SIN RED

Mi muro de contención sos vos.
Ser luminoso que me sostiene en la adversidad.
Pensándote trato de resolver los laberintos que anidaron en mi alma.
Ambos conocíamos el dolor que produce la ausencia, pese a ello teníamos una pequeña esperanza que todo se revirtiera sin importar el tiempo que demandara .
La cuestión era seguir juntos.
Ese milagro que nunca llegaría nos sostuvo hasta el final más ingrato que el impiadoso destino depara a una madre.
Pese a la gravedad de las circunstancias esos últimos quince días fueron inolvidables.
La comunicación u el amor prodigioso era una alquimia perfecta.
Uno de los profesionales me dijo, no lo llevamos a terapia, pues se iría antes.
La necesita y Usted a su hijo.
Creo que fye la única verdad que escuché entre tantas mentiras pronunciadas por legos con diploma.
En setenta y dos horas con lo que te quedaba de voz armaste una red protectora.
Algunos médicos que conservaban espíritu humano comentaban que cuando te visitaba la junta médica, pese al dolor que producen algunos exámenes tortuosos, rogabas que te salvaran la vida pues tenías que cuidar a tu mamá.
Aquellos no podían creer la empatía existente entre madre e hijo.
El amor incondicional que nos une, más allá de la inoportuna aparición de la muerte.
Tu alma se elevó en silencio.
El silencio de los grandes.
Abrazada a tu prima derramé todas las lágrimas que me había propuesto guardar.
En ese instante la red de contención desapareció.
Si llegaras a divisarla en el Reinote los Cielos, tratá que vuelva a mis manos.
La necesito.
Una vez en el sanatorio al preguntar qué sentíamos ambos dijimos una palabra desamparo.
Así me dejó tu partida.
El tiempo se encargó de agregar vulnerabilidad extrema.
Pocos saben que a veces callo por educación y también por tener la manía de razonar todo antes de emitir un juicio y opinión.
He sido subestimada u ello produce un dolor grande en el pecho, compatible al que producirían agujas atravesando un corazón lastimado.
Detesto despertar cada día.
He encontrado la forma para que no sea tan detestable.
Cada uno que pasa es uno menos para llegar para siempre a tu lado.
Trato de conformarme pero no es fácil.
Anoche me quedé dormida esperando una llamada que como otras veces nunca llegó.
Es natural que pase, pese a ello el dolor aparece sin pedir permiso.
Nadie tiene obligaciones conmigo.
A todos les agradezco, solo que las promesas que no se cumplen desde mi óptica resultan ser ingratas.
Tesoro te amo más que nunca y como siempre repito el latiguillo, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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