Estoy sentada al principio o final de la costanera del Río de la Plata.
El verano se ha tomado una pausa necesaria.
El paisaje es solitario, silencioso como mi vida desde que no puedo escuchar la sonoridad de tu risa o simplemente tus palabras.
No me quedó la musicalidad de tus palabras, solo puedo recordar esa voz melodiosa.
Evocar profundiza, heridas que nunca cerrarán
Certera con dagas filosas, la muerte las fue asestando una a una.
El paso del tiempo solo las tapa con piel muy delgada, casi transparente.
Puedo ver cada una de ellas, más en estos días que se cumplen treinta y un meses de nuestra internación.
No puedo evitar revivir esos momentos, tampoco deseo hacerlo.
Por ello vine aquí.
Sentada en un banco de estación que antes no existía, levanto mi mano derecha hacia el cielo sosteniendo tu corazón.
Un músculo vigoroso, sano, donde solo tenía cabida el amor.
Sentimientos plenos hacia la familia, los amigos y todos los quenecesitara algo.
Por mínima que fuera esa necesidad, tu espíritu solidario estaba presente donde fuera requerido.
Un corazón luminoso y gigante nopreguntaba nada a la hora de dar.
Cuando dejó de latir, mi mundo se fue con vos.
Ni siquiera me parezco a la que fui. Tampoco lo deseo.
Vivo esperando con ansiedad que llegue mi momento.
Esto que se parece a una vida terrenal carece de todos los sentidos.
Mi empeño para lograr tu satisfacción en el Reino de los Cielos, es encontrar algo que me llame la atención para seguir en suelo terrenal.
No hay nada.
No te preocupes tesoro.
Solo recuerda cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=nJjRz3ECSLc
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