Próximamente se renovarán autoridades, él se presentará como candidato.
La tarea es ardua, cuenta con el apoyo de su familia, su mujer, un ángel que no duda en desplegar sus alas para protegerlo se quedará en la casa esperándolo con los hijos más chicos, atenderá la sedería que tienen en el pueblo que habitan, allí se arman vestidos para quienes aún conservan los sueños.
El mayor será quien arme la agenda, los puntos del país que necesitan ser visitados para acercar la propuesta de un gobierno que contemple a todos.
La lealtad de los amigos, apenas un puñado que tienen la mayor riqueza, humildad y honestidad, sumadas traerán el resto.
Aurora prepara las maletas, no sabe cuando volverá a ver a su marido y al hijo.
Esconde las lágrimas, nunca antes se había separado y menos que se llevara a Eugenio.
En un rincón de la valija coloca dos pequeños frascos, en uno irán debidamente tapados los recuerdos, en el otro una lágrima que será fiel compañera cuando lo necesiten.
La despedida se aproxima, se abrazan, el beso tiene el mismo sabor de aquel que le robara hace tres décadas.
Se comunicarán cuando el tiempo y el lugar lo permitan.
Junto a sus compañeros de epopeya recorre la patria, se detiene en los pueblos rurales, no entiende cómo a esos sitios no ha llegado la abundancia de una tierra donde todo florece si tienen lo más elemental, agua.
No besa ni abraza a los chicos descalzos, ni a las madres que han perdido la esperanza de salir de una vida miserable y sin embargo traen vida a la vida, solo deja su palabra, es el mejor documento.
Carece de aparatos que le hagan propaganda, jamás vendería su conciencia al diablo.
Desanda el camino, el domingo se celebran las elecciones.
Ella preparó una comida simple para recibirlos, en familia esperarán el resultado del escrutinio.
Confía, los primeros números le son adversos, por primera vez se siente un perdedor.
El mate caliente matizará la espera.
Los chicos deciden descansar, ellos esperan el resultado final.
Tomados de la mano siguen creyendo, el amor los sostiene.
El locutor de la radio con voz cansada anuncia los últimos números.
Por unas horas se sintió perdedor.
Por la mañana todos los medios están en la puerta de la casa en el valle, revolotean las mariposas, en su aleteo está la esperanza, ha nacido un nuevo dirigente.
Por fin, sin negocios oscuros, sin necesidad de prebendas que llevan a vender el alma al diablo, todos celebran el advenimiento de un cambio que llegó de la mano de la dignidad.
En el fondo de la maleta descansa la lágrima, la busca para unirla a las que derrama la alegría que traerá el recorrer un camino sin injusticias.
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