Sunday, March 25, 2018
TRIMELANCOLÍA OTOÑAL
Es la estación más melancólica del año.
Los días comienzan a acortarse.
No se ven las luces del alba pues amanece cuando aquellas está iluminando con sus tonos rosados el hemisferio norte.
Lentamente los árboles comienzan a desnudarse.
Aparecen otros colores como el dorado, cobre y rojizo según la especie a que pertenezcan.
Época de lluvias que acelerarán la caída de as hojas dejando al descubierto los nidos de los pájaros.
Inteligentes los han armado con antelación para protegerse del frío que en pocos meses será consagrado rey..
Te pienso siempre.
En tres días se cumplirán treinta y un meses de tu partida.
Imposible dejar de contar cada día.
Imposible no evocar los quince anteriores al inexorable final.
Minutos insoslayables que para siempre perdurarán en nuestra memoria.
Sí, estoy segura que allá donde estás también acunas los mismos pensamientos.
Era demasiado perfecto nuestro amor de madre e hijo como para olvidarlo.
Recuerdo una tarde de la última semana.
Uno de los pocos médicos con rasgos de humanidad que te atendió, comentó que eras un enfermo para terapia.
Al ver nuestro trato, los gestos de amor constantes, optaron por dejarte a mi lado para no adelantar el temido final.
Pese a que estábamos en pleno invierno, tu bella mirada tenía la melancolía del otoño.
Estabas exhausto mientras esta mamá hacía planes que nunca se concretarían.
La idea era alejar el miedo que se reflejaba, en esos ojos en los que no puedo sumergirme nunca jamás.
Ambos sabíamos que partirías en cualquier momento.
Nunca lo dijimos para no herirnos.
Ahogaba mis lágrimas para que creyeras que te recuperarías.
Las fuerzas te abandonaron lentamente, allí me pediste que no te soltara la mano.
¡Cuánta crueldad para un muchachito que jamás había estado internado!
Sano, vital, hermoso, así serás siempre.
Tomo la internación como un pasaje siniestro que debimos atravesar.
Sabiendo el final de la historia, la negamos para seguir jasta cuando el destino lo dispusiera.
La vida sin un hijo es terrible.
No hay dolor que se pueda comparar cuando despierto cada día sin vos.
No existe paliativo para morigerar el filo de las dagas que apuntan a mi corazón.
No se vivir sin vos.
Todo se complica.
Los episodios pequeños se convierten en demoledores gigantes que aplastan.
En esos momentos te pido ayuda, sola no puedo contra ciertas exigencias e intransigencias que se presentan a diario.
Ahí estás vos para calmar mi ansiedad, para pedirme que no llore más.
Te quiero vida de mi vida.
Te extraño.
No es un capricho, tengo necesidad de darte un beso, uno solo me conformaría.
Necesito estar con vos.
Sabés que es uno de mis ruegos cotidianos pero no surte el efecto buscado.
Lo sé.
Debo esperar, mientras tanto te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=5rQBBgNAPv0
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