Wednesday, June 09, 2010

OCASO




Los resultados son contundentes, le quedan seis meses de vida, de espera para encontrarse con la mujer vestida de negro que había decido sepultar en el olvido.

Comenzaría a sentir una leve ceguera, todo se convertiría en luces y sombras hasta que llegara el fin.

No quería ni podía compartir con los seres que más amaba tanto dolor, necesitaba estar solo para optar por el mal menor, deseaba ser recordado con como un hombre bueno, honesto.

Elina paseaba con sus hijos aprovechando el receso invernal, vanos fueron los esfuerzos de la familia para compartir el viaje, ello coincidía con las peleas que había propiciado para que la pareja tomara la decisión de tomarse una tregua.

Representaban el amor ideal, lindos por fuera, más bellos por dentro.

Una mentira piadosa no opacaría el final.

Mientras la madre disfrutaba el buen clima del Caribe, él planeaba cada acontecer.

Convocó a Sergio, su mejor amigo, sabía que podía contar con su ayuda, conocía que siempre había estado profundamente enamorado de su mujer, por respeto a la amistad que los unía desde la más tierna infancia, aquel ocultó sus propios sentimientos.

Elina le pidió permiso para pasar unos días más con sus hijos, accedió sin forzar voluntades, hacía tiempo que no disfrutaban de a dos por imperio de la enfermedad que lo aquejaba.

Al regreso de un crucero, ella preparó a los chicos para el vuelo que saldría en dos días para llevarlos a su lugar de origen, mientras peinaba a la más pequeña, en la pantalla de la computadora apareció un correo electrónico.

Su marido le pedía el divorcio, agradecía los años que habían pasado juntos, no tenía motivos valederos para alejarse, consideraba que era la mejor decisión.

La única condición impuesta era no hacer preguntas.

Le pidió que cuidara a los niños, a su llegada la esperaría Sergio con los papeles a firmar.

Desde instante nada sabría de él.

Desconcertada intentó comunicarse con su esposo, no contestaba sus llamadas, la dirección de correo había sido bloqueada.

Sergio los recibió en el aeropuerto, cumplió la promesa de no hablar del pasado.

Meses después una encomienda llega a la casa de la ex pareja.

Obsequios para todos.

Elina llora al leer una simple nota que decía:

“Te amé como a nadie en el mundo, adoré a nuestros hijos, no quise que presenciaras mi ocaso.

Más allá de todos los tiempos sé que tu mano bondadosa me ayudará a recorrer los caminos de la eternidad.

Por siempre serás mi mujer.

No dudes, vive por ti y por mí."



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