Wednesday, September 17, 2014

APARIENCIAS



Existe algo en la vida que me produce mucho placer y ese algo es viajar en el tiempo.
Ello me permite acceder a otras culturas, estar cerca de hombres y mujeres que fueron  un referente en la historia, referentes que marcaron un punto de inflexión para observar el pasar de la vida desde otro lugar.
La ventaja de estos viajes es que no debo de llevar equipaje, a mi llegada me proporcionarán todo aquello que necesito para que mis sueños u objetivos se cumplan en su totalidad.
En esta ocasión el tiempo me transportará a la primavera parisina de fines del mil ochocientos.
Seré alojada en un hotel o pensión ubicado no muy cerca del centro de la ciudad luz, sino del hospital de la Salpêtrière.
No imaginen el edificio tal como luce en la actualidad, moderno, inteligente, con frente vidriado que permite observar los parques que lo circundan desde cualquier ubicación.
Piensen que lo veo tal cual fue diseñado hace más de quinientos años.
Edificio de piedra que aún más de doscientos años después conserva su estructura original
Frente de piedra, techos abovedados, columnas renacentistas contiene la arcada principal, por allí se produce el ingreso de las ambulancias, por un lateral el de los médicos, por el otro el de los pacientes ambulatorios.
Los jardines que lo rodean son un deleite para la vista.
Canteros repletos de flores a punto de estallar en fragancia y colores.
No muy lejos de allí hay distintos espacios que hoy se denominarían bares donde los médicos que no desean almorzar o merendar en los habitáculos del afamado hospital los utilizan para tomar el descanso que merecen después de haber atendido miles de casos programados entre los que intercalaron las urgencias propias que depara cada día.
Ya les he contado como son los alrededores del lugar en el que estaré por un espacio de tiempo que no conozco.
Mi intención es conocer a Sigmund Freud que suele estar por las tardes, casi cuando comienza a despuntar el crepúsculo tiñendo la ciudad con colores inversos a los de las auroras boreales un lugar tan especial.
He visto que las mujeres al caer la tarde para estar en lugares públicos utilizan sombreros, algo que detesto de manera particular pese a que me sientan bien.
Intento ubicarme en tiempo y espacio a la hora de elegir el atuendo…
Quiero conocer al padre del psicoanálisis y a la vez pasar desapercibida, parecer una turista más bebiendo una copa de rubio champaña en un espacio excepcional.
Debo elegir mi atuendo entre la ropa colgada en un viejo ropero del siglo XVI al que jamás podría denominar placard.
Optaré por un traje de pollera y saco de color gris azulado.
Una gardenia de color levemente más oscuro hará juego con el arreglo que llevo sobre mis rulos enlazados en una torzada casi perfecta.
Quise evitar el uso del sombrero tan habitual en las mujeres del lugar, lo reemplacé por un tocado más simple que se ajusta a las formalidades de la época.
Extraño mi celular inteligente, con el podría haber grabado todo.
Me resisto a llevar un block de notas, me parece intimidatorio en manos de una desconocida.
Debo confiar en mi buena memoria.
Pido una copa de vino mientras espero a los ocupantes de la mesa contigua a la mía.
Saboreo los trozos de queso que acompañan la bebida, el sabor es espectacular.
Por fin llega Sigmund Freud y un acompañante de dudosa reputación.
Parecen ser amigos, aún cuando desde este entonces se puede dudar de la verdadera amistad.
Los dos lucen jacquet a rayas en distintos tonos de gris, uno lleva corbata el otro Papillon.
Beben sin moderación.
La charla se convierte en declaración.
Simón le cuenta al psicoanalista que es hijo de madre italiana y padre judío, estigma que lo acompañará por siempre
No estoy  aquí para juzgar las tendencias religiosas de terceros.
Freud confiesa que nació en Austria, omite decir que su padre era judío.
A esta altura estoy turbada.
¿Qué importancia puede tener ser judío o cristiano?
¿No importa más la persona sin etiquetas ni ideologías?
¿Por qué los perturban a ambos caballeros sus orígenes?
Freud se confiesa adicto a los alcaloides, cocaína en especial.
Simón niega su verdadera identidad dice que a veces es un literato y otras para sobrevivir toma la apariencia de un sacerdote.
No duda en confesar que compra las hostias de manera ilegal.
No crean que me ha turbado la copa de vino que he consumido.
Estos dos seres son execrables.
Viven de las apariencias,
No dudo que serán reconocidos en el futuro, ese futuro al que pertenezco.
Desde que tengo uso de razón anhelo un mundo sin mentiras, un mundo donde todos se muestren tal cual son.
No es una utopía es un derecho que trajo mi ADN al nacer.
A partir de esta experiencia no me dejaré llevar por las palabras bonitas que pronuncian quienes desean conservar apariencias que no existen en la realidad.



Thursday, September 11, 2014

SANTA SOFÍA



Todos sabemos que la catedral de Santa Sofía ha sido declarada como una de las maravillas del mundo y de verdad quienes se ocupan de esos menesteres no podrían haber elegido mejor lugar para otorgarle una distinción merecida.
Enclavada en una colina se destaca la edificación bizantina, columnas delicadamente moldeadas sostienen la cúpula con tejuelas doradas
Santa Sofía representa a la sabiduría, todo brilla a su alrededor.
Para ingresar hay que atravesar un camino de jardines de ensueño.
Jardines que jamás hubiera podido reflejar el mejor paisajista de la tierra.
Canteros de flores exóticas, que al atardecer son iluminadas por cientos de luminarias comparables a los guiños de las luciérnagas.
Cielos estrellados que impactan con su belleza eterna coronan una cúpula de inigualable belleza.
Ingresar en las horas del atardecer contrae el corazón, las palpitaciones se multiplican buscando algo que será difícil de encontrar si no se acude a la historia del fabuloso monumento dedicado a los sabios de principios de la era cristiana.
Es difícil expresar con palabras el entendimiento.
Saber por anticipado la lucha eterna entre el bien y el mal.
Hay que estar allí para entender los deseos de un ser abominable que creyó que tenía más poderes que el Creador que conocemos para destruir la raza humana.
El guía de la excursión nos explicó que los subsuelos de la catedral están inundados, aún no se saben con certeza las causas de ese efecto desastroso.
Aún los científicos luchan por conocer la verdad.
La lucha entre el bien y el mal data de siglos.
Un monaguillo intenta explicar al contingente de turistas las razones por las cuales los subsuelos del edificio están inundados.
Todos tratamos de utilizar el raciocinio para entender las explicaciones que no conforman.
Se menciona a un ser execrable que quiso sin éxito diezmar la raza humana.
Han pasado varios siglos, nadie conoce el secreto que guarda en sus entrañas la catedral dedicada a la sabiduría.
A esta altura de los acontecimientos prefiero no investigar nada más.
Opto por consagrar mi devoción a la vida en todas sus manifestaciones.
Solo ruego a Dios, ese Dios que podemos compartir según las creencias, que sea el encargado de develar tanto misterio.
Mientras tantos en las aguas que inundan Santa Sofía, aguas turbias donde jamás podrán reflejarse las estrellas.
Aguar rojizas que se avizoran a simple vista.
Santa Sofía sigue sorprendiendo al mundo sin tener en cuenta la religión de los turistas que la visitan.
Salgo conmocionada a recorrer los jardines que circundan la edificación majestuosa.
Prefiero ignorar los misterios que la inteligencia aún no ha develado.
Suspendidos en el aire flotan los pensamientos.
Los míos son positivos, tratare de unirlos con los de muchos otros que prefieren la vida a la muerte.
 
 

Monday, September 08, 2014

DOS HERMANAS



Lisa y Noelia  se llevan apenas un año de edad.
Son hermanas, las dos fueron educadas con el mismo amor, idénticos principios y valores para que en el futuro supieran elegir un camino que si bien podría ser sinuoso a la vez estuviera plagado de luz.
Desde pequeñas se destacaron por una belleza inusual, parecían gemelas.
Piel satinada, rasgos cincelados por un escultor, ojos claros enmarcados por pestañas largas y arqueadas de tono azabache como la cabellera.
Las miradas de Lisa acarician el alma, las de Noelia perturban.
Las conocí desde su nacimiento por ello puedo escribir sobre las hermanas con propiedad.
Dotadas de una inteligencia poco común eran las primeras de su clase.
Lisa se llevaba bien con todos sus compañeros, buscaba armonía.
Noelia trataba de alterar el orden impuesto, se sentía perseguida. A todo le encontraba un pero que no tenía razón de ser.
Observarlas crecer me recordaba continuamente la historia de Apolo y Dionisio, hijos de Zeus en la mitología griega.
Ambos criados en igualdad de condiciones.
Como Apolo, Lisa estaba enamorada de la vida, hacía culto de la amistad, a todo le encontraba el lado positivo.
Creativa por instinto tenía facilidad para la pintura, la música y literatura.
Complacida observaba con la misma pasión las luces del alba que encienden el cielo pintándolo de colores rosados y celestes.
Disfrutaba  poder ver esa esfera de fuego que configura la mayor estrella del Universo, emerger lentamente desde las profundidades de un espejo de agua.
Idéntica pasión al esperar que los rayos dorados de Febo lentamente se opacaran hasta desaparecer dando paso a los púrpuras y magentas que tiñen el firmamento en los románticos crepúsculos.
La observación de la naturaleza impulsaba  la creatividad sin límites con la que había sido bendecida al nacer.
Noelia bella y oscura perturbaba a quien se le acercara.
Peleada con la vida se parecía demasiado a Dionisio, un ser que como aquel, prefería que su vida transcurriera en la oscuridad.
Solitaria por elección no permitía que nadie se le acercara a compartir instantes del crecimiento.
Eso la tornó en un ser huraño.
A  diferencia de su hermana jamás había visto un amanecer, despreciaba la luz del sol.
Cada una recibió su auto al cumplir la mayoría de edad.
Lisa sufría por el carácter de su hermana, prometió no usar el vehículo hasta que su hermana tuviera el suyo.
Prefería caminar, oír el trino de los pájaros en el momento que se internaba en el bosque de la región.
Noelia era noctámbula, cumplía con los estudios en la universidad, si bien ninguna carrera le atraía eligió un doctorado en física.
Apreciaba la oscuridad más que la luz.
Preocupados los progenitores  nada podían reclamar.
Noelia era una gran estratega, las notas brillantes lograban que cualquier consejo no fuera tenido en cuenta.
Con la autorización de sus padres montó su laboratorio en los fondos de la propiedad de aquellos.
Lisa al recibirse se había independizado, viajaba por el mundo  mostrando su arte.
En una de las giras conoció al hombre de su vida con el que pronto se uniría en matrimonio.
Celebraron una cena familiar para comprometerse, Noelia no estaba de acuerdo con el enlace.
Por primera vez un hombre la había conmovido y precisamente era el prometido de su hermana.
Se acercaba el cumpleaños de la hermana menor.
Lisa quería sorprenderla regalandole un retrato pintado con sus manos.
Una pintura que le costó demasiado terminar.
Había reproducido el rostro de Noelia a la perfección, le costó mucho pintarle una sonrisa, jamás había reflejado la mueca del desprecio.
Pese a las dificultades terminó la obra, más que nadie deseaba que su hermana pequeña fuera feliz.
La cena de compromiso tendría lugar en la mansión paterna.
El tiempo acompañaba para que las mesas de los invitados fueran ubicadas en los jardines de la propiedad.
Cubiertas con manteles primorosos en el centro contenían velas sostenidas por un conjunto de flores multicolores.
Desde los floridos canteros las luciérnagas parecían estrellas que habían bajado a la tierra.
Las dos hermanas estaban bellísimas enfundadas en sus trajes de gala.
Todo transcurría tal cual había siso preparado,
En el brindis al final de la cena los novios anunciarían el enlace intercambiado los anillos tal como marcaba la tradición.
La mirada de Noelia se ensombreció.
Unos pasos la separaban del laboratorio.
Tenía armada una estrategia infalible.
La música suave acompañaba el inicio de la ceremonia.
En el instante del intercambio de alianzas se produjo una explosión.
Han pasado varios días, las autoridades tratan de esclarecer el origen del estallido que se llevo la vida de todos.
No hallan vestigios de nada,
Solo yo puedo afirmar que el alma no deja huellas cuando comienza a sangrar.


Thursday, September 04, 2014

PASEO POR LA CIUDAD LUZ



Visitar París es asociarlo inmediatamente no solamente con la torre Eiffel sino con el Museo de Louvre o cualquiera de sus famosas iglesias.
Tuve la suerte de viajar como esposa de un diplomático, mientras mi marido asistía a foros internacionales, mi tiempo libre podía emplearlo como quisiera,.
Tenía en claro que en mi agenda incorporaría visitas a lugares que bajo ninguna circunstancia deben obviarse, ello incluía museos, iglesias famosas, casas de arte, sitios originales donde el ciudadano se reúne para charlar.
En pleno vuelo conocería a quienes me acompañarían en mis supuestas horas solitarias.
Dos mujeres a las que había visto muy poco en las típicas reuniones de las embajadas, sus maridos representaban países lejanos y llenos de magia.
Tenerlas cerca fue un soplo de alegría, paz y confianza.
La nave aterrizó en el aeropuerto Charles de Gaulle a la hora prevista.
El sol recién despertaba comenzando su ascenso a los cielos.
La casualidad quiso que las tres parejas nos alojáramos en el mismo hotel el Amarante sobre Champs.-Elysées , único por sus detalles, ubicado estratégicamente para tener todo a mano.
Los matrimonios fuimos alojados en distintos pisos.
Combinamos en cenar juntos dado que ese día por ser el de la llegada no se llevaría a cabo ninguna convención.
La noche parisina en las postrimerías del verano es encantadora, el tiempo nos acompañó durante toda la velada.
La brisa suave movía sin prisa y sin pausa algunas nubes que se habían formado en el Universo, la idea era mostrarnos el esplendor de las estrellas.
El pabilo de las velas que adornaban la mesa se mecía suavemente, contenido en una bella copa cuyo pie estaba cubierto por un delicado como perfumado arreglo floral de flores silvestres.
Durante el café los hombres trazaban estrategias respecto al primer foro que debían cumplir durante el día siguiente.
Ela, Liz y yo trazábamos la primera vista en la Ciudad Luz.
Inevitablemente el destino elegido sería el Museo de Louvre.
Nos ocuparía buena parte del día recorrerlo y admirarlo.
El punto de reunión sería el Café de la Paz.
Cómodas con nuestras cámaras y celulares guardados en las mochilas, abordamos un taxi que nos dejó frente al Ala Richelieu.
Por allí ingresaríamos, impactante la construcción del renacimiento.
Curvas suaves dejaban paso a columnas trazadas con maestría que sostenían un edificio de belleza impresionante.
El interior no se puede describir con palabras.
El arte de todos los siglos está contenido en sus paredes.
Lienzos que producen emociones inenarrables, no solo por su belleza innata sino por su antigüedad que data de milenios.
Los flashes de las cámaras portadas por los turistas asemejan luciérnagas encerradas en un espacio mágico.
Antes de almorzar nos dirigimos al espacio ocupado por pintores amateurs.
Los hay de todas las razas, religiones y creencias.
Se les permite copiar las obras de los grandes siempre y cuando introduzcan en su propia obra algún detalle que las diferencie del original, sostengo que solo es necesario la impronta que nace en las manos del artista, que cual pájaros sostienen en su pico pinceles que vuelan sobre la prístina tela.
Cada entrega es una obra original en si misma, no importa si ha sido copiada de un talento reconocido, la diferencia la otorgan los sentimientos al guiar las manos para lograr un trazo.
Hoy ha sido una experiencia inolvidable.
Por la noche cenaremos a bordo de un catamarán.
Las luces no solo serán guía de un derrotero anhelado, también iluminarán la magia del Río Sena.