Sunday, August 31, 2008

LA BORDADORA DE ILUSIONES





Es imperioso que cambie.

La puerta quedó a medio cerrar..., nadie debería ver el lugar donde ella bordaba ilusiones.

Laura era una mujer de belleza singular, el amor verdadero llegó a su vida una sola vez, amó sin concesiones, los sentimientos no conocían límites, el fuego lo alimentaba, por esa puerta a medio cerrar lo vio partir, en ese instante se derrumbaron las promesas, proyectos compartidos se esfumaban, estaba sola, debía tener fuerza para salir adelante.

¿Cómo hacerlo si siempre ese amor la había sostenido?

Decidió bordar ilusiones con hebras incoloras, en las noches solitarias sacaba los ovillos de hilo en varias canastas, sabía que algunos tomarían prestado un destello de luna para transformarse en plateado, a otros las gotas de rocío los convertirían en fibras nacaradas, la magia de la naturaleza haría el resto, de las flores tomaría los colores, del sol sus rayos dorados.

Una vez por semana en la mercería del pueblo compraba suaves telas de hilo blanco, para confeccionar sábanas, pañuelos, o lo que su imaginación quisiera.

Venían de otros pueblos cercanos a comprar sus creaciones delicadamente bordadas.

La clientela crecía igual que su soledad.

Una tarde apareció un apuesto joven, necesitaba comprar un regalo diferente para su madre.

Laura lo hizo pasar para que eligiera aquello que más le gustara.

Abstraído por la belleza de la muchacha apenas miraba las piezas bordadas que se exhibían ante sus ojos, no podía dejar de observar esa cara cincelada por un escultor, llamaba su atención la melancolía de una mirada tan mansa como el límpido azul del cielo.

Encargó varios pañuelos, idénticos a los que Laura utilizaba para secar sus lágrimas.

El trabajo estaría concluido en una semana.

Esa mañana Laura quiso dejar atrás la tristeza, se vistió con un jean que dejaba adivinar sus esbeltas piernas, una camisa anudada en la cintura completaría el atuendo, el cabello como una cascada caía sobre los hombros de la mujer.

No sabemos si los pañuelos llegaron a destino , hoy la puerta a medio cerrar deja ver a dos seres que se aman, atrás quedaron la soledad, el llanto, nuevamente el amor anida en el corazón de la bordadora de ilusiones.

Monday, August 25, 2008

SOY UN ÁRBOL




Mi tronco es rugoso.

Esta mañana observé que dos enamorados con un cincel tallaron su nombre para que perdure a través de los años.

Ella me robó una flor, graciosa la prendió en su larga cabellera, el inquieto cortó otras flores color naranja, para armar una corona, con ella adornaría la cabeza de su amada.

Vine de muy lejos, nací en Madagascar, me bautizaron con un nombre raro, no es necesario que lo memoricen igual se los digo, me llaman “Delonix Regia” no tengo muchas pretensiones, solo necesito para crecer el cariño de todos, también algunas gotas de lluvia se posarán sobre mis flores anaranjadas, otras sabiamente recorrerán mi cuerpo desnudo como el ébano para entrar a las raíces de la tierra, ese será mi alimento.

Estoy emplazado en la plaza principal de la Isla del Encanto, desde aquí escucho el rumor de las olas , puedo regalar mis flores a las parejas enamoradas.

Me gusta que los niños o ancianos descansen bajo mi sombra, bajo el arrullo de los pájaros que pueblan mi copa, en ellas hicieron nido las aves, por las mañanas me despiertan las gotas de rocío.

Sacudo mis ramas para que puedan beber los pajaritos que esperan el regreso de sus padres.

La brisa me mueve, bailo una danza desconocida, solo pueden verla los seres de corazón amplio.

Los obreros del municipio dicen que ocupo mucho espacio, van a trasplantarme al jardín de una casa, en ella viven dos ancianos mágicos, están solitos, sus hijos han partido en búsqueda de mejores horizontes.

No sé si adónde vayan encontrarán a mis hermanos, por las dudas me sacan fotos.

¿Cómo explicarles que no quiero ser una postal?.

Quiero seguir viviendo, que mis raíces perforen las entrañas de la tierra, soy feliz con poco, a todos les agradezco regalando mis flores anaranjadas, a ello le sumo el trinos de los pájaros que despertarán cuando el amanecer tiña de rosas y celestes el firmamento.

Por las noches me ilumina un destello de luna, hace que brille el color de mis flores, parecidas a las orquídeas.

Solo te pido que al lugar que me lleves lo hagas con cariño, devolveré tu gentileza obsequiándote mis flores naranjas.

Quiero seguir viviendo para alegrarte la vista, puedes fotografiar las sonrisas que nacen en mi panza, por dentro corre la sabia que me alimenta.

Quiero seguir creciendo, te pido me adoptes como compañía, sabré devolverte tu cariño.

Mira esa flor que está en la copa, esa que apenas abre sus pétalos a la vida, te la regalo, solo la cambio por un poco de amor a la naturaleza.

Aún siendo árbol, tengo sentimientos para compartir a lo largo de nuestra vida.

Sunday, August 24, 2008

EL ELEFANTE DE LA SUERTE







No podía despegarse de su amuleto, hasta que un día decidió volver a la realidad.
La empresa para la que trabajaba había sido privatizada.
Con el correr de los días todo cambiaba, atrás habían quedado las horas extraordinarias, las que le permitían pagar las cuotas del crédito hipotecario.
A pocos minutos de la ciudad el paisaje se transformaba, atravesando un bosque de eucaliptus, concluía la construcción de un barrio privado, antes de decidir la compra hizo cuentas, la cuota del préstamo era alta, sabía que trabajando de lunes a domingo, podía pagarla.
Por fin tendría su casa propia, eligió un bonito chalet, apartado de la entrada principal, detrás del jardín corría un río angosto de aguas cristalinas que permitían ver el lecho de piedras.
La vivienda era cómoda, grandes ventanales permitían que entrara la luz del sol, deseaba estar en contacto con la naturaleza, apartarse del ruido de las grandes ciudades.
Por la tarde firmarían el boleto de compra venta, en menos de una semana estaría habitando en la casa de sus sueños.
Realizó la mudanza sola, pese a ser una mujer bonita, el amor había sido esquivo.
Colocó los canastos en el salón tendría todo el día para dejar la casa como quería, comenzó por colgar los cortinados para lograr un poco de intimidad, a media tarde estaba todo listo.
En el refrigerador había colocado una vianda, era el momento de disfrutarla, al abrirla, encontró junto a la comida un pequeño envoltorio, estaba segura de no haberlo colocado allí, quitó el papel encontrando un pequeño elefante blanco de porcelana, en ese instante recordó que era el que su madre tenía como amuleto de la buena suerte, sonriendo por la travesura de su mamá lo llevó al modular, en la trompa colocaría un billete para que la fortuna la acompañara.
A regresar al trabajo encontró varios escritorios vacíos, algunos de sus compañeros habían sido trasladados a otras oficinas, la tristeza se apoderó de ella, ya no podría compartir momentos con ellos.
Por la tarde fue citada a las oficinas del gerente de la empresa, le comunicaba que sería trasladada a otra provincia, no quería mudarse a otro sitio, recién se había instalado en su nueva casa, aceptó el retiro voluntario.
Con la suma obtenida saldaría el crédito hipotecario, tenía treinta y cinco años, con su experiencia y antecedentes laborales, creía sería fácil conseguir otro empleo.
El vendedor de diarios conocía la situación de la muchacha, todos los días le acercaba los avisos clasificados.
La cuenta bancaria estaba vacía, los días se sucedían en forma monótona, en todos los sitios que visitaba le prometían llamarla.
Demacrada, sin fuerzas, esperaba que sonara el teléfono, no quería rendirse al arbitrio de una sociedad que la consideraba vieja para trabajar.
El elefante blanco de la suerte parecía mirarla, no podía ser, era una figura de porcelana.
Cambió su vida radicalmente, no tenía ganas de sonreír, las persianas de la casa permanecían siempre bajas.
Pasaba la mayor parte del día acostada, no se alimentaba.
Los vecinos alarmados dieron aviso a la guardia del barrio, el olor a gas era insoportable, la tranquilidad fué alterada por el ulular de las sirenas de una ambulancia.
La encontraron tirada sobre la alfombra del comedor, no pudieron salvarle la vida, en sus manos blancas y frías como el mármol, sostenía el elefante de la suerte.

Friday, August 22, 2008

EL ABANICO




No podía despegarse de su amuleto, hasta que un día descubrió que no servirían los talismanes para lograr el amor.

Se habían conocido en un concierto, a los dos les gustaba la música, esa noche el teatro estaba colmado, un pianista de renombre internacional lo visitaría, esperó a su hombre, nunca llegó a la cita.

Debía vestir en forma elegante, la ocasión lo ameritaba, con la ayuda de sus amigas, se preparó para el evento.

Optó por un vestido azul, haría juego con sus ojos, el talle ajustado permitía adivinar sus curvas esculpidas.

No llevaría joyas, solo un broche ajustaría el cabello dorado como el trigo.

En las manos un abanico profusamente bordado, regalo de su abuela, lo utilizaba para ocasiones especiales ,las varillas de marfil contenían las puntillas de encaje.

Llegó al teatro con tiempo, disfrutó del cóctel, todo a su alrededor era mágico.

Los hombres la miraban, asombrados ante tanta belleza, un leve rubor se apoderó de sus mejillas.

El acomodador los invitó a entrar a la sala, del techo cóncavo pendían arañas con lujosos cristales, asemejando gotas muy parecidas a las lágrimas de una mujer enamorada.

Las luces fueron bajando, un reflector iluminaba el escenario, en segundos aparecería el pianista.

Lo recibieron de pié, con aplausos y aclamaciones.

Las manos del artista cual pájaros acariciaban las teclas del piano arrancando las más bellas melodías.

El palco que ocupaba estaba ubicado cerca del escenario, frente al piano, la belleza de la música la transportaba, tuvo la sensación de estar desnuda, los acordes se apoderaban de su cuerpo, buscó el abanico para ocultar la vergüenza que la invadía al sentirse tan expuesta.

No lo encontró, nerviosa miró su falda, tampoco estaba en el piso.

Trató de cambiar sus pensamientos, concentrarse en las melodías, en ese instante advirtió que su abanico estaba sobre el piano.

El artista le dedicó una sonrisa.

Al finalizar el concierto el teatro quedó solo, estaban ellos dos en la inmensidad de la sala.

Le ofreció una sinfonía, no sabe cómo, ahora estaba en el centro del escenario, intentó recuperar su abanico, en ese instante el interprete se incorporó, los brazos rodeaban su talle, el fuego de las bocas propició besos lánguidos hasta convertirse en una hoguera de cuerpos que se encuentran.

Hoy están juntos, ella no sufre por la pérdida del abanico, encontró el amor verdadero, la música y los sentimientos acompañarán el resto de un destino compartido.

Thursday, August 21, 2008

HOMBRE GRIS










De terror es que no te animes a acercarte, no estamos en Buenos Aires Colonial, donde las distancias se acrecentaban porque no había caminos.


Entre la polvareda nacieron miles de historias, los buitres acechaban a sus presas para sembrar pánico, el mismo del que hacés gala hoy al no enfrentar tus problemas.


No hay objetos que se mueven solos, tampoco verás manchas de sangre, ni muertos que resucitan para darte miedo.


Los vidrios de los ventanales están intactos, el viento más fuerte es incapaz de romperlos, la calidez de la casa te espera.


Los fantasmas son parte del pasado, ese que no acostumbraste a alejar de tu vida.


El futuro es sereno, puedo aceptar que vivas en compañía de tus recuerdos, sin embargo no le encuentro razón de ser a tu terror de enfrentar la realidad lisa y llana.


No se moverá ninguna copa, no escucharás alaridos de personas sufrientes, el camino está despejado, la luz mala es una simple anécdota, tampoco es cierto que a la luz de la luna algunos hombres se conviertan en lobos y ataquen.


Son fantasías que viven en tu mente, los pájaros de Alfred Hitchcock, han perdido las alas después de tanto transitar en tu interior, donde solo tiene cabida la angustia.


No temas, no puede hacerte daño la espuma de las olas que vuelven del mar a la arena.


Escucha los latidos de tu corazón solo así serás libre para dejar de ser un alma en pena.


Buscá un objetivo, pedí que se cumpla cuando la luz del sol juegue con tu silueta, es la única forma de dejar de ser un hombre gris, esos si, asustan.


La vida transita por diversos carriles, elegí el del amor para ser un hombre completo, no defraudes a los que te aman sinceramente.


Dejarás de ser ese hombre descolorido y siniestro cuando te lo propongas, no importa, si será hoy o mañana, basta el intento, lo demás, el terror, no cuenta.


Sé feliz, con lo que tengas, será mucho si lo mirás con optimismo, la carga será menos pesada, solo de vos depende.

Saturday, August 16, 2008

LA VENGANZA DEL ÁNGEL




Los pobladores de la colonia sentían que algo faltaba para completar la plaza mayor.
Decidieron reunirse en la casa de una dama de la sociedad, el salón apenas se alumbraba con la luz de los candelabros, las velas dejaban suspendidas sus lágrimas de cera.
En la biblioteca, el gobernador charlaba con los hombres de la necesidad de completar el paisaje con una iglesia, para ello deberían aunar voluntades y esfuerzos.
Desmalezaron el predio para erigir la construcción.
El arquitecto plasmaba en el papel la imágen de la futura iglesia.
Especulador tenía todo calculado, la cantidad de voluntarios que trabajarían en la obra, lo harían por turnos, todos tenían que participar, estaba seguro que una vez concluída lo llamarían de todas partes, su mujer diseñaría los canteros de la entrada.
Las paredes estarían recubiertas de granito gris, la torre central culminaría con la figura de un ángel, sobre ella a más de treinta metros de altura, la cruz de hierro forjado se observaría desde todos los rincones del naciente pueblo.
La ambición lo desbordaba, buscaba bibliografía para erigir la catedral más bella, se puede decir que copió todas las características de una capilla ubicada en el corazón de África estaba tan lejos que nadie se daría cuenta que no era su obra, a él solo le importaba el dinero que recibiría por el diseño de la futura iglesia.
Un escultor trabajo la mole de piedra gris, hasta convertirla en un ángel de alas caídas, la mirada de éste parecía tan real que asustaba, esos ojos de piedra transmitían sentimientos encontrados, a veces paz, otras venganza.
Llevaron la pesada figura al fondo del predio.
A partir de ese instante comenzó la tortura, el arquitecto enfermó, un mal desconocido se apoderó de su cuerpo.
Con el último aliento le contó al sacerdote que lo asistía, la historia del ángel, éste aterrorizado lo encomendó a Dios.
Celebrados los funerales, los voluntarios continuaron con la obra, solo bastaba subir a la torre más alta la escultura del ángel.
Vanos fueron los intentos, siempre alguno se enfermaba mortalmente.
La viuda del arquitecto reclamaba el cobro por el trabajo del arquitecto, fue informada que percibiría el dinero cuando la catedral estuviera terminada.
Un domingo soleado decidió llevarle flores a su esposo, el vestido negro, le otorgaba más belleza, una mechas de rubio cabello, escavan del sombrero que cubría la cabeza de la mujer.
Buscó agua para los floreros, los acercó a la tumba de su esposo, mientras arreglaba las flores creyó sentir una mano, algo desconocido la atraía a las profundidades de la tierra.
Nunca encontraron el cuerpo de ella.
Asustados por tantas desapariciones sin sentido, los colonos decidieron coronar la torre solo con la cruz.
El ángel desapareció del predio, algunos cuentan que desplegó sus alas sonriente para volver a su destino original.
A la hora que se celebra la misa vespertina alguien desconocido entona melodías sacras, en ese instante la fragancia a rosas recién cortadas inunda la iglesia.
Los habitantes más viejos del lugar creen haber visto al ángel de alas caídas regresando al cielo, se toma de las nubes para lograr el ascenso.
Han pasado dos centurias, en el lugar que fuera depositada la imagen alada, el césped no crece, el lugar fue enrejado, por fuera cientos de flores y la luz de las velas que encienden los lugareños, acompañan los rezos de los que ansían crecer en paz duradera, sin odios ni venganzas.

Friday, August 15, 2008

LA CASA DE LOS MISTERIOS






Greta y María eran hermanas, vivían en el campo, la casa era cómoda entre las dos se repartían las tareas para mantenerla, por las tardes se sentaban debajo de los durazneros que serpenteaban el ingreso a la vivienda, para dedicarse a labores manuales que luego venderían.

Distraídas en su trabajo no escucharon la llegada del chasqui, en sus manos traía un sobre de madera dirigido a ellas.

Colocaron la tela bordada sobre una mesa.

Debían viajar a Buenos Aires, Eugenia, su única tía había fallecido, les había dejado como herencia una propiedad, junto al escrito se encontraba la llave de la casa.

Mientras una preparaba el equipaje, la otra iba a contratar la carreta que las llevaría a destino.

Algunos vecinos le pidieron que tomaran recaudos, el dueño no era bien visto por su carácter tosco.

Saldrían por la mañana el viaje insumiría casi dos días, dos caballos negros tiraban de la carreta, el hule negro del techo las protegería de las inclemencias del tiempo.

Unos minutos antes de llegar los caballos se mostraban inquietos, hasta el punto de desbocarse entre saltos y relinchos.

Las hermanas bajaron, caminarían la media legua que les faltaba, sobre las calles de tierra rozaban las puntillas de sus enaguas, a pocas cuadras se veían los adoquines que conformaban el asfalto.

La vivienda parecía abandonada, el pasto crecido llegaba hasta las ventanas.

Un cuervo con sus melodía gutural les dio la bienvenida.

Encendieron velas y faroles para iluminar el salón, quitaron las sábanas que cubrían los muebles, sacaron las telarañas de los cuadros, por primera vez tenían miedo, era tarde, con la luz diurna conocerían el resto de la propiedad heredada.

Greta limpió la mesa, allí apoyó la canasta en la que habían traído algunas provisiones.

Cansadas por el viaje se recostaron en unos sillones, intentarían dormir unas horas.

La madrugada las encontró despiertas, abrazadas escuchaban toda clase de sonidos, puertas que se abrían y cerraban solas, los vidrios de las ventanas comenzaron a romperse, salieron al jardín para comprobar que no había viento, en ese instante las paralizó un lamento, parecía la voz de la tía fallecida.

No era posible Eugenia hacía varios días había sido sepultada.

Las hermanas creyeron que esos pequeños sucesos se debían al cansancio, de la mano ingresaron a la casa.

Sumidas en un sueño profundo no advirtieron que los ruidos seguían.

El primer rayo de sol las despertó, no podían creer aquello que se presentaba a sus ojos, todo estaba ordenado y limpio, habían desaparecido las sábanas que cubrían los muebles, los cuadros desprovistos de telarañas, las imágenes parecían haber cobrado vida, sobre la mesa de la cocina dos tazas de café humeante y galletas tibias.

El piso de baldosas blancas estaba manchado por un hilo de sangre fresca, intentaron quitar la mancha, se mostraba resistente hasta convertirse en un charco, siguieron la marca llevaba a una habitación, la puerta de madera se quejaba al abrirla.

Apenas pudieron mirar el interior sobre la cama descansaba el cuerpo de Eugenia.

Esa casa fue vendida muchas veces, siempre los ocupantes encontraron lo mismo, el cuerpo de una mujer atravesado por una daga.

Pasados doscientos años en el sitio que se levantaba la casa, hay una plaza, inexplicablemente en el centro de ella crece un rosal de flores blancas, sus pétalos son cortados por una línea color rojo sangre, cuando cortan sus tallos pareciera que el rosal que nadie puso allí emite un quejido, la sabia que las alimenta, también es colorada.

Thursday, August 14, 2008

LA ESCLAVA






Aisha había nacido en Mozambique, de raza mulata, desde pequeña se destacaba por su belleza.

De niña jugaba a orillas del mar Índico, le gustaba juntar caracoles con los que enhebraba collares, algunos para uso propio otros para vender a los turistas.

Su padre, hombre con escasos valores morales, había enviudado, comerciaba telas de seda y otras especies de la zona.

En pocos días arribaría al puerto un crucero , en el llegarían ciudadanos de todo el mundo.

Aisha era la menor de siete hermanos, el arribo de la nave de lujo animó a su padre a vender a su hija, cobraría una buena cantidad de dinares que incrementarían su fortuna, a la vez no tendría que preocuparse por la educación de la adolescente, única mujer de la familia.

Entre el pasaje viajaba un científico de pocos escrúpulos, las actividades que llevaba estaban reñidas con la normalidad y buenas costumbres, buscaba la perfección del ser humano sin importarle el sufrimiento de sus potenciales pacientes .

Sedujo a Aisha, la pidió como esposa, no le importaba la edad de la jovencita.

La ceremonia se llevó a cabo en la playa, auspiciada por el jefe de una tribu.

Para la ocasión Aisha eligió un vestido de satén rojo, como único adorno una flor roja cubriría su cabellera negra.

La joven se negaba a consumar el matrimonio, en represalia el marido la sometía a los peores castigos, disfrutaba verla sedienta en el desierto, la tierra resquebrajada quemaba los pies de la muchacha, cuando la veía exhausta la sumergía en las aguas del mar.

Pese al sufrimiento Aisha seguía en su negativa, odiaba al hombre que su padre había elegido como esposo.

Una noche la obligó a posar para fotos de dudosa calidad, con las imágenes armó un álbum que sería ofrecido en sitios lujosos.

Usaría a su mujer para sus fines, conseguir información para su proyecto, conocer todo los detalles de las agencias de espías en beneficio propio.

No le importaba que su mujer se entregara a otros hombres con tal de conseguir su objetivo.

Una noche calurosa, la muchacha se negó a concurrir a un hotel, la encerró en una de las habitaciones de la vivienda que ocupaban, allí ella comprendió que se había casado con un monstruo, nunca conformarían una familia.

Con unas copas de más él llegó a la casa, el efecto del licor lo hacía transpirar, el pelo largo había quedado pegado a su rostro, la mirada inyectada en sangre la asustaba.

Llenó la bañera, como pudo lo arrastró hacia ella, lentamente lo desvistió, aterrada observó uno de los tatuajes, en su brazo izquierdo observó la imágen de una calavera de ojos rojos, una flor del mismo color adornaba los huesos de la cabeza.

Introdujo a su marido en el agua, ejerció presión hasta dejarlo sin respiración.

Cuenta la leyenda que Aisha, jamás volvió a su pueblo, no pagó por la muerte de un ser abyecto, escapó de las miserias humanas.

Hoy vive en una choza de un pueblo pequeño, su piel de mulata mutó al blanco, a la orilla del mar espera que otro crucero se acerque.

Con el elegido compartirá su única fortuna, una escultura cubierta de piedras semipreciosas.

No ha perdido las esperanzas de encontrar un amor sincero para siempre, en ese instante comenzará la historia de una mujer que dejó de ser esclava.

Wednesday, August 13, 2008

ALUCINACIONES





Se había convertido en adicto a la bebida.

No soportaba la soledad que había aparecido con la desaparición repentina de su esposa.

Intentó quitarse la vida varias veces, una y otra vez revivía, sentía recelo por los tratamientos.

En sus momentos de lucidez recordaba a Lucía, habían compartido tres años intensos, amorosos.

En uno de sus tantos viajes decidió fotografiarla en todos los paisajes que conocía, la recordaba vestida con una túnica blanca, sus pies descalzos caminaban por la tierra resquebrajada, etérea iba en dirección a las nubes que poblaban el cielo casi límpido.

Escuchaba con claridad su risa, idéntica al canto de los pájaros cuando despiertan en los nidos.

Cuando quedó solo, empapeló las paredes de la casa con las fotos de ella para sentirla cerca.

Una vez más había desistido de un tratamiento para sus adicciones, la casa que habitaban se había convertido en un museo, cuando estaba sobrio colocaba las flores que a ella le gustaban en sus retratos.

Poco a poco fue vendiendo todas sus pertenencias, conservó una cama y una mesa donde siempre había una botella de licor.

Pese a ser un experto en sistemas nadie le daba trabajo, todos conocían su adicción.

Cansado de vivir, una noche bebió demasiado, con pasos inseguros se dirigió al cementerio, las manos se enterraban en la tierra, hasta que por fin dio con su amada.

Solo extrajo la cabeza, se negaba a creer que una cara hermosa tallada por un escultor se había convertido en huesos de color marfil.

Tambaleando llegó a la casa, pintó la calavera de negro, dibujó en las cuencas de sus ojos figuras de color rojo, sobre la cabeza colocó una flor igual a las que Lucía admiraba.

Afuera la tormenta arreciaba con fuerza, los relámpagos vestían de violeta el firmamento, el grito de los truenos cortaba el silencio.

Pasos inseguros lo llevaron a la playa, quería morir en ese instante para reunirse con ella, no estaba alucinando, el cabello negro, mojado se pegaba a la cara confundiéndose con la larga barba.

No sabía nadar, el instinto lo llevó a las profundidades del océano.

Días después varios rescatistas lo encontraron abrazado a una roca de forma indefinida en el fondo del mar.

En la superficie revisaron sus ropas, en el bolsillo del pantalón encontraron la foto de una mujer de singular belleza, la imágen devolvía una angelical sonrisa.

Tuesday, August 12, 2008

RECUERDOS DEL DESIERTO




Los turistas no imaginan que entre el mar y la cordillera, el paisaje muestra el desierto inconmensurable.

Han llegado de diferentes países del mundo, el guía los lleva a conocer un puerto de aguas profundas, todos sacan fotos para guardar en sus recuerdos, en la retina quedará el ida y vuelta de grandes embarcaciones que transportarán las riquezas de los pueblos hacia lugares lejanos.

Por la tarde harán una cabalgata por la costa de arenas blancas.

Otro grupo se dedicará a bucear, al principio serán sostenidos por arneses, los más osados bucearán libremente.

Marcos lleva su cámara submarina para capturar las imágenes de las entrañas del océano, a medida que desciende la luz del sol se opaca, en semioscuridad, fotografía todas las especies, graciosas las algas se mueven bailando una danza desconocida, le queda bastante oxígeno en el tanque, suficiente como para llegar a una roca de forma desconocida, obnubilado ante tanta belleza, la fotografía desde varios ángulos, más tarde en la superficie preguntará qué es esa forma rocosa que descansa solitaria en el fondo del mar, no se atreve a tocarla, peces de colores nadan alrededor de ella formando vistosos círculos, parece una escultura olvidada.

Llega a la superficie, comenta con sus compañeros de viaje su descubrimiento todos coinciden en la belleza que emana esa formación rocosa.

Es hora de ir al hotel, el almuerzo compartido los llena de alegría, mañana realizarán otra excursión apasionante.

La tarde libre les permite disfrutar la playa.

Los rayos de sol se filtran por la ventana, desde allí filma la cordillera majestuosa, todos los colores se han fundido en esos picos que intentan acariciar el cielo.

Hoy irán a conocer el desierto, una experiencia diferente.

Las camionetas esperan a los turistas, deberán recorrer cientos de kilómetros, el paisaje va cambiando, atrás en perspectiva pueden observarse los últimos árboles, la cinta asfáltica da paso a la tierra resquebrajada.

A los costados unas cuantas casas de adobe albergan a los lugareños, pocas veces reciben visitas.

Marcos fotografía el caserío, en todas las viviendas en el frente, la imágen de una calavera de ojos rojos pareciera vigilar a los visitantes, en su cabeza llevan una flor de idéntico color a esos ojos que ya no miran.

Una joven descalza los acompañará hasta las puertas del desierto.

Aymará conoce el camino, la brisa suave levanta nubes de dorada arena.

Ella camina descalza, Marcos la fotografía tantas veces como su cámara lo permite.

En el camino de regreso le ofrece conocer otro mundo, donde la vegetación que la muchacha ignora, pródiga puebla la naturaleza.

En un mundo sin miserias comenzará otra vida, esta vez Marcos será su guía para siempre, el desierto solo será un espejimo para estos seres que el destino eligió para transitar juntos idéntico sendero.

Sunday, August 10, 2008

SONRISAS DE CARAMELO








Un solo día no alcanza para festejarlos, son almas inocentes que esperan todo de nosotros, los mayores

Para este día deseo que más que un regalo los niños sean respetados, que puedan ejercer sus derechos, que no se los utilice para trabajar en nombre de quien sabe qué.

Quiero que las niñas vuelvan a jugar con las muñecas, inventando historias propias o ajenas, que nunca las alcancen las manos de los asesinos sin armas que solo lucrarán con la inocencia de sus cuerpos.

Hoy vi niños mostrando sus juguetes orgullosos, ayer otros chicos recibieron su vuelo de bautismo, los imaginé con el corazón latiendo a mil por minuto.

Somos responsables de ellos, no nos piden venir al mundo de manera irresponsable, debemos cuidarlos desde que están en la panza de las madres, trabajar por ellos.

Mi patria es extensa, mientras mis hijos rompían el papel de los regalos, pensaba en los niños del norte de mi país, solo por citar un ejemplo,esos que juegan y cuidan a las llamas o cualquier otro animalito que los alimente.

Allí me puse a pensar que la desidia es mala en todos los órdenes de la vida, pero se agranda cuando va dirigida a los más chicos.

Hoy, mañana y siempre, sueño con verlos jugar, estudiar, para que crezcan sin diferencias.

Espero que algún alma inquieta haga algo por tantos nenes desvalidos que soportan la indiferencia.

Quiero sus sonrisas manchadas de chocolates y caramelos, necesito que sientan el amor que muchas veces se les niega.

Quiero que en mi país crezcan ciudadanos, sin importar los colores políticos.

Piensen son chiquitos, algunos provienen de hogares en los que falta alguno de los componentes.

Por una vez seamos justos y a todos esos chiquitos que están solos esperando, tengamos la grandeza de regalarles una sonrisa.

A ti niño solo te prometo que cambiaré tus días, solo necesito que me digas que si, para integrarte a mi familia, te aseguro te llevarás bien con tus hermanos, no habrá diferencias.

Cielito de las montañas vengo a decirte que culminó tu espera, mientras el sol acaricia los paisajes de esta bendita patria, me siento a mirar como corre el agua por el cauce del río, cientos de pajaritos cantan una melodía.

Regálame tu sonrisa de dientitos robados, para poder abrazarte y decirte bienvenido a casa, te quiero.

Friday, August 08, 2008

DIOS DE LAS AGUAS






Federico Insúa era ambientalista, en el tiempo que le quedaba libre, se dedicaba a su otra pasión ,el ilusionismo.

De carácter parco, la larga cabellera y la profundidad de sus ojos negros le otorgaban misterio.

Había recorrido todo el mundo, encontró paisajes inimaginables.

La naturaleza a veces se mostraba exultante, otras enseñaba los faltantes en otros puntos del orbe.

Esa noche haría una reunión en su casa, el lugar elegido sería el sótano, los asistentes debían asistir con vestimentas blancas, sobre un pequeño escenario había posado una pantalla, en ella mostraría distintas diapositivas de los viajes realizados, al costado una calavera de ojos como rubíes igual que la boca que alguna vez había sonreído.

Acomodó una fila de pupitres para los que quisieran tomar nota de la charla, en los candelabros las velas derramaban pequeñas lágrimas de cera, en un estante había colocado flores y sahumerios.

Antes de comenzar la disertación, cortó una flor de rosa china colocándola sobre la calavera que muda asistiría al evento, el color rojo de aquella combinaba con los ojos inertes de ese testigo que presentaría a sus amigos al final de la exposición.

Pausadamente se dirigió a ellos, brevemente los introdujo en la historia, les habló de la importancia del agua para conservar las especies.

Les contó de una tierra árida, las diapositivas dejaban ver el suelo quebrado, estaba tan lastimado que podían observarse las entrañas de la tierra, allí en el medio de la nada sobrevivía una tribu, el más anciano de los habitantes le hizo saber ,que hace muchos años ese lugar había sido un paraíso, las vertientes de las mesetas eran el sitio elegido por las aguas para caer en pequeñas cascadas, los árboles crecían, entre las ramas descansaban los nidos de las aves que lo despertaban al amanecer, de a poco la mano del hombre convirtió ese espacio en un páramo.

Federico le preguntó por qué se quedaba, el anciano le respondió que allí había nacido y ahí moriría.

Antes que el ambientalista emprendiera el regreso, le regaló la calavera, en el camino le comentó que en el fondo del océano reposaba un objeto de forma indefinida, cubierto de piedras preciosas, quien lo encontrara debería subirlo a la superficie y venerarlo, de esa forma volvería el líquido elemento que permitiría la sobrevivencia de la humanidad, el nombre era Bulane, dios de las aguas.

La conferencia había concluido, el amanecer pintaba de rosados y grises el cielo, Federico decidió sumergirse quería encontrar la escultura cubierta de piedras, era necesario que todos tuvieran algo tan elemental como el agua.

Los periódicos de la mañana, daban la noticia en primera plana, el conocido ambientalista Federico Insúa estaba desaparecido.

Aún no se sabe si logró su objetivo, todos sin importar la religión que profesan, oran por su regreso.

Wednesday, August 06, 2008

ROSAS COLOR VIOLETA




Se miraron y no sabían qué decirse, tendidos al costado de la ruta, esperaban el auxilio de las ambulancias.
Los automovilistas que pasaban por el lugar ayudaron a correr los cuerpos, cercanos uno del otro.
El pavimento estaba húmedo, una tenue llovizna los salpicaba , el frío era intenso, ninguno de los dos había tomado la precaución de colocarse el cinturón de seguridad.
Como pudo el extendió su mano hasta encontrarse con la de ella, quería darle calor.
Ambos amaban la velocidad, tal vez para escapar de los recuerdos.
El silencio de la madrugada fue cortado por el ulular de la sirena de una ambulancia, los médicos los inmovilizaron, decidieron llevarlos al mismo centro de salud, en la misma unidad, el gélido amanecer no permitía esperar otro vehículo.
Rapidamente los ingresaron en la guardia, por fin sentían el calor de las frazadas, aparentemente solo tenían golpes, estarían en observación mientras les practicaban los exámenes de rigor.
Fueron derivados a otro centro asistencial que contemplaban las medicinas prepagas.
Quiso el destino que fuera el mismo sanatorio el que los albergara.
Inquieta ella quería levantarse, preguntaba por la suerte que había corrido ese desconocido que conoció la noche del accidente.
La enfermera le aseguró que estaba bien, mientras acomodaba la ropa de cama, en ese instante una mucama acercó un ramo de flores, en la tarjeta se leía una sola palabra “perdón”.
Contenidas en un florero, el aroma de las rosas inundaba la habitación.

Nunca había visto rosas de ese color, pétalos violetas salpicados de rocío despertaban los latidos de su corazón dormido, volvía a soñar.
Pidió un espejo quería comprobar que el accidente no había lastimado los finos rasgos de su belleza, tomó una mecha de sus cabellos para anudarlo en la nuca.
Por la tarde golpearon la puerta, un enfermero empujaba la silla de ruedas, él sonreía, quería contarle que había recibido el alta, no deseaba perder el contacto, intercambiaron teléfonos y correos.
Prometieron volver a encontrarse fuera del hospital.
Aún debilitada por el accidente concurrió a la cita apoyada en un bastón.
Él la esperaba en una mesa, por el ventanal podía observarse la playa desierta.
Se contaron sus vidas, para ninguno de los dos había sido fácil.
Hoy comparten una casa cercana a la playa del primer encuentro, los pesares quedaron atrás.
Juntos seguirán construyendo un destino donde tenga prioridad el amor.

Friday, August 01, 2008

REENCUENTRO








Ellos se observaban mutuamente y no sabían qué decirse.
En silencio recorrieron la antigua casona.
Pese al tiempo transcurrido, los jardines que la rodeaban conservaban la belleza de antaño.
Abrazaban las columnas vistosas enredaderas, varias mariposas aletearon al escuchar el ruido de los pasos de los que hace mucho tiempo se habían amado, el sol casi escondido entre nubes grisáceas, proyectaba la sombra de la pareja.
La puerta de doble hoja tallada ansiosa esperaba ser abierta.
Adentro hacía frío, él colocó su saco sobre los hombros de ella.
,Recorrieron el amplio salón, una rosa seca descansaba sobre la tapa del piano, descubrieron los muebles, las sábanas blancas parecían fantasmas de formas indefinidas.
Abrieron las ventanas para que junto al aire fresco ingresara el aroma de las flores, el rumor de las olas que rompían en la playa, dibujando la arena.

Otro tiempo supo encontrarlos amándose en el agua de un océano inmenso.
Los dos estaban en silencio, habían programado el reencuentro, no pensaban en los resultados.
Jamás habían dejado de amarse, años antes la vida los había separado, como pudieron rehicieron sus destinos alejados uno del otro.
Ambos culminaron esas etapas dolorosas con un divorcio, sin reclamos, solo con recuerdos compartidos que guardaban en sus almas, lejos de la mirada inquisidora de los otros.
Se vieron en cualquier esquina, no importaba el lugar, en ese instante sus miradas se cruzaron, como ayer mantuvieron silencio.
Un amigo en común procedió a informar los nuevos teléfonos de la ex pareja, las llamadas se sucedieron hasta que pactaron el reencuentro.
Dentro de la casa afloraron los recuerdos, dejaron que cual pájaros volaran hacia el exterior.
No hablaban, no sabían qué decirse, solo dejaron paso al renacer de los sentimientos.
El amanecer los encontró juntos en la cama, inmóviles, abrazados, la lividez se había adueñado de sus rostros, nuevamente el destino intentaba separarlos
Hoy descansan juntos en su última morada, los cuerpos reposan debajo de un almendro cubierto de flores rosadas, el mismo color que debió tener el reencuentro.