SUEÑO ETERNO

Durante treinta y nueve días y sus noches tus cenizas me acompañaron.
Mi resistía a separarme definitivamente de vos.
Estuviste en casa, allí no solo te rezaba sino que también esperaba que me escucharas decirte cuanto te amo.
La muerte nos separó y en la misma proporción que se nota tu ausencia crece el sentimiento que solo una madre puede tener.
Miraba el pequeño cobre de madera noble allí estaba contenida tu esencia amorosa.
Cuando te llevaba de regreso a la funeraria hasta decidir el lugar definitivo sentía un dolor profundo que no se puede explicar con palabras.
No quería que estuvieras solo ni un momento.
Descubrí los horarios que cumplía el dueño de la casa de sepelios, aprovechaba para pedirle que me dejara estar un instante a tu lado.
Sacudiendo la cabeza hacia ambos lados trataba de convencerme que esa actitud no era buena para ninguno de los dos.
Por fin me franqueaba la puerta de entrada advirtiendo que solo serían unos minutos.
Allí me di cuenta que la urna que contenía tus cenizas poseía dos cerraduras colocadas de manera estratégica.
Jamás se me hubiera ocurrido interrumpir tu sueño eterno aún cuando tenía sed de tu voz, tu sonrisa, tu mirada, tus caricias, tus besos.
El sollozo que no podía contener daba por finalizada la visita que se repetiría hasta que llegara la documentación que permitiera llevarte a tu morada final.
Curiosa mañana de octubre, fría, desapacible.
El silbido del viento intenta sin éxito interrumpir el sueño de los que ya no estan.
Concluidos los trámites administrativos, en carritos de golf nos acercaron a tu destino final.
Te llevaba entre mis brazos, no quería dejare ir.
Un empleado del cementerio se acercó en silencio y con sumo respeto se llevó la urna de mis manos.
Ver que el montacargas descendía hacia la oscuridad terminó de quebrantar mi alma.
Sé que estarás en compañía de otras almas como la tuya, sin embargo no me acostumbro a no tenerte a mi lado.
Todos me dicen que tengo otras misiones terrenas y por ello te fuiste en soledad.
Me resisto a ese pensamiento, quizás sea egoísta quiero reunirme con vos.
Cada mañana me despierto con sentimientos encontrados.
Dios sabe que no es mi voluntad permanecer aquí, a Él y a vos les pido ayuda para partir a tu lado.
Mi precioso quieran los designios de la vida que en la eternidad puedas sentir todo el amor que te tuve y tendré.
Hijo de mi vida te amé como a nadie en el mundo, hoy siento el desamparo de no tenerte.
Nunca me casaré de repetirte cuanto te quise, te quiere con el alma desgarrada tu mamá.

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