LAS DOS CARAS DE LA VIDA

Desde tiempos inmemoriales los grandes pensadores afirmaba que la existencia igual que las monedas tenía dos caras.
Vida y nuerte.
A esta altura de mi propia vida y las experiencias que he tenido no puedo afirmar que sea así.
Entre los colores blanco y negro hay una serie de matices para llegar al último.
No es fácil continuar con la existencia propia cuando la parte más importante y bella, como es un hijo, parte de manera prematura.
Al principio de la tragedia surge el sentimiento de piedad.
De alguna manera los otros terrenales evitan que se caiga en ese estado de desamparo del que no se sale nunca.
Afuera la vida continua y es natural que el interés vaya decreciendo.
En el peor de los casos aquello que se aceptaba pasa a convertirse en un carga.
Es lógico que sea así.
Cada terrenal tiene sus propìas obligaciones, trabajo, una familia que atender.
Por ello Dios se equivoca cuando entre una mamá y su hijo decide llevarse al último, cuando lo más justo sería optar por los dos.
De esta forma quien tiene la desgracia de sobrevivir a su hijo no se vería sometido a padecimientos virulentos.
Lamentablemente no tengo la potestad de modificar los hechos.
Hace casi veintinueve meses debimos comenzar a ascender la escalera que lleva al Reno de los Cielos, los dos.
Tomados de la mano como siempre.
La existencia de una mujer que ha perdido al ser que trajo a la vida para que viviera, no tiene ningún sentido.
Es triste intentar conciliar el sueño llorando y despertar con la misma actitud.
Nunca dejo de
preguntarme
¿En que fallé?
¿Qué delito he cometido para recibir semejante castigo?
No encuentro respuestas a mis preguntas.
Con vos fui el ser más feliz de la tierra.
Más que madre e hijo parecíamos hermanos siameses, pensábamos igual.
Juntos le encontrábamos salida a cualquier dificultad.
No soy nada sin vos.
No me alcanza solo recordarte, necesito estar con vos como antes.
Disfrutar de la sonoridad de tu risa contagiosa, abrazarnos como siempre y por sobre todas las cosas poder suergir,e en tu bella como profunda mirada.
Quiero pensar como mi analista que afirma que en tu nuevo hábitat estás rodeado de los seres que te amaron de verdad y te antecedieron en el camino.
Pensar por un instante que sentís el rigor de la soledad, profundiza las heridas que nunca cicatrizarán.
Por ello me he volcado a leer con avidez todo lo referente a la neurobiología.
Ciencia que ubica el lugar de los sueños entre otros aspèctos.
Mi único sueño es volver a verte y no separarnos nunca más.
Duele la ausencia.
Conmueve mirar el sitio donde el artista refleja el lugar donde habitan los seres sin vida.
La quietud, el silencio son los indicios que no queremos para quienes amamos.
Anhelo encontrarnos corriendo hasta fundirnos en un abrazo infinito.
El abrazo de la eternidad.
Tesoro, te amo, por ello siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.



https://www.youtube.com/watch?v=mBhOhjQrThA