Días antes de emprender un viaje prevalece la ansiedad.
Le pido permiso para acompañarla, ella sabe que estoy aún
cuando no me perciba, esta vez quiero ir más allá, necesito conocer todos los
detalles de una familia que en cuarenta y ocho horas emprenderá otro viaje.
Olvidé decirte que mi nombre es Conciencia.
Acompaño a la protagonista de este viaje crucial en cada
segundo de su vida.
Río con ella, lloro sus angustias, me hago cargo de sus
ansiedades, festejo cada una de sus ocurrencias.
Muchas veces me pregunto cómo teniendo una apariencia tan frágil,
en su interior guarda la fortaleza de los robles altísimos que pueblan el
bosque.
Sitio que suele utilizar cuando es necesario abstraerse de
la realidad, abstraerse no significa dejarla de lado, muy por el contrario en
ese espacio mágico encuentra respuestas que perturban la realidad.
Sin perder la sonrisa noto que está preocupada, no entendería
si le explico que con la ayuda de un ser superior todo saldrá más que bien.
He de contarles que no me gusta cuando la mirada se esconde
para no mostrar las lágrimas, manto de seda son sus pestañas para disimular el
agobio.
Las maletas están dispuestas desde hace días solo falta
agregar lo imprescindible, descartar lo
innecesario.
Sé que repasa mentalmente cada una de sus actividades en las
que está incluida la familia que el destino la ayudó a formar.
Otra vez pareciera que un fenómeno de la naturaleza quiere
opacar un viaje soñado.
El volcán Copahue siempre está en actividad, orgulloso
muestra su desnudez, de piedras ardientes.
Brinda su espectáculo de lava encendida pocas veces, cuando
está tranquilo se limita a arrojar columnas de cenizas, cenizas volátiles que
desean llegar a confundirse con las nubes.
Hubiera querido ocultar la noticia, cambiar de emisora,
imposible, todos estaban pendientes de la actividad volcánica.
Lo fotografiaban de todos los ángulos, los alertas cambiaban
de color, los informadores y científicos prevenían a la población.
Cambió información por música para llegar al ansiado relax.
La noche anterior al viaje no durmió, se preguntaba por qué,
hasta que decidió cambiar la pregunta y transformarla en un ¿Por qué no?
Guardó la cadena que siempre lucía en su cuello por un
rosario con cuentas formadas por pequeñas rosas, aún los pétalos conservaban un
suave perfume, recordaba haberlo recibido como obsequio de una amiga residente al
otro lado del océano.
Las monjas los confeccionaban para ayudar a la comunidad a
la que pertenecían.
Portarlo le brindaría seguridad.
Los trámites en el aeropuerto fueron relativamente rápidos,
en la panza del avión viajarían ilusiones, recuerdos, objetos personales,
juguetes y todo aquello que te puedas imaginar.
Cedió la ventanilla a uno de los pequeños, el despegue logró
se olvidara del rugido de las turbinas mientras el pájaro plateado esperaba en
la pista.
En pocas horas llegarían a destino, en pocas horas recibiría
en el aeropuerto a las personas que le habían dado la vida.
El festejo navideño fue íntimo, rodeada por su familia no
ocultó las lágrimas que coronaban el encuentro.
Las noticias decían que el volcán tan ligado a su vida había
mermado su actividad, una vez más agradeció, vendrían días de paz.
El resto será parte de otra historia, Conciencia por hoy desea descansar.
http://www.youtube.com/watch?v=q0B-UnJO-8w&noredirect=1
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