Veinte años sueños recurrentes.
Ha visitado psiquiatras, psicólogos, esoteristas, para desterrarlos.
Había viajado solo, los negocios le insumirían poco más de un fin de semana, su mujer se acercaba a los siete meses de embarazo, los médicos aconsejaban no viajara.
Las islas Azores son un lugar para el idilio entre los humanos o entre el hombre y la naturaleza. R
Rodeadas de vegetación abundante, flora espectacular, aguas cristalinas, bandadas de pájaros formando dibujos en un cielo transparente.
Día de descanso .
Se acerca a disfrutar de la playa, el viento hace remolinos en el agua, cada vez la altura es más significativa.
Se aleja.
Enciende el televisor, los titulares indican que han fotografiado a Neptuno entre las olas.
Duerme, lucha con el agua, no sabe nadar.
La sensación de ahogo lo despierta.
Regresa a Buenos Aires, en pocos días nacerá su primer hijo.
Presencia su llegada al mundo.
Las imágenes se van conectando, pierde la conciencia.
Se repite el sueño, esta vez las olas gigantes se llevan al niño recién nacido.
El vagido de un bebé logra despertarlo, llora, está conociendo al pequeño.
El sueño se diluye para siempre en el llanto del bebé.
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