UN BARCO PESQUWEO ESOECIAL

Siempre nos gustó caminar por la banquina de cualquier puerto de una ciudad marítima.
Era habitual encontrar amarrados en los distintos diques coloridos barcos pesqueros.
La madera pintada de colores estridentes, en su interior los marinero arreglaban las redes.
Desenganchando de las mismas las caracolas de diferentes formas adheridas en las redes.
Muchas he recibido, otras eran devueltas al agua
Cuando llegaban a los puertos las mujeres estaban esperándolos.
Pocas veces un barco pesquero había naufragado.
Las mujeres de los pescadores parecían percibirlo, antes que llegara todas las embarcaciones, todo era silencio y quietud.
Mar adentro el océano es traicionero para quien no lo conoce del todo.
Presumo que nadie llega a hacerlo en su total magnitud.
Nuestra atención se detenía en un barco que era semejante a los otros.
Pocas veces los canastos traían en los canastos la riqueza del mar.
El capitán era un hombre grande.
Una tupida barba blanca cubría parte del rostro bajaba hasta el cuelo.
In ser humano a quien le gustaba contar sus historias como marino en todos los mares del mundo.
Tarea que dejó cuando conoció a quien sería el amor de su vida.
Si bien era un matrimonio mayor, tuvieron un hijo que era ka fotografía de su mamá.
A los pocos años un accidente automovilistico lo dejó solo.
Regresó a una ciudad costera.
Compró el barco pesquero denominado “Ángeles” ofreciéndose a trabajar en una de las industrias pesqueras más importantes del puerto.
Rodos conocían su historia por ende no le exigían que trajera la carga completa.
Siempre decía que el dueño de ña empresa no debía tener pérdidas y el con poco sobrevivía.
Hace un par de meses lo encontré.
Sin anestesia me preguntó por qué tenía la mirada tan triste.
Le conté de tu partida.
Se acordaba del niño preguntón, siempre te recordó así.
Relata que trabaja siempre igual, lo justo y necesario, que tienen que alejarse más millas de la costa para encontrar los cardúmenes.
Los buques extranjeros van diezmando nuestro mar.
Sigue con su estilo de pescar lo justo y necesario.
Como adivinando mi pregunta dice que los otros cajones guardan las ilusiones de la familia que no verá nunca más.
Es una forma de tenerlos cerca y llevarlos en sus viajes para no estar separados más de lo necesario.
Sabemos del dolor que provoca la partida de los seres queridos.
Tanto el marino como yo no podemos asumir la ausencia de los hijos.
Me ofrece su paíelo, aún cuando lo necesita tanto como yo.
Nos despedimos con la idea que la vida nos encuentre en alguna etapa un poco más compuestos.
Ciertas heridas nunca llegan a curar, como los estigmas, sangran hasta el último de nuestros días.
Vida son muchos los días en que te pido me leves con vos.
Comprendo que te enoje el pedido.
Sola, ciertas circunstancias no sé como manejarlas.
Como todo lo podés mirar sabés cuales son los instantes de la incertidumbre.
Te amo, por ello siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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