“Yo no le canto a la luna
porque alumbra y nada más
le canto porque ella sabe
de mi largo caminar”
Claro que sabe de tus angustias y ella será quien le de luz con sus destellos a tu camino hacia la eternidad.
“Ay lunita tucumana
tamborcito calchaquí
compañera de los gauchos
por las sendas del Tafí
Estribillo
Perdido en las cerrazones
quién sabe vidita
por donde andaré
más cuando salga la luna
cantaré, cantaré
a mi Tucumán querido cantaré, cantaré”
Tu canto será el de todos los que te admiramos y guardamos tu voz en el fondo de nuestras almas vestidas de ayer.
“Con esperanza o con pena
en los campos de Acheral
yo he visto a la luna buena
besando el cañaveral
Si en algo nos parecemos
luna de la soledad
yo voy andando y cantando
que es mi modo de alumbrar.”
Siempre te recordaremos y cuando suene un parche como el que supiste mostrar, el corazón latirá más fuerte para que lo puedas escuchar, allí donde estarás.
Tus cenizas serán esparcidas al viento, sabio él nos traerá tu voz.
Prometo no llorar, sé que estás, como estuviste acompañando muchas veladas alrededor de una fogata cerca del mar, escuchando tu Alfonsina que nos hacía vibrar.
En la madrugada también el cielo lloró en el sitio que te adoptó.
Mujer de todos los mundos, escucharte es imaginar la fuerza de un rayo de sol.
Gracias por traernos las sentidas letras de Violeta, poetisa que creció aún más, abrigada por la cadencia de tu voz.
Camina, no te detengas, te espera un coro celestial.
Descansa en paz.
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