La vida nunca fue fácil para Adrián. Novel artista plástico no conseguía trabajo en lo suyo, la familia dependía de él.
El padre había partido temprano, la madre con su trabajo de costura sostenía la familia, ahora no alcanzaba.
Muchas veces observaba el hambre en la cara de sus hermanos, chicos de alma límpida que se acostumbraban a la opacidad de sus vidas.
Las ilusiones las depositaban en Adrián, el hermano mayor, cómplice de juegos interminables, corazón de artista.
El padre había partido temprano, la madre con su trabajo de costura sostenía la familia, ahora no alcanzaba.
Muchas veces observaba el hambre en la cara de sus hermanos, chicos de alma límpida que se acostumbraban a la opacidad de sus vidas.
Las ilusiones las depositaban en Adrián, el hermano mayor, cómplice de juegos interminables, corazón de artista.
Bohemio, cultivaba las amistades de la infancia, era el único bien que tenía y resguardaba de la miseria de pensamiento de los que transitaban por la vida cercanos a él.
Su porte seguro y simpatía propiciaron que conociera otros mundos.
Sitios donde la opulencia se imponía a los valores, en ese planeta la honestidad no existía nunca.
Sitios donde la opulencia se imponía a los valores, en ese planeta la honestidad no existía nunca.
El senador Álvarez necesitaba un custodio, los ingresos eran interesantes, solo trabajaría dos veces por semana sin horario pautado, ello le permitiría seguir perfeccionándose en el arte.
Los beneficios eran muchos, no estaba en condiciones de despreciarlos.
En pocos días consiguió permiso para portar armas.
El auto del senador quedaría en sus manos, lo guardaría en el garaje de su casa, su papá lo había construido pensando que algún día tendría cuatro ruedas para pasear a la familia.
En la cámara discutían una ley con muchas aristas, beneficiaba a algunos y perjudicaba a la mayoría.
La discusión fue en aumento, en horas la propuesta sería votada.
Álvarez de madrugada llegó a su fastuosa casa, despidiéndose del guardaespaldas.
Adrián estaba inquieto, acostumbrado a viajar a esa hora, no percibió que una camioneta lo perseguía.
Antes de llegar al peaje, el auto del senador fue atacado, una ráfaga de metrallas rompió el silencio de la noche.
Aturdida la luna buscó refugio en las nubes, entre ellas chocaron produciendo una tenue llovizna. Todas las noches Adrián es esperado por su madre, desde el cielo, él la vigila.
http://www.youtube.com/watch?v=xStuakbGxl8
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