Tuesday, November 30, 2010
DICIEMBRE
Solo quedan treinta y un días para concluir otro año.
No puede negar que ha sido rico en historias de las buenas y las que no lo son tanto.
Los días comenzaron a alargarse.
Momentos mágicos permitían que el astro dorado se escondiera casi a medianoche cuando aparecía colgada del cielo fulgurante la primera estrella.
La brisa marina acompaña la fragancia del bosque cercano a su vivienda.
El silencio se ha llevado la risa de los niños que entregan los sueños a gnomos y hadas.
Apaga las luces de los dormitorios, el descanso debe ser placentero.
Despojada de obligaciones tendrá tiempo para ella.
Las cortinas se mueven danzando al compás de la ventisca del estío.
Cientos de luces comienzan a encender la bahía.
Acomoda un abrigo sobre los hombros.
Necesita pasear por los jardines que rodean la casa.
La primera gota de rocío temerosa resbala sobre el pétalo de una rosa.
Instantes que no volverán a repetirse.
Diciembre invita a realizar balances, propicia encuentros que interpuso la distancia.
Los abrazos se multiplicarán en unas horas.
Se detiene en el banco de hierro forjado, es el sitio indicado para reflotar los recuerdos.
Allí se unirán vida y pensamiento.
Once meses han pasado vertiginosamente.
La vida transcurrió con pinceladas alegres y dejos de tristeza.
Alegría que otorga despertar cada día.
Congoja que aprisiona los sueños no cumplidos.
Gira la cabeza, los llamadores de la puerta de entrada a la casa representan as máscaras del teatro.
No están por casualidad, así concibe la vida.
Risas y llanto.
Las primeras por los logros obtenidos, las lágrimas ante la aparición de sentimientos que conocía pero no aceptaba en su día a día.
Hipocresía que taladraba el alma hasta sellarla.
Palabras, muchas palabras, algunas certeras, otras vacías de contenido que lograban tatuar el corazón cansado de lidiar ante la insensatez, la cobardía del que no se anima a decir la verdad por dolorosa que sea.
Como mantos de nieblas duraban lo mismo que un suspiro, develando con crueldad oscuros sentimientos.
Siente el cuerpo cansado, lacerado por la mentira.
Faltan pocos días para que diciembre se aleje.
La casa está preparada para recibir el nuevo año.
Doce campanadas señalaran la muerte y el inicio.
Eleva su copa, la menta se dispersa, brindará por los ausentes.
Por aquellos que Dios eligió como compañía y por los otros que caminan en las sombras.
http://www.youtube.com/watch?v=uDo8Iz8LzW4&feature=related
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