Mientras giraba el globo terráqueo buscando la ubicación exacta
de una isla escondida y pequeña que deseaba conocer, se pregunto en qué lugar
exacto se ubicaría el ombligo del mundo.
Difícil hallarlo en una esfera.
Inapropiado que estuviera en los polos aún cuando fuera interesante,
de esa forma sabría que en esos sitios de belleza espectacular se producen fenómenos
naturales como las Auroras Boreales.
¿A quien no le gustaría presenciar una de ellas?
En Noruega dicen ser los dueños de aquellas, la asocian a
estrellas bailando en el cielo límpido y transparente.
Los científicos echaron por tierra esa afirmación diciendo
que son cargas eléctricas que se desprenden del Sol.
Sueños desbaratados por cálculos matemáticos difíciles de
comprender.
Se ha comprobado que las auroras boreales pueden
contemplarse desde distintos lugares del orbe, no importa si es en el norte o en
el sur.
La cuestión es disfrutar la magia que ejercen sobre los
humanos más allá de mitos y leyendas tan cautivantes como fascinantes.
No obstante la información recibida, ella buscaba algo tan
sencillo como el ombligo del mundo.
Encendió los motores de su imaginación algo que le permitiría
recorrer distancias inimaginables.
El tiempo que no tiene medida le permitió desplazarse hasta
Noruega.
La noche anterior no pudo conciliar el sueño, expectante
buscaba el horario preciso para ira la
costa de un mar gélido.
Mientras manejaba por la ciudad con el propósito de llegar
hacia él, notó que las luminarias por efecto del frío se asemejaban a estrellas
encendidas apoyadas en columnas de cemento.
Hasta las luces de su camioneta podrían comparase con una
noche estelar.
Capturó con su máquina todas las tomas posibles.
El frío sumado al viento hacían imposible pernoctar mucho
tiempo allí.
No tardaría en regresar al hotel con el propósito de
encontrar su objetivo.
Con alas imaginarias decidió viajar a un lugar mas templado.
Sabía que con el cielo límpido despojado de nubes podría apreciar
otras auroras boreales.
El viaje fantástico le depararía mas de una sorpresa,
Difícil describir la sensación de surfear entre nubes que
dejaban ver la redondez de todos los planetas.
En cuestión de segundos arribó al otro extremo del mundo.
Su querido sur se mostraba en magnífico esplendor.
Todos los colores imaginados estaban presentes en las nuevas
auroras boreales.
Ni el más excelso pintor podría haber plasmado en la tela
tanta belleza.
Rosados, verdes y todos los matices que suele tener el arco
iris estaban reflejados en el cielo austral.
La memoria de la cámara digital indicaba que solo podía tomar
dos fotos, el resto como otras veces quedaría tatuado en su memoria.
Al reunirse co sus seres amados siguió buscando la isla que
la había llevado a una aventura.
Por fin dio con ella, nadie hubiera reparado en un punto minúsculo
bañado por agua de diversos mares.
Viajaría a la
Isla de la
Fantasía sin olvidar que el propósito primigenio era
encontrar el ombligo del mundo.
Disfrutó cada paisaje, pudo sumergirse en aguas
transparentes que acariciaban la piel.
Beneficiosos los rayos de sol doraban la superficie de su
cuerpo.
No tardó en regresar, nunca bajaríamos brazos, seguiría
buscando el derrotero inicial.
Concluyó su reflexión.
El mundo no tiene ombligo.
Solo los miserables e incapaces pueden arrogarse ese poder.
El mundo no tiene ombligo, nació para que millones de manos
lo sostengan y puedan disfrutar del arte de compartir.
http://www.youtube.com/watch?v=J8oCYBz-P3A
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