Hijo de mi vida falta apenas ocho días para que se cumplan cuatro meses de tu partida, esa mañana en el preciso instante que tu corazón dejó de latir, comencé a morir un poco.
Quisiera emular al personaje bíblico Raquel desesperada en la búsqueda de su hijo perdido tomó empuñó el timón de su barco para navegar hacia el cielo.
La diferencia es que ella tenía su hijo perdido y letal la muerte puso final a tu existencia.
Produce espanto sentir que un hijo está muerto, es imposible pensarlo, describirlo es demencial y aterrador cuando el destino decide arrancarle a una madre a su hijo.
Desde hace ciento doce días los rayos de sol no iluminan el cielo, los colores del alba perdieron sus tonalidades rosadas para convertirse en un gris profundo, tan profundo como el sentimiento de total desamparo que tu ausencia ha producido.
La oscuridad de las noches estremece el alma, han desaparecido los destellos de la luna iluminando el espacio.
Dejaron de parpadear las estrellas.
El titilar conocido se ha converido en tenue llovizna confundiéndose con mis lágrimas.
Sé que no te gustaba verme llorar, te pido perdón no puedo evitarlo.
Te pienso dormida o despierta, imagino tu alma alada llegando al cielo.
Todos los días ruego que Dios me dé la capacidad y conocimiento necesarios para no equivocar el camino que me lleve a tu lado.
Añoro tus abrazos, extraño tu voz, la risa cristalina que a todos contagiaba.
Hijo de mi alma hubiera cambiado mi vida por la tuya.
No es verdad que el tiempo trae consuelo agiganta el dolor de la ausencia.
Siempre más allá del paso del tiempo te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=6Q9fBU5ICxc
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