Te observé temeroso sentado en la arena, mirabas el
horizonte sin poder apreciar su magnificencia.
Pude adivinar que te daba lo mismo que fuera una corta noche
de verano donde la luz no termina de irse plenamente, pese a que tímidas en el
cielo aparecen las estrellas.
La desprolijidad de tu barba hablaba de ausencias.,
ausencias que te habían dotado de un carácter impenetrable.
No te abordaría, al mirarte entendí por qué fumabas un
cigarrillo tras otro, es más con la colilla encendías uno nuevo.
Tu imagen sórdida era lo más parecido a un fantasma.
No era tiempo de decirte que la vida es maravillosa pese a
todas las piedras que puedan aparecer en el camino.
Piedras que al sortearlas significan triunfo y aprendizaje.
Quería transmitir un poco de calor a una vida solitaria y
metódica.
A la misma hora estabas en la playa esperando, esperando que
algún sueno se concretara o bien dejar que otros que percibía habían calado
hondo en tu alma te posibilitaran sentir la libertad.
Libertad que no se consigue de un día al otro, libertad que
se va moldeando día a día igual que el alfarero modela la arcilla para lograr
piezas únicas.
La soledad o el silencio en cualquiera de sus formas
atiborra de llagas el alma.
Los seres como vos, no se conmueven ante nada, sin embargo
yo sé que esas callosidades duelen, sangran sin sangre.
A casi todos los seres que habitamos la tierra ver un rostro
bañado de lágrimas conmueve hasta las fibras más íntimas, nunca pude saber por
qué el llanto de un hombre solitario es tan demoledor con el llanto de un
hombre, hombre al que estamos acostumbrados a definir con fortaleza, a vos
cualquier brisa podría hacerte añicos, pedacitos de espejos difíciles de
componer, una ola traviesa en cualquier momento se llevaría el poco brillo que
te quedaba.
Tu actitud despertó mi curiosidad, era un desafío acercarme
y preguntarte que te pasaba.
Al cabo de dos semanas logré que aceptaras un vaso de café
caliente, no pude arrancarte más que monosílabos como respuesta.
Te conté que era geógrafa, por primera vez una sonrisa se
dibujó en tu rostro mustio.
Días después estabas interesado en mis actividades, mi logro
fue te afeitaras y fumaras menos.
Lejos de mis intenciones estaba conquistarte, mi objetivo
era superior, quería arrancarte una sonrisa, una charla que diluyera tu
angustia.
Te conté que en poco tiempo viajaría por mis tareas al
continente blanco, no dijiste nada, sin embargo tus ojos suplicaban ser parte
de esa expedición.
Se produjo una baja en la tripulación, el capitán de la nave
no dudó en contratarte.
Por las noches reíamos, te habías convertido en un experto,
aprendías todo con avidez.
No había velas que se resistieran cuando las izabas.
Juntos con los otros navegantes contemplaríamos la aparición
de la primera Aurora Austral de la temporada.
Aurora iluminando el cielo con todos los matices conocidos.
Verdes semejantes a las esmeraldas, rojizos, púrpuras, naranjas
y violetas pintaban el universo.
Por fin escuchaba tu risa franca admirando pequeños y
grandes detalles de la naturaleza.
Un pájaro desconocido desplegó sus alas, en su pico llevaba
atisbos de tu soledad.
Logré que te sintieras libre como aquel, sin ataduras capaces
de recordar aquello que te había lastimado tanto.
Es hora de regresar al puerto, ha nacido un hombre nuevo,
cual Ave Fénix resurgió de sus propias cenizas.
Nos propusimos no despedirnos, puedes sentir en tu alma sin
callosidades que ha nacido un vínculo indestructible.
El abrazo fraternal establece una pausa, vuelve cuando
quieras o lo necesites.
El mar quieto o vertiginoso te espera con alegría, estoy
dispuesta a acompañar tu crecimiento como persona, sin pasados que señalen, con
luces que indiquen el futuro.
http://www.youtube.com/watch?v=ga9yqj792Rw
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