Iván jamás imaginó que sus fotos y las imágenes que capturó
a lo largo de su vida trascenderían el tiempo.
Hijo de inmigrantes desde muy pequeño le inculcaron valores
que señalarían por siempre su bohemio destino.
Supo del esfuerzo de sus padres para tener una casa propia
en un lugar desconocido.
Los conflictos bélicos expulsaron a sus progenitores del
sitio en el que habían nacido.
De la antigua familia solo quedaba el apellido, amantes de
la vida migraron a los confines del mundo.
No temían comenzar nuevamente, apenas reunieron lo necesario
para abordar el barco que los dejaría en una nación lejana.
Se podría afirmar que huyeron de los estallidos espantosos
de las bombas que teñían el cielo de color verde, con lo puesto.
La prioridad era cuidar al primogénito que Aisa llevaba en
sus entrañas.
Héroes sin medallas estaban dispuestos a torcer los
designios de la vida, no querían para su hijo el horror que conllevan las
guerras.
El viaje en barco duraría días eternos.
Lejos de asustarse ante la furia de las tormentas que
lograban un mar bravío, ocuparon las noches sin lunas a leer un diccionario.
Hiromu alentaba a su esposa, no dudaba en ayudar a la
tripulación en la limpieza del viejo navío que en ocasiones navegaba en aguas
turbias.
Cuando el miedo acechaba entonaban canciones tan tristes
como dulces.
Ambos poseían una voz privilegiada.
No era necesario conocer el idioma de las letras que
brotaban de sus gargantas, comparables con el trino de los ruiseñores, para
conmoverse hasta las lágrimas.
El ulular de las sirenas de otros barcos anunciaba que
estaban llegando al primer destino.
Los remolcadores somnolientos arrastraban la embarcación para que pudiera
anclar en un puerto donde nadie los esperaba.
Aisa reprimía sus sollozos, acariciaba su vientre
incipiente.
Al principio se alojaron en una pensión cercana al puerto.
Consultaron mapas con único objetivo de hallar un espacio
donde establecerse.
Hiromu no esperaría en quietud el traslado, tenía trabajos ocasionales
que le permitieron conocer un poco más del idioma, todo aquello que fuera digno
era aceptado, eso posibilitaba no tocar los ahorros.
Otra embarcación los llevaría al lugar elegido.
El parto se adelantó unas semanas, tuvieron miedo de perder al primer heredero.
En el momento que le anuncian la llegada del primer hijo
Hiromu se conmociona, sentimientos encontrados navegan en su pecho.
La obstetra pide un nombre para el recién nacido, lo
bautizarán con el nombre de Iván, ese niño tan pequeñito conquistará nuevas
eras.
Será fuerte como los guerreros que quedaron en tierras
niponas luchando por conservar la libertad y el aroma de los pétalos de los
crisantemos.
A medida que van naciendo sus hermanos la casa del fin del
mundo se va agrandando.
Hiromu cría ganado lanar que le permite sostener a su
creciente familia.
El lema impuesto es trabajar y estudiar.
Desde la más tierna infancia el primer heredero demostró su
pasión por las imágenes, pasaría mucho tiempo hasta que pudiera adquirir la
primera filmadora.
Experto en lo suyo no tardó en ser convocado para cubrir
episodios de cualquier especie en distintos lugares del orbe.
Sintió terror al capturar las imágenes de distintas guerras.
No tardaría en ser un artista consagrado.
Cada trabajo tenía vida propia.
Compartía cada logro con su familia aún cuando los separaran
los mares del mundo.
No dudó en atravesarlos ante la pérdida de sus padres.
Con la anuencia de sus hermanos trasladaría las cenizas de
los seres que más había en el mundo a la tierra de origen.
A su llegada compró crisantemos blancos y amarillos, esas
flores tan significativas acompañarían el último viaje de sus padres.
Depositó las urnas en el cementerio de Kioto.
Cientos de pájaros negros surcaban el cielo oscuro.
La tierra comenzó a rugir desesperadamente.
El terremoto producía grandes grietas en la tierra.
Pasado el episodio sus hermanos viajaron con el único
objetivo de encontrar sus restos y regresarlos al sitio donde había comenzado a
diseñar su propio destino.
Imposible encontrar los restos del ser querido.
La familia no dudó en dirigirse al espacio donde se erigía
el cementerio.
Encontraron un espacio desierto de lápidas y recordatorios.
Entre las grietas que mostraban las entrañas de la tierra,
comenzaba a florecer un campo de crisantemos.
http://www.youtube.com/watch?v=hskCoPqt4yc
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