Monday, December 23, 2013

CUSTODIO DE LA LUNA



Los abuelos repartieron en vida su inmensa fortuna.
Era la única manera de evitar posteriores discusiones entre los herederos..
Cada uno de sus hijos recibiría una casa, lo mismo que sus cuatro nietos.
Propiedades ubicadas en distintos lugares del mundo era su voluntad y debían aceptarla.
Quien no estuviera conforme con lo recibido podía vender o legar a otros los bienes.
Esos otros también habían sido elegidos por los ancianos, quien despreciara la herencia tenía la obligación de cederla a instituciones que albergaran niños desamparados..
Mery y Michel se habían conocido en Escocia,, ella era menor de edad por lo que tuvo que obtener el permiso de sus padres para contraer matrimonio con ese hombre tan apuesto.
Alto, fuerte de cabellos negros y ojos tan azules como los zafiros.
Las obligaciones de Michel lo retenían mucho tempo en Londres.
Esas estadías tan extensas fortalecían el amor que se prodigaban.
Cuando supieron que estaban esperando el primer fruto de un amor profundo decidieron mudarse a una mansión en las afueras de Londres.
La feliz pareja trajo al mundo cuatro hijos varones, desistieron de buscar una niña, tomarían como hijas a las mujeres que aquellos en el futuro eligieran como esposa.
Michel no le temía al trabajo, el estudio de arquitectura funcionaba de maravillas, todos sus esfuerzos estaban dirigidos a dejarles un buen pasar a sus herederos.
Todos cursaron los estudios en los mejores colegios.
Por las tardes los profesores asignados los preparaban en idiomas, así fue que con el tiempo todos dominaban a la perfección cuatro lenguajes diferentes.
Mientras los jóvenes estudiaban la pareja se dedicaba a abrir otras sucursales del estudio en diversas partes del mundo.
Regresaban a Londres para el casamiento de sus hijos o el nacimiento de sus nietos.
Tuvieron a suerte de asistir al enlace de tres de los cuatro nietos.
Nicolás el menor dedicaba sus días a la pintura, dominaba todas las ramas del arte si bien telas y lienzos eran sus preferidos.
Beneficiado por la naturaleza era un hombre por la que suspiraban mujeres de todas las edades, mantuvo varios romances ninguno tan fuerte como para elegir una mujer que lo acompañara el resto de sus días.
Un episodio trágico los reunió en Londres debían despedir a los abuelos que habían fallecido en un hecho confuso.
Depositaron los ataúdes en la misma cripta, la ceremonia fue sencilla y privada.
Esa misma tarde concurrieron al estudio del notario, cada uno recibiría la parte de la herencia que los ancianos habían decidido en vida.
Todos estuvieron de acuerdo con la cláusula especial, prestaron conformidad y cada nieto partió al destino fijado.
En soledad y preso de una tristeza infinita abordó el avión, no sabía si alguna vez su vida de bohemio le permitiría encontrarse con su familia, los amaba como solo un hijo puede querer a sus padres aún cuando su debilidad era la abuela Mery, con ella podía hablar de otras de sus pasiones, las manifestaciones de los cuerpos celestes.
Tenía varios cuadros de la luna en sus distintos estadíos, solo la delicadeza de su alma de artista podía captar los distintos colores que presentaba según hiciera frío o calor o de acuerdo a lo que su pródiga imaginación le dictara.
El tubo que contenía las telas viajaba con el equipaje de mano, él sería el único custodio de sus lunas..
En las afueras del aeropuerto lo esperaba el mayordomo que lo llevaría a su propiedad.
Solícito acomodó el equipaje, no entendió porqué el muchacho no se desprendía del tubo de cuero.
Desde el exterior la mansión era imponente, de piedras grises, en la parte superior supo que había cuatro habitaciones, cada una estaba identificada con una torre, otorgándole aspecto de castillo.
El parque que la rodeaba estaba bien cuidado, el aroma a fresias invitaba a ingresar a la casa.
En la entrada el gran salón estaba presidido por un hogar, al lado un arcón de roble oscuro, como único adorno en la tapa tenía el escudo de la familia..
Mientras el personal subía las maletas, abrió la tapa del mueble.
La sorpresa fue grande, en el interior había otros tubos conteniendo pinturas que revisaría después de la cena.
Mientras ingería los alimentos pidió que el arcón fuera llevado a su dormitorio.
Concluida aquella se despidió de todos amablemente.
Subió a su habitación.
Comenzó a destapar los tubos, extendiendo las telas sobre la amplia cama con dosel.
Las pinturas eran lunas demasiado parecidas a las que Nicolás pintaba.
En una de ellas se podía observar nítidamente el rostro de Mery.
El llanto fue incontenible, se preguntaba quién había pintado esa luna.
Mientras recordaba a Mery una leve brisa se formó en la habitación, el perfume de rosas blancas se intensificaba cada vez con más fuerza.
La emoción lo embargaba, cerro  los ojos para guardar en su alma el momento vivido.
Pudo sentir claramente el abrazo de su abuela, Mery le pedía que se transformara por ella en custodio de la luna.
No fue una ensoñación, era una sensación latente.
Como antes su abuela acompañaría a su nieto predilecto en esta etapa que iniciaba.


Thursday, December 12, 2013

AMOR Y FUEGO




No es natural o habitual que casi al finalizar el año caigan nevadas tan copiosas como la que se produjo  comenzado el atardecer de un quieto día de diciembre.
Diciembre de noches cortas.
En los albores del verano las luces del alba despiden las noches claras, pareciera que están apuradas para mostrar su belleza.
Presurosa la noche se retira a sus aposentos celestiales con su atuendo negro.
Las primeras luces del alba tiñen de colores rosados el firmamento.
Cielo diáfano anticipa una jornada tranquila.
Boris vino a estas tierras alejado de la suya por los disparates de una guerra.
Buscaba un lugar que le hiciera recordar a su tierra amada.
Durante el viaje no departía con los otros viajeros, conocía el idioma de la que sería su patria adoptiva.
Sabía que debería buscar trabajo ni bien bajara la escalinata del barco, sus ahorros le permitirían vivir cómodamente por un lapso de tres meses.
Alojado en una pensión frente al río de aguas color de león, su imaginación volaba a orillas del Volga, el río más caudaloso de su patria querida.
El corazón comenzaba a latir rápidamente cuando recordaba a Irina.
Con ella había pasados los días más felices.
El destino no les dio tiempo para concebir hijos, hijos fruto del amor más grande que un hombre puede sentir en su paso por la vida terrena.
La guerra sin sentido solo daba a luz terror, terror que se multiplicaba a una velocidad inesperada.
De Irina lo enamoró no solo su belleza caucásica sino sus valores de mujer.
Sin dudas no pasaba desapercibida por más que su atuendo siempre fuera de color negro, tan negro como los pensamientos de quienes habían iniciado el conflicto bélico.
Ocultaba su dorada cabellera debajo de una manta  oscura, con ello lograba se destacaran el color de sus ojos celestes como el agua del congelado mar Ártico.
Mirada cristalina a la que el frío siempre le arrancaba una lágrima
¿Qué decir de su rostro?
No había palabra certera que pudiera calificar tanta belleza, boca insinuante del color de los rubíes que la época siniestra le impediría conocer.
La atracción fue mutua, no tardaron en consagrar el matrimonio.
Se amaron de manera indescriptible pese a las circunstancias que vivían.
A orillas del Volga construyeron el hogar que los alojaría.
Compraron animales que Boris vendía en el mercado de la Ciudad más cercana.
No necesitaban lujos, el amor que se prodigaban cubría los faltantes.
Boris se despidió de su mujer amorosamente.
Se dirigía al mercado, sabía que por la calidad de sus animales recibiría una buena paga.
Era el momento preciso de llevarle a Irina un cintillo de rubíes, rubíes semejantes a la boca de su esposa en la que tantas veces había abrevado su amor sediento.
Mientras tanto ella cocinaba para el amor de su vida.
Celebrarían con buen vino los días de amor compartido.
Boris regresaba  montado en un caballo a su casa, en el bolsillo del chaleco guardaba el anillo.
El potro en un instante se detuvo, instante en el que solo se escuchaba el sonido de las bombas asesinas.
Boris enlazó el caballo a un árbol, comenzó a correr desesperadamente hacia su casa.
Las esquirlas de un explosivo habían herido mortalmente a su mujer.
Acompañó su agonía.
Finalizados los funerales los restos de su amada esposa fueron cremados.
Guardó las cenizas, el absurdo comportamiento de los hombres sin corazón habían convertido a su mujer en despojos.
Nada tenía que hacer en la casa.
La huída era el único camino.
No viajaría solo, las cenizas de Irina lo acompañarían mientras viviera.
Boris era un visionario, al ver la ciudad de la patria nueva se dio cuenta que no era un sitio para pasar el resto de sus días.
Arrendó un campo en suelo sureño.
El negocio funcionaba de maravillas.
El ganado lanar era de óptima calidad.
La soledad siempre sería su compañía, el recuerdo de Irina era constante.
La fortuna acumulada le permitió no trabajar más.
Construyó una nueva chacra en una zona inhóspita frente a otro mar.
En el salón principal un altar contenía la urna con las cenizas de única mujer que había amado en su vida.
La nevada extemporánea precipitó los acontecimientos.
Fue de tal magnitud que arrancó de los árboles los brotes de primavera.
Los cristales de los ventanales vibraban.
El viento rugía con gritos atronadores.
El cielo había mutado a negro como el ropaje de Irina.
Saetas violetas cruzaban el firmamento, iluminando la casa.
Los truenos gritando eran un tormento, pensaba en el pedido de auxilio de su esposa.
Encendió un habano, rápidamente se dirigió al cuarto de herramientas.
De un tractor extrajo combustible.
Abrazó la urna con los restos de su amada,  procedió a destaparla en el mismo minuto que la casa se convertía en llamaradas.
Llamaradas del mismo color de los rubíes que tenía el cintillo que aún guardaba en el bolsillo de su chaleco.
Lloró hasta que las llamas consumieron su cuerpo.
Por fin volvería a compartir la eternidad con ella.


http://www.youtube.com/watch?v=L18b3UQQ49I

Thursday, December 05, 2013

HISTORIA DE UN FLAMENCO



He observado su vuelo sin que el cansancio llegara a extenuarme.
En escuadras perfectas surcaban el cielo límpido formando figuras majestuosas.
Las observaba hasta el preciso punto donde una línea imaginaria pareciera unir el mar y el horizonte.
Horizonte que era fácil detectar mirando las distintas coloraciones de la esfera celestes.
El amanecer era pródigo en colores naranjas, la noche se retiraba a sus aposentos eternos para que los rayos de luz iluminaran el paisaje.
Por las tardes, el cielo cambiaba de atuendo, destacaban púrpuras y rosados en su vestimenta.
Algunos jirones de nubes plata oficiaban cual costosas gargantillas de platino invitando al dulce placer de volar con la imaginación.
Quería ver más,  aún cuando esforzara la visión siempre encontraba límites que había decidido romper para deleitarme con la belleza del lugar.
El silencio permitía escuchar otras voces.
Voces que en  ningún momento se alteraban, melodía capaz de tranquilizar las almas más inquietas.
Reconozco que era una de ellas, necesitaba otorgarle a mi espíritu guerrero momentos de paz, de esa forma adquiriría fuerzas para dar vuelta la hoja del libro del destino y seguir escribiendo sus páginas desde otro lugar.
De regreso seguí meditando sobre todo lo que había ocurrido en el último tiempo.
El espacio de las letras había sido saqueado, como todo saqueo la violencia verbal imperaba en el lugar.
Desconocía a quienes otras veces me habían acariciado el alma.
No fue un acto revolucionario, esos movimientos dejan enseñanza a través de las pérdidas y no es una contradicción.
¿Qué podía esperar de un espacio vulnerado?
Lugar donde se mostraban sin anestesia todas las miserias humanas.
Entorne la puerta para partir de la misma forma que había llegado, en silencio.
Hoy el objetivo era dejar que la naturaleza me sorprendiera en todo su esplendor.
Llegando a destino encontré un bello flamenco herido, el dolor agudo en sus alas logró que perdiera el sentido de la orientación.
Entendí que su lugar no era a orillas de una playa, debía regresarlo a la vera del lago, cerca de los juncos que el viento hamacaba sin cesar, allí encontraría alimentos y agua dulce para saciar la sed.
¿Cómo lograr que me siguiera?
No lo sabía.
Deseaba verlo erguido para que todos pudieran admirar su belleza singular.
Opté por silbar, no escucharía más que ese sonido convertido en clamor.
Nunca miraría hacia atrás, deseaba que llegara a su hábitat.
El silbido se detuvo con los sollozos nacidos en lo más profundo de mi alma.
El flamenco detuvo su marcha antes de llegar, tenía sed, faltaban metros para llegar al lago.
Encontré un caracol, en él volqué el contenido de la botella de agua que llevaba en mi mochila.
En algún momento el instinto de conservación lo haría llegar allí.
Escondida detrás de los juncos trataba que mi respiración acongojada no lo asustara.
Noté que sus alas estaban anchadas con un líquido oscuro.
Los pasos eran torpes, perdido,lastimado, empetrolado solo la muerte podría apiadarse de él.
Mientras el flamenco hacía esfuerzo por sobrevivir, rogué tener señal en el celular.
No puedo calcular el tiempo que tardó el departamento de fauna en llegar al lugar, para mi fue una eternidad alimentada por la impotencia de no poder prestar ayuda ante la inminencia de la muerte.
Con suma rapidez en el sitio comenzaron a lavarle las alas, no fue difícil ingresarlo a una jaula para continuar el tratamiento.
Ha pasado más de un mes, Gringo, así lo bautizaron, esta tarde será devuelto a orillas del lago junto a otros ejemplares, está completamente curado.
En una de sus alas tiene colocado un chip de última generación
Gringo volverá a mostrar su figura majestuosa a orillas del lago, estará en el sitio del que jamás debió salir.
El lago se ve diferente con su figura y otras de su especie.
Transito un estado de felicidad, Gringo pudo regresar a su espacio.
Algún día no lejano e contaré que por propia decisión he decido transitar por otros caminos.
Caminos que celebran las letras sin actitudes míseras.
Caminos cristalinos como el agua que en su recorrido horada la silueta de las rocas.
Caminos nuevos donde de verdad se pueda conjugar el verbo compartir.
Tranquilo Gringo junto a tus amigos solo escucharás el agua de las cascadas que no solo le cantan a las piedras, también a ti.


http://www.youtube.com/watch?v=dvgZkm1xWPE

Wednesday, November 27, 2013

UN PACTO



Sauces de melena quieta circundan el lago de aguas profundas.
Asemejan fantasmas inmóviles que solo despiertan de su letargo cuando la brisa con su silbido tenue y parejo corona de espuma blanca que se multiplica hasta el infinito el espejo de agua.
Los ruiseñores han regresado a sus nidos, deben enseñarle los primeros gorjeos a sus crías recién nacidas.
El cielo acompaña la escena con su ropaje púrpura y rosado.
Jirones de nubes intenta sin éxito ocultar la cara lastimada de la luna.
Una luciérnaga con sus pequeñas luces convoca a otras de su especie que lentamente se desperezan entre las matas de hierba en flor.
Amarillos pálidos, blancos prístinos cortan el verde del follaje.
Más allá el muelle donde los ocasionales pescadores esperan las burbujas transparentes del agua, ellas señalan que allí hay peces de lomo plateado que luego devolverán con destreza al agua, intentando que los anzuelos no lastimen el paladar de aquellos.
Ese lugar es mi preferido cuando deseo calmar la tempestad de mis emociones.
Lentamente de mi espalda comienzan a desplegarse alas imaginarias.
Quero legar a la cúspide de los cerros que no conocen la primavera y para deleite de todos mantienen coronas de nieve eterna.
Desde ese lugar óptimo puedo observar el majestuoso paisaje.
A lo largo de los años he aprendido a interpretar los sonidos del silencio.
Vuelos que me permiten conectarme con el universo.
Descenderé por el mismo sendero, ahora sin alas.
Quiero pisar las piedras que alguna vez impetuosamente escalaron los montañistas.
Necesito oxigenar mis pensamientos, descartar todo aquello que resulte nocivo y pueda contaminar mi propia esencia.
En el camino saludo a un relámpago, veloz como una saeta surca el cielo.
Le pido a mi amigo el viento que libere el paso de la tormenta.
Estoy legando a mi lugar, el muelle.
Desde allí veré como el agua cristalina horada las piedras.
Observo tu silueta en mi lugar.
Se percibe la tristeza que te embarga.
Silenciosa observo tu rostro cubierto de lágrimas.
Apuro el paso es necesario que vaya a  buscar u termo con café para compartir.
Intentaré paliar tus penas.
Al principio te muestras hosco, huraño, me respondes con monosílabos, tus si y no van despejando el trayecto para que pueda llegar a tu alma.
No tengo apuro, dejaré que te tomes el tiempo necesario para que quites los cerrojos que has impuesto a tu corazón.
Todo fluirá si el destino sí lo quiere.
Tu rostro demacrado me conmueve, intuyo que has llorado más de lo necesario.
No tardarás en contarme tus padeceres.
La vida fue demasiado generosa contigo.
Nada material te ha faltado, sin embargo no alcanzó para que disfrutaras el placer de despertar cada mañana.
Olvidaste escuchar el trino de los pájaros apoyados en el dintel de tu ventana.
Muchas  veces amaste sin ser correspondido.
No comprendiste que allí no terminaba el mundo, estabas sumando experiencia.
Olvidaste el viejo axioma que dice que todos los días se aprende algo.
Escuchar tu historia estruja el corazón del más compuesto.
Te pedí permiso para darte un abrazo fraterno.
Temblabas como la última hoja que el viento del otoño desprende del árbol sin saber que la misma podía caer en suelo firme para ser pisoteada por cualquier terrenal o que el mismo viento a elevaría al espacio.
Entendí tu cansancio, el hastío y rencor que sentías hacia la vida aún cuando esta no fuera responsable de tu proceder.
Solitarios celebramos un pacto para que pudieras reconciliarte con tu destino.
Es tarde.
Te prometo que mañana regresaré a la misma hora.
Entenderé tus silencios.
Quiero transferirte momentos felices, momentos compartidos en los que la desilusión te llevó a descreer.
Si lo deseas seré la hermana que no has tenido, quiero ayudarte para que sepas que más allá de cualquier circunstancia a vida merece ser vivida a pleno.
Un pacto que no medirá el reloj del tiempo.
Un pacto en el que seré como un pilar para cuando necesites apoyarte y seguir caminando.
Juntos seremos peregrinos de la vida cada día de nuestras existencias.


https://www.youtube.com/watch?v=XZlO_mNYCL8

Friday, November 22, 2013

AMAR ETERNAMENTE



La vida me ha condenado al ostracismo, a la soledad donde no se perciben los colores.
Al silencio eterno que solo es interrumpido por mis propios sollozos.
Soy un hombre sin edad si tomo como parámetros todo aquello que acordé con el destino, sería un anciano contenido en un cuerpo al que no reconozco.
Las mujeres con las que he disfrutado las mieles del amor decían hace tantísimo tiempo
que era un hombre agradable, reconocían que nunca me había faltado  nada.
Error grosero, ninguna de ellas supo comprenderme y no las culpo, tal vez no supe entregarles abiertamente mi corazón, no las culpo ninguna supo atemperar el carácter taciturno.
Casi todas creían que gozar de una buena posición económica era suficiente para borrar los recuerdos, ninguna de ellas intentó tan solo una vez limar los barrotes que sutilmente enrejaban mi alma.
Siempre que trataba de contarles mi pasado encontraban la excusa perfecta para callar mis palabras.
Enseguida programaban un viaje, accedía gustoso ya que en ese entonces partir hacia otros mundos posibilitaba que tuviera momentos fugaces de felicidad.
Todos los paisajes eran amenos en buena compañía.
Poco importaba si nos dirigíamos al mar o la montaña, al campo o las ciudades más cosmopolitas del orbe.
Disfrutaba las playas de arena blanca, escalar los cerros más altos, esos que hacen que el corazón se precipite en latidos, a punto tal de pensar que quizás esos instantes no regresarían nunca.
Sediento bebí besos de labios semejantes a los rubíes,  no dudaba  entregar mi amor a quien creía sería la mujer de mi vida.
Lamenté más de una vez despertar en soledad, de las llamaradas vividas en las noches solo quedaban cenizas.
Las almohadas conservaban el hundimiento producido por el apoyo de las cabezas, hebras de cabello con los que había tejido ilusiones.
Ilusiones que morían al ver las notas de despedida, otros compromisos las esperaban.
Una y mil veces me preguntaba cómo podía haberme equivocado tanto.
A medida que surgían los abandonos sentía que iba perdiendo los matices  de una vida con demasiado materialismo y nada espiritual.
Regresaba a mi país a controlar los negocios, curiosamente, pese a mi estado de ánimo funcionaban de manera óptima.
Comencé  a delegar responsabilidades, era una manera de premiar la fidelidad de un puñado de empleados.
Quería viajar solo, encontrar mi destino en el lugar más alejado posible.
Después de diez y ocho horas de viaje aterricé en Moscú, poco me importaba el invierno, el frío que calaba los huesos.
Recorrí museos, la Plaza Roja estaba cubierta de copos de nieve,  contraté todas las excursiones posibles para conocer un país inmenso.
Una mañana de enero tuve el día libre, podía ir al lugar que quisiera.
Mis pasos se dirigieron a la estación central, los trenes repletos de trabajadores se dirigían a las estepas.
Ningún abrigo podía morigerar el frío.
Una voz femenina daba la orden de partida, esa voz cristalina como el susurro de los pájaros los despedía.
Sabiendo que muchos no regresarían por la rigurosidad del trabajo, sus memorias guardarían esa despedida que sonaba como música acariciando el alma..
En el salón comedor pese a que era temprano la mayoría de los pasajeros bebía vodka o agregaba unas gotas al café para calentar el espíritu.
Igor sabía hablar español, con él compartí momentos inolvidables.
Fue quien me contó por qué la despedida siempre la hacía una mujer, los que tenían la suerte de regresar eran recibidos por la voz de un hombre.
Al trabajador no le sorprendía que filmara la aridez del paisaje.
A mitad de camino le conté que había quedado encandilado por la voz que había escuchado al partir.
Con una sonrisa prometió me presentaría a la muchacha en dos días.
Vielka estaba a su cuidado desde  que era pequeña, con su mujer la habían recogido el mismo día que la niña había perdido a su padre.
Fue uno de los tantos que no soportó el clima gélido.
Cuarenta y ocho horas eran suficientes para encargar un arreglo de rosas que llegaría en perfecto estado de conservación desde mi patria.
Esa noche Igor y su mujer prepararon una copiosa cena regada por buen vino.
Apareció en escena Vielka, no podía ser más hermosa, los cabellos rubios enmarcaban un rostro perfecto.
La mirada  se parecía a los lagos celestes que había capturado el día anterior.
El terror se apoderó de mi, la joven aún no había cumplido la mayoría de edad.
El amor se hizo presente, atropellaba con  ímpetu.
Le pedí a Igor permiso para casarme con ella cuando cumpliera la mayoría de edad.
Le rogué me presentara un escribano, quería  testar en vida.
Las fábricas serían para mis empleados, mis sobrinos heredarían parte de mi fortuna.
Abrí una cuenta a nombre de Vielka, con ese dinero podía pasar el resto de su vida sin pasar privaciones de ninguna índole.
Durante unos meses decidí establecerme en Moscú, Vielka debería cumplir la mayoría de edad para poder desposarla.
Dejó su trabajo en la Estación Central, nos casaríamos en la catedral de San Petesburgo en la próxima primavera rusa.
Para la ocasión contraté los servicios de los mejores floristas, mis amigos asistirían a la celebración.
Raúl no estuvo de acuerdo, le pareció un enlace precipitado.
Advirtió en todos algo que el amor no me había permitido ver.
Mi secretaria sería la madrina de casamiento, sabía que siempre me había amado en silencio.
La catedral se veía majestuosa, el ejecutante del órgano ofrecía
a los asistentes piezas musicales magníficas.
La tradición dice que las novias siempre demoraban.
El corazón cabalgaba en mi pecho.
Vielka jamás llegó a la ceremonia.
Había perdido al amor de mi vida.
Regresé a mi patria, revoqué el testamento concedido a quien fuera mi futura esposa, no fue tarea fácil cuando tienen que intervenir organismos oficiales.
Logré objetivos que no me servían para nada,mi alma estaba lastimada y decolorada.
Antes de convertirme en este hombre gris que no aprecia la vida, supe que Igor había vendido a Vielka en varias ocasiones, el está preso en una cárcel, ella se suicidó.
Nunca sabré si me amó tanto como yo a ella.
Me dirijo al fiordo más alto de la comarca, no escucho el pedido recurrente de Violeta, mi secretaria de toda la vida. 
Camino como un autómata, las lágrimas me impiden ver el horizonte, por primera vez sé lo que quiero, salto las rejas que contienen a los turistas.
Violeta trata de impedir mi salto al abismo.
Como puedo me suelto de esas amorosas manos que me sostienen, en segundos caeré a las profundidades del océano.
Tal vez en la oscuridad sin color me encuentre con el amor de mi vida.
Tal vez en la eternidad pueda encontrar a Vielka.


Friday, November 15, 2013

EL REGRESO





Nada en la vida se puede hacer en soledad absoluta.
Mis musas a las que creí perdidas vaya a saber donde hoy volvieron a apoyarse en el dintel de la ventana.
Fueron cuidadosas, no quisieron rozar con sus alas las macetas que contienen mis flores preferidas.
Brillaban detrás del cristal, la brisa suave otorgaba movimiento ondulante a las delicadas plumas que portaban.
Hace diez días habían partido con destino incierto.
Se negaban a participar de la tristeza que acarrean las injusticias.
Pese a su ausencia no me dejaron sola, si bien me faltaba su presencia, dejaron a un ángel.
Un ángel del que me separa un océano, un ángel que no dudó en atravesar ríos y montañas para alojarse en lo más profundo de mi alma.
Juntas compartimos muchas horas, las que pasamos intercambiando correos y las otras que cual imágenes majestuosas fueron tallando el pensamiento.
Cada palabra que trataba de calar mi espíritu inquieto tal vez no las escuchaba producto del aturdimiento ante un episodio inesperado, tan inesperado como falto de justicia y raciocinio.
Si aquellos que tienen en sus manos el poder de censurar utilizaran el sentido común el mundo sería un lugar pleno, donde la dicha y el entendimiento fueran los únicos reyes que nos indicaran que compartir es el más bello mandato.
Días de reflexión en el que no faltaron diseños de estrategias para terminar con un evento exótico, tan exótico que no se podía encuadrar en cualquier contexto racional.
Días en los que no faltaron las lágrimas que trae la impotencia.
Atardeceres de los que no podía contemplar su belleza extremadamente delicada.
Luciérnagas esforzadas  tratando de mostrarme un sendero de luz que creía no existía.
Cansadas prefirieron morir entre las flores del jardín.
Noches de sueños sobresaltados, noches en las que solo tenía cabida el espanto, las pesadillas.
Noches en las que no me permití observar el fulgor de las estrellas encendiendo el cielo.
Mi cielo estaba cubierto por nubes espesas, tan espesas que parecían el preludio de una tempestad no deseada.
Noches largas antecediendo días silenciosos.
Silencio quebrado por las palabras de aliento de ese ángel que me proporcionó las muletas que necesitaba para seguir caminado.
Sabias palabras hicieron que optara por ver el vaso de la vida medio lleno.
Sabias palabras que atenuaron la tortura de la incertidumbre.
El destino iluminó a quienes se negaban a escuchar mis reclamos.
Destino que dotó de palabras a quien no quería manifestarse.
Puedo decir que hoy pese al clima gélido vuelve a brillar el sol.
Mis musas han regresado, feliz por ese detalle no puedo dejar de darte las gracias siempre.


Tuesday, November 12, 2013

LÁGRIMAS Y SONRISAS



No puedo dejar de convocarlas cada día de mi vida.
Ellas han propiciado que mis letras no fueran a caer en manos de la muerte
Saben de mi vida más que yo misma, las he visto posadas en el alféizar de mi ventana, gozando del susurro de los pájaros.
Las he visto contemplar el nacimiento del verde que tiñe con el color de la esperanza las praderas, praderas que cubren con sus matices la falda de las montañas, tímida bordeaban esa silueta majestuosa, no alcanzaban a ver las cúspides heladas que conservan el hielo.
Han sido como torrentes de agua clara horadando con su eterno canto la silueta de las rocas que encontraban en su sendero.
He paseado con ellas, me dotaron de alas imaginarias para recorrer todos los paisajes.
Paisajes del mundo terreno, paisajes inmortales donde pernoctan las estrellas titilando esperando que mágica apareciera la luna en todas sus fases.
Pude sentarme en uno de los vértices con el único objetivo de contemplar el infinito.
Me distraje observando la desaparición de las estrellas fugaces, preguntándome hacia donde partiría tanta luminosidad estelar.
Con mis alas livianas me desplacé por otros mundos terrenales.
Acompañé la risa de quienes jugaban en la arena de playas exóticas, escuché el rumor de las olas en forma consecutiva morían dejando una estela de blanca espuma en los paradores más alejados.
Escuché el rugido del viento preludio del desgarrador grito de un trueno.
Ví el cielo surcado por saetas violetas, parecía que los relámpagos intentaban trozar el cielo.
Derramé lágrimas como fina llovizna, el silbido que precede a la tempestad logró que buscara refugio en una gruta.
No me importaba si crecía la marea, nadie sería capaz de quitarme las bellezas que había percibido, para siempre  había enrejado todo en un rincón de mi alma.
Me conmovieron los colores rosados del alba, la aparición del sol emergiendo del agua profunda.
Extasiada contemplé los púrpuras y magentas antecediendo noches eternas.
Resurgí de las cenizas escuchando los cánticos de los niños, lentamente, tomados de la mano cantaban rodas de paz.
Pude seguir viajando con la imaginación hasta llegar a los lugares más helados de la tierra.
El frío me permitía conocer otros paisajes inanimados.
Recibí todo lo que puede esperar un ser humano.
Palabras boitas y sinceras y por qué no otras que adulaban sin sentido, palabras que me despertaron una sonrisa, palabras que encendieron todos los alertas.
Nada era lo que parecía, muchas ideas se asemejaban a un tifón intentando colocarme una mordaza.
Luché  casi sola contra los detractores del buen gusto.
Jamás en mi mundo tuvo espacio la bandera blanca que significa la rendición injusta.
Nunca he temido más que al silencio inoportuno.
Silencio que intentaba opacar la creatividad, mala o buena era el nacimiento de algo nuevo.
El ser humano por complacencia innata trata de resistir los cambios.
Bajan los brazos los débiles, los seres opacos que se sostienen en el conformismo.
¿Qué he perdido?
No mucho o si, el no poder compartir me subleva.
En el debe y el haber de la vida sobresale aquello que he cosechado.
Como en toda cosecha he aprendido a descartar las semillas vacías, semillas ignotas que no producirán nada y robarán espacio a las otras que desean crecer con fuerza, para ello necesitan la fertilidad de la tierra, la luminosidad de los rayos de sol que me despiertan cada mañana.
Nuevos trinos de pájaros escucharé cada día, la experiencia vivida me ayudó a crecer de manera impensada.
Siempre  afirmé que el destino de un ser humano se asemeja mucho a un libro con pocas palabras y muchas páginas vacías.
Páginas que se irán completando con el acontecer cotidiano.
Páginas desbordadas por las emociones, páginas que mutaron al color sepia que trae el olvido.
Agradezco infinitamente estar viva, poder volcar mediante las letras mis vivencias.
En mi vocabulario nunca tendrá cabida el rencor.
Solo habrá espacio para lágrimas emocionadas y sonrisas, lo demás es absolutamente descartable.


Tuesday, November 05, 2013

CONTEMPLANDO



En temporada de deshielo los cerros comienzan con el ritual de cada año de quitarse las pesadas capas de nieve.
Sabia la naturaleza impide que lo hagan en un solo día.
Son como aquellas mujeres a las que muchos rechazan quitándose las ropas hasta quedar desnudas, sin saber que las miradas que todo señalan aún cuando les guste el espectáculo de ver un desnudo artístico o natural las llenarán de mácula ante la vista y el deseo de verlas como diosas paganas,
Doble discurso del ser humano que suele mostrarse tapado hasta las orejas y en contraposición disfruta de una silueta armoniosa que llama a sueños escondidos.
No estoy aquí para valorar las conductas de mis pares, mi idea es compartir experiencias logrando desenmascarar a los seres que a lo largo de su vida han mantenido un  doble discursos para ocultar las apariencias.
Seres  humanos falibles a cometer errores, seres que no dudan en señalar las falencias de otro.
No soy juez ni parte, podría definirme como una observadora de la realidad, realidad a los que más de lo que pensaba muchos rehuyen amparados en conceptos antiquísimos que les permiten permanecer sin ser.
Hoy dedicaré mi día a la contemplación.
Destellos de sol recién amanecido surca las luces del alba rosada que les otorgó su paso.
Con fuerza diluyen los jirones de nubes, bordean con su halo luminoso las faldas de la montaña.
Instante mágico para contemplar la hermosura e la naturaleza.
Cera de mi, Joaquín prepara la caña de pescar.
Sé que se dedica a la pesca deportiva, sé que devolverá al agua las piezas que no cumplan con el reglamento de los pescadores.
Sé mucho y no sé nada.
Me sumerjo como si fuera el río que horada las piedras en su mundo.
Joaquín es un hombre solo,no por propia elección sino porque las circunstancias adversas que le deparó el destino lograron que supiera descartar lo bueno de lo menos malo.
Con sabiduría devuelve las piezas al agua, no quiere que el anzuelo filoso lastime a las que desechará.
Sin que lo sepa, sentada en una piedra miro la presencia del agua antes cristalina,
Muchos borbotones traen agua oscura.
Noto que una lágrima surca el rostro repleto de arrugas de vida y experiencias.
Es el preciso momento de acercarme, dice que la vida es una dura experiencia.
Llora por haber bajado los brazos.
De lo más profundo de mi ser nace un abrazo, detrás del agua turbia vendrá el agua cristalina.
Mientras contengo el llanto silencioso con mis brazos le cuento de mis propias experiencias.
Transmito cada una de mis sensaciones,le ruego no claudique, la vida está conformada por un si número de oportunidades.
Las estrellas que acompañan nuestro paso por la vida solo suelen ser ocultadas por mentes mediocres.
Concertamos un pacto silencioso.
Al principio duda.
La conversación no será fácil, Joaquín esta atado a sus dogmas.
Por fin comprende que las luminarias estelares son fugaces como los suspiros.
Por fín comprenderá que a veces el destino no es idealizar al otro.
La mezquindad que a veces nos atrapa no es capaz de torcer el destino.
Fuera de juego con Joaquín y la voluntad férrea de compartir emprenderemos otros caminos.
Ninguna actitud mezquina podrá derribar los lazos de esta amistad que recién comienza.
A la vera de un caudaloso río que horada las piedras comenzaremos a diseñar un trayecto tan claro como el agua que baja de las montañas.
No sé si juntos  venceremos nos queda el sabor de haberlo intentado.



Friday, November 01, 2013

ECOS DE LLUVIA



Pasé la noche en un punto intermedio del destino final.
Salí cuando las luces del  alba clareaban el cielo hasta hacía minutos oscuros, cavernosos. Que la noche se había despedido.
La hostería en la que me alojé era cómoda en su sencillez.
Del frío glaciar  de mi lugar de residencia pasaba a una zona cálida.
La brisa nocturna lograba imprimirle al cortinado un movimiento ondulante,tanto que me hizo recordar a seres que había transitado por mi vida.
Pude recordarlos a todos y cada uno, algunos lograron que adquiera experiencia.
Los menos, seres opacos, moradores de abismos insondables a los que no quise pertenecer, a ellos les obsequié sano silencio.
La vida es demasiado valiosa como para desperdiciarla tratando de entender utopías en las que la maldad tiene el cetro de las monarquías con los pies sumergidos en el lodo.
De esos terrenales huyo, no me dejan nada..
No los critico, viven en el mundo que han construido.
Dejo atrás los pensamientos vacilantes, jamás  creí  en loas y alabanzas superfluas.
Tomé aquello que me permitió crecer, la opacidad vive en los  abismos que jamás se me ocurriría explorar.
Mi dogma es  no perder el tiempo, más adelante si así lo eligiera  tendré tiempo de contaminarme.
El empleado del hotel sabía que saldría temprano para continuar mi viaje.
Silencioso, dejó el desaguo sobre la mesa.
Sobre la bandeja dejó una flor , preciosa, con multiplicidad de coloridos pétalos, sabría después que esa margarita de centro amarillo como el sol era una zinia.
Era una señal, la llevaría prendida del espejo retrovisor hasta  que llegara a destino.
Durante la noche los empleados de la estación de servicio quitaron las manchas que habían quedado adheridas en el parabrisas.
También habían quitado los vestigios de las mariposas nocturnas pegados al radiador del vehículo.
Prometí pasar al regreso.
Surqué la ruta que me llevarían al centro  del país.
Mi destino era Córdoba.
A los costados del cambio el paisaje parecía muerto, el verde había cambiando por el ocre de la sequía.
Los animales morían de hambre y sed.
Los recuerdos se agolpaban en mi mente.
En las sierras cordobesas años atrás y por vez primera me había subido a un árbol.
Mi héroe preferido, mi padre, con paciencia me bajo de las alturas tenía seis años.
Hoy treinta años después, siento el ardor que provocó la rama de un árbol en mis piernas.
El dolor de la infancia no logró que claudicara en mis intentos  de explorar lo desconocido.
Recuerdos color sepia quedaron registrado en una foto.
Hoy siento como entonces las caricias de mi padre, las lágrimas de impotencia al observar la inmensidad desierta de naturaleza.
Las lágrimas sucumben ante los recuerdos.
Las heridas  de la tierra me retrotraen a aquella temporada de vacaciones.
Estoy a punto de llegar a la Catedral de Córdoba.
Ingreso sin necesidad de portar una mantilla que cubra mis cabellos.
Admirada redescubro los frescos que adornan  los techos cóncavos.
Elevo mi oración por todos, por los amigos y también por aquellos que se vistieron de tales.
No guardo rencor hacia nadie, por ellos rezo para que un Ser Superior los ilumine.
Antes de despedirme de la Catedral le pido a la virgen María que derrame lágrimas, tantas que puedan borrar las heridas que  el suelo dejó al descubierto.
La flor en el espejo está intacta, una delicada fragancia  indica que voy por el camino correcto.
Serpenteo valles y quebradas, convoco a la lluvia, antes de llegar a las cercanías de Mina Clavero me detengo ante la imagen del Cura Brochero, a él le dejo mis plegarias.
Reinicio el camino, Estela me espera en su casa.
En ese instante comienza la lluvia tan anhelada, tan necesaria.
No pude disfrutar de las aguas cristalinas de unos de los ríos que alimenta su caudal.
Rumoroso le canta a las piedras.
Por fin la lluvia apareció esplendorosa vestida de gotas cristalinas.
Pasé varios días en la región, la lluvia celestial ha propiciado que no haya grietas en la tierra.
Debo desandar el camino.
Me conmueven los colores verdes recuperados.
Los animales abrevan en los arroyos semanas atrás extinguidos.
Las garzas muestran siluetas espectaculares al borde del agua.
Corto camino por rutas desconocidas el paisaje es de ensueño, la lluvia es mi compañía.
Manejo con prudencia, en pocos días estaré abrazando a  mis seres queridos.
Sé que la lluvia rebosante de lágrimas ha posibilitado que el paisaje fuera diferente.
Pertinaz, consecuente ha convertido la tierra árida en floreciente simiente de nuevos desafíos, todo reverdece cuando la esperanza es el  único derrotero.
Solo te pido que me acompañes con tu pensamiento,no es mucho si anhelamos un mundo mejor.


Sunday, October 27, 2013

RESCATE EN UN POZO





Después de una noche lluviosa donde la llovizna pertinaz se ocupó de ocultar los destellos de la luna, las luces del alba comenzaron a teñir de colores pasteles la inmensidad del universo, apenas quedaban unas nubes blancas que la fuerza del viento llevaría hacia otros lugares, viento suave que movía las gramíneas de la ladera, ladera vestida de verde brillante.
Una vez más el agua había cumplido con su trabajo, parecía que cada hoja había sido lustrada por manos invisibles.
Apuré el café.
Me esperaba una larga caminata, recorrería cada centímetro de tierra por el que hacia dos años había transitado con Naomi.
Recuerdo que ese día tenía previsto proponerle matrimonio, para ello llevaba oculto en el bolsillo de mi casaca el estuche que contenía una sortija, el diamante en forma de lágrima me recordaba cada una de las que ella había derramado, a veces por motivos tristes, otras porque la emoción apresaba su alma.
Se veía preciosa con su vestido de algodón blanco, al trasluz a simple vista mostraba la perfección de sus curvas.
La brisa suave producía un efecto majestuoso en su cabellera.
Se soltó de mi mano quería tomar unas fotos.
Ante mi vista desolada desapareció.
La llamé varias veces pensando que estaba escondida en el inicio del bosque, hacia allí dirigía mis pasos.
El silencio era conmovedor.
A medida que pasaban las horas aumentaba mi desesperación, Naomi no respondía a mis llamados que pronto se convertirían en gritos desgarradores.
Regresé a la ciudad con el propósito de pedir ayuda, Entre quienes me acompañaban un anciano acrecentaba mi pena, me contaba que a veces la entrada del bosque se formaban de manera inexplicable pozos, pozos que solo los que habían regresado podían hablar de la magnitud y profundidad de los mismos.
Pocos caminantes, la mayoría turistas desconocían la existencia de ellos, además que al absorber a la persona el suelo volvía a quedar firme, tan firme que nadie podía imaginar que allí la tierra tenía esos movimientos para luego volver a la forma original.
Mi rostro expresaba un dolor profundo, el anciano me tomó de las manos, pidiéndome que tuviera confianza, mencionó casos similares, a mi no me importaban solo deseaba encontrar a la mujer con la que había decido conformar una familia.
Nos amábamos de una manera difícil de expresar con palabras.
Naomi era una mujer que despertaba pasiones salvajes y con una sonrisa y la dulzura de sus palabras lograba aquietarlas, permaneciendo dormidos y abrazados hasta que la necesidad del encuentro nos despertaba.
No hablaré de ella en tiempo pasado pese al tiempo transcurrido, quiero contarte que la naturaleza le otorgó una belleza especial, delgada como los juncos que crecen a orillas del agua, de cintura pequeña invitando a sostenerla,  apariencia frágil e inalcanzable como las estrellas que titilan en el cielo.
Me enamoré de su mirada, a través del azul cristalino de sus ojos podía ver su alma.
A la belleza agregaba virtuosismo para resolver cualquier circunstancia, siempre con una sonrisa buscaba el lado positivo de todos los episodios de la vida cotidiana.
Es desesperante haberla perdido, no sabe dónde está.
El anciano parecía leer mis pensamientos, me aferró fuertemente el brazo.
Indicó que debíamos seguir caminando, creí volverme loco, el paisaje no cambiaba, insistentemente decía que debíamos buscar una pequeña flor de color blanco, casi imperceptible, crecía en la boca del pozo que se había tragado literalmente a la mujer de mis sueños.
El llanto me impedía ver con claridad, notando mi desazón el anciano me pidió que me sentara sobre la hierba, él seguiría con el resto la caminata.
A pocos pasos comenzó a agitar el bastón, había encontrado la flor que tanto buscábamos.
Ordenó al resto de los hombres  cavar con palas el círculo imaginario que había trazado, debían hacerlo lentamente para no producir desmoronamientos.
Finalizada la tarea sacaron de un bolso una soga, el propósito era introducirla en la boca del pozo, encontrar a Naomi, indicarle que debía atar a su cintura el extremo y ajustarla con un nudo, ellos harían el resto del trabajo.
Recé todo el tiempo, no escuchaba sonido alguno.
Pasadas dos horas el cuerpo de Naomi emergió desde las profundidades de la tierra, tuve temor de abrazarla, tenía miedo de lastimarla.
Estaba intacta, igual al momento en que había desaparecido, solo se notaba un poco turbada por la cantidad de personas que me acompañaban.
El rescate había sido un éxito.
Naomi agradeció la cantimplora que el anciano le ofrecía, bebía agua en pequeños sorbos.
Cuando todos se retiraron la mantuve entre mis brazos, no deseaba perturbarla con un interrogatorio.
Comenzó a contarme que se había deslizado dentro de lo que parecía un pozo enorme, la tierra era firme, en ningún momento tuvo miedo de quedarse allí.
Una voz a medida que descendía le contaba cada vivencia, en ese abismo oscuro vivían los defectos que a veces adornan a ciertos seres humanos, pudo ver las caras de la miseria y el abandono
Metros más abajo las vanidades se peleaban delante de espejos imaginarios.
Todos los defectos sobrevivían debajo de la tierra.
Naomi nunca tuvo miedo, sabía que en algún momento regresaría a mi lado, ignoraba el cómo y el cuando, solo tenía ese convencimiento que la mantuvo con vida.
En una semana nos casaremos, necesitamos estar para siempre juntos compartiendo el amor que nos une.


Wednesday, October 23, 2013

POSTALES DE VIAJES



En ocasiones para distendernos de los episodios cotidianos acudimos a los recuerdos, recuerdos que no solo permiten rememorar momentos únicos sino que se aprecian de manera diferente
He tenido la suerte de conocer todo mi país, no dejé pueblo o ciudad por visitar.
En el norte me atrajeron los paisajes inconmensurables, montañas de mil colores que pocos geólogos podrán explicar el por qué de su atractiva coloración.
Fiel compañera la música escoltará cada aventura, al pié de las montañas las mujeres le cantan y ofrecen sus letanías a la tierra, la vista es conmovedora.
En el centro siete colores de verdes bien definidos asombran a los visitantes.
Cursos de agua cristalina permiten observar como los peces nadan de manera armoniosa.
Más adelante los juncos ofrecen un espejo de agua color marrón.
En las orillas como estatuas vivientes permanecen garzas y flamencos, pareciera que están custodiando el río color león.
Sitios donde los pescadores concursan por grandes piezas, piezas que serán devueltas a su hábitat natural para que sigan creciendo.
Extasiada observo los camalotes, casi todos en el centro llevan pájaros sin destino conocido, imposible no fotografiar el lugar.
Cuando el termo y la guitarra son la compañía de los lugareños, cuando el sol comienza a esconderse es hora de regresar a la cabaña que nos albergará por unos pocos días, la consigna es seguir hasta la otra punta del país.
Mientras las estrellas encienden el universo, consultamos el mapa de rutas y caminos.
Descansaremos lo necesario para llegar.
El empleado de la estación de servicio aspira de la camioneta los últimos vestigios de tierra colorada, tierra roja que se ha instalado en el alma.
Nos dirigimos al centro del país, cosmopolita nada tiene que envidiar a las grandes urbes, tienen el plus de estar circundadas por extensiones enormes de campo.
Los trabajadores permanecen en ellos desde el alba hasta la puesta del sol.
El próximo destino es Buenos Aires, trataremos de pasar evitando los cortes de quienes protestan reclamando igualdad.
Descansaremos en las afueras de la ciudad.
La hostería es sencilla, cómoda para quien no piensa permanecer mucho tiempo, alejada permite ver el preciso instante en que la luna se convierte en reina.
Redonda se cuelga en el cielo azul, no tiene pudor en el momento de mostrar las laceraciones de su cara casi perfecta.
Preludio de una noche de paz, misterio y mucho amor.
Mañana seguiremos el recorrido, nuestra brújula será el Lucero, Lucero que no intenta opacar al resto de las luminarias estelares, simplemente está allí ofreciendo su belleza a todos aquellos que sepan mirar con los ojos del corazón.
El canto de un ruiseñor oficiará de despertador.
Filmadoras y cámaras fotográficas están listas para capturar las imágenes de mi país.
A pocos kilómetros, majestuoso aparece el mar, deleite para el alma con su continuo rumor.
Mañana conoceremos un glaciar diferente, es de color marrón pese a que se lo conoce como Ventisqueros Negros.
Valles y quebradas, frutos de sabor exquisito para deleitar todos los sentidos.
Detrás erguidos y reflejados en un espejo de agua azul se muestra el cordón cordillerano.
Dan ganas de poseer alas imaginarias para posarse en las cumbres nevadas.
El viaje debe continuar, trataremos de llegar con luz diurna a las cercanías del glaciar más famoso de nuestro país.
Impactante el Perito Moreno muestra todo su esplendor, sus pies son bañados por las aguas de un lago que navegaremos después.
Jirones de nubes grises presagian una tormenta, disfrutamos igual, serpenteantes los relámpagos surcan el cielo, el estallido produce el grito desgarrador de un trueno.
Mañana aparecerá el sol.
En el puerto abordaremos un catamarán, compartiremos el viaje con turistas venidos de lugares distantes de nuestro país.
El glaciar es imponente, suave la brisa logra otorgarle movimiento a las aguas del lago.
Escuadras de gaviotas cruzan el cielo ahora diáfano.
Silencio para escuchar el primer desprendimiento de las placas de hielo que conforman al gigante.
Lágrimas y aplausos se repiten ante el alarido ensordecedor que produce al caer al lago.
Comparado con hechos de la vida real pareciera un grito de auxilio, para que el humano constante depredador no lo dañe.
Imposible describir con palabras semejante espectáculo, para graficarlo diría que estuvimos ante la presencia de un Ser Superior.
Pese a la época del año nos indican que es necesario colocarle cadenas a los neumáticos.
La ruta parece una cinta tatuada.
Kilómetros más adelante se convertirá en ripio, instante en el que es necesario aminorar la velocidad.
El viento comienza a silbar.
Los primeros copos de nieve comienzan a vestir de blanco el lugar asemejan pájaros volando de aquí hacia alla.
Nos detenemos con el objetivo de tomar un café.
Esperaremos que el viento se convierta en brisa para llegar a destino.
Queda poco camino por recorrer, los techos de tejas rojas de las estancias rurales parecen salidos de un cuento, en poco más de media hora estaremos en nuestro hogar.
Nuestros amores esperan atentos que comencemos a contarles anécdotas de un viaje inolvidable.


http://www.youtube.com/watch?v=5CshxHXtNfg

Thursday, October 17, 2013

ÚLTIMO HÁLITO DE VIDA



El temporal de nieve es raro en esta época del año, no tiene razón de ser cuando estamos en plena primavera según el almanaque, nunca las temperaturas se parecen a las de los sitios donde las horquetas de los árboles comienzan a mostrar sus brotes, etapa en que las mariposas nos harán una visita tan efímera como sus vidas para que no olvidemos la belleza de las coloridas alas desplegadas, bebiendo el néctar de las primeras flores que tardíamente aparecen en este lugar tan alejado del mundo.
Lugar donde ha sido coronada como reina la tranquilidad.
Hasta el fiordo que suelo visitarse ha vestido de gramilla verde en su ladera se pueden observar las primeras flores silvestres, pequeñas no tanto como para pasar inadvertidas,
En las caminatas que nos llevan al fiordo tratamos de esquivarlas para que sus pétalos permanezcan intactos.
La mole de piedra se erige orgullosa, no teme a los rugidos del mar, cautiva su vestido de hojas nuevas, acostumbrado al frío glaciar no dudará en sumergir los pies de piedras en el agua,
Está acostumbrado a que el oleaje horade las piedras que conforman sus piernas, años de oleaje no han podido dejar más que pequeñas heridas donde el musgo se adhiere otorgándole fuerzas para permanecer.
Intuyo que debo regresar a la ciudad, mientras manejo con sumo cuidado sobre el camino serpenteante recibo un lacónico mensaje de texto.
No lo leeré hasta que llegue a la estación de servicio que se encuentra tan solo a dos kilómetros, dos kilómetros que logran mi angustia vaya in crescendo.
Violeta mi hermana del alma ha sufrido un accidente, debo llegar a su lado para confortarla como tantas veces un hermano corre en auxilio del otro.
Nos separan quinientos kilómetros, llegaré como pueda.
Las aerolíneas no tienen espacio en sus vuelos regulares, si lo hubiera en media hora estaría a su lado.
Mientras Joaquín asegura las cadenas en las cubiertas dejo a buen resguardo a mis tesoros, prometo comunicarme con ellos a través del celular u otros medios.
Cargo el bolso, no sé cuánto tiempo estaré ausente, tampoco la magnitud del accidente.
Manejo con cuidado, las noticias de la radio no son alentadoras, todas hablan de un accidente de magnitud incalculable.
Apago la radio, deseo llegar, no estoy cansada el amor fraterno me da fuerzas para lograr mi cometido.
Mientras espero se levanten las barreras que casi nunca funcionan, diviso el auto de Violeta, un montón de hierros retorcidos, no puedo reprimir las lágrimas.
El banderillero con su uniforme naranja, portando un farol deja pasar por tandas a los vehículos.
Pienso que si hubiera estado en su lugar la tragedia no hubiera ocurrido.
Cruzo desconfiada las vías, tomo todas las precauciones.
El ulular de las sirenas indica que estoy a metros del centro asistencial.
Las luces del alba desaparecieron detrás de una llovizna pertinaz, el guardia de seguridad me informa que no es horario de visita, trato de conciliar hasta que me permite entrar.
Violeta yace en su cama, la palidez de la muerte cercana anticipa el final menos esperado.
No me importa que esté entubada, sé que me escucha, le hablo, sé que me escucha, sus labios casi morados dibujan la mueca de una sonrisa.
Acaricio su rostro, seco una lágrima furtiva que recorre el rostro pálido.
No tengo miedo.
Los médicos me piden me aleje de la sala, el monitor indica que se ha producido un paro cardiorrespiratorio, las maniobras de resucitación dan escaso resultado.
Apenas se mueve la aguja que marca los latidos de su corazón.
Amiga te abrazo, quiero que mis brazos te infundan un poco de la vida que se dispara, no temas, estaré a tu lado hasta el final.
Encierro tus manos entre las mías, acaricio tus dedos casi transparentes.
Quiero que sepas que estaré a u lado hasta que comiences tu ascenso a los cielos, los actos reflejos me hacen pensar que tus manos yertas se toman a las mías.
El silbido del monitor me dice que ya no estás.
Nada en el mundo terrenal o ese otro al que acabas de ingresar podrá borrar de mi mente y alma los recuerdos compartidos.
Violeta, en vida sencilla como una flor, no dudes que jamás te abandonaré.
Descansa Violeta el destino será el artífice de nuestro próximo encuentro.
Descansa en paz.


Wednesday, October 16, 2013

RUISEÑORES EN EL ESPEJO




No hay espectáculo más bello que observar el cielo sureño al atardecer.
Cielos vestidos de magentas y púrpuras, escenario perfecto para que aparezca encendida la primera estrella, ella será quien anuncie a las otras que es hora de vestir el Universos con su brillantez.
Momento apropiado para dedicarse a la observación, contemplación que no debe ser fugaz, instante propicio para buscar respuesta a los porqué que no hallamos en la algarabía o tristeza de un día más que se va.
Acumular experiencias positivas, decantaremos aquello que nos daña, es como si la vida pasara por un tamiz, esa es la idea o la fórmula que nos permite continuar el derrotero impuesto en el momento en que despertamos a la vida.
De eso se trata, amalgamar experiencias que nos permitan continuar.
Es el momento preciso para apagar la música que nos suele acompañar, el silencio será la mejor compañía a la hora de mirar con los ojos del alma.
Lejano se escucha el susurro de los pájaros que vuelven a sus nidos, hambrientas esperan las crías, necesitan calor, esperan a sus padres para calmar tanto hambre como ansiedad, un par de alas desplegadas los acunará, entibiará esos pequeños cuerpos hasta que lleguen a un sueño profundo y dejen de piar.
Luna brillante es la reina del cielo estelar.
Las imágenes se reflejan en el espejo que se sitúa detrás de la PC, no dudo en fotografiar la escena parece un cuadro sin vida, inmóvil, fuerte, tanto que llega a conmover..
Bajo la foto a la computadora, la definición es casi perfecta.
Una pequeña mancha aparece en  la pantalla, no la había percibido con anterioridad.
Con una servilleta de papel trato de quitarla, no es problema del monitor.
Me acerco al espejo que antes fotografié.
Plateado en su faz no ofrece nada que pueda perturbar.
Una pequeña mancha  inobjetable está allí. Quiero quitarla para que el espejo se mantenga impecable, en el instante que ejecuto la acción  la mácula me absorbe.
No tengo miedo, me espera un viaje especial.
No haré preguntas de ninguna especie, en pocos minutos a la velocidad de la luz conoceré otros mundos.
Me dejo llevar como quien se entrega a sus propios designios.
Las luces ahora son tenues ello no me impide divisar dos mundos totalmente opuestos.
En uno se alojan las vanidades que no permiten crecer, vanidades que infunden temor, la lucha por permanecer es despiadada, todos quieren permanecer, no existen valores, por lo tanto el atropello en ese sitio es moneda corriente, para ellos es dogma llegar sin importar si se transgreden las elementales normas de convivencia.
Figuras opacas tratan de resplandecer, la música ensordece los oídos, no quiero permanecer allí.
Parece un cuadro pintado por un ser poseído por la locura, trazos fuertes, desprolijos, colores que dañan la vista.
Por suerte he sido transportada a la otra cara de la moneda, un mundo donde reina la paz.
Fluyen vertientes de agua cristalina, idéntica a los ríos que pasan por el mundo real.
Los pájaros ejecutan su canto en absoluta libertad, diáfano el cielo acuna los rayos de sol.
Las flores estallan en colorido y fragancia, allí moran seres de luz.
Música suave para aletargar los sentidos, brisa que no aspira a convertirse en viento ni en tempestad mueve la copa de los árboles.
Es la imagen perfecta de la vida que todos nos tendríamos que permitir vivir.
Allí las nubes no son convertidas en jirones que ocultan la oscuridad de las almas que vagan sin encontrar un lugar para descansar, todos los habitantes de esa ciudad irreal saben compartir.
No tengo reloj en mi muñeca, presiento que debo regresar al mundo terrenal.
El susurro de los gorriones me indicará el camino correcto.
Una experiencia enriquecedora para seguir creciendo en la vida terrenal.


http://www.youtube.com/watch?v=4Cu3fi0TI5k

Wednesday, October 09, 2013

EL PODER DEL DINERO



Hernán es pintor, como todo artista quiere que sus obras trasciendan más allá de la ciudad que habita co sus padres, ciudadanos de clase media a los que les hubiera gustado que su hijo siguiera la carrera del padre.
Joven inteligente no dudará en complacer a sus padres, obtendrá en tiempo récord la licenciatura en economía.
En ningún momento dejará de lado el arte, para él es una buena alquimia mezclar números y fase artística.
Así como sumó notas altas en la carrera universitaria logrará objetivos para ser conocido fuera de su patria amada.
Becado por la Universidad realizará un master en Nueva York.
Exhibirá su obra en una galería, el flujo de visitantes es importante, desconocedor de los precios venderá el cuadro Vanidades a Dick Morrison a un precio irrisorio.
Como no es un ser materialista acepta la oferta.
El cuadro es vendido.
El primer sueño se ha concretado.
Entregará el cuadro en su  pequeño atelier, con el monto recibido podrá permanecer solo unos meses en la ciudad mágica.
Con los pies en la tierra sabe que para subsistir y permanecer necesitará trabajar, no aceptará la cesión que quiere hacerle su papá, es de los que piensan que los caminos se deben abrir solos sin competir con nadie.
Amigo del esfuerzo, buscará trabajo para que el atelier trascienda más allá de la duración de las luces de neón que iluminan una ciudad a veces soñada.
No quiere lujos para su vida, los vivió de adolescente y está en la permanente búsqueda de concretar anhelos espirituales.
Las cuentas pendientes encienden los primeros alertas, deberá trabajar en algo que conoce y que a la vez le permita continuar con aquello que es parte de su vida, no abandonará nunca la pintura..
Tarde lluviosa en la gran ciudad, por curiosidad ingresa al mundo de los números, números que son capaces de concretar ambiciones que los bohemios no tienen.
La casualidad propiciará un encuentro con Dick Morrison, copa de por medio le ofrecerá trabajo en el emprendimiento inmobiliario más conocido de la gran manzana.
Emprendimiento que cotiza en la bolsa de valores.
Semestralmente la empresa abonará dividendos, con el primer pago adquirirá un departamento.
No necesita demasiado espacio, el lugar está en el corazón de Manhattan, todos los ventanales están orientados hacia los jardines del Central Park, es el sitio ideal para vivir y seguir prosperando con su atelier.
El día se divide en dos, por la mañana es un aspirante a empresario, a media tarde renace el artista.
El proyecto inmobiliario que presentará para Dick Morrison es impresionante,.
Diseñará un edificio inteligente donde se conjugan el arte y la tecnología, logrará que los costos se transformen en ganancias, un sitio donde pueden convivir el arte y los números.
Todo está previsto para resultar impactante, lagos artificiales en el primer piso, peceras conteniendo especies poco conocidas.
Departamentos de lujo, ascensores de cristal.
Techos cóncavos que permiten observar el Universo.
El emprendimiento se vende como pan recién horneado, arroja ganancias inesperadas.
Hernán nunca descuidó paletas y pinceles, algunos de sus cuadros estarán en la entrada majestuosa, parece un sueño de cristal y cemento.
Ha sido tan alto el éxito que Hernán ocupa un lugar en e directorio.
Los más antiguos lo rechazan, la cuenta de Dick crece de manera inesperada.
Hoy entregaran en la reunión los dividendos, es norma de la empresa que los directores mas viejos se retiren.
Hernán no entiende de divisiones jerárquicas, no le interesan las finanzas.
La reunión se llevará a cabo en un lujoso salón, la mesa de noble roble tiene una tapa de cristal.
En cada lugar habrá carpetas informativas y un sobre de color crema distribuido al azar.
Para algunos la sorpresa será ingrata, para otros significará la continuidad de un negocio.
Hernán observa las flores de los centros de mesa, quisiera pintar la tristeza de los pétalos mustios, producto del humo de cigarrillos y habanos.
Dick les recuerda con ceremonia que dos directores dejarán de prestar servicios, en el sobre está el monto de las indemnizaciones, otros serán premiados por su labor y esfuerzo.
Todos se apuran para mirar el contenido, algunos harán vibrar los cristales de las puertas con su ira demasiado parecida a la tempestad que untó en sus cuadros.
Hernán abre el sobre, la cifra tiene varios ceros, no alcanzan para venderle su alma al diablo.
Se conforma con lo obtenido, presentará la renuncia indeclinable rechazando el pago.
La libertad no cuenta con eslabones suficientemente fuertes para atar el destino de un artista.
La vida sigue más allá de los números.


Friday, October 04, 2013

SIN SOMBRAS



Hace centenares de años todos querían buscar los orígenes de la Piedra Filosofal, para algunos era una alquimia que todo lo transformaba en oro o bien podría  a través de ella acceder a la vida eterna.
Mi búsqueda es más sencilla, no aspiro a convertir en riquezas absolutamente nada, tampoco quiero una bebida milagrosa que extienda mi paso por la vida terrena más allá de lo que corresponde que sería el bagaje que tengo impuesto por el destino desde el momento que mis padres escucharon el primer vagido y sintieron que en sus almas había espacio para albergar más amor filial.
Podría definirme como una mujer sencilla y observadora, observaciones que me permiten con una cuota adicional de intuición entender ciertos comportamientos que solemos tener los seres humanos.
Algunas incógnitas he podido resolver, entiendo y tengo asumido que el camino por recorrer es infinito y más de una vez mis sentimientos serán puestos a prueba para sortear los obstáculos que se interpongan en ese camino misterioso.
Camino que trato no se asemeje al bosque, bosque poblado por distintas especies, tan tupidos que impiden que los rayos del sol lleguen al suelo donde me encuentro apoyada.
He conocido diversidad de seres humanos, algunos con demasiada sensibilidad otros con una dosis tan grande de miserias que me  dejaban  perpleja.
A todos y cada uno traté de comprenderlos.
En ocasiones la suerte fue mi fiel compañera, en otras debí atravesar tantas barreras que quise bajar los brazos
Luchadora nata buscaba y sigo buscando el vaso medio lleno, descarto la otra mitad por estar vacía de contenido.
Vacía de contenido y con turbiedades que solo se pueden ver si se sabe mirar.
Lejos de ser perfecta mi única intención es buscar el equilibrio en todos los órdenes de la vida, no siempre todo es alegría y barullo, en determinadas ocasiones elijo la orilla del mar para pensar y dar rienda suelta a mis sueños.
No hay nada más reparador que observar el movimiento continuo del agua, todos los días el espectáculo es diferente.
Sigo con la mirada la escuadra de gaviotas que surcan el cielo, escuadra perfecta, armoniosa, estoy segura que entre ellas no hay vanidades que a nada llevan.
Puedo afirmar que alguna vez quise parecerme a ellas, poseer alas imaginarias que me lleven a cumplir cualquier derrotero.
Volar tan alto permitiría que me alejara de las miserias humanas, alejarme del halago fácil que suele cautivar a quienes no tienen los pies posados en la tierra.
Pese a esos vuelos imaginarios donde planeo en las alturas, mi mente se niega a olvidar los episodios violentos que acarrea una palabra pronunciada fuera de lugar.
Si supieran el daño innecesario que producen optarían por un sano silencio..
El cielo  comienza a cubrirse de nubes oscuras, algunos jirones permiten observar las estrellas que van encendiendo el Universo, crepúsculo semejante a la paleta de un pintor donde prevalecen los púrpuras y violetas que anteceden a la oscuridad de la noche.
Es hora de regresar, es el instante de desandar el camino.
Mis pisadas quedarán marcadas en la arena, seguramente las olas traviesas las eliminarán con su danza.
Los ruiseñores emprenden la retirada, en los nidos esperan sus crías, escucho sus gorjeos, pareciera que se están despidiendo, no sin antes hacerme saber que mañana en el mismo lugar, a la misma hora volveremos a encontrarnos para compartir todos los sentimientos que alegran un alma inquieta.
No deseo cerrar puertas que siempre he mantenido abiertas, tengo asumido que es fácil recibir, más es importante saber dar para arrancarle una sonrisa a todos los que sufren en su tránsito por la vida.
Todo es posible, basta proponérselo.
No se necesitan los beneficios de una Piedra Filosofal, no se necesita convertir todo en oro, no se necesita alcanzar la vida eterna.
Solo es necesario despojarnos de esa mochila absurda que nos hace caminar encorvados, postura que impide mirar con los ojos del alma, la belleza que a diario nos regala la vida.
Vivir es compartir sin renunciar a nuestras convicciones.
Vivir plenamente no es una utopía, es nuestra obligación primigenia diluir las tinieblas que muchas veces nos toman como prisioneros de la nada misma.


http://www.youtube.com/watch?v=_y7bdbrmLCg

Monday, September 30, 2013

LABERINTO BOSCOSO



Desea reencontrase con su esencia, los últimos meses han sido una tortura no buscada, en poco tiempo los halagos se convirtieron en palabras hirientes.
Del virtuosismo que creyó percibir en los seres que la rodeaban comenzó a notar que ingresaba en un mundo de tinieblas, tinieblas que solo son habitadas por la maldad, la envidia, la falta de amor hacia el ser humano en general.
Tinieblas que anhela disipar dado que no recuerda haber transitado caminos donde los fantasmas acechan hasta transformarse en muecas absurdas que ciñen el alma de dolor.
Piensa la forma de no herir a las personas que más ama.
Hoy reunidos frente al hogar les comunicará que necesita poner la mente en blanco y para ello debe otorgarle paz al espíritu.
Serán tres días y sus noches los que habitará en absoluta soledad la casa que se encuentra alejada de todo, tanto que hasta ese paraje lejano no han llegado ni la energía eléctrica ni el agua, no se preocupa, por los fondos de la casa corre un hilo de agua cristalina, agua mineralizada que baja desde lo más alto de los cerros.
Adquirirá los víveres que necesite  durante ese tiempo.
No olvidará llevar pilas para el reproductor de CD.
Algunos libros, una brújula, aerosoles de pintura de color amarillo, aerosoles ahuyenta  insectos, productos de tocador.
Por primera vez se despojará del reloj que siempre luce en su muñeca, reloj que marca horas de alegría, reloj indicando minutos de tristeza, reloj que ha conocido sus lágrimas cuando aquellas delicadamente se posaban en el cristal que posee la esfera.
Nadie que la conozca impedirá que se tome esos días para reflexionar.
Conoce los retiros espirituales, sabe que también se hacen en lugares alejados, sin embargo ella busca la soledad absoluta, donde no haya guías ni contactos efímeros con otros pensantes, por ello la casa del bosque es el lugar preciso.
Partirá en el momento preciso en que las estrellas comiencen a despertar en otras latitudes.
Lentamente el cielo se va aclarando mientras ella recorre kilómetros de un camino sinuoso, asemeja a una serpentina arrojada hacia el viento.
Inteligente el cerro y la naturaleza tomaron su figura para que lo envolviera y los pocos autos que por allí transitan tuvieran un camino para llegar a destino o simplemente recorrerlo con la única inquietud de llegar lo más alto que se pudiera.
Maneja con prudencia pese a que le gusta la velocidad no puede ir más rápido, no es descabellado pensar que los alces decidan cruzar el lugar solitario, allí no hay humanos que puedan lastimarlos.
Cuando los primeros rayos de sol aparezcan tiñendo el paisaje de dorado apagará la radio del auto,  quiere que de ahora en más el trino de los pájaros alegren un poco sus pensamientos con suaves melodías.
Cargará combustible en la última gasolinera que está antes de llegar a la casa.
Curioso el muchacho que la atiende le pregunta hacia donde se dirige, amablemente le responderá que solo está conociendo el camino.
En poco más de una hora estará en la casa, calcula el tiempo por la posición que va tomando el Sol en el Universo y por la vegetación cada vez más abundante.
Ha llegado por fin a destino, como lo suponía la casa tiene las puertas sin llaves, apenas las persianas están algo bajas, puede observar desde afuera como se ondulan los cortinados producto de la brisa que también mueve la copa de los árboles.
No le demandará mucho tiempo descargar el equipaje.
Pareciera que la casa la estaba esperando, sumamente ordenada y limpia.
Los aparadores repletos de víveres, la cocina a leña cargada, igual que el hogar.
Varios botellones de agua mineral perfectamente en fila.
El dormitorio es sencillo, desde allí observa el río, el cuarto de baño impecable.
En el living hay libros para todos los gustos, extraño en una casa deshabitada desde hace tanto tiempo.
Si dejara volar la imaginación diría que los duendes del bosque al que le llaman laberinto han preparado todo para recibirla.
Descansó como si hubiera estado allí siempre, mientras calentaba el agua para el baño desayunó ligeramente.
En minutos saldría a recorrer el bosque, a mitad de camino se dio cuenta que no llevaba la brújula.
Desde donde estaba podía divisar la casa, caminaría hacia ella.
La tarde la dedicó a la lectura y a diseñar la caminata del día siguiente.
Se levantó más temprano repitiendo las mismas actividades del día anterior, dejó que el agua acariciara su cuerpo, se sentía liberada de tanto sufrimiento innecesario, sufrimiento que no había buscado.
Cargó en su mochila dos aerosoles y una tijera de podar, la idea era adentrarse en el bosque más allá de lo permitido.
A medida que avanzaba el bosque era más tupido, el abrazo continuo de los árboles impedía la entrada del sol.
Cual Caperucita del siglo XXI fue marcando el camino, la intención era llegar a un claro de la espesura boscosa y regresar sin dificultades.
La tijera  fue útil a la hora de cortar malezas.
A esta altura de la caminata no divisaba la casa, estaba cerca del objetivo, ahora entendía por qué al bosque le decían laberinto.
Antes de llegar a la zona clara se sentó apoyando la espalda en un árbol, el cuerpo necesitaba saciar la sed que tenía, calmar un poco el miedo a lo desconocido.
El gorjeo de los pájaros la relajo tanto que sabe que dormitó unos minutos,, no puede precisar cuántos.
Dos seres con apariencia humana disputaban el mismo espacio, en sus cascos se podía leer claramente Verdad y Mentira.
La lucha fue grandiosa, triunfó Verdad, quien no dudó en sacar de su espalda una daga.
De rodillas Mentira pedía clemencia, realizaba promesas paganas, lloraba lágrimas poco creíbles.
Verdad le dijo, no pienso ensuciar mis manos con tu sangre, solo te exijo que no entres en los sitios donde tengo absoluto imperio.
Era hora de regresar, un regreso al que no le faltaron sollozos, cuantas veces me había visto inmersa en luchas parecidas, cuantas veces había presenciado luchas estériles.
Cuantas veces me sentí derrotada ante la falta de entendimiento.
¿Para qué si la vida es tan breve?
Regresé exhausta, el agua de la tina crecía con mis lágrimas.
La lección que aprendí en el laberinto del bosque fue enorme, ahora sé que no todos saben conservar el valor de las palabras, ahora sé que muchos desconocen la palabra compartir, ahora sé a quien debo abrirle la puerta de mi corazón, ahora sé a quienes debo colocarles cerrojos eternos.


http://www.youtube.com/watch?v=mpWhdeT5OqE