Tiene la cabellera larga, cortada como al descuido.
Los ojos verde esmeralda se esconden detrás del flequillo con reflejos robados al sol que no conoce.
Pasa horas delante de la computadora, a todos les muestra su nuevo monitor de medidas poco convencionales.
Está cansado de visitar los boliches de moda bajo la atenta mirada del recaudador que no es otro que su padre.
Las adolescentes mueren por sacarse una foto con el nuevo famoso.
La música ensordecedora impide cualquier diálogo.
Conoció todo el país mostrando su imágen fabricada.
Cambiaron la casa por una más espaciosa, se desplaza en un auto de marca.
Quiere vivir a su modo, escapará a la casa de su abuela.
Son pocas horas de viaje, esconde el pelo debajo de un gorro negro utiliza gafas para no ser reconocido.
Allá se sentirá arropado como cuando era un niño.
Ella amorosamente le regalará caricias y besos.
Volverá a sentir el aroma de la comida calentita, al regreso de sus paseos en bicicleta.
Sobre el escritorio de su papá deja una simple esquela:
" Papi, no me busques, estoy cansado de esta vida, al principio era un juego, hoy es una tortura”
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