Wednesday, March 20, 2019
MELANCOLÍA
Ocres, ambarinos, son, el preanuncio de la muerte de las hojas de otoño.
Estación donde los recuerdos aparecen lánguidos o con fuerza, dependiendo del estado de ánimo del mortal que los evoque.
Buceo en la memoria.
Poseo tantos que no sabría por cual optar.
Los más bellos nuestras camitas hacia el colegio donde cursaste el jardín de infantes.
¿Recordás aquello que provocaba tu inmenso placer??
Soltarte de mi mano y correr hacia el sitio donde hubiera una alfombra de hojas secas.
¿Has tenido la oportunidad de reiterar tus pisadas logren hacerlas crujir?
¿Cuáles eran tus sentimientos ante ese sencillo evento?
¿Podrías evocar cuando encontraste una que cabía en la palma de tu mano, la levantaste y con delicadeza la pusiste en la solapa de mi abrigo?
¿Por qué en ese instante único e irrepetible dijiste era un prendedor?
¿A qué se debía que tus halagos siempre fueran para mí?
¿Por qué la crueldad del destino nos separó?
¿En el sitio que estás, cuyo nombre resulta confuso a mi entendimiento, existen las cuatro estaciones del año?
¿Has sentido frío en alguna ocasión?
¿Quién o quiénes te arropan?
¿Son los seres que están junto a vos?
¿Es posible pensar en la existencia de vida más allá de ella?
¿Podrías rescatarme de este mar de dudas?
¿Alguna vez tanto enigma será develado?
¿Estarás a mi lado?
¿Nos encontraremos o solo es una expresión de deseos?
¿Por qué es tan vertiginoso nuestro paso por suelo terreno?
¿La gelidez de la muerte es el pasaporte hacia la eternidad?
¿Nadie está capacitado para develar tantas incógnitas?
¿Por qué desde la más tierna infancia nos dicen que ocurrida la muerte, nos transformamos en ángeles?
¿Esa especie celestial puede revivir?
La casualidad quiso, después de tu ausencia mi familia chiquita eligiera un refugio a poca distancia del anterior.
Solo una vez pasé en auto por la propiedad que albergo los años más felices de nuestras existencias.
Trato de evitar ese camino.
Aún cuando utilice gafas para el sol, es notable cuando el llanto nos atrapa.
Quise regresar a la escuela donde diste tus primeros pasos como alumno.
Otras calles fueron mudos testigos de mi angustia.
El edificio está cambia.
Escuchaba la risa de los niños compartiendo el recreo.
Entre tantos sonidos, creí escuchar la sonoridad de tu límpida sonrisa.
Solo fue una ensoñación auditiva.
Eludí regresar por esos senderos del ayer.
Al ver como caen las hojas de la incipiente estación, es inevitable, no estremecerse.
Dependiendo de la intensidad del viento y las lluvias más ocurrentes en esta época, los árboles sin pudor comenzarán a mostrar su desnudez.
Despojados de todos recibirán el invierno.
Para eso falta.
¿Muere la savia, alimento de las especies verdes igual que los humanos?
¿Cuál será su destino postrer?
En este otoño, según los meteorólogos, iniciado el día de hoy, no puedo dejar de rememorar un jardín del recuerdo.
¿A cual hago referencia, luz de mi vida?
¡Adivinaste!
Al del escritor argentino, Don Ernesto Sábato.
¡Cuánto aprendí escuchándolo!
Siempre conversamos sobre un artista completo.
Además de escritor, cuando las musas literarias descansaban, se dedicaba a pintar.
Su esposa, de la que ni siquiera la muerte lo separó, mantenía el jardín impecable.
Don Ernesto no poseía carácter fácil.
La biblioteca estaba a otro espacio de luz.
Luz que comenzaba a faltarle a sus ojos.
Desde los cristales del ventanal se erguía un árbol centenario.
El famoso escritor, no quería que nadie modificara el lugar.
Menos que arreglaran las matas de florecillas, silvestres.
En esta época comenzaban a caer las hojas.
No permitía que nadie las levantara.
A diario su esposa le rogaba arreglar el enclave.
La respuesta
siempre era no.
Las hojas muertas eran una parte del paisaje.
Mientras vivió el maestro, jamás permitió, nadie lo arreglara.
¿Las láminas amontonadas, serían presagio de su muerte?
¿Te gustaría trazáramos un paralelismo?
Presumo que el otoño es la agonía de los terrenales, el gélido
invierno, el fin de la vida.
¿Quién eligió arrancarte de mi lado en esa fecha?
Imposible no conectar los hechos portadores de la peor tragedia que puede sufrir
una madre.
Pasarán todas las estaciones que deban ocurrir.
Siempre estarás aquí.
¿Sabías te has convertido en compañero de mi infortunio?
Te amo tesoro, por favor no olvides,
cuanto te
quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=Q3bHarBn7Fw
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