Monday, May 07, 2007

ECUENTRO CON HEBE

El hombre de aspecto impactante, decidió viajar en el tiempo.
Invirtió todos sus bienes para realizar esa epopeya.
Dos años antes se había enamorado de una mujer muy joven, de inteligencia brillante, cada vez que quería acercarse a ella, imaginariamente en su cabeza, cubierta de hebras de plata, se levantaba una barrera imaginaria, los años de diferencia.
Se amaban con pasión, sus encuentros avivaban el fuego, sus manos hacían vibrar el cuerpo de ella, los besos encendían la pasión hasta transformarse en lenguas de fuego.En sus encuentros hablaban de un futuro compartido.
Las dudas asaltaban a nuestro protagonista.
¿Cuánto duraría este sueño? .
¿Horas, días, años?
Nadie lo sabía a ciencia cierta, el amor a esa mujer lo quemaba.
La soñaba de noche entre sus sábanas, al amanecer su cama estaba vacía.
¿Quién había osado robar sus caricias que lo llevaban al éxtasis?.
Se levantaba temprano para cumplir con las obligaciones que le había deparado el destino.
No podía concentrarse en su trabajo en todas partes aparecía la imágen lozana de ella, era hermosa, más que la belleza física importaba la carga espiritual de ella.
Allí comprendió que no perdía nada realizando ése viaje que prometía juventud eterna,éso necesitaba para poseerla integramente no solo en sueños.
El viaje fue placentero, los paisajes regalaban toda la belleza.Se dirigió al templo donde todos adoraban a Hebe, diosa de la juventud.
A la mañana siguiente sería el encuentro, no pediría mucho solo tener unos cuantos años menos.
En la entrada compró unas magnolias para tributarle a la diosa, no era nada comparado con sus sueños.
El lugar era frío, inmenso.
Vestida con una túnica blanca y coronada con laureles apareció Hebe dispuesta a concederle juventud eterna.
Terminada su tarea él se transformaba en un muchacho con todas las fuerzas.
Estaba feliz podría entregarse a su amada en cuerpo y alma, sin embargo la diosa notó que faltaba algo, ante sus ojos se encontraba un hombre vigoroso y bello, con una mirada excelsa, llamó a su amigo Helfesto el dios del fuego, con los poderes de él su visitante quedaría perfecto para hacer feliz a su enamorada.
Allí, todo era perfecto, los dioses jamás imaginaron que el visitante se convertiría por obra del fuego en cenizas que vagaran por el Universo.
Ella espera al hombre que conoció hace tiempo, él deja vagar en el espacio su materia.

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