en forma definitiva en un lugar.
Durante años había viajado por el mundo, su trabajo le permitió acceder a casi todos los paisajes del planeta.
La vida se desarrollaba entre aviones y hoteles lujosos, las revistas la llamaban en forma constante para dejar su rostro en las tapas de las más famosas.
Como una gacela paseaba por la pasarela vestidos de diseñadores afamados, asistía a eventos donde siempre era el centro de la reunión.
Navegó todos los mares del mundo acompañando a hombres de gran fortuna.
Ahora quería vivir para ella, tener su casa, tal vez si el destino era propicio formaría una familia.
Podía vivir el resto de sus días sin trabajar.
Eligió para la construcción de su futura vivienda un pasaje alejado, un sitio donde no fuera perseguida por los fotógrafos.
En tres meses construyeron el chalet , desde las ventanas podía observar el puerto del fin del mundo, una bahía de aguas tranquilas, allí amarraban los veleros de los habitantes del lugar.
El techo era a dos aguas de pizarra negra, por allí graciosa se deslizaría la nieve.
Por las tardes podía caminar por las playas de ripio y arena, observar la sinfonía de gaviotas que aleteaban sobre la estela espumosa que dejaban las embarcaciones.
Descubrió que era el momento de desarrollar su otra pasión, escribir, no pensaba publicar ningún libro, lo hacía para dar rienda suelta a sus emociones.
Se levantaba temprano pese a que la mañana se hacía esperar, cuando el sol asomaba entre las aguas del océano, salía a correr, a esa rutina le seguirían treinta minutos de gimnasia para conservar la silueta.
Alejada de todos comenzó a escribir, no sabía si sería una novela o cuentos, si tenía asumido que jamás publicaría sus textos, sería una recopilación para los familiares y amigos más íntimos.
Esa tarde de mayo el sol jugaba a las escondidas, buscó su campera, protegería su larga cabellera semejante a los trigales maduros con una chalina.
Estaba sentada sobre las rocas, en un block delineaba los cuentos, extrañamente en ese sitio de la playa no había señal para los celulares, un hombre jóven parecía hablar por teléfono, en pocos minutos lo tenía a su lado, era atractivo, con el rostro dibujado por la ira, entendió que le estaba tomando fotos.
Enojada le pidió eliminara el material, al principio la conversación fué en términos muy duros, intentó explicarle que hacía más de un año se había retirado de la pasarela, simplemente quería vivir, por ello había elegido ese lugar.
Él trató de decirle que no era un fotógrafo, sino un pintor que el tiempo se había encargado en devaluar, solo pretendía plasmar en la tela el rostro de esa mujer tan bella.
Al principio fueron amigos inseparables, en un instante nació el amor.
Fué la musa de sus cuadros.
Una noche de invierno mientras miraban los copos de nieve deslizarse por las ramas de los árboles desnudos, decidieron comenzar su propia historia, mudos testigos del encuentro serían el crepitar de los leños en el hogar.
Hoy en la casa se escuchan risas de niños, son los hijos que concibió el amor.

Thursday, May 08, 2008

UNA MADRE ESPECIAL

Al cumplir, la mayoría de edad, Estela decidió viajar a Buenos Aires, tenía intenciones de estudiar, salir de la opresión que le provocaba su padre obligándola a dejar los estudios para atender el comercio de la familia.
Era una mujer de una belleza extraña, sus ojos color azabache adquirían un brillo especial ante cualquier emoción, la cabellera negra cual cascada caía sobre la espalda.
En la colegio secundario conoció a Juan, un profesor de música, se veían una vez por semana cuando él daba clases.
El amor surgió como un flechazo.
Juan la invitó a alejarse de la casa paterna, le hablaba de las bondades de la gran ciudad, las posibilidades de progreso, los trabajos mejor remunerados.
Él, partió una semana antes, mientras Estela armaba el bolso, recordaba la despedida de la noche anterior, una vez más se había entregado a ese hombre, el amor los envolvía con su fuego.
Dejó los bolsos al costado de la cama, a la madrugada del día siguiente el micro la llevaría a cumplir sus sueños.
Cuando su padre se levantara ella estaría a mitad de camino.
Juan la esperó en la terminal de micros, le entregó un ramo de jazmines, mientras caminaban le dijo que viviría en una pensión, por el momento no podía llevarla a la casa de sus padres.
Ella creía ciegamente en ese hombre , en apariencias demostraba ser el mejor de todos.
Los encuentros comenzaron a espaciarse, Juan desapareció.
A ella los ahorros se le escurrían de las manos, el padre no le permitía regresar a la vieja casa.
Noemí la dueña de la pensión, le ofreció ser acompañante, allí tomó conciencia que no era un albergue de señoritas, conoció historias similares a la suya.
Los clientes a veces eran amables, otros la maltrataban, Noemí le exigía que se maquillara para no demostrar la tristeza que la invadía.
No había elegido ese trabajo, tampoco pudo terminar los estudios para los que había viajado.
Una noche decidió no atender a ningún visitante, recibió golpes y palabras que jamás creyó escucharía.
Otra vez armaba el bolso, se preguntó por qué había guardado ese retrato, el viaje había sido largo, ingrato.
No sabía adónde ir, había perdido el rumbo, deambulaba por las plazas, dormía en la puerta de los edificios.
Encontró trabajo como cocinera en una casa lujosa, en ese tiempo supo que estaba embarazada, tendría a su hijo pese a todo.
Comunicó su estado a la dueña, ese día se enteró que trabajaba para Juan y su familia de siempre, ellos habían logrado fortuna, traían jóvenes del interior para iniciarlas en la prostitución, vivían a costa de víctimas inocentes.
Estela huyó del lugar con las ilusiones rotas, debía seguir viviendo por ese pequeñito que crecía en sus entrañas.
Consiguió trabajo como mucama en un hospital, era un trabajo digno, allí nació Axel.
Le dedicó su vida entera.
Han pasado los años, hoy, su hijo recibe el título universitario, Estela le entregará el diploma de honor, en su pecho, orgulloso lucirá la medalla ganada con sacrificio y esfuerzo.
A partir de ahora vivirán en una pequeña casa, rodeada de jardines y amor, el destino les dio a ambos otra oportunidad.
Estela enterró sus recuerdos, el pasado, con tesón y trabajo tendrán un futuro brillante.

Tuesday, May 06, 2008

ÉBANO Y MARFIL

La foto estaba enmarcada en madera de ébano, pequeñas incrustaciones de marfil lo adornaban.
Desde el papel ella lo miraba lánguidamente como tantas otras veces cuando se entregaban al amor, sus labios delineados incitaban a besarlos hasta el cansancio.
Se sumergía en esa boca para beber el néctar del amor.
Ha pasado la vida recordándola, se preguntó por qué había guardado ese retrato, el viaje ha sido largo, los años se han acumulado, sin embargo el corazón hoy cansado rejuvenece al observarla.
Compartieron sus destinos varios años, no les importaba la diferencia de edad, ella podría haber sido su hija, fué la mujer que más amó.
Enciende un cigarrillo, sostiene el retrato en sus manos, cierra los ojos,la vida pasa como una película, aún puede sentir la respiración tibia de su mujer en el cuello, escuchar sus carcajadas cristalinas.
Se habían casado en la capilla del pequeño pueblo, nervioso la esperaba en el altar, ornamentado para la ocasión con flores blancas, entre los ramos una rosa roja, como la pasión que los envolvía.
Cintas de suaves colores sujetaban los ramilletes dispuestos en los bancos de la iglesia.
Los coreutas cantaban esperando el arribo de la bella mujer.
Los monaguillos abrieron las pesadas puertas de madera, etérea avanzaba ella, el vestido largo insinuaba la esbeltez de quien en minutos sería su esposa, no dejaron de mirarse un solo instante mientras duró la ceremonia.
El sacerdote les hablaba del amor, el compromiso que deberían asumir para siempre.
Sellaron la pasión con un dulce beso.
Inauguraron la casa luego de un breve viaje, era confortable, orientada a lago de aguas azules.
En poco tiempo ella le anunció que serían padres, la noticia llegó acompañada por lágrimas de emoción.
Nueve lunas tendrían que esperar para la llegada del esperado bebé.
Ese día ella se había levantado más hermosa que nunca, la mirada tenía un brillo diferente, se sentían plenos en pocas horas nacería su hijo.
Camino al hospital bromeaban con los nombres del pequeño ser que alegraría cada momento de sus vidas.
El la asistió en todos los momentos, notó la preocupación de los médicos, no pudo presenciar el parto, las horas pasaban pesadamente.
Ingresó al quirófano en el preciso instante que el médico decía, “Ambos están en brazos de Dios”.
A partir de allí despertar era una tortura, siempre acompañado por la soledad.
Dejó el retrato de ébano y marfil sobre el escritorio, buscó un anotador, escribió pocas palabras, sacó el arma y puso fin a su vida.
Lo encontraron recostado sobre el sillón, su mano sostenía la nota manchada con sangre, claramente se podía leer “Vivir no tiene sentido, estoy transitando el camino para reunirme con el amor de mi vida”

Sunday, May 04, 2008

RECUERDOS COLOR SEPIA

Desarmaba la maleta, tranquila ubicaba la ropa en el placard, abrió las ventanas del departamento, la brisa parecía un látigo helado que hizo saltar sus lágrimas.
Había derramado tantas que creía que jamás volvería a llorar.
Desde el séptimo piso la vista era impecable, ante sus ojos se desplegaba una postal, el mar azul estaba inquieto, como tantas veces las olas en su danza acariciaban las rocas, los colores rosados y violáceos matizaban el cielo límpido.
El edificio comenzó a iluminarse, un haz de luz se reflejaba en las flores, perdido un pájaro buscaba regresar al nido, seguía la melodía que producían los gorjeos de sus crías.
En la cama esperaba la valija abierta, debía seguir, a un costado estaba el álbum de fotos, delicado, de cuero azul, en la tapa en fina letra dorada entrelazadas las iniciales de sus nombres y una fecha lejana en el tiempo, casi olvidada.
Se sentó en el borde de la cama, recorría cada fotografía,acariciaba amorosamente cada imágen, eran pasajes de una vida en común, dichosa, plena.
Juntos habían recorrido lugares de ensueño,océanos tibios acariciaban las siluetas unidas, nieves eternas cobijaban risas cómplices.
El fuego y la pasión de un amor sin límites los desbordaba, se necesitaban,buscaban sus bocas,se abrazaban hasta sentir el extásis que los transformaría en un solo ser amándose.
Eran la pareja perfecta hasta que apareció la traición.
El mostró su debilidad, ella, el orgullo herido, el amor mancillado.
Arrancó la última foto del álbum, mientras la sostenía en sus manos se preguntaba por qué había guardado ese retrato, el viaje había sido largo, tanto que el papel ahora era color sepia.
No encontraba respuestas, aún podía imaginar el calor de sus caricias, el sabor de los besos de ese hombre que ahora la miraba desde un papel amarillento.
No era el que había conocido, era un extraño, debía terminar esa historia.
Hacía frío, encendió los leños del hogar, arrojó al fuego las fotos, crepitaban hasta convertirse en cenizas, igual que su amor.
Mañana comenzaría otra vida alejada de los recuerdos, aún era joven, otra vez volvería a soñar.

Friday, May 02, 2008

CIELO

Ellos no conocen de colores, tampoco saben de razas o religiones, son pulcros de espíritu.
Podemos encontrar niños cantando debajo de la sombra de un árbol, niñitas de miradas diferentes, con sus vestiditos de colores.
Algunas llevarán en su vestimenta un poquito de poder, grandes volados adornaran sus cuellitos de cisnes.
Los frunces de sus polleritas estampadas con flores se confundirán con aquellas que desde los jardines regalan sus aromas y colores.
Hoy he conocido a una niña especial, es diferente a las otras que he visto a lo largo de mi vida, su tez es del color del fruto de los olivos, cuando las aceitunas negras están a punto de ser quitadas de los árboles.
Es una nena solitaria, nunca ha tenido en sus manos una muñeca para jugar, los papás trabajan en un oasis de la selva.
Sonríe siempre, sus dientes parecen perlas de nácar, pese a ser única hija de un matrimonio laborioso ella busca los juguetes que no tiene en la naturaleza.
Muchas veces la vi cerca de un lago, escuché su risa sonora cuando sus manitos sumergidas en el agua celeste desdibujaban su imágen inocente.
Esa niña puede tener cualquier nombre, he decidido llamarla Cielo, curiosa me mira, señala la inmensidad del firmamento.
Juntas observamos el paisaje, no sabemos cuánto tiempo ha pasado, le cuento historias, nos comunicamos con el idioma de las señas, en estos casos es universal para entendernos, hablamos idiomas diferentes, las caricias nos unen.
Ella ríe intentando olvidar las miserias a las que la ha sometido el hombre.
Le regalo un cuaderno, allí con lápices de colores vuelca sus dibujos.
Sus manos temblorosas intentan dibujar, nos reímos de los garabatos que alguna vez la humanidad se detendrá a mirarlos.
Tiene como compañía los pensamientos, un entorno de hadas y duendes.
Esta noche cuando las estrellas se cuelguen en el firmamento iremos a su casa, una pequeña choza ubicada en el medio del bosque.
Las esterillas enrolladas, por la noche se estirarán en el suelo para acurrucar sus sueños.
Paso la velada con ellos, aprendo a comer arroz con palitos, nunca había probado semejante manjar, el ingrediente secreto es el amor al prepararlo.
El sol nos despierta, debo partir a otro destino, la imagen de Cielo me acompañará siempre, la sonrisa angelada me despide, una lágrima furtiva desciende por su rostro moreno.
Cielo, como tu hay otros cielos, prometo venir a verte pronto.
Serás la estrella que ilumine mi camino, sentiré tu abrazo para siempre.
Recuérdame pequeña, mañana es incierto, sin embargo tu carita de ángel anidará en mi alma más allá de todos los tiempos.