Sunday, October 03, 2010
HISTORIA DE UN SICARIO
Encerrado en la cárcel, lejos de su casa mantenía contactos con el exterior.
La edad no importaba era especialista en fugarse.
La mitad de su vida la había pasado encerrado, la otra mitad escapando.
Sus trabajos casi perfectos le habían permitido acceder al conocimiento necesario para no estar demasiado tiempo privado de su libertad.
Se ganaba la confianza del personal carcelario gracias a los favores que recibía de parte de las más peligrosas bandas que operaban con total impunidad, infundiendo miedo y muerte en la sociedad.
Parte principal de ese engranaje mafioso, planeaba una fuga más.
Cuando sus compañeros se dedicaban al descanso, se mantenía despierto para repasar cual era el mejor lugar para huir.
Como todos los domingos su mujer lo iría a visitar, quienes estaban a cargo de la revisión de los bolsos que ingresaban al presidio de máxima seguridad, sabían que debían dejarla pasar sin levantar sospechas.
Debajo de los recipientes que contenían diversos artículos, se veía algo parecido a una camisa.
Contaba con la complicidad del celador, un hombre de bajos instintos a quien solo le interesaba el dinero.
Huiría por el lado sur, el sitio menos iluminado del predio.
Con la pinza logró cortar parte del alambrado de púas, arrojaría primero la bolsa, después saltaría con la destreza que había adquirido a través de los años.
Corrió en la oscuridad, antes del amanecer debía llegar al convento, allí pasaría unos días hasta que la búsqueda se calmara.
Los monjes no dudaron de ese hombre ataviado con una túnica blanca, la capucha escondía parte de su rostro.
Comentó que pertenecía a una orden extranjera, manifestó que estaba perdido, solo necesitaba descansar para reponerse y avisar a su congregación para que vinieran por él.
Otra vez la oscuridad sería su fiel compañera.
Llegó al escritorio del sacerdote de mayor jerarquía, hurgó en los cajones hasta encontrar el arma que buscaba.
Durante el almuerzo era el único momento que se podía mirar televisión, supo que la búsqueda para encontrarlo había sido infructuosa.
Era el momento de partir.
El jefe lo pasaría a buscar por los jardines del convento, el helicóptero que lo transportaría era de porte mediano.
Caminó por el parque en compañía de un monje.
La libertad no era completa, los muros del lugar eran tan altos como los de las distintas prisiones que había conocido, la diferencia la otorgaban las floridas enredaderas que se abrazaban a las paredes.
La pequeña aeronave sobrevoló el sitio.
En ese instante el sacerdote comenzó a sospechar, antes que pudiera pedir ayuda a la congregación, un disparo certero logró que cayera pesadamente sobre el césped.
El estado de confusión le permitiría abordar el helicóptero sin mayores dificultades.
Al día siguiente debía encargarse del primer trabajo, confiaban en él, era rápido y prolijo.
Lo llevaron al lugar que eventualmente ocupaba la banda.
Le entregaron un arma de última generación.
Antes de ejecutar a un personaje famoso tendría tiempo de visitar a su familia.
Las sombras nocturnas le permitían desplazarse sin dificultad.
Necesitaba encontrarse con su amor, le extrañó encontrar la puerta de entrada sin llave.
Alguien ejecutaba el piano en el salón.
Al descubrir el engaño, no dudó en la pareja que sonreía, se notaba que no era una nueva relación.
Como en una película desfilaron por la mente pasajes de la vida compartida.
Ella siempre había estado en los peores momentos, había sido la esposa ideal.
Con su trabajo de sicario había accedido a una vida anhelada por cualquier mujer.
Conocía su trabajo, lo aceptó cuando la sacó de la vieja casa de citas.
Jamás volverían a hablar del pasado, para ambos la vida era el presente, un futuro lejos del país, vivirían holgadamente en cualquier lugar.
El trabajo de sicario permitía ciertos lujos, casi todos.
El odio se albergó en su alma.
Dos disparos terminarían con la infidelidad.
Inmutable observaba las manchas de sangre que regaban la alfombra.
La vida no sería igual .
Ella que todo lo había soportado en nombre del amor hoy las imágenes eran sinónimo de la traición.
Mentiras que no quería llevar en su alma.
Besó el rostro lívido de la mujer, el último disparo sería para él.
Los principales medios de comunicación destacan la noticia.
Los noticieros repiten hasta el cansancio la historia del sicario más buscado, solo la muerte lo pudo encontrar.
http://www.youtube.com/watch?v=lrY-nC6QYwk
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