Soy pequeña, mis herederos serán grandes gladiadores, idénticos a su padre que luchó en las arenas del imperio romano.
Durante mi vida en este lugar me dediqué a jugar con la piel de doncellas y gladiadores, a todos les dejaba mi marca, no me importaba si estaban en el Coliseo o en los aposentos entregándose al amor sin de límites.
Mi descendencia está adiestrada dentro de miles de años harán su aparición para diezmar ciudades donde mi enemiga la desidia quiere arraigar sus raíces.
Mi vida útil pese a lo escasa es fructífera, moriré dejando mis genes en cualquier lugar del planeta.
He sido una doncella admirada, amada, mi vestimenta negra con destellos quitados a la luna supo despertar de los sueños del gladiador más intrépido.
Hubo un emperador que con su poder intentó exterminarme ya que jamás accedí a sus provocaciones amorosas.
Me convirtió en lo que soy, un insecto hembra que puede depredar a la humanidad.
Viajé por el mundo, asombrada vi la debilidad de los hombres, unos luchaban por el poder, otros avaros acumulaban dinero.
Si quieren evitarme jueguen limpio, así podrán vencerme.
Mi nombre es Aedes Aegypti.
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