Sunday, January 25, 2009

ÁGUILA Y LLUVIA




ÁGUILA


Vivo en las alturas de las cumbres nevadas.
Mi apariencia es majestuosa.
Mucho me temen, no hago daño, solo a veces es necesario defenderse.
Lo hago con mis crías, busco para alimentarlas el musgo que crece en las laderas de la montaña.
Quietud y soledad necesarias para meditar.
Observo globos aerostáticos elevándose, despliego mis alas para ir más alto aún.
Planeo suavemente, quito el manto rojo que abrigaba al anciano y el niño, oraban en las puertas del cielo.
Desciendo, intentaré cubrir la tierra reseca para que el sol no la resquebraje más.


LLUVIA


Soy veleidosa, a veces caigo como cientos de lágrimas para vestir los pétalos de las flores.
Me necesitan las hierbas para crecer fuertes, puedo calmar la sed de los bueyes que suavemente tiran del arado marcando los surcos de las plantaciones.
Las hojas de las gramíneas se mueve acompasadamente, la brisa las hace danzar sin música.
El pastor eleva su mirada al cielo, el sombrero blanco lo protege de los rayos del sol, sin mi ayuda la cosecha será escasa, las ganancias se hundirán en las grietas insondables del suelo seco.
Viajo dentro de las nubes, me detendré en el sitio que la tierra muestra sus entrañas.
Allí donde los ríos han perdido su caudal.
En el espacio que los veleros se han detenido sin poder navegar el curso del río que desaparece en silencio.
Hace meses me están esperando.
El paisaje es conmovedor, bajo la copa de un árbol descansan para siempre esqueletos de animales.
Un picaflor perdido busca hojas verdes, no hay vestigios de vida
Abro grifos imaginarios, caeré en forma tenue, con la ayuda del viento tomaré fuerzas.
Regaré campos y sembradíos, los espejos de agua aumentarán su caudal.
Volcaré la cantidad de agua necesaria, en ese instante el hombre de manos curtidas sonreirá.

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