La pertinaz llovizna impide los paseos al aire libre.
El paisaje salido de un cuento se embellece tras la tenue
cortina de agua, los más chicos se dedican a los juegos electrónicos,
la hermanita mayor no se separa de su horno en el que fabrica distintos elementos
que el calor convertirá en delicadas figuras de cerámica.
Tiene ingenio, una masa amorfa de arcilla mutará a diminutas
tallas a las que agrega colorido y vida.
Ella no quiere que los más pequeños tengan adicción con los
juegos de la computadora.
Más tarde y como aún falta para la fecha en que reciben a
los Reyes Magos, hará un trueque.
Conmina a los tres a buscar en los cajones donde duermen los
juguetes aquellos que estén en perfecto estado de conservación con el propósito
de llevarlos a los lugares donde otros pequeños tienen ilusiones que es preciso
concretar.
Sin importar donde estén los niños olvidados por los
sistemas que manejan los más grandes merecen ser agasajados todos los días del
año.
Niños que muchas veces se quedan esperando una caricia, un
beso del ser querido, beso que no llegará porque ha prevalecido el abandono.
Es hora de instalar sonrisas y sueños para que aquellos no
alberguen en sus almas solitarias el resentimiento que siempre viene acompañado
de la soledad.
En un rato completarán dos bolsas con juguetes
acondicionados para que otros nenes puedan sonreír jugando.
Ubicarán aquellas en la camioneta, todos han colaborado.
La niña adolescente le pide a su mamá hablar a solas,
sostiene en sus manos una vieja muñeca de trapo.
Argumenta con firmeza que esa se quedará en la casa.
Madre e hija recuerdan las veces que le han cambiado la
vestimenta, tantas como las otras en que pintaron sus ojos asombrados de tela
que parecían adquirir vida.
Pestañas rizadas, boca roja como los rubíes siempre
esbozando una sonrisa.
Cabello de lana del color de las mieses del trigo, trenzas
perfectas sujetadas con coloridas cintas.
Muñeca de trapo que no sabe de descansos, muñeca de trapo
que acompañó a su dueña en noches de insomnio, noches en que no había forma de
bajar la fiebre, noches en que la mirada parecía oculta detrás de los cristales
que traen las lágrimas.
Noches en que se requería la presencia de una mamá que la
había dejado librada a su destino, noches que los abrazos de las celadoras no
alcanzaban para mitigar los dolores del alma.
Noches que se transformaron en días radiantes cuando la
nueva familia agitaba en las manos un papel que otorgaba la guarda de la niña.
Días felices donde fue recibida con el mismo amor que tienen
las madres al traer vida a la vida.
Atiende las razones de la niña adolescente, la muñeca de trapo
no saldrá de la casa que ocupa la familia, tiene una única y personalísima
dueña.
Dueña que sonríe junto a su tesoro más preciado.
La muñeca de trapo es parte de la familia, no importan los
nuevos atuendos que le confeccionen, el corazón de trapo late orgulloso cuando
recibe una caricia.
http://www.youtube.com/watch?v=PCwJXc6vJ_c
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