Friday, November 27, 2015

INICIO DE UNA NOCHE TRÁGICA







Hace tres meses un día gélido de agosto comenzabas a despedirte de la vida.
Impotente sostenía tus manos sin fuerzas, el dedo pulgar de tu mano derecha apenas tenía fuerza para acariciar mi mano que siempre se mantuvo entrelazada con la tuya.
El águila de alas gigante que brillaba en cada vuelo que emprendía provocando la admiración de todos los que apreciaban no solo tu belleza innata sino tu inteligencia.
El dolor había convertido esas alas gigantes en pequeñas alitas de gorrión.
Afuera el día estaba gris, el viento en su silbido incesante era portador de las noticias que nadie quiere escuchar.
Creí que dormías y dejé que mis lágrimas corrieran sin cesar, eras tan perceptivo mi hijo amado que me pediste que no llorara.
Necesité mentirte para que te tranquilizaras diciéndote que no lloraba sino que tenía una simple irritación provocada por la asepsia característica de los sanatorios.
La vida me colocó ante el peor momento, te quejabas de un dolor profundo fue así que una de las médicas que te asistían me llevó fuera de la habitación para informarme que te aplicarían la última sedación, preferí te sumergieras en el sueño final antes que escuchar tu sufrimiento.
Te veías hermoso, tu piel había tomado el tono rosado que tienen los recién nacidos.
Implacable la muerte ya había elegido arrancarte de mi lado.
De madrugada pronunciaste las últimas palabras, sin abrir los ojos parecía que le contestabas a un ser imaginario, dijiste dónde vivías y con la voz más dulce que hubiera escuchado en mucho tiempo dijiste ante mi pregunta sobre con quien vivías tu respuesta desgarró mi alma, fue tan claro el “vivo con mi mamá” que al recordarlo vuelvo a llorar como esa madrugada que permanecerá tatuada en mi alma hasta el último instante de mi vida.
Te extraño, tu ausencia agiganta la distancia que separa la vida terrena de la de los ángeles que partieron sin concluir todos los proyectos que tenía.
Sin vos mi vida no tiene sentido, te pienso despierta, también dormida.
Pensamientos que nos unen más allá de la vida.
Daría lo que no tengo por volver a abrazarte, escuchar tu voz, sentir la tibieza de tus mimos, poder decirte una y mil veces cuanto te quiero, cuanto te quise.
Siempre. Más allá de cualquier circunstancia tu mamá te amará hasta el fin de sus días.

https://www.youtube.com/watch?v=vIgX450Rd68