VESTIDA DE SOLEDAD

Hijo de mi alma en tres días se cumplirán diez meses de tu partida.
Trescientos días de ausencia que llevo tatuados en todo mi ser,
Desde entonces mi atuendo tienen los matices de la soledad.
Quien no ha pasado por una circunstancia semejante no saben que la partida prematura de un hijo transforma todo.
La vida es una suma de incertidumbres, de momentos que han perdido los matices que la hacían atractiva.
Agosto no vino solo llegó acompañado de la más profunda tristeza y vacío que puede sentir una madre que asistió a su amor incomensurable hasta el final.
Un final en el que el dolor se coronó monarca.
En ese preciso instante para tu mamá que hace catarsis escribiéndote, las mariposas que tanto admirabas perdieron la belleza de sus alas, como la tuya su vida es efímera, mientras están revolotean sobre las flores bebiendo su néctar.
Lis pájaros que anidaban en el dintel de las ventanas de nuestra casa callaron sus trinos.
Eñ agua del mar del celeste pasó a tener una tonalidad gris incapaz de atraer y reflejar sobre el espejo de agua las gaviotas surcando el cielo en perfecta escuadra.
La luna dejó de brillar, las noches adoptaron no solo el color negro sino el silencio que duele y lastima.
Solo a veces en el universo estelar titila una estrella.
Tengo la plena certeza que ella es tu hábitat actual.
Desde la inmensidad plena de locura que nos separa sé que está allí pidiéndome que no llore.
Tratando de hacerme entender que la muerte es parte de la vida terrenal.
Mi familia chiquita siempre está.
Tus dos mejores amigos también.
Todos t cada uno desearían verme sonreír como antes.
Pacientes se acostumbran a los gemidos que trae el llanto nacido en las entrañas.
Mi vida ayer no tenía quien me acompañara a determinado ligar, el horario se contraponía con la ruyina de cada uno de quienes te amaron.
Como recordarás odio las escaleras mecánicas, tenía temor de caerme.
Mientras viajaba en un remís te pedía que me cuidaras.
Cuando estoy en absoluta soledad el miedo se apodera de mi ser, me hacés falta no solo para acompañarme sino para que tenga el placer que tiene las mamás de abrazar a sus hijos, buscar la mirada cómplice, entenderse sin pronunciar una sola palabra.
Necesito el calor de tus manos en las mías.
Añoro ty seguridad para elegir el camino más corto que acorta los caminos a recorre.
Quisiera arrojar al fuego del averno esta vestimenta que le robó el color a las tinieblas.
Quisiera detener el tiempo un año atrás cuando estábamos juntos.
No me alcanza con acariciar tus fotos a diario para renacer.
Te necesito para seguir.
Tengo asumido que de ese viaje que emprendiste para encontrar paz y desechar el sufrimiento físico no tiene pasaje de regreso.
Quisuera tener alas para desplegarlas y llegar a tu lado.
Sé que es una utopia que siempre obtiene la misma respuesta, no es mi hora.
Ninguno de los seres amados que me rodean comprenden que esa es mi voluntad.
Mientras espero que ese tiempo del que todos hablan como siempre y desde siempre te ruego que estés donde estés jamás olvides cuanto te quiere tu mamá.

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