Esa noche sería especial, la fiesta en la embajada sería para recordar siempre.
Luciría un atuendo de un diseñador famoso, gasa y finos cristales envolverían su silueta, algo de maquillaje para resaltar la belleza natural que poseía.
A punto de salir recibió un exótico ramo de flores, desprendió una del arreglo, sería la flor nocturna que completaría la vestimenta.
La noche espectacular, las estrellas danzando en el universo serían preludio de aquello que ocurría en unas horas.
Al bajar del auto todas las miradas se dirigieron a ella.
El salón estaba preparado en forma exquisita, mesas a los costados , sobre ellas la luz de las velas daban un aspecto romántico.
Ramilletes de flores regalaban su fragancia, música tenue matizaba la espera.
Varios discursos precedieron el anuncio que cambiaría su vida.
La figura del embajador se imponía.
Breves palabras conmovían a la bella mujer, su trabajo humanitario era reconocido por todos, en ese instante la nombraban como representante de su país en la embajada de la India.
Recibió el nombramiento con emoción, aún cuando debería alejarse de los seres que más amaba por mucho tiempo.
Días después se encontraba en el destino asignado.
El escritorio era sencillo, cómodo, un ventilador de techo movía sus aspas imitando a los pájaros.
En el piso superior una amplia habitación, una biblioteca contenía sus libros favoritos.
Para el descanso una coma con dosel y mosquitero, allí tejería sus sueños.
La tecnología le permitía estar cerca de su familia, los extrañaba, pero reconocía que su lugar era ése.
Decidió establecer una pequeña oficina en un orfanato, desde allí cumpliría su objetivo, ayudar a los más necesitados.
Dedicó cada hora de sus días a trabajar por los otros, los olvidados.
Nunca conoció el amor.
De aquella noche fastuosa conserva una flor.
http://www.youtube.com/watch?v=mICJ7EXuE9w&feature=related
Luciría un atuendo de un diseñador famoso, gasa y finos cristales envolverían su silueta, algo de maquillaje para resaltar la belleza natural que poseía.
A punto de salir recibió un exótico ramo de flores, desprendió una del arreglo, sería la flor nocturna que completaría la vestimenta.
La noche espectacular, las estrellas danzando en el universo serían preludio de aquello que ocurría en unas horas.
Al bajar del auto todas las miradas se dirigieron a ella.
El salón estaba preparado en forma exquisita, mesas a los costados , sobre ellas la luz de las velas daban un aspecto romántico.
Ramilletes de flores regalaban su fragancia, música tenue matizaba la espera.
Varios discursos precedieron el anuncio que cambiaría su vida.
La figura del embajador se imponía.
Breves palabras conmovían a la bella mujer, su trabajo humanitario era reconocido por todos, en ese instante la nombraban como representante de su país en la embajada de la India.
Recibió el nombramiento con emoción, aún cuando debería alejarse de los seres que más amaba por mucho tiempo.
Días después se encontraba en el destino asignado.
El escritorio era sencillo, cómodo, un ventilador de techo movía sus aspas imitando a los pájaros.
En el piso superior una amplia habitación, una biblioteca contenía sus libros favoritos.
Para el descanso una coma con dosel y mosquitero, allí tejería sus sueños.
La tecnología le permitía estar cerca de su familia, los extrañaba, pero reconocía que su lugar era ése.
Decidió establecer una pequeña oficina en un orfanato, desde allí cumpliría su objetivo, ayudar a los más necesitados.
Dedicó cada hora de sus días a trabajar por los otros, los olvidados.
Nunca conoció el amor.
De aquella noche fastuosa conserva una flor.
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