Monday, June 24, 2013

HOSPITAL DE MONTAÑA



Pocos sabían que el edificio blanco con finos detalles arquitectónicos que llevaban a épocas pasadas, esa propiedad tan aséptica, era una unidad sanitaria de última generación.
Desde la costa podía observar los detalles de tan cuidada arquitectura, pese a que se veía como una mancha clara entre el verdor de la montaña los comentarios de los habitantes de la ciudad decían que era enorme.
A la grandeza de espacio le agregaba cierto misterio.
Muchas veces en mis constantes paseos por la playa me detuve a mirar la construcción casi perfecta.
Desde mi lugar no podía observar demasiado, pese a mi curiosidad de saber qué albergaba en su interior.
Lo veía al amanecer desde la ventana del salón de mi casa, parecía una casa abandonada, descarté esa idea, cualquier propiedad presa del abandono no se mantiene en condiciones perfectas.
El crepúsculo la iluminaba con luces magentas y púrpuras, el manto de las estrellas parecía envolver el misterio, el destello de la luna otorgaba más misterio, misterio que quería desentrañar.
Recuerdo haber divisado esa mansión en primavera.
Comenté con mis amores todo lo que se decía al respecto.
Como lo esperaba mis seres amados decían que era producto de una imaginación frondosa.
Hasta llegaron a convencerme que seguramente era la obra de un misántropo que había elegido ese sitio pacífico para alejarse de sus pares.
Concebí un plan sin compartirlo con nadie, algo encerraba ese sitio no perdería un minuto para develar ese misterio que me atrapaba en sueños y también cuando estaba despierta.
Tenía controlados todos los movimientos, los viernes un bus imponente comenzaba el ascenso, una y mil veces me pregunté como abordarlo.
No era un transporte común, el frente panorámico me recordaba a los estudios que tienen los científicos para fotografiar el universo.
La primera vez que quise viajar el chófer me lo impidió.
No cejaría en el intento.
Sabía que el trayecto insumía dos horas o un poco más.
Mi creatividad estaba aletargada, no tenía la más mínima idea para acompañar a los viajeros sin resultar sospechosa.
Compré un disfraz de cafetero,, ya me las arreglaría para ocultar mi cabellera y parecer un muchacho que ofrece infusiones para el viaje.
Elaboré delicadezas dulces para acompañar el café.
Sabía que tendría que hablar poco para no delatarme.
Estudié todos los movimientos.
Esperé que llegara el micro rezando, nadie impediría que una mujer inquieta llegará a destino con el propósito de develar un misterio.
Llamó mi atención que el transporte solo llevara a seis parejas extranjeras, rasgos muy parecidos hacían pensar que eran familiares.
Un adulto acompañado por un adolescente viajaban de pie, el joven aparentaba no escuchar correctamente.
Me ubiqué en el primer asiento, el espejo sobre la cabeza del conductor me permitiría observar todos los movimientos.
Antes había recorrido el camino en auto recordaba palmo a palmo el paisaje.
Previamente había invitado con café y dulces al escaso pasaje.
Pedí permiso para sentarme en los escalones de ingreso al bus.
Me conmovieron los sauces dorados, no habían estado jamás en ese sitio, pesadas las hojas caían sobre el lago, parecían llorar ausencias.
Con la manga del uniforme sequé mis lágrimas.
Asombrada vi robles que jamás había visto, entre sus ramas podía ver que el sol hacía que las olas centellearan al morir en la arena.
En el interior del edificio las seis parejas juntas entraron a un laboratorio, afuera quedaron el adulto y el adolescente que padecía sordera temporal.
A las dos horas aparecieron todos rejuvenecidos, el joven con hipoacusia descubría los sonidos.
Supe que le habían inyectado células para evitar su sordera.
Llore desesperadamente, huí del hospital de montaña, no quería ser presa de ningún genetista que modificara el origen de la vida.
En una carrera desenfrenada rodé por la montaña, el dolor y la sangre caliente de las lastimaduras de mis rodillas regaron el sendero.
Lloré en silencio, pedí tener fuerzas suficientes para llegar a mi casa.
Curé las heridas, estoy segura que las que tengo en el alma tardarán en cicatrizar, tanto como el tiempo que utilicen aquellos que buscan la vida eterna.
Regreso a mis orígenes disfruto de los abrazos tibios de los seres que amo.
Después de semejante experiencia no quiero que ningún mortal modifique mi destino, transformaré la experiencia en olvido.

http://www.youtube.com/watch?v=39DNaNAMK…

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