No hay espectáculo más bello que observar el cielo sureño al
atardecer.
Cielos vestidos de magentas y púrpuras, escenario perfecto
para que aparezca encendida la primera estrella, ella será quien anuncie a las
otras que es hora de vestir el Universos con su brillantez.
Momento apropiado para dedicarse a la observación,
contemplación que no debe ser fugaz, instante propicio para buscar respuesta a
los porqué que no hallamos en la algarabía o tristeza de un día más que se va.
Acumular experiencias positivas, decantaremos aquello que
nos daña, es como si la vida pasara por un tamiz, esa es la idea o la fórmula
que nos permite continuar el derrotero impuesto en el momento en que
despertamos a la vida.
De eso se trata, amalgamar experiencias que nos permitan
continuar.
Es el momento preciso para apagar la música que nos suele
acompañar, el silencio será la mejor compañía a la hora de mirar con los ojos
del alma.
Lejano se escucha el susurro de los pájaros que vuelven a
sus nidos, hambrientas esperan las crías, necesitan calor, esperan a sus padres
para calmar tanto hambre como ansiedad, un par de alas desplegadas los acunará,
entibiará esos pequeños cuerpos hasta que lleguen a un sueño profundo y dejen
de piar.
Luna brillante es la reina del cielo estelar.
Las imágenes se reflejan en el espejo que se sitúa detrás de
la PC , no dudo en
fotografiar la escena parece un cuadro sin vida, inmóvil, fuerte, tanto que
llega a conmover..
Bajo la foto a la computadora, la definición es casi
perfecta.
Una pequeña mancha aparece en la pantalla, no la había percibido con
anterioridad.
Con una servilleta de papel trato de quitarla, no es
problema del monitor.
Me acerco al espejo que antes fotografié.
Plateado en su faz no ofrece nada que pueda perturbar.
Una pequeña mancha
inobjetable está allí. Quiero quitarla para que el espejo se mantenga
impecable, en el instante que ejecuto la acción la mácula me absorbe.
No tengo miedo, me espera un viaje especial.
No haré preguntas de ninguna especie, en pocos minutos a la
velocidad de la luz conoceré otros mundos.
Me dejo llevar como quien se entrega a sus propios designios.
Las luces ahora son tenues ello no me impide divisar dos
mundos totalmente opuestos.
En uno se alojan las vanidades que no permiten crecer,
vanidades que infunden temor, la lucha por permanecer es despiadada, todos
quieren permanecer, no existen valores, por lo tanto el atropello en ese sitio
es moneda corriente, para ellos es dogma llegar sin importar si se transgreden
las elementales normas de convivencia.
Figuras opacas tratan de resplandecer, la música ensordece
los oídos, no quiero permanecer allí.
Parece un cuadro pintado por un ser poseído por la locura,
trazos fuertes, desprolijos, colores que dañan la vista.
Por suerte he sido transportada a la otra cara de la moneda,
un mundo donde reina la paz.
Fluyen vertientes de agua cristalina, idéntica a los ríos
que pasan por el mundo real.
Los pájaros ejecutan su canto en absoluta libertad, diáfano
el cielo acuna los rayos de sol.
Las flores estallan en colorido y fragancia, allí moran
seres de luz.
Música suave para aletargar los sentidos, brisa que no
aspira a convertirse en viento ni en tempestad mueve la copa de los árboles.
Es la imagen perfecta de la vida que todos nos tendríamos que
permitir vivir.
Allí las nubes no son convertidas en jirones que ocultan la
oscuridad de las almas que vagan sin encontrar un lugar para descansar, todos
los habitantes de esa ciudad irreal saben compartir.
No tengo reloj en mi muñeca, presiento que debo regresar al
mundo terrenal.
El susurro de los gorriones me indicará el camino correcto.
Una experiencia enriquecedora para seguir creciendo en la
vida terrenal.
http://www.youtube.com/watch?v=4Cu3fi0TI5k
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