Descendió de la casa en la playa ni bien el alba encendió el
amanecer con sus colores naranja.
El agua cálida le permitía observar multiplicidad de
coloridos peces, pequeños que huirían velozmente ante la presencia de un ser
humano.
En el estuario protegido del viento el mar estaba calmo.
Nadó hasta acercarse
a los conos anaranjados, cual vigías señalaban a los bañistas el peligro de
adentrarse más de lo permitido.
El cielo diáfano sin nubes agregaba belleza al paisaje
majestuoso.
Aprovecharía los rayos de sol con el objetivo de mantener un
bronceado perfecto.
Era la primera vez que viajaba sin la compañía de sus amores
por pocos días.
El trabajo en la editorial había sido extenuante.
Las noticias se sucedían a una velocidad inusitada.
Todas eran importantes.
Era necesario diagramar el semanario para darle cabida a
todas, a ello había que agregar las ediciones extraordinarias.
El vértigo le gustaba,amaba su trabajo aún cuando al final
de la jornada conservara la tensión propia de un trabajo que se renovaba minuto
a minuto.
Amante de la perfección se quedaba en la oficina hasta que
estuviera impreso el primer ejemplar.
Llegar a su casa le daba energía, tenía tiempo de atender a
sus amores sin denotar signos de cansancio.
Hacía tiempo para todo, tareas escolares, juegos con los pequeños, , tiempo párale amor
que renovaba cada día con el ser elegido que la acompañaría el resto de su
vida.
Nacho, su marido tenía todo listo para regalarle a su mujer unos
días en el Caribe, las niñeras se ocuparían de los chicos, el personal auxiliar
de mantener la casa en orden como le gustaba a Lila.
Afuera nevaba copiosamente, los niños dormían en sus
cuartos.
Mientras el matrimonio degustaba un café recién preparado, Nacho
le contó a su esposa el plan que tenía para ella.
Lila puso las excusas típicas de una mujer enamorada y
amante de su marido.
Al ver el pasaje no dudó que ese viaje era un sueño que en
pocos días se convertiría en realidad tangible.
Se despidieron el aeropuerto, se mantendrían comunicados a
través de correos electrónicos y llamadas.
Nacho mientras la abrazaba le pedía que olvidara todo por
una semana..
Esos pensamientos la acompañaban mientras regresaba de la
playa.
Compró en la banquina del puerto frutas exóticas.
Una asistente preparaba su almuerzo, Lila se comunicaba con
su familia, hasta su voz se notaba radiante.
Posterior a la comida, descansaría hasta la hora del crepúsculo,
en ese instante volvería a la playa..
Le resultaba difícil describir con palabras el impacto que
causaba el sol, una esfera de fuego que lentamente se sumergía en las
profundidades del océano hasta el día siguiente.
La brisa suave apenas encrespaba las olas plateadas, la
corona blanca de espuma era capturada por su cámara de fotos, también por su
retina que las alojaría para siempre en
su alma.
Sentada sobre una roca observaba el cielo azul casi negro, a
un costado la luna más hermosa que nunca brillaba esplendorosa.
Lia sabía que en esos días estaría más próxima a la tierra.
Tímidamente las estrellas encendían en Universo.
Lloró de emoción al observar las primeras estrellas fugaces.
Estaba presenciando el ballet de las Perseidas.
Fulgurantes danzaban ante su mirada asombrada.
Recordó a los seres que más amaba en la vida, en el espacio
imaginario podía abrazarlos.
El viaje pronto concluiría.
Una experiencia única que quedaría eternamente guardada en
un sitio de su corazón.
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