Desea reencontrase con su esencia, los últimos meses han
sido una tortura no buscada, en poco tiempo los halagos se convirtieron en
palabras hirientes.
Del virtuosismo que creyó percibir en los seres que la
rodeaban comenzó a notar que ingresaba en un mundo de tinieblas, tinieblas que
solo son habitadas por la maldad, la envidia, la falta de amor hacia el ser
humano en general.
Tinieblas que anhela disipar dado que no recuerda haber
transitado caminos donde los fantasmas acechan hasta transformarse en muecas
absurdas que ciñen el alma de dolor.
Piensa la forma de no herir a las personas que más ama.
Hoy reunidos frente al hogar les comunicará que necesita
poner la mente en blanco y para ello debe otorgarle paz al espíritu.
Serán tres días y sus noches los que habitará en absoluta
soledad la casa que se encuentra alejada de todo, tanto que hasta ese paraje
lejano no han llegado ni la energía eléctrica ni el agua, no se preocupa, por
los fondos de la casa corre un hilo de agua cristalina, agua mineralizada que
baja desde lo más alto de los cerros.
Adquirirá los víveres que necesite durante ese tiempo.
No olvidará llevar pilas para el reproductor de CD.
Algunos libros, una brújula, aerosoles de pintura de color
amarillo, aerosoles ahuyenta insectos,
productos de tocador.
Por primera vez se despojará del reloj que siempre luce en
su muñeca, reloj que marca horas de alegría, reloj indicando minutos de
tristeza, reloj que ha conocido sus lágrimas cuando aquellas delicadamente se
posaban en el cristal que posee la esfera.
Nadie que la conozca impedirá que se tome esos días para
reflexionar.
Conoce los retiros espirituales, sabe que también se hacen
en lugares alejados, sin embargo ella busca la soledad absoluta, donde no haya
guías ni contactos efímeros con otros pensantes, por ello la casa del bosque es
el lugar preciso.
Partirá en el momento preciso en que las estrellas comiencen
a despertar en otras latitudes.
Lentamente el cielo se va aclarando mientras ella recorre
kilómetros de un camino sinuoso, asemeja a una serpentina arrojada hacia el
viento.
Inteligente el cerro y la naturaleza tomaron su figura para
que lo envolviera y los pocos autos que por allí transitan tuvieran un camino
para llegar a destino o simplemente recorrerlo con la única inquietud de llegar
lo más alto que se pudiera.
Maneja con prudencia pese a que le gusta la velocidad no
puede ir más rápido, no es descabellado pensar que los alces decidan cruzar el
lugar solitario, allí no hay humanos que puedan lastimarlos.
Cuando los primeros rayos de sol aparezcan tiñendo el
paisaje de dorado apagará la radio del auto,
quiere que de ahora en más el trino de los pájaros alegren un poco sus
pensamientos con suaves melodías.
Cargará combustible en la última gasolinera que está antes
de llegar a la casa.
Curioso el muchacho que la atiende le pregunta hacia donde
se dirige, amablemente le responderá que solo está conociendo el camino.
En poco más de una hora estará en la casa, calcula el tiempo
por la posición que va tomando el Sol en el Universo y por la vegetación cada
vez más abundante.
Ha llegado por fin a destino, como lo suponía la casa tiene
las puertas sin llaves, apenas las persianas están algo bajas, puede observar
desde afuera como se ondulan los cortinados producto de la brisa que también
mueve la copa de los árboles.
No le demandará mucho tiempo descargar el equipaje.
Pareciera que la casa la estaba esperando, sumamente
ordenada y limpia.
Los aparadores repletos de víveres, la cocina a leña
cargada, igual que el hogar.
Varios botellones de agua mineral perfectamente en fila.
El dormitorio es sencillo, desde allí observa el río, el
cuarto de baño impecable.
En el living hay libros para todos los gustos, extraño en
una casa deshabitada desde hace tanto tiempo.
Si dejara volar la imaginación diría que los duendes del
bosque al que le llaman laberinto han preparado todo para recibirla.
Descansó como si hubiera estado allí siempre, mientras
calentaba el agua para el baño desayunó ligeramente.
En minutos saldría a recorrer el bosque, a mitad de camino
se dio cuenta que no llevaba la brújula.
Desde donde estaba podía divisar la casa, caminaría hacia
ella.
La tarde la dedicó a la lectura y a diseñar la caminata del
día siguiente.
Se levantó más temprano repitiendo las mismas actividades
del día anterior, dejó que el agua acariciara su cuerpo, se sentía liberada de
tanto sufrimiento innecesario, sufrimiento que no había buscado.
Cargó en su mochila dos aerosoles y una tijera de podar, la
idea era adentrarse en el bosque más allá de lo permitido.
A medida que avanzaba el bosque era más tupido, el abrazo
continuo de los árboles impedía la entrada del sol.
Cual Caperucita del siglo XXI fue marcando el camino, la
intención era llegar a un claro de la espesura boscosa y regresar sin
dificultades.
La tijera fue útil a
la hora de cortar malezas.
A esta altura de la caminata no divisaba la casa, estaba
cerca del objetivo, ahora entendía por qué al bosque le decían laberinto.
Antes de llegar a la zona clara se sentó apoyando la espalda
en un árbol, el cuerpo necesitaba saciar la sed que tenía, calmar un poco el
miedo a lo desconocido.
El gorjeo de los pájaros la relajo tanto que sabe que dormitó
unos minutos,, no puede precisar cuántos.
Dos seres con apariencia humana disputaban el mismo espacio,
en sus cascos se podía leer claramente Verdad y Mentira.
La lucha fue grandiosa, triunfó Verdad, quien no dudó en
sacar de su espalda una daga.
De rodillas Mentira pedía clemencia, realizaba promesas
paganas, lloraba lágrimas poco creíbles.
Verdad le dijo, no pienso ensuciar mis manos con tu sangre,
solo te exijo que no entres en los sitios donde tengo absoluto imperio.
Era hora de regresar, un regreso al que no le faltaron
sollozos, cuantas veces me había visto inmersa en luchas parecidas, cuantas
veces había presenciado luchas estériles.
Cuantas veces me sentí derrotada ante la falta de
entendimiento.
¿Para qué si la vida es tan breve?
Regresé exhausta, el agua de la tina crecía con mis lágrimas.
La lección que aprendí en el laberinto del bosque fue
enorme, ahora sé que no todos saben conservar el valor de las palabras, ahora sé
que muchos desconocen la palabra compartir, ahora sé a quien debo abrirle la
puerta de mi corazón, ahora sé a quienes debo colocarles cerrojos eternos.
http://www.youtube.com/watch?v=mpWhdeT5OqE
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