AYER
Comenzó su vida virtual con pocos contactos.
Comenzó su vida virtual con pocos contactos.
La madre vigilaba de cerca advirtiéndole los peligros de la red.
Noche a noche los amigos se agregaban, decidieron conocerse personalmente.
La plaza de Recoleta es bella, está cuidada, flores por doquier alegran los canteros.
De día los rayos de sol se infiltran entre los árboles.
La gente aprovecha los escasos pulmones de aire para hacer deportes, algunos pasean sus mascotas, el guardián de la plaza observa que todo esté en órden.
Ellos saben que el horario del trabajador concluye en las primeras horas de la tarde.
Vestirán ropas negras para conocerse.
Camila estudia sociología, cambia su imágen para poder mezclarse con los chicos, chupín negro, camisa de igual color.
Los ojos como el océano se tiñen de turbulencias negras.
Entre gritos y loas aparece quien los convocara, es menuda, de apariencia frágil.
La música irrespetuosa es capaz de despertar a quienes eligieron el descanso eterno.
Cientos de celulares la fotografían.
Comienzan los apretujones, tiene miedo, no pensaba en semejante convocatoria.
Huye atemorizada, por fin encontrará el abrazo tibio de su mamá.Hoy esa niña terminó un sueño efímero.
HOY
Baja las fotos del encuentro de los flogger.
No puede dar crédito a las imágenes que le muestra el monitor, cientos de jovencitos vestidos de negro, todos uniformados.
Rápidamente quita el maquillaje que usara para mezclarse con ellos.
Recuerda que se quedó unas horas en la plaza para fotografiar el instante en que la convocante al encuentro se retiraba arropada por las caricias de su madre.
Quedaron algunos muchachos, en los canteros displicentes latas de cervezas vacías, alguna jeringa, trozos de vida deshechas.
Mañana vestirá su trajecito de docente universitaria.
Disertará sobre el encuentro que tuvo el día anterior.
Mostrará en la pantalla cada una de las imágenes obtenidas.
Se detendrá en una de ellas, esa que muestra a una mujer niña, con los ojos desmesurados ante el asombro de ver tantos jóvenes sin historia, presente o futura.
Solo hará hincapié en algo, transmitirles a sus alumnos la sensación de vacío que sintió al verlos reunidos, todos uniformados, vestidos de luto.
Les pedirá que reflexionen sobre la vida, en el dolor que le producen a sus seres queridos por ciertas actitudes.
Ella es capaz de comprender todo, menos la indiferencia y la falta de diálogo.
HOY
Baja las fotos del encuentro de los flogger.
No puede dar crédito a las imágenes que le muestra el monitor, cientos de jovencitos vestidos de negro, todos uniformados.
Rápidamente quita el maquillaje que usara para mezclarse con ellos.
Recuerda que se quedó unas horas en la plaza para fotografiar el instante en que la convocante al encuentro se retiraba arropada por las caricias de su madre.
Quedaron algunos muchachos, en los canteros displicentes latas de cervezas vacías, alguna jeringa, trozos de vida deshechas.
Mañana vestirá su trajecito de docente universitaria.
Disertará sobre el encuentro que tuvo el día anterior.
Mostrará en la pantalla cada una de las imágenes obtenidas.
Se detendrá en una de ellas, esa que muestra a una mujer niña, con los ojos desmesurados ante el asombro de ver tantos jóvenes sin historia, presente o futura.
Solo hará hincapié en algo, transmitirles a sus alumnos la sensación de vacío que sintió al verlos reunidos, todos uniformados, vestidos de luto.
Les pedirá que reflexionen sobre la vida, en el dolor que le producen a sus seres queridos por ciertas actitudes.
Ella es capaz de comprender todo, menos la indiferencia y la falta de diálogo.
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