LUCES MÍSTICAS

En Normandía se encuentra ubicada la Basílica de Santa Teresa.
Una joya arquitectónica que data de siglos.
En la parte posterior se hallan las instalaciones de un monasterio.
En las catacumbas de la edificación están las sepulturas de sacerdotes y también de algunos ex integrantes de la corona de Francia.
Toda la construcción tiene una belleza difícil de describir con palabras.
No solo por la excelencia de los materiales utilizados hace siglos sino por la forma en que han sido dispuestos.
Detalles que agregan misterio al misticismo.
Quiero hacer referencia a una vieja leyenda que llenará de emoción a quien haya pasado por circunstancias similares a la mía que terminaron con la partida de mi hijo adorado.
El techo de la Basílica pareciera haber sido construido por orfebres y no por arquitectos.
Cada vitreaux que lo compone fue ubicado de manera tal que a determinadas horas del día el sol se filtra por los cristales blancos otorgando una vista maravillosa al interior de la Basílica, ornamentado con las mejores pinturas que donaron los más famosos autores del pincel.
En uno de los laterales la pared tiene una especie de respiración vidriada por donde entran los destellos del sol brindado a quienes se ubican en los primeros bancos de madera un aspecto tan maravilloso que ante la elocuencia de las imágenes es imposible reprimir el llanto que nace en las profundidades del alma.
Quiero que sepas que de ese lugar dotado de encantamiento salí turbada, emocionada.
Busqué a una mujer que conoce la historia de la Basílica y el fenómeno que se repite con frecuencia inusitada.
La anciana pasó a contarme una historia fantástica que a los pocos días y por breves instantes, se convertiría en la realidad por mí más anhelada.
En las primeras filas de la Iglesia junto a sus guardianes, en fechas redeterminadas los bancos son ocupados por seres que como vos habitan en otro plano.
De esa forma sus familiares pueden contactarse con ellos.
La noche previa al encuentro no pude conciliar el sueño.
Nunca creí del todo en la posibilidad de verte unos instantes.
A primera hora del día siguiente estaba en la puerta de la Basílica.
El corazón galopaba en mi pecho son que pidiera apaciguar la ansiedad.
Creí ingresar a tras dimensiones cuando se abrieron las puertas.
Sentado a la derecha en la tercera posición esperabas con una sonrisa que poco tenía que ver con la languidez y melancolía de tu mirada.
Los destellos de sol agregaban luz a la tuya propia.
Previamente nos habían avisado que no podíamos hablar con Ustedes.
Solo acompañarlos en la oración y darles un solo beso.
Temblaba como una hoja a punto de caer de las ramas de un árbol, me acerque tímidamente para darte el beso soñado por cualquier madre.
Estoy segura de haber escuchado tu voz diciendo cuanto me querías.
Los guardianes comenzaron a llevarlos.
El cruce de miradas fue tan intenso y amoroso que no me importaría perder la visión aún cuando eso significara no poder establecer estas conexiones mágicas.
Tu tristeza ahoga mi alma.
Tu soledad es aún mayor que la mía.
Te ruego que no sufras.
Sabés que a diario pido a quien desee escucharme que quiero irme con vos.
Te suplico tengas paciencia.
Quero ver tu sonrisa plena.
Querido la espera aparentemente es larga.
No desfallezcas.
Estás aquí.
A mi lado mientras escribo.
Tesoro de mi vida, te amo profundamente.
Como siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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