Tuesday, March 31, 2009

MISIONERA ANÓNIMA




Quería darle un giro a su existencia, en el momento más triste de su vida sus ojos se llenaron de lágrimas y soledad.
No le importaba ser la heredera de una cuantiosa fortuna, si no podía remplazar las cosas materiales por amor.

Debía partir con rumbo incierto para encontrarse.
Cambió su imagen, no volvería a lucir su dorada cabellera que cual manto cubría su espalda.
Descartaría para siempre el maquillaje, no lo recitaría si deseaba que los demás supieran mirar su corazón, entrar en su alma enrejada, plena de recuerdos.
Antes de partir regaló su rica vestimenta.
Buscó folletos en una agencia de turismo, quería encontrar su lugar en el mundo lejos de la vanidad que otorga el dinero.
Cumplió con todo lo pautado, vacunas, trámites.
Por fin estaba en el aeropuerto que la llevaría a una ciudad muy lejana casi invisible en el mapa pero cercana a los que tienen sentimientos.
Como único equipaje llevaba en su bolso de mano lo indispensable, lo demás no era necesario.
Viajó al Congo para convertirse en misionera.
Pueblo diezmado por las torturas, el hambre, la muerte de inocentes.
Vivía como todos en una choza cercana a la selva congoleña, era feliz a su modo dando a los que más necesitaban, ningún esfuerzo era suficiente para borrar la amargura .
La despertaban las melodías de los pájaros.
El lago de aguas cristalinas era suficiente para refrescarse.
Cambió su ropaje por una túnica, un velo cubriría su cabeza.
A nadie debía mostrar su rico pasado, era una más.
Su palabra reconfortaba a todos.
Por un momento saldrían del horror escuchando su canto de libertad, la mueca de una sonrisa se dibujaría en sus rostros de ébano.
Una flecha envenenada acabó con su vida.
Sus huesos anónimos descansan en un osario.
Detrás de ella muchas mujeres siguen su epopeya

Friday, March 27, 2009

REINA POR UN DÍA




Los adolescentes entraron al castillo de Leopoldo II.

Al atravesar la reja jugaron en los extensos jardines.

Pese al abandono, entre las hierbas continuaban naciendo flores multicolores.

Él quería sorprender a su compañera preferida, a la que aún no le había declarado su amor.

Al abrir las puertas de la mansión imaginaron el esplendor de épocas pasadas.

Solo, subió a las habitaciones de la reina, pese al tiempo transcurrido estaba intacta.

Grandes almohadones con puntillas cubrían una cama amplia.

Sorprendido ante la belleza del lugar, pasó al vestidor.

Eligió un vestido de terciopelo rojo bordado con hilos de oro.

Sacudió el polvo adherido a la riqueza de la tela.

Lo guardó en una caja.

Observó el retrato del rey, con objetos que encontró en el sitio formó la barba y los bigotes para parecerse al monarca.

Apresurado bajó las escaleras.

La brisa jugaba con los cabellos de la muchacha, era demasiado hermosa.

Le pidió vistiera las ropas contenidas en la caja.

Se veía más bonita, faltaba la corona.

Tomó una rosa para prenderla en el cabello.

Quien fuera reina por un día se convirtió en la dueña de su corazón.

URITORCO




Al amanecer recorrerán los últimos kilómetros que los dejarán al pié del cerro.

Los exploradores llevan en sus mochilas lo necesario, bolsas de dormir, cámaras fotográficas, filmadoras, instrumental de medición.

La ladera de la montaña huele a menta, el verde se mezcla con los colores de las flores silvestres.

El río Calalumba (agua que le canta a las piedras) invita a beber aún cuando no se sienta la necesidad de hacerlo.

Antes de la rueda de mate, ella se aleja del campamento, aún la luna se resiste a irse del cielo.

Llevará una linterna, los primeros escalones están delimitados el resto del ascenso será a pura emoción.

En el primer descanso se colocará el arnés que la sujetará hasta hacerla parecer parte del cerro.

Hace frío.

El pasamontaña solo deja ver sus ojos.

Mira el pasto quemado, las dimensiones son grandes.

Aparece un hombrecito pequeño, le cuenta que su nave no está a la vista.

No desea lastimarla le transmite que su acercamiento es para conocer la conducta humana ante determinados eventos.

Quiere responder, está sola, el silencio invade el espacio.

Antes de llegar a la cima trastabilla, el ser especial extiende su mano para sostenerla.

Encontró paz.

INDIANA





Hace dos meses que Dios se llevó a su lado a la mujer de su vida.

Extraña su perfume, la sonrisa cuando tambaleante le acercaba la bandeja del desayuno cada domingo.

Desde que ella murió la vida se plagó de desaciertos.

El padre, dueño de la empresa para la que trabajaba le sugirió se tomara el tiempo necesario para recuperarse de la pérdida.

Es hora de afeitarse, volver a ser parecido al de antes.

Mientras se rasura, un pequeño corte en la cara, sabe que en el botiquín hay un lápiz cicatrizante.

Al cerrar el espejo la mancha de sangre se transforma en letras puede leerse “ Te amaré siempre”.

Turbado maneja hasta Tigre, en el camino comprará carnada, la dueña del puesto no está, la sonrisa de Indiana lo perturba, es ella, cuando quiere abordarla desaparece.

Sentado en la costa observa el río color león.

Distendido trata de no pensar.

La tanza mueve la caña, sonríe, por primera vez obtiene un fruto del agua.

El agua lo atrae hacia las profundidades, está tranquilo.

Un haz de luz señala una cueva iluminada.

Indiana extiende amorosamente los brazos, juntos gozarán del amor para siempre.

Friday, March 20, 2009

MEDIA LUNA




Era una niña de corta edad, como todas tenía amigos imaginarios con los que entablaba diálogos encantados.

La tarde en el sur se hacía esperar, cuando en otros sitios la noche cubría con su manto la quietud y el silencio, ella podía ver esconderse los últimos rayos de sol en el agua.

El bosque de lengas estaba a unos pocos pasos de la casa que habitaba.

Al salir la luna encontraba sentada en el cuarto creciente un hada.

Era su amiga desde hacía un tiempo.

Sus ojos como el azabache, anhelaban el vestido que aquella llevaba.

Se internaron en el bosque, algunos árboles se abrazaban propiciando la oscuridad, era el momento de intercambiar la vestimenta.

Tules brillantes adornaban el cuerpito de la pequeña, flores multicolores adornaban su cabello.

Los duendes del bosque acompañaban la escena ejecutando melodías en minúsculos instrumentos.

Solo ellas podían escucharla.

Los rescatistas buscaban a la pequeña, nunca la encontraron.

Lágrimas heladas formaban una escalera al cielo, la madre llegaría su hijita.

Se produciría el reencuentro en el instante que la media luna ofreciera la silueta de dos hadas en el universo.

Brillantes estrellas participarán de un concierto estelar y mágico.

NEPTUNO, LA FOTOGRAFÍA




Veinte años sueños recurrentes.

Ha visitado psiquiatras, psicólogos, esoteristas, para desterrarlos.

Había viajado solo, los negocios le insumirían poco más de un fin de semana, su mujer se acercaba a los siete meses de embarazo, los médicos aconsejaban no viajara.

Las islas Azores son un lugar para el idilio entre los humanos o entre el hombre y la naturaleza. R

Rodeadas de vegetación abundante, flora espectacular, aguas cristalinas, bandadas de pájaros formando dibujos en un cielo transparente.

Día de descanso .

Se acerca a disfrutar de la playa, el viento hace remolinos en el agua, cada vez la altura es más significativa.

Se aleja.

Enciende el televisor, los titulares indican que han fotografiado a Neptuno entre las olas.

Duerme, lucha con el agua, no sabe nadar.

La sensación de ahogo lo despierta.

Regresa a Buenos Aires, en pocos días nacerá su primer hijo.

Presencia su llegada al mundo.

Las imágenes se van conectando, pierde la conciencia.

Se repite el sueño, esta vez las olas gigantes se llevan al niño recién nacido.

El vagido de un bebé logra despertarlo, llora, está conociendo al pequeño.

El sueño se diluye para siempre en el llanto del bebé.

SILUETAS ABRAZADAS



Era un ser extraño.

Pocas veces entablaba diálogos con las personas.

Vivía en un mundo para muchos desconocido.

Atemporal, ermitaño.

Alguna vez había conocido el amor, en ese tiempo sus ojos celestes como el océano invitaban a sumergirse en ellos.

Amaba a Diana.

Se dilataban las pupilas cuando alguien osaba mirarla, destellos rojizos enturbiaban su mirada, en esos instantes los acontecimientos se precipitaban dando lugar a la brusquedad, a todos aquellos sucesos que hubiera sido posible evitar.

Ella intentaba sin éxito explicarle que los celos enfermizos que lo poseían, de a poco irían desgastando el amor que se profesaban.

El otoño vestía de ocres y dorados el paisaje, crujían las hojas al paso cansino de este hombre.

Se lo observaba silencioso, taciturno, solo.

Remodelaba la casa que compartía con el amor de su vida.

Cerrojos en las puertas, ventanas tabicadas.

La oscuridad sería preludio de la tragedia.

Infructuosamente buscaban a Diana.

Cuando los gemidos de la muchacha indicaron el lugar del encierro, el odio encendido convirtió todo en cenizas.

Etéreas, transparentes, dos siluetas enlazadas se elevaban al infinito.

En ese sitio eterno, donde jamás llegarían las miradas indiscretas, intentarían el renacimiento del amor que tiempo atrás había unido sus vidas terrenas.

Tuesday, March 17, 2009

CREER




Creía, siempre creía.
No aceptaba vivir en un mundo imperfecto, a todo le buscaba el lado positivo.
Creyó tener amigos virtuales con quien compartir sus sueños, amaba hilvanar historias, mostrar espacios diferentes, esos que nacen de las convicciones con una pizca de fantasía.
Seguía creyendo que contar la vida desde otra óptica podría animar al otro, desterrar el rencor palabra que no estaba en su vocabulario.
Le gustaba volar por el mundo, ser pájaro, desplegar las alas para llegar lejos, tanto que la alejaban del pensamiento retórico de los humanos.
Su misión era crear, mal o bien, las musas inspiradoras aparecían en cualquier momento.
Daba vuelo poético a sus historias nacidas del corazón.
Como todos los días caminaba por una playa desierta, a lo lejos los barcos pesqueros parecían un punto de color en la inmensidad del océano, en ese instante plácido, otras mostrando su bravura.
Siempre encontraba un caracol, con el filo escribía los nombres de los supuestos amigos en la arena.
Una lágrima traviesa rodaba por su rostro cuando en su danza las olas borraban hasta los recuerdos.
Creía y eso la sostenía.
El sol se ocultaba dentro del agua.
El más eximio pintor jamás hubiera imaginado un cielo en el que los púrpuras y rosados se amalgamaban en una sinfonía de colores perfectos.
La brisa marina se transformó en viento, rugía enojado, las gaviotas ya no buscaban alimento.
Sola en la playa vió corporizarse una sombra, vestía de negro.
Intentó alejarse, regresar a su mundo imperfecto, allí encontraría a sus amores esperándola.
Casi sin aliento pudo escuchar el nombre de tan extraña visitante.
A la dama de negro la habían bautizado: indiferencia.

Sunday, March 15, 2009

TSUNAMI



Desde la terraza del hotel observamos la playa, la bahía es parte del paisaje.
El agua acaricia los pinos azules, algunos veleros regresan a las arenas blancas, las embarcaciones más grandes se adentran en el mar, parece una inmensa turquesa, el espejo de agua esta tranquilo, suavemente las olas mueren en la arena, dejando ondas blancas.
Esta noche festejaremos nuestro primer aniversario, en la galería elegimos nuevas alianzas, otro aro de oro sellará nuestro amor.
El sol cálido va dorando nuestros cuerpos.
No existe nada más placentero que observar la belleza exuberante de la naturaleza.
Algunos turistas disfrutan la piscina del hotel otros caminan por la costanera.
Los lugareños ofrecen a los recién llegados collares de flores multicolores.
El camarero nos trae jugos preparados en cocos ahuecados, los sabores se mezclan.
En la bandeja nos deja periódicos y revistas, los leeremos más tarde, queremos capturar cada instante de la hermosura que sin pedir nada se ofrece a la vista de aquellos que quieran admirarlas.
Antes del almuerzo nos comunicaremos nuestras familias, para contarles que estamos en las puertas del cielo, un sitio paradisíaco, ideal para confirmar el amor que nos tenemos.
Mientras enviamos fotos les hablaremos de la noche mágica que creemos nos esperará.
Mi vestido de gasa acentuará el bronceado, luciré un bouquet de flores en el cabello, el amor de mi vida llevará un traje de color claro.
Pensamos que será una noche inolvidable, serán testigo de nuestro amor el titilar de las estrellas y los destellos de la luna jugando a las escondidas entre el follaje.
Una nube pequeña se ha colgado del cielo.
Nadie conoce que será el preludio de la tragedia.
Bandadas de pájaros regresan asustados a la costa.
Las entrañas del mar rugen, agigantan las olas, el agua arrasa con todo, llevándose con su fuerza vidas, nada se interpone ante su bravura.
Estamos a salvo, abrazados lloramos.

Friday, March 06, 2009

EL LLANTO DEL FARAÓN




El palacio imperial miraba hacia el Río Nilo,
La vista se perdía en el curso de aguas aún serenas.
Al amanecer las lugareñas lavaban la ropa, enfundadas en coloridas polleras y blusas blancas que dejaban adivinar sus curvas.
Los canastos vacíos pronto se colmarían de rompa limpia.
Osiris apoyado en un bastón de ébano con puño de oro caminaba delante de su séquito de sirvientes.
Sonriente observaba a las mujeres que hacían su trabajo en la orilla.
Escrudiñaba a todas, exhultante miraba a las más bonitas.
La noche anterior había discutido con Isis por las continuas infidelidades del monarca.
Ver semejante espectáculo a la vera del río le hacía olvidar de las rencillas que mantenía a su esposa.
Ella no comprendía que Él la amaba a su manera, pero como buen rey necesitaba sentirse halagado por otras féminas.
Mientras el faraón elegía muchachas jóvenes y bellas para agregar a su harén, Isis llamó a sus aposentos al hombre más anciano del reino.
En una bolsa guardaba monedas de oro, así pagaría el trabajo encomendado.
El anciano advirtió a la gran esposa real que los cambios se irían dando de a poco.
Ocultó las monedas entre sus ropas.
Isis paseaba por los jardines perfumados del palacio cinetos de especies traídas de lugares remotos ofrecían su fragancia.
Los tamarindos estaban cargados con frutos color café, era uno de los árboles predilectos del rey.
El trabajo había comenzado.
El estanque de agua comenzó a secarse, igual destino corrieron las flores de loto.
Lentamente morían los peces, los canarios que estaban al borde del estanque huían con destino incierto.
Los gorjeos se perdían en la inmensidad del crepúsculo rosado y violeta.
Distintas clases de árboles comenzaban a perder la corteza, la sabia que recorría las entrañas se convertía en piedras verdes..
Osiris nunca pudo conocer el misterio de semejante devastación.
Isis en un papiro notificó su ausencia, jamás volvería a compartir nada con su esposo, se recluiría en una isla erigida cerca del río más largo del mundo.
El mundo vegetal moría inexorablemente.
Ese día conocerían el llanto del faraón.

Thursday, March 05, 2009

PALABRAS AL VIENTO




Paladeabas mi boca cuando pronunciaba la palabra susurro, decías que era sensual la forma de mis labios al hacerlo.
Nos amparábamos en besos eternos.
Música suave acompañaba nuestros movimientos cuando el amor fundía nuestros cuerpos formando una sola silueta.
Pasaron muchos años, aprendí otros vocablos que creía muertos.
La indiferencia se apoderó de nuestras vidas.
En soledad me pregunto ¿Dónde quedaron nuestros sentimientos?
Camino por la playa desierta, en mi bolso llevo tu foto, un cuaderno y el abanico de finas varillas de nácar que terminaba en encajes, si, ese que trajiste de Oriente.
Con él escondía miradas ardientes, era demasiado pronto para revelarte mis sensaciones.
Mundano, sabías que te amaba desde el momento en que te ví aparecer en las arenas blancas del Caribe.
Eras perfecto, tu figura bronceada, fibrosa hacía soñar a las mujeres que te acompañaban.
Reías con desenfado, tu sonrisa cautivaba a todas.
Corrías al mar, dejando que las olas dejaran gotitas de sal en tu silueta esbelta.
Eras cariñoso, estabas en todos los detalles.
La flor que me reglaste descansa en las hojas de un libro, lentamente el tiempo logró que el color se fuera perdiendo.
Sus pétalos amarillos evocan recuerdos.
Pude sobrevivir a la indiferencia.
Pensaba escribirte unas líneas, desistí de la idea.
Ahora comprendo que un Adonis no sería capaz de comprenderme.
La brisa marina se llevará las hojas de mi cuaderno, cual pájaros volarán con destino incierto.
Ellos serán capaces de llevarte mis pensamientos.
Tu vida está vacía, ambos lo sabemos.
Encontré al hombre de mi vida, a él podré susurrarle cuanto lo quiero.
El pasado está muerto.

Monday, March 02, 2009

FINAL DE UN PASEO



Después de una semana de arduo trabajo, necesitaba despejarse, huir de los números de la economía, olvidarse por unas horas de la empresa que por la crisis mundial no tenía buenos rendimientos.
Se dirigió al Delta, en el embarcadero estaba amarrada la lancha esperándolo.
Elevó la vista al cielo, éste se mostraba diáfano, ninguna nube había osado opacarlo.

Cargó lo necesario para pasar el día.

Navegaría por los brazos del Río Sarmiento.

Se deslizaba por las aguas marrones dejando una estela de espuma blanca.

En ambas márgenes se erigían lujosas casas de fin de semana, hortensias y azaleas crecían por doquier.
Bellas jóvenes tomaban sol al borde de las piletas.
Un niño solitario pescaba, sonrió al verlo, le hubiera gustado tener uno para compartir sus juegos, la vida y la decisión de su ex mujer se lo habían negado.

Tomaría por el río Capitán, la vegetación frondosa se asemejaba al comienzo de la selva.

El trino de los pájaros lo acompañaba.

Las ramas de los árboles entretejían lazos verdes impidiendo que pasaran los rayos del sol.

Almorzaría en un restó de la isla.

Sensual, la camarera se acercó a tomar el pedido.

Regresaría a media tarde, a esa hora el paisaje era diferente.

Estaba feliz.
La piel acompañaba su estado de ánimo, el sol le daba vida.

La brisa se transformó en furioso viento, el bote dio una vuelta de campana.

Intentó nadar hasta la orilla, la fuerza de la corriente lo arrastraba.

Cerró los ojos dejándose llevar.

Otras embarcaciones quisieron socorrerlo, imposible.

La nave de prefectura haría un rastrillaje.

Lo encontraron entre las ramas de un sauce lloraba ausencias.

Acongojados, los amigos esperaban el cuerpo inerte en el muelle.

Sunday, March 01, 2009

AVES DE LA SELVA*



Pidieron prestados los colores del cielo y de las aguas del océano para conformar mi plumaje.

Mi madre me dejó de pequeño en la selva.

Sobre las ramas de un naranjo aprendí a conocer las fragancias de los azahares, si, los mismos que se colocan las novias para adornar sus cabellos cuando ingresan a las iglesias para culminar las historias de amor más puro.

Armé mi nido con musgos secos para que fuera tibio.

Esta noche cuando la luna deje sus destellos plateados, me reuniré con amigos.

A los vencejos le preguntaré cómo hacen para esconderse entre las piedras detrás de una cortina de agua cristalina.

Intentaré dialogar con las flores, a ellas les diré con trinos muy bajos que estoy enamorado de la belleza que regalan día a día.

Sabré protegerme de los cazadores que me muestran como una preciada presa.

No sé vivir entre barrotes, mi destino es la libertad.

Mañana cuando el sol aparezca en el espejo de agua, me transformaré en águila.

Surcaré todos los cielos del universo infinito.

Sé que allá en lo alto, mi madre cantando extenderá sus alas para recibirme, juntos estaremos para siempre.




* En mi cuento hago referencia a pájaros que habitan en zonas de la selva misionera, el que tiene alas color de cielo se llama Chogüí, se lo puede encontrar en las ramas de los naranjos.El vencejo es un ave de color negro, acostumbra a estar detrás de la cortina de agua de las Cataratas del Iguazú, ese es su hábitat, no se conoce que cante, su particularidad es hacer sus nidos detrás del agua.