Friday, August 22, 2014

UN JILGUERO CON EL ALA QUEBRADA



Su mamá lo alejo de la cría por haber nacido con una de sus alas quebradas.
Era imposible no emocionarse ante un jilguero tan pequeño y lastimado que apenas tenía fuerza para emitir sus gorjeos.
Herido, solo como los seres sin alma no sobreviviría en un clima tan frío.
No lo dejaría a la intemperie.
Pese a no tener experiencia en elucidado de los pájaros pondría todo mi empeño para curarlo, rescatarlo de una muerte inmediata.
Justo en el instante en que el viento comenzaba a dejar escuchar sus gritos desgarradores, instante dramático donde es habitual que un escalofrío recorriera mi espalda, pude tomarlo con mis manos.
Con el propósito de abrigarlo lo envolví en un guante dejando que su cabeza quedara libre.
Corrí desesperada hasta llegar a mi nueva casa que está ubicada subiendo la cuesta de un cerro, en el lugar donde aún la gramilla florece en primavera dejando un manto floral de suaves colores.
Pese a la cercanía de la primavera el clima es hostil durante todo el año.
Dejé al pequeño jilguero sobre la mesada.
Aún cuando el plumaje no s notaba a mis ojos era una criatura tan hermosa como desvalida.
La calidez del ambiente logró que abriera sus ojitos, no estaban apagados ni tampoco tenían las nubes que anuncian un final prematuro.
Lo revisé con cuidado, encontré un pequeño trozo de madera terciada para entablillarle su ala quebrada.
Mientras lo curaba bebía sorbitos de agua tibia.
Recordé que en el cuarto de herramientas los  dueños anteriores de la vivienda que ocupo habían dejado una jaula de hierro forjado con su correspondiente pie.
Era enorme para tan diminuto pajarillo, ese sería su hábitat hasta que se repusiera totalmente.
Mientras la acondicionaba silbé las canciones que recordaba, con la única intención que se fuera acostumbrando a los sonidos y así lograr que alguna vez cantara.
Ubicaría la jaula cerca del ventanal de la cocina, desde allí muchas veces había observado emerger el sol desde las profundidades del océano.
Era el sitio preciso para que los rayos de la estrella más grande del universo hicieran que la calidez de aquellos ayudaran al crecimiento del jilguerito.
Los pequeños integrantes de mi familia aplaudían cada avance, en unas semanas tendría el ala totalmente curada.
No quedarían vestigios que le impidieran volar normalmente.
Había crecido, al alimento habitual le agregábamos grandes dosis de amor.
La decisión estaba tomada, cuando estuvo recuperado lo dejaría en libertad para que volara por los cielos que él quisiera.
Costó largas charlas y más de una lágrima hacerles comprender a los chicos que un jilguero no tiene que vivir enjaulado sino en absoluta libertad.
Lo despedimos con cierta congoja, aplaudimos sus aleteos libres.
No tardaría en encontrarse con seres de su misma especie.
Sus trinos elevaban el espíritu, parecía querer agradecer los cuidados recibidos con sus trinos melodiosos,
Cada primavera se posaba en el dintel de la ventana, nos despertaba con sus gorjeos.
Una mañana de manera insistente logró que lo acompañara a su nido.
Nido que comartía con su pareja a punto de romper las cáscaras de los huevecillos que contenían a su cría.
Revoloteando feliz, buscó en un rincón del nido un pequeño tubo de metal que podía transportar con su pico.
Con la delicadeza acostumbrada posó el pequeño objeto en mis manos, luego partió a presenciar el nacimiento de sus hijos.
Al llegar a mi casa desenrosqué el tubo, en el interior encontré un retazo de tela pintada.
Trazos inconfundibles de un artista reconocido.
En forma inmediata lo asocié a un episodio que había vivido meses atrás en el museo del Louvre.
Pese a la custodia que cuenta el sitio un grupo de saqueadores de cultura con un elemento filoso habían rasgado telas que esperaban sus marcos fueran restaurados en el subsuelo para luego brillar en el sitio que a cada pintura le correspondía.
Restaurar una tela lleva años, ese objeto no era de mi propiedad.
Esa tarde me contactaría con la Embajada de Francia, con el objetivo de devolver  sus legítimos dueños el objeto encontrado por el jilguero del ala quebrada.
Supe al llegar que ofrecían recompensa para quien encontrara aquello que habían dañado.
La rechacé.
Les propuse que crearan una fundación ornitológica que cuidara a los pájaros abandonados.
La oferta fue aceptada de inmediato, el trozo de tela fue enviado al museo.
Han pasado algunos meses, por los medios pude enterarme que la tela de mi pintor favorito había sido plenamente restaurada.
Ocupa el lugar privilegiado de siempre.
Nunca más volví a escuchar los trinos del jilguero.
Amigos que han visitado el Louvre aseguran que al acercarse a una obra de Vincent Van Gogh, escuchan una melodía suave, comparable a los trinos de un jilguero.


https://www.youtube.com/watch?v=KsiDdrqzGIw

Tuesday, August 12, 2014

LLUVIA DE ESTRELLAS



Descendió de la casa en la playa ni bien el alba encendió el amanecer con sus colores naranja.
El agua cálida le permitía observar multiplicidad de coloridos peces, pequeños que huirían velozmente ante la presencia de un ser humano.
En el estuario protegido del viento el mar estaba calmo.
Nadó  hasta acercarse a los conos anaranjados, cual vigías señalaban a los bañistas el peligro de adentrarse más de lo permitido.
El cielo diáfano sin nubes agregaba belleza al paisaje majestuoso.
Aprovecharía los rayos de sol con el objetivo de mantener un bronceado perfecto.
Era la primera vez que viajaba sin la compañía de sus amores por pocos días.
El trabajo en la editorial había sido extenuante.
Las noticias se sucedían a una velocidad inusitada.
Todas eran importantes.
Era necesario diagramar el semanario para darle cabida a todas, a ello había que agregar las ediciones extraordinarias.
El vértigo le gustaba,amaba su trabajo aún cuando al final de la jornada conservara la tensión propia de un trabajo que se renovaba minuto a minuto.
Amante de la perfección se quedaba en la oficina hasta que estuviera impreso el primer ejemplar.
Llegar a su casa le daba energía, tenía tiempo de atender a sus amores sin denotar signos de cansancio.
Hacía tiempo para todo,  tareas escolares,  juegos con los pequeños, , tiempo párale amor que renovaba cada día con el ser elegido que la acompañaría el resto de su vida.
Nacho, su marido tenía todo listo para regalarle a su mujer unos días en el Caribe, las niñeras se ocuparían de los chicos, el personal auxiliar de mantener la casa en orden como le gustaba a Lila.
Afuera nevaba copiosamente, los niños dormían en sus cuartos.
Mientras el matrimonio degustaba un café recién preparado, Nacho le contó a su esposa el plan que tenía para ella.
Lila puso las excusas típicas de una mujer enamorada y amante de su marido.
Al ver el pasaje no dudó que ese viaje era un sueño que en pocos días se convertiría en realidad tangible.
Se despidieron el aeropuerto, se mantendrían comunicados a través de correos electrónicos y llamadas.
Nacho mientras la abrazaba le pedía que olvidara todo por una semana..
Esos pensamientos la acompañaban mientras regresaba de la playa.
Compró en la banquina del puerto frutas exóticas.
Una asistente preparaba su almuerzo, Lila se comunicaba con su familia, hasta su voz se notaba radiante.
Posterior a la comida, descansaría hasta la hora del crepúsculo, en ese instante volvería a la playa..
Le resultaba difícil describir con palabras el impacto que causaba el sol, una esfera de fuego que lentamente se sumergía en las profundidades del océano hasta el día siguiente.
La brisa suave apenas encrespaba las olas plateadas, la corona blanca de espuma era capturada por su cámara de fotos, también por su retina  que las alojaría para siempre en su alma.
Sentada sobre una roca observaba el cielo azul casi negro, a un costado la luna más hermosa que nunca brillaba esplendorosa.
Lia sabía que en esos días estaría más próxima a la tierra.
Tímidamente las estrellas encendían en Universo.
Lloró de emoción al observar las primeras estrellas fugaces.
Estaba presenciando el ballet de las Perseidas.
Fulgurantes danzaban ante su mirada asombrada.
Recordó a los seres que más amaba en la vida, en el espacio imaginario podía abrazarlos.
El viaje pronto concluiría.
Una experiencia única que quedaría eternamente guardada en un sitio de su corazón.



Tuesday, August 05, 2014

TRAZOS DEL ALMA




Tarde de invierno casi primaveral, la temperatura no se condice con la época del año.
Dan es pintor, decide aprovechar el tiempo cálido para llevar el caballete al jardín de la vieja mansión que habita en absoluta soledad.
Busca reparo de la suave brisa que mece como acunándolas las hojas perennes de algunos árboles.
Optará por un rincón de la galería vidriada, a un lado en una mesa auxiliar colocará pomos de pintura de diversos colores, en la paleta con ayuda de los pinceles las mezclará hasta obtener los colores deseados.
No ha tenido un día fácil.
Cuando el amanecer reflejaba los matices del alba, suena el teléfono.
Extiende el brazo para responder presumiendo que por el horario se trata de una llamada equivocada.
Se equivoca es la mujer de su vida que lo ha despertado sin utilizar el típico wasap para desearle un día feliz.
Recién en ese instante recordará que es su cumpleaños.
Recordará también que con ella esperaron en una cena íntima que el reloj marcara la medianoche para brindar.
El restó elegido les había reservado una mesa alejada del flash de los fotógrafos que lo acosaban a cualquier hora del día.
Alma esa noche lucía más hermosa que nunca, el brillo en la mirada aseguraba que se trataba de una mujer enamorada.
Fina, elegante, el atuendo elegido resaltaba los ojos color miel.
La cara perfecta parecía ser obra de un escultor.
La velada fue interesante aún cuando Dan notó cierta distancia con su pareja de años con la que esa noche pensaba formalizar un compromiso más allá de la eternidad.
Alma eludió con habilidad hablar del tema.
En el momento de retirarse la invitó a pasar una noche más en la vieja mansión.
Una noche diferente donde podrían planificar un futuro juntos.
Alma  comentó de reuniones impostergables que llevaría a cabo por la mañana.
Con la fragilidad que la caracterizaba impidió que Dan la acercara a su domicilio, había traído su propio automóvil, la excusa perfecta era alentarlo para que trabajara en la muestra internacional que se llevaría  a cabo en pocos meses.
La muchacha no dudó en mentir al asegurarle que lo acompañaría hasta el final.
No quería dañarlo en un día de celebración especial.
Se despidieron con un abrazo,nadie especulaba con el final.
Alma evitó recibir el acostumbrado beso en los labios, ofreció su mejilla al pintor.
Turbado el artista le pidió unos minutos para poder efectuar la rellamada.
Por primera vez en la relación tuvo miedo de perderla, el miedo apresaba el corazón de Dan.
Ubicado cerca del ventanal, cuando en el cielo un enjambre de nubes apenas dejaba ver los rayos del sol volvió a escuchar a quien había sido su compañera en los últimos  tres años.
La conversación no fue distendida pese a que Dan trataba de llevarla por los caminos del recuerdo de aquello que habían vivido juntos.
Alma fue precisa y contundente, sin mucho pragmatismo anunció que la relación estaba terminada.
Había encontrado el amor en los brazos de Gaby,una mujer que la doblaba en edad y supo conquistar el corazón de la joven.
Dan clamó por otra oportunidad, trató de explicarle que se hallaba en estado de conmoción y deslumbramiento.
Se negaba a dar por terminada la relación que los llevó a distintos lugares del orbe.
Alma fue implacable, no daría un paso atrás, su destino estaba al lado de otra mujer.
Cortó la comunicación.
Para Dan terminaban abruptamente los sueños que había acariciado desde que había conocido a su pareja.
Trató de imbuirse en los trabajos que presentaría en la próxima exposición de arte.
Quietos como pájaros que se niegan a volar los pinceles no obedecían a sus órdenes.
Utilizó negros y grises para plasmar en la tela su desazón.
Ningún otro matiz podía reflejar su estado de ánimo.
Trazos fuertes de color negro,  algunos tonos de gris representaban el dolor del desamor..
La muestra fue un éxito rotundo, “Trazos del alma” fue adquirido por una suma que le permitiría vivir, sin trabajar.
Dan tenía todo aquello bien material que hubiera gozado cualquier ser humano.
Arrancó la tela del atril.
Solitario recorrió la mansión.
Se negó a escuchar el gorjeo de los pájaros.
En el escritorio redactó su testamento, legó su obra a entidades de beneficencia.
Días después encontraron su cuerpo inerte en la habitación, en su mano sostenía por última vez la foto de Alma, la única mujer que había amado más allá de la eternidad..