VIAJES TRUNCOS

Viajar es unos de los placeres más esperados por los terrenales.
Más allá del destino elegido importa el misterio de los países que conoceremos.
Entender en rostro de cualquier habitante el por qué la elección de vivir en determinado lugar del planeta.
Conocer sus culturas sin ponernos en jueces de aquello que ignoramos.
Aceptar al otro como si fuera un hermano que está dispuesto a enseñarnos costumbres ancestrales de su pueblo.
Para ello hay que poseer amplitud de criterio.
Empezar a escuchar las palabras del otro sin tratar de imponer las nuestras.
No somos perfectos.
Nadie lo es, aún cuando mis connaconales traten de sobresalir del resto.
No todos, hay valiosas y numerosas excepciones.
Recuerdo en estas conexiones mágicas cuando proyectabas viajes.
Como ser luminoso bien podrás haber sido ciudadano del mundo.
A vos no te importaban esas pequeñeces que alimentan el ego.
No tuyo, era mucho más profundo.
Te importaban los sueños de los humanos.
Creo en otro relato dedicado a vos, dueño de mis musas, haber explicado la diferencia entre terrenales t humanos.
Considero que no es necesario contarlo nuevamente.
Las palabras tienen el poder de manifestarse para que sepamos que nos quieren decir o que significan.
Teníamos por costumbre, hacer girar un pequeño globo terráqueo , lo recibiste para uno de tus cumpleaños.
Mientras la colorida esfera giraba, tratábamos de adivinar en que país se detendría.
Nunca acertábamos me nos divertíamos haciendo planes,
Recuerdo cuando un actor argentino vendió millares de discos cantando en japonés la canción “Shimauta”
Aprendiste a cantarla fonéticamente.
Emocionaba hasta las lágrimas escuchar no solo la letra de la canción que era muy triste sino tu voz angelical.
De allí a deducir que te hubiera gustado conocer la isla de Japón nos separaba solo un pensamiento.
De pronto preguntaste ¿En que pensás má?
La respuesta la adivinaste en un segundo.
Recordaba la reconstrucción de Japón después del tsunami que afecto la central nuclear de Fukushina.
Por efectos de la radiación murió la esposa de ese señor y la madre de un niño encantador.
El papá para homenajear al amor de su visa decidió plantar árboles de cerezo a los costados de la ruta desde su casa a la central nuclear.
Nunca le contó a su hijo que también tenía altos niveles de radiación en la sangre.
Conocía su final.
Calló para que los últimos días que pasara con su heredero fueran lo más felices que se pudiera.
Mientras manejaba hacia su trabajo su hijo gritó “los cerezos han comenzado a florecer, gracias papá”
A vos también te gustaban las varas floridas de esas delicadas plantas.
Finalmente el padre del niño partió.
El destino solo lo dejo acompañado por cientos de árboles de cerezos florecidos.
Sé que no es lo mismo.
En mi caso me dejó prisionera de una soledad que duele de forma inexplicable.
Estoy segura que desde tu hábitat podés observar los cerezos florecidos.
Tengo la certeza que en un futuro cercano podremos mirar esas flores juntos.
En ese instante me sumergiré en ti profunda y bella mirada para saber que estás feliz.
El esfuerzo y el dolor no han sido en vano.
Finalmente estamos unidos por toda la eternidad. Mientras ese momento sublime llega a mi vida te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=Ss5l5qLF7dk