CONFESIÓN

Mientras camino por esta costanera tan diferente a otras que he conocido te recuerdo en forma constante.
Al acercarme a uno de los fiordos que engalan el paisaje pensé en vos.
Tengo perfectamente asumido que nuestro amor trascenderá espacios y tiempos.
Si pudieras contemplar a mi lado la majestuosidad del paisaje no dudo que daríamos rienda suelta a los sentimientos.
Imagino que me abrazas, con un abrazo infinito que logrará perforar las épocas.
Me acerque demasiado a la cúspide de ese accidente geográfico, no me retes por no haber medido las consecuencias, un paso en falso hubiera propiciado mi caída al vacío.
Mi cuerpo tal vez se habría hundido en el espejo de agua que el viento agitaba.
No tuve miedo.
Mi alma encadenada a la tuya percibía que solo estirando los brazos podrías contenerme.
Para no distraerte de tu trabajo opté por sentarme en las rocas, el agua salpicaba mis piernas, igual que al fiordo cuando internaba las suyas en las profundidades del océano.
Sentí tu respiración muy cerca de mi cuello, entendí que buscabas el rubí que alguna vez pintaste como si fuera mi boca.
Tus manos recorrieron la geografía de mi silueta, no sentí vergüenza al estar segundos desnuda ante tus ojos de artista.
Pronto me cubrirías con gasas etéreas y volátiles.
Pese a que el cielo preludiaba una tormenta me ofreciste una sombrilla rosada como el alba de tus amaneceres violentos, no porque sea esa tu personalidad, el alcohol te ayudaba a crear.
Entendí porqué quisiste que caminara descalza.
Sentir el crujir de las hojas de otoño bajo mis pies me transportaron a tu época.
Época envidiada por muchos que quisieron ser maestros y nunca llegaron a igualarte.
Los secretos se guardaban bajo siete llaves, nadie osaba vulnerarlos.
Quedé sola ante las rejas de la mansión que ocupabas.
No temí al silencio.
Atrevida traspasé las rejas, necesitaba como nunca repetir la historia, recrear el sueño que nos tuvo como protagonistas.
Sabía que nos amaríamos sin que nadie nos juzgara.
Las persianas estaban bajas.
La primavera renacía en cada ventana.
Flores cuidadas incitaban el vuelo de las mariposas, los ruiseñores cantaban melodías prodigiosas.
No quise que te alejaras de tus amigos, menos que no quisieras conocer al hijo de tu hermano Theo.
Ignoro el tiempo que pasé en tu jardín.
La noche cerrada sin estrellas, dejó paso a las serpentinas que formaban los relámpagos que surcaban el cielo.
Jamás hubiera querido que te alejaras de Claude, era tu amigo del alma.
Los girasoles ubicados en la esquina del jardín de tu casa cerraron sus dorados pétalos.
Cientos de pájaros negros cruzaron el universo, los pájaros de alas desplegadas que tantas veces había admirado en tus telas.
El grito ensordecedor de un trueno tapó el tuyo.
Aullabas como un lobo en el desierto, temías la soledad que fuiste tejiendo durante años.
Una fuerza extraordinaria se apoderó de mi, me convertí en titán para derribar la puerta de noble madera.
El daño era grande, pude sostenerte cuando exhalabas el último suspiro.
Recibiste mi último beso, beso de la despedida.
Vincent Van Gogh más allá del tiempo transcurrido siempre admiraré la fuerza de un hombre que no claudicó ante la desdicha, una parte de mi se fue con vos.
Regresé a mi mundo cotidiano para seguir contemplando tu magnífica obra.

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EL ÚLTIMO VIAJE

Había conocido los subterráneos de otros países.
Estaciones pulcras, seguridad en los ándenes, privada u oficial trabajaban mancomunadamente con el único propósito de brindar seguridad a quienes abordaban ese medio de locomoción rápido.
Vagones cuyas puertas cerraban en forma hermética antes de partir.
El vuelo que la traía de regreso a su patria hizo una escala en un país cercano por problemas técnicos.
Matizaba la espera escribiendo en su computadora personal ideas para sus próximas entregas literarias.
En vuelo siguió con la misma tarea, dos horas la separaban del destino final.
El ronroneo de las turbinas no cesó hasta que bajó el último pasajero.
El tiempo no era óptimo, la neblina comenzaba a cubrir la pista.
Mientras los pasajeros se alejaban se convertían en siluetas oscuras.
El trámite de ingreso a su país fue rápido, de madrugada no había demasiado tráfico de personas.
Abordó el micro que la empresa había puesto a disposición de los viajeros.
El recorrido la dejaba a pocos metros de su departamento.
El rodado tuvo desperfectos mecánicos, el viaje fue interrumpido en una conocida estación de trenes.
Curiosamente no circulaba ningún taxi.
El vendedor de diarios le informó que hacía dos días los chóferes se habían plegado a una medida de fuerza por el asesinato de un compañero.
Las agencias de remís estaban cerradas.
La única solución era bajar las escaleras y tomar el subterráneo.
Le llamó la atención que a esa hora prestara servicio, supo que estaba relacionado con la huelga de los taxistas.
Mientras esperaba la formación observaba el paisaje lúgubre, suciedad por donde mirara.
Los bancos ocupados por indigentes que dormían cubiertos con mantas en las que el tiempo había dejado su marca, otros se tapaban con cartones para atemperar el frío de una noche otoñal.
En el instante que las puertas de acceso se cerraron una voz anunció que el tren venía demorado.
El terror se apoderó de su alma inquieta.
A cambio de una suma de dinero en moneda extranjera el encargado de la boletería accedió a guardar la maleta que portaba hasta que el servicio se restableciera.
Necesitaba alivianar el equipaje.
Corrió hasta el final del andén, las zapatillas le ayudaron a bajar a las vías, caminaría junto a las paredes.
Las ratas se cruzaban por sus piernas, la bruma espesa le impedía ver más allá de sus lágrimas.
El olor pestilente inundaba el espacio, allí reinaba la desidia, cubrió la boca y la nariz con el colorido pañuelo que llevaba en el cuello.
Detuvo la marcha cerca de lo que alguna vez había sido una garita de control de señales.
Respiró profundo, un haz de luz indicaba que estaba a pocos metros de la salida.
Apuró el paso, aguzó los oídos, alguien caminaba por el túnel detrás de ella, ahogó un grito, nadie la escucharía, sintió la tibieza de la sangre rodando por el cuello.
Antes de llegar a la salida estaba muerta.
La noticia recorrió el mundo.
En la primera plana de los diarios estaba la foto de una mujer de increíble belleza, la crónica agregaba que había llegado a su patria luego de recibir un premio a las letras plasmadas en su primer libro.
Las ediciones se agotan rápidamente, en aquel relataba su propia muerte.
Las autoridades siguen buscando al asesino de una escritora a la que le gustaba compartir y jugar con las letras.

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DECEPCIÓN Y SUEÑOS

El otoño en ese lugar del mundo se parece demasiado al invierno.
El día gris, el viento intenso, la ausencia de los que se refugian de la temperatura subiendo las ventanillas de los autos encendiendo la calefacción para abrigarse, sería presagio de aquello que ocurriría horas más tarde.
Acompañó a los pequeños a la escuela, con las típicas recomendaciones que formulan las madres.
Los abrazó como siempre.
Levantó el cuello del abrigo, dentro de él, escondió los cabellos.
Pese a la protección que otorgan los anteojos oscuros que usa habitualmente, el viento gélido le arrancó más de una lágrima.
Apuró el paso para llegar a la casa donde se reunían los poetas, con ellos departía horas de su vida.
No encontraba explicación a la agitación del corazón, creía que los pocos que se atrevían a cruzar la avenida cercana al océano podían escuchar los latidos.
Respiró profundo, se detuvo a mirar las aguas, la playa a esa hora estaba desierta, antes habían salido los barcos pesqueros.
En otras mañanas los había observado, partían con sueños y esperanzas a sacar riquezas del océano que les permitirían sobrevivir.
Para llegar a la vivienda y verla en su esplendor debía cruzar el puente colgante de la bahía, puente que alguna vez los niños traviesos en período de vacaciones utilizaban para hamacarse provocando inquietud en otros caminantes.
Nunca entendió por qué en la casa de los poetas se permitió que el arquitecto introdujera reformas tales como circundar el edificio con paredes altas que impedían disfrutar los jardines que la rodeaban.
La arquitectura moderna injertada en la vieja mansión lejos de embellecerla le daba un aspecto sombrío.
Solo podían rescatarse los maceteros, solitarios contenían plantas que caían como si fuera una cascada de follaje.
La doble puerta de madera noble intimidaba a quien quisiera atravesarla.
Madera que fue dañada al colocarle un cerrojo para sostener un candado.
Consultó el reloj, por un instante creyó que sus compañeros de letras habían olvidado la cita.
Habían acordado el horario, la imagen del candado le produjo sensaciones extrañas.
El cuidador estacionó la camioneta, compartieron un café que aquel traía en un termo.
Le contó que la casa en pocos días tendría el cartel de una inmobiliaria.
Se vendería la propiedad de los sueños, nada más ni nada menos que la casa de los poetas que supo albergar a muchos de los que amaban ese espacio angelado.
Sin mayores explicaciones decidieron migrar a destinos inciertos.
Otros se inmolaron en nombre de sus convicciones, equivocadas o no, era necesario respetarlas.
Por primera vez sintió decepción y desolación.
Nunca se habían producido roces que llevaran a decisiones extremas.
Desolada reconocía que había diferencias lógicas, no de la magnitud que fueran capaces de producir un éxodo masivo.
El sollozo mutó a llanto incontenible, el abrazo del ser que eligió para compartir cada día de su vida, con un beso tibio la tranquilizó, solo había sido una pesadilla.
Entre lágrimas y sonrisas solo tiene un anhelo, desea que ese sueño, jamás se cumpla.

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HOJAS DE OTOÑO

El paisaje fue cambiando lentamente, atrás quedaron los días del estío, días en los que podía sumergirse en las aguas de cualquier playa, dejando que el líquido acariciara suavemente la piel.
Días en que era absolutamente necesario refugiarse bajo la sombra de un árbol evitando los rayos del sol.
Grises cielos, nubes que caminan sin destino reciben al otoño.
Se internará en el bosque cercano, uno de los sitios más acogedores de la zona.
Allí reina el silencio que invita a reflexionar.
Bajo sus pies una alfombra dorada y crujiente.
Hojas desprendidas de los árboles, hasta hace unos días el follaje verde, majestuoso impedía ver que abrazaban sus ramas de un color indefinido, ni gris ni marrón.
Troncos mostrando su antigüedad en los nudos dibujados en la superficie rugosa.
Los últimos ruiseñores se despedirán con sus clásicos gorjeos.
Golondrinas formarán una escuadra perfecta.
Partirán en búsqueda de luz, abrigo y color.
En otras latitudes estalla la primavera, quienes moren allá verán la misma postal que la acompañó durante meses.
Suaves fragancias inundarán los espacios.
Crepúsculos intensos serán testigos de amores que nacen amparados en la estación del amor.
Ella quiere vivir con intensidad esta nueva etapa que trae melancolía y recuerdos.
Sentada en un banco de madera observará la previsión de ciertas especies armando nidos más fuertes, tanto que el viento será incapaz de destruir.
Recordará otro otoño.
El tiempo pasado trajo palabras dulces, casi empalagosas en las que no terminó de creer.
Sabía que los juegos perversos en los que se utilizan palabras altisonantes esconden el peor vocablo conocido por la humanidad, traición.
Traición artera que eliminó de un plumazo todas las letras, nunca se arrepintió de todo aquello que dio.
No tiene capacidad de guardar rencor, los episodios vividos le enseñaron a estar en alerta constante,
Alerta que permitió conociera el sentimiento más miserable que puede utilizar el humano.
Traición que de golpe corrió el velo de una realidad impostada.
No tiene nada para reclamar, todo suma experiencia a la hora de evaluar.
Siente piedad por aquellos que se rasgaron las vestiduras escondiendo una fabulación.
Entiende que el derrotero de ciertos personajes es ejercer el arte de manipular.
La brisa suave se ha convertido en viento impiadoso.
El proceso de desnudez de los árboles se acelera.
Muchas hojas de otoño se precipitan al vacío.
Las máscaras vestidas de amistad o amor caen sin cesar.
Utilizará los tiempos que vienen para reflexionar.
La experiencia sirvió para quedarse con lo menos malo y descartar aquello que produjo daños.
Daños que no serán irreparables.
En pocos meses la primavera volverá a arrancarle la sonrisa que ciertas actitudes deshonestas convirtieron en lágrimas.
Tiene plena conciencia que en el futuro cercano no cometerá el mismo error.
Es hora de salir del bosque encantado, en poco tiempo la nieve vestirá de blanco todos los paisajes.
Nieve que necesitará tan solo un poco de calor para que los sentimientos vuelvan a renacer.


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SIN COARTADA (ll)

Pese a que la relación con su hija no es buena, Jésica pasará la etapa de la instrucción del juicio por la muerte del amante de su madre en libertad vigilada.
Matías su padre contratará a los mejores abogados con el propósito de dilatar la investigación, de esa forma el crimen de Samuel podría quedar impune o en el peor de los casos prescribir.
Al tratarse de una estudiante avanzada tendrá a su disposición profesores que le ayudarán a concluir las últimas materias de la carrera que cursaba.
Un gabinete de expertos psicólogos atenderá a la joven. Quienes indicarán que además del estudio Jésica necesita desarrollar otras actividades que la conecten con el mundo exterior.
Es posible que durante el juicio desee declararse culpable de la muerte de Samuel.
Matías ofrece a su hija un abanico de posibilidades, está dispuesto a ayudarla, ignora que no siempre en estos casos el dinero puede comprar todo.
La relación padre hija no es buena, los roces son constantes, el pase de facturas lejos de ayudarla la sumen en una profunda depresión, suele aislarse por largos períodos, las crisis de llanto son continúa, evade el tema del asesinato de Samuel.
Decide dedicar sus horas libres a la pintura, es habilidosa, le falta técnica.
Esta oportunidad no será desaprovechada por la Teniente Mac Coy.
Se acercará a la joven con una identidad desconocida, llevará un currículum de sus trabajos, fotos de las pinturas que son su hobby.
La simpatía de la Teniente hace que sea elegida entre otras postulantes.
Pasarán largas horas en los jardines de la mansión, el trabajo de comunicación será arduo, costará llegar al alma de la joven.
En varias ocasiones Jésica sufre desmayos, los clínicos lo atribuyen al estrés que invade a la muchacha.
Con paciencia la Teniente le sugerirá que se someta a un tratamiento con hipnosis, le asegura que no es invasivo y siempre contará con su compañía.
Sin que la paciente se de cuenta las sesiones serán grabadas.
No será fácil ingresar a la mente de una adolescente contrariada.
En una de las últimas consultas Jésica contará con detalle el asesinato de Samuel, si bien la relación con sus padres no era óptima no soportaba la idea del divorcio.
Confesará que mientras su madre asistía a una fiesta, ella tomó el auto y las llaves para ingresar a la casa de Samuel, creyó que quitándolo del camino lograría que la familia se uniera.
No soportaba verlos separados.
En estado hipnótico relatará que avisó a su mamá que había matado a Samuel.
Más tarde su madre trataría de despistar la investigación enviando un correo electrónico desde la computadora de su amante.
Contó que Allison se sentía acorralada, por ello eliminó la novela que estaba escribiendo, sin saber que quedaría en el disco rígido, solo ella sabía de esos escritos nunca publicados.
Declarará que su madre escondió la computadora en la sala de herramientas de la casa que alquiló la Teniente Mac Coy.
No era necesario escuchar nada más.
El juicio fue tedioso, extenso, Jésica se negaba a realizar aportes para esclarecer el crimen de Samuel y el posterior suicidio de su madre.
El ministerio público ofrece una testigo y pruebas.
La Teniente Mac Coy entregará las que incriminan a la joven.
El juez acepta los nuevos aportes.
En dos días se dictará sentencia.
Jésica es declarada culpable, pasará el resto de sus días aislada en un domicilio neutral.
Las apelaciones serán rechazadas.
Tarde de estío, el calor no se tolera.
La mujer adolescente necesita un baño de inmersión.
Sabe que en el botiquín hay un bisturí, lo utilizará para cortarse las venas.
La muerte sobrevendrá en pocos minutos, Jésica le da fin a una historia que no debió haber ocurrido nunca.


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SIN COARTADA

La Teniente Mac Coy es una mujer simpática y astuta pese a su juventud.
Junto con el nombramiento le llegó el traslado a otro condado.
Con la ayuda de familiares dejará libre el departamento que ocupa, la intención es alquilarlo para obtener una suma que le ayudará a encarar el nuevo destino.
Hasta que pueda comprar una vivienda alquilará una propiedad cerca de la oficina.
Podrá solventar el arrendamiento de una coqueta vivienda.
Tiene suficiente espacio para recibir a sus padres en temporada de vacaciones.
Celosa de su trabajo en la brigada tendrá un trato común con sus compañeros, algunos no la reciben como ella quisiera, la teniente es fuerte como para superar ciertas actitudes.
En el nuevo lugar le otorgarán francos semanales días que aprovechará para familiarizarse con el nuevo hábitat.
Será quien elija las flores que ornamenten el jardín ante la llegada de la primavera en esa latitud.
Departirá con sus vecinos, a todos les regalará la calidez de una sonrisa.
Walker la ayudará con el mantenimiento de los espacios verdes.
Buscando elementos en el cuarto de herramientas, hallará una computadora, por la noche revisará el contenido, no entiende por qué ese objeto está allí.
Por sus compañeros de oficina sabe que su casa hace un par de años fue habitada por una reconocida abogada a quien encontraron muerta en la bañera del domicilio.
El caso vaya a saber por qué fue cerrado sin imputados.
Mientras fuma un cigarrillo encuentra en la PC borradores de un libro que jamás se publicó.
Allison, la víctima, en vida había sido abogada, compartía el buffet con su esposo Matías y con Samuel, otro profesional de prestigio.
El matrimonio de la abogada naufragaba, fue en esos instantes que decidió abocarse a la escritura de un libro, no soportaba la presencia del padre de su hija Jésica.
Hombre autoritario y celoso no veía con agrado que el trabajo de su mujer trascendiera,
Cansada de las discusiones de sus padres, Jesi decide internarse en una Universidad.
Vería a sus progenitores los fines de semana o cuando quisiera.
La soledad logró que Allison se enamorara profundamente de Samuel, un hombre que la colmaba de halagos, un hombre con el que cualquier mujer compartiría el resto de su vida.
Para no dañar a la familia, Allison renuncia al estudio compartido.
Se dedicará solo a escribir.
Terminada la relación con Samuel pide el divorcio, tiene una posición que le permitirá vivir en calma el resto de sus días.
Su antiguo amor aparecerá asesinado en el estudio.
Las declaraciones se sucederán continuamente, es necesario hallar al culpable.
Otra muerte sin resolución hablaría de la incapacidad de los investigadores.
Allison se entera en una fiesta de la muerte de su viejo amante, desaparecerá unas horas de la reunión.
Los estudios criminalísticos dicen que la defunción de Samuel se produjo mientras ella estaba en la fiesta.
Recuerda que Jésica ha pasado las últimas cuarenta y ocho horas fuera del campus universitario.
Ahora entiende por qué llegó a la casa de su madre extenuada.
Debe salvar a su hija.
Conserva las llaves del departamento que usaban con Samuel para encontrarse.
Sigilosa entrará evitando ser vista.
Enviará desde el correo personal de aquel un mail a su nombre después de las veintiuna horas, Samuel le dice cuánto la extraña.
Allison cree haber salvado a su hija.
El defensor logrará que caigan todas las pruebas.
Allison se dirige al baño, horas después la encontrarán muerta en la bañera.
Solo la teniente Mac Coy está a punto de develar a la autora del asesinato de Samuel en circunstancias poco claras.
Un nuevo juicio espera.
Tal vez en esa instancia, dolorida por la desaparición de su madre, sin coartadas que la protejan, la muchacha se declare culpable.

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GAIA

Quizás te acuerdes de mi si te digo mi otro nombre, soy Gea, el planeta más grande del Universo.
Con la ayuda de Urano creamos los océanos, nuestros primeros descendientes fueron los cíclopes, el tiempo le iría otorgando perfección a cada uno de Ustedes que albergo desde hace tantísimos años en mi superficie, nada más y nada menos que tu casa.
Por mi figura corren mares, ríos, lagos y lagunas.
Distintos movimientos lograron que me vistiera con cadenas montañosas, altísimos picos nevados semejantes a agujas intentan acariciar el cielo.
Poseo zonas fértiles donde nacen plantas, arbustos y flores.
Suave gramilla o hierbas que servirán como alimento a la especie animal.
Las zonas áridas están cubiertas por desiertos dorados que el hombre más de una vez atraviesa con la intención de explorarme.
El viento levanta las minúsculas partículas de arena formando figuras fantasmagóricas.
Pese a mi empeño te tener todo en su lugar, a veces la mano del hombre en su febril búsqueda de nuevos conocimientos, impiadosamente me vulnera.
Estoy rodeada de agua.
Mis días se dividen entre la luz y las sombras.
Mientras tú estás caminado al borde de una playa o escalando una montaña, mi otra cara es oscura como la noche, donde siempre permanecen las estrellas, a veces recibo baños de luna.
Tal vez no te hayas detenido a pensar, cuando aparece el crepúsculo pintando el cielo de púrpuras y morados, en lejanos sitios el mismo cielo se tiñe con los colores y la frescura del alba.
En ese instante el rocío se desliza por los pétalos de las flores, otorgándole fragancias delicadas a tus mañanas.
Me parezco mucho a vos, cuando estoy triste mis lágrimas se transforman en fina llovizna, según donde estés te obsequiaré diversidad de paisajes.
Te pido perdón por los movimientos que se producen en mis entrañas, sé que son preludio de desastres y tempestades.
Desde tiempos inmemoriales he dado refugio a todas las razas, hombres y mujeres con rasgos y colores de piel diferente.
Pese a que no los entiendas cuando hablan, son tus hermanos más allá de cualquier distancia geográfica.
El amor trasciende todos los espacios.
En la antigüedad los juramentos que el hombre me hacía se consideraban sagrados, poco a poco los valores se han subvertido.
Con dolor puedo afirmar que prevalece el daño.
Quiero hacerte una propuesta, necesito que me cuides como si fuera tu bien más preciado, soy tu casa, la casa de todos, cada uno es dueño de mi vida.

http://www.youtube.com/watch?v=IDXp1tpPD38&feature=fvsr

AGUAS LÍMPIDAS

Vuelvo a ti renovada, quizás me conozcas como Náyades, no está muy claro mi nombre ya que mi hermano es más famoso, su nombre es Poseidón.
Soy el agua tranquila que corre entre tus manos, no necesito que busques un nombre preciso para identificarme.
Manantial transparente bordeando prados y bosques.
Soy vida que fluye en los ríos, vida que toma el color de las algas del lecho.
Vida que le canta a las piedras.
Mancomunada con la naturaleza produzco algunos desatinos.
En la paleta del pintor más eximio no tengo color definido.
El artista con alquimia puede percibirme celeste o incolora.
Me convierto en gota de rocío para ornamentar los pétalos de tus flores predilectas, flores que tienen raíces en las almas que aman.
Logro transformarme en lágrima salada, rodar por tu rostro esperando que ese pañuelo que llevas prendido en el pecho pueda guardarme más allá del tiempo.
A veces me convierto en llovizna, es una distracción ver paraguas multicolores en todos aquellos que no quieren que los salpique.
Renazco cada minuto de la vida en la cresta de las olas que mueren en la playa.
Me convierto en bendita cuando recibo a un recién nacido, apenas mojo su pequeña cabecita.
Estoy aquí y allá.
Nadie puede prescindir de mí, no creas que lo digo con omnipotencia.
Cuido y riego los frutos de la tierra que te alimentan.
A veces desenfrenada me salgo de mis cauces naturales.
Cuando me desperdician y no me valoran prolongo mis ausencias.
Las plantas verdes mutan a la opacidad del amarillo que no tiene vida.
Nunca he querido lavar las culpas ajenas, debe ser por aquello que no juzgo los errores de nadie y tengo asumidos los propios.
Búscame, te necesito, así como no puedes vivir sin mí, no tendría sentido mi existencia.
Suelo estar contenta y mover los veleros tripulados por los seres que se aman.
Reacciono con violencia inusitada cuando me agreden.
Soy casi humana.
Puedes otorgarme el color que quieras.
Convocarme cuando te ríes o lloras.
Solo sé que quiero acompañarte mientras dure la vida terrena.
Más allá del transcurso del tiempo siempre podrás contar conmigo.
Sabre saciar tu sed cuando te sientas aniquilado por los hechos cotidianos.
Convertiré en vergel los espacios áridos.
Juntos disfrutaremos cada día, solo te pido que me cuides, no quiero que lamentes el día en que te falte.


http://www.youtube.com/watch?v=QzCCQZFDkJk&feature=related

CENIZAS Y FUEGO

Soy un ser mitológico, he nacido hace millares de años.
No elegí el poder que me confirieron en el momento de mi advenimiento, mi nombre es Hefesto, quizás me conociste en algún pasaje de tus estudios.
Casi siempre me visto de rojo aún cuando puedo tener matices naranjas azules o amarillos.
Puedo estar en varios sitios a la vez aún cuando no me percibas.
A veces el descuido de algunos seres que pueblan la Tierra logran que me propague con rapidez ocasionando daños incalculables.
Suelo descansar en las entrañas de los volcanes, los movimientos de Gea propician que estalle con furia, aviso que se alejen de mí, gritando en forma ensordecedora.
Siento dolor cuando desparramo ríos de lava ardiente, sin querer arraso con todo aquello que se interponga en mi camino.
La lluvia me convierte en cenizas, cenizas que oscurecen el cielo provocando inconvenientes y tardanzas en cualquier vuelo.
Cenizas que alimentan el suelo para que nazcan las rosas más bellas, si, esas mismas que has admirado en zonas volcánicas.
Mil veces quise morir cuando provoqué destrucción.
No quiero buscar excusas que minimicen los daños.
La chispa de ese cigarrillo que arrojas al descuido es suficiente para encenderme.
No creas que mi vida está signada por la tragedia.
Cuando tienes frío soy el primero en acompañarte, solo debes ser cuidadoso al manipular los leños que abrigarán tus días gélidos.
Soy un viajero incansable, sin rumbo fijo.
Cuido todos los detalles, de los sitios que he conocido en mi larga vida, me gusta situarme en el corazón de los seres que se aman.
En esos instantes soy casi humano, mi alojamiento está en los corazones de aquellos que se aman, amor de pareja que me elige para expresarse, amor de madre, amor de niño, joven o anciano, sentimientos que hermanan a la humanidad que a esta altura de mi vida no he llegado a comprender.
Si pudiera tener un destino definitivo no dudes que adoptaría estar en tu alma.
Muchas veces me he sentido cansado, en esas instancias prefiero internarme en las profundidades de cualquier océano sin dejar vestigios que te asusten.
Silencioso, solitario me sumerjo en los espejos azules como el cielo, desde allí observo todo con calma.
No tengo capacidad de reacción ante las discusiones efímeras.
El entendimiento logra más que yo con mi propia fuerza.
Los años no me pesan, estoy más comprensivo, solo me permito pedirte un favor, no temas ante mi presencia, solo tenme respeto.


http://www.youtube.com/watch?v=rxMTg0jWg38&feature=related

BRISA Y VIENTO

Me conoces como Eolo, es el nombre que me adjudicaron en la antigua Grecia en el momento que nací.
En aquella época, el mundo no era tal cual lo conoces ahora, debo reconocer que estaba más despoblado.
Solo algunas deidades acompañaban mi vida.
Curioso decidí emprender otros rumbos.
Supe instalarme en los campos vacíos, me gustaba que con el aire las mieses de trigo me ofrecieran su danza dorada.
Agité las aguas de los océanos, torrentosas arrasaban con la fuerza que les otorgaba.
Fui brisa graciosa contemplando los días y noches de los enamorados.
Mientras ellos se besaban ocultaba a la vista de los curiosos las bocas rojas que se encendían antes de concretar un beso robado o pensado.
Quise ser brisa para que a tu ventana llegara la fragancia de las flores.
Sabía que te arrancaría una sonrisa capaz de borrar de tu rostro la melancolía.
Jugué con tus cabellos mi objetivo era que las caricias de tu hombre amado desenredaran las hebras.
Fui preludio de las tormentas, tormentas que vistieron el cielo con saetas violetas que lo surcaban antes de que escucharas el grito desgarrador de un trueno.
Ayudé a refrescar las noches de estío.
Calmé mis ansias cuando el frío hacía rodar lágrimas por tu rostro sereno.
Te aseguro que nunca quise provocar desastre ni convertirme en tempestad.
Hoy estoy viejo, sobre mis espaldas cargo miles de años, no te voy a decir cuantos.
Como el paisaje está en calma he decido transportarme a un lugar remoto.
Prometo que solo soplaré para admirar las aguas rompiendo entre las rocas, no he visto espectáculo más bello que el desgaste natural que produce el agua.
No buscaré a nadie en especial, ni siquiera a los seres que se mueven en las tinieblas.
Tengo poder, no vale la pena que lo utilice para dar vuelta tu barca.
Descansaré en un peñasco, dejaré que Febo me adormezca.
Me mantendré en estado de alerta por si acaso tu decidieras enfrentarme.
Quiero ser amigo de la naturaleza y de todos los seres vivientes.
No te voy a dar ningún consejo, no lo necesitas, sos inteligente.
Solo puedo decirte que si me provocas no mediré consecuencias.


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DESPUÉS DE LA INUNDACIÓN

La casa en la isla es amplia, en el parque del fondo se encuentra el amarradero de las canoas que le permitirán a la pareja conectarse con el mundo exterior.
Últimos amaneceres del estío.
Lento el sol emerge del fondo de las aguas color marrón de un río que en ocasiones se muestra manso, otras torrentoso como ayer.
El agua furiosa no alcanzó la propiedad edificada sobre columnas que sirven para proteger el ingreso de aquellas.
Impiadoso el viento soplaba con la fuerza de un titán.
En el interior de la vivienda, Mariel no encontraba la forma de detener las lágrimas.
Se sentía responsable por haber elegido la casa de fin de semana en la isla pese a las advertencias en contrario.
Nunca se conocen las reacciones de la naturaleza.
Recuerda los esfuerzos para convencer al amor de su vida que darían como resultado la compra de la propiedad salida de un cuento.
Oculta entre el follaje majestuoso otorgaba privacidad a los artistas reconocidos.
Ella se ocupó de elegir los maceteros que ornamentarían los ventanales.
Cascadas de geranios multicolores agregarían belleza a la belleza natural.
Rechazó las sugerencias de varios paisajistas, no quería un jardín suntuoso sino algo que dentara el gusto de la moradora.
Cargaba de flores y plantas la canoa cada vez que visitaba el mercado de las flores de la ciudad.
Las ubicaría según su intuición y buen gusto.
Como un alquimista mezclaba especies y fragancias, sabía que las mariposas la visitarían más de una vez.
El jardinero tendría como única misión cotar el césped y quitar la maleza de los canteros.
Pintó las escaleras del muelle con colores claros, en uno de los laterales ubicó una mesa, sillas, una sombrilla completaría la sencilla decoración.
Elementos que no utilizaba, le gustaba sentarse en las escaleras del amarradero, sentir la caricia del agua en sus pies.
Dedicar ese tiempo para ella sola, pensar, mirar fotos en un viejo álbum.
El tiempo había dejado su marca en las tomas, pese al color sepia podía reconocer los rostros de los seres queridos que habían partido.
La desolación que dejó la inundación le otorgó fuerzas que creía haber perdido ante un paisaje desolador.
Descalza se deslizaba por la húmeda gramilla, trabajo hasta que el cielo adquirió los colores púrpuras del crepúsculo.
Terminado el trabajado se sentó a descansar en su lugar predilecto, dejaba que el agua mansa acariciara sus pies.
Tuvo tiempo de pedir que los que se dedican a cambiar el rumbo de la naturaleza la respetaran, única manera de evitar algunos desastres naturales.
Han pasado varios meses.
Los leños crepitan en el hogar, lenguas de fuego invitan a consumar el amor.
Renuevan sentimientos.
Juntos tratarán de olvidar el desastre que dejó aquella inundación.

http://www.youtube.com/watch?v=gqAJ3fUaCpU&feature=related

HISTORIA DE UNA MANTILLA SIN COLOR

Viajera incansable siempre cuida el equipaje de mano.
Las autoridades de los distintos de los aeropuertos de todos los sitios que ha visitado no entienden por qué porta junto a su cartera un cesto que creen vacío.
Pocos pueden ver con los ojos del alma.
En ese lugar ella acumula hebras, a la vista de los humanos no son perceptibles.
Más de una vez sonrió ante una batería de preguntas.
¿Para qué querría una mujer llevar con ella una canasta en apariencia sin contenido?
La dejan pasar.
Ninguno puede ver que ese recipiente misterioso y mágico contiene hebras.
Hebras de hilo que le pudieron haber alcanzado los ángeles, hebras con las que confeccionará una mantilla original mientras vuele a destinos diferentes.
Cada hora de vuelo será aprovechada por esta mujer de singular belleza para tejer una mantilla.
Visitará los lugares recomendados por los guías turísticos.
El tiempo libre lo utilizará para buscar aquellos que no figuran en los coloridos catálogos de viaje.
Cruzará plazas nevadas para sumergirse en los misterios de pequeñas iglesias que no figuran en ninguna parte.
Hablará con los habitantes de sitios remotos.
Encontrará tiempo para conocer otras culturas.
Infinidad de veces se verá obligada a comunicarse a través del lenguaje de señas.
Al llegar a los distintos hoteles que la albergan, tejerá unos minutos.
Gozará de todos los espectáculos que se brindan a los turistas.
Enmudecerá ante la belleza de los majestuosos paisajes.
Siempre tendrá tiempo para dedicarle al tejido de una mantilla especial.
A los ojos de otros serán ilusiones, amores encendidos teñirán el manto de rojo, rojo violento cuando se trata de una tragedia.
Matices negros ante la desidia e indolencia.
Ha pasado casi un año desde que emprendiera el último viaje.
El manto no podrá viajar con ella, alquilará un espacio en la bodega del avión.
La caja es liviana, el escaner que utilizan los seres humanos dicen que el recipiente está vacío, no tiene ningún peligro para terceros.
A todos les devuelve una sonrisa.
Pocos saben que la mantilla adquiere colores diversos, plateado copiado a los destellos de la luna de los enamorados.
Celestes parecidos al cielo, púrpuras que reflejan crepúsculos, grises donde no hay nada más que nada.
Llegará a su casa ubicada en un lugar lejano, desplegará su obra, es demasiado inmensa para contenerla en el parque de la mansión.
Cuidadosamente enrollará el trabajo.
Buscará muchas manos que quieran ayudarla a cubrir el mundo incierto con una mantilla especial, símbolo de la paz de muchos pueblos.
Tal vez a tus ojos ese manto sea invisible, realiza un esfuerzo, te aseguro que vale el intento.

http://www.youtube.com/watch?v=fdzVRpmMaIY

ENTRE LIBROS Y PARAGUAS

Nadie conoce el nombre de la dama, tampoco se puede adivinar cuántos años tiene.
Es dueña de una belleza serena.
Figura espigada oculta debajo de un abrigo que utiliza siempre, una boina roja atrapa el manto de su cabellera.
Rostros de rasgos suaves, agradables, el tiempo ha dejado como si fuera un tatuaje líneas de expresión, no llegan a ser las conocidas arrugas que traen los años.
Mirada transparente como el agua quieta de un lago, agua en la que más de un curioso desearía sumergirse para leer los secretos cincelados en el alma.
El andar es tan grácil como pausado.
Cada baldosa de las veredas que recorre diariamente conocen los pasos de la mujer del paraguas.
No importa si el sol está escondido detrás de las nubes o brilla en el cielo.
No importa si otros corren con el propósito de refugiarse por la llovizna, lejos de las gotas que al caer forman burbujas en los charcos, gotas que se parecen mucho a las lágrimas convocadas por la tristeza o alegría.
Ella camina sin prisa hacia el destino elegido.
Ausente no siente calor o frío.
El dueño del bar la conoce, la mesa que ocupa habitualmente siempre está reservada para recibirla.
Lejos de la puerta de entrada, de espaldas a los cristales, más allá de ellos transcurren otras vidas.
Le acercarán como siempre un te de hojas dulces.
Ubicará el paraguas sobre una silla.
Las manos esculpidas sostienen un libro.
Esta escena se repite todos los días de año.
Abstraída en la lectura no notará la presencia del amor de su vida, hombre que no se anima a abordarla, los dos se aman en silencio, silencio que trajo el tiempo y la distancia.
Los corazones guardan todos los recuerdos, recuerdos de amores apasionados concretados muy cerca de los leños encendidos, encendidos como el sentimiento que los embriagaba.
Siluetas que se fundían hasta formar una sola figura, figura de épocas pasadas.
Tal como llegó, el hombre partirá en silencio.
Ella sigue leyendo sin pronunciar una sola palabra.
Una leve sonrisa se dibuja en los labios, labios que recibieron besos fogosos y hoy parecieran sin vida.
Consulta el reloj como tantas otras veces, es hora de emprender el regreso.
El mozo le avisa que ha dejado olvidado el paraguas en la silla, le responderá que no lo necesita, con una sonrisa le comentará que el dueño pronto regresará a buscarlo.
Afuera la llovizna comienza a caer lentamente, elevará la mirada transparente al cielo, rogará que el agua la ayude a borrar uno a uno cada recuerdo.

http://www.youtube.com/watch?v=xaaiwLheh…