SOMBRAS

Hay preguntas que no tienen respuestas.
Supe que tendrían la edad del tiempo, el color sepia de la fotografía de los amantes.
El trino de los pájaros que bebían el néctar de las flores cuando asomaba la primavera.
El agua cristalina que con su canto horada las piedras, para después morir en un cauce profundo donde descansan los sentimientos.
Las suaves ondulaciones de la montaña que no temían posar su pollera hasta sumergirse en las profundidades del océano.
Azul como el cielo son tus ojos, esos que se niegan a ver el pasado y son incapaces de avizorar un futuro juntos.
En ese instante comprendí por qué te quiero.
Fuiste el sostén de mi vida cuando la creía árida y desierta.
Muletas que sostuvieron cada uno de mis viajes para que no me sintiera huérfana.
Lograste con tus abrazos cálidos despertar aquello que anidaba en mi alma y desconocía.
Tus besos fueron preludio de la magia que trajo el encuentro de dos cuerpos sedientos.
Sed de afectos, nostalgias por la partida inesperada.
No me preguntes porqué te quiero, no podría explicarlo con palabras.
Allí estabas, como mudo testigo presenciando el despertar de un corazón ávido de caricias.
Sueños y utopías se convirtieron en realidades tangibles.
Tus brazos extendidos se ceñirían en mi figura.
Sabias tus manos despejarían mi rostro escondido detrás de la mata enmarañada de mis cabellos.
No te conviertas en sombra que acompañe mis noches, disfrutemos cada momento que nos regala la vida.
Aleja por un momento los grises que opacan la vida.
Este es nuestro destino, solo necesito una señal para seguir viviendo.
No me preguntes, solo debes mirarme para comprender por qué te quiero.


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