RESIRGIR

Buenos días dueño de cada uno de mis ensueños.
No solo desde que se produjo tu ausencia.
Ausencia capaz de perforar el alma de aquellos que alguna vez nos hemos sentidos con cierto grado de fortaleza para enfrentar las adversidades o escasas alegrías que nos depara el destino.
Luz de mis sentidos.
Ser alado protegiendo mi transitar inseguro.
Como en los “Idus de marzo” del Emperador Julio César.
Los meses que conforman en calendario gregoriano, no tienen treinta días.
Menos treinta y uno o veintiocho en solo un mes del año.
Cada día trece.
Da comienzo la peor de las novelas del género de terror.
No fue tal.
Será hasta que me dejen partir a mi lado la peor de las condenas que culmina cada día veintiocho cuando se cumple un nuevo mes de tu tránsito a otras dimensiones, en el supuesto que ellas existan.
¿Aparecieron nuevamente las vacilaciones?
No.
Siempre acompañan el raciocinio.
¿Cuál es el motivo?
Nadie ha regresado de la muerte para informar a los terrenales que otros mundos existen.
¿Creería en esas posturas almibaradas?
No ahora,
Entramos en el camino indicador de tu cuarto año de inexistencia física.
¿Puedo dar por ciertas, esas aseveraciones?
Lamentablemente,. no.
El día a día es otro.
Cada minuto que transcurre es señalador, de la peor ausencia.
La menos pensada.
Pese a ello está presente.
¿No le produce cansancio repetirme que no estás?
¿Qué hace falta para que me entienda?
¿Mostrarle el llanto que a diario aparece cuando te llamo y no tengo respuestas?
¿A que se debe tanta saña?
¿Viven en el mundo de los incapaces, insistiendo con la postura errada de decirme que no ha llegado mi momento?
¿Cómo pueden afirmarlo con tanta impunidad?
¿No han comprendido que yo misma conozco la manera de que llegue cuando lo considere necesario?
¿Han comprendido que por respeto a tu memoria, y nada más que por ello, nunca atentaría en contra de reglas preestablecidas?
¿No advirtieron en todo este tiempo que no pertenezco a la clase de terrenales a los que les gusta permanecer de rodillas?
Algo de respeto tengo hacia Ustedes.
No por mí.
Ni en sueños locos, vulneraría la memoria de mi hijo.
¿Poseen argumentoso razonables para decirme cual es el sitio donde van los muertos?
¿Soy demasiado dura en mis expresiones?
¿Por qué debería cambiarlas, si refiero a realidades concretas?
¿Poderosos, alguna vez tuvieron una familia o revistan en la categoría de revolucionarios de cartón?
¿Pueden rozarme cada una de sus conclusiones erróneas?
De ningún modo.
Cuando Ustedes comienzan a recorrer el camino, fui y regresé varias veces.
¿Tienen argumentos sostenibles para rebatir cada uno de mis interrogantes?
No.
Carecen de esa pizca de picardía, necesaria cuando creen poder dar vuelta los sentimientos de una madre que ha perdido al hijo que trajo a la vida para que viviera.
¿Alguno de Ustedes tuvo el placer de escuchar al ser que los trajo a la vida, cantarles una canción de cuna?
¿Han recibido cariño o solo provocado rechazo?
¿Cómo fueron sus madres con cada uno de Ustedes?
¿Han estado presentes durante el crecimiento?
En el caso de predominar respuestas negativas. Debo confesar con una mano en el corazón, del que es dueño mi hijo, no me producen nada.
¿Piedad?
¿La han tenido conmigo, ante el dolor más enorme que una mujer puede soportar?
¿Lástima?
¿Para qué la necesitan?
Siempre afirmo: La ignorancia es un mal crónico que no tiene recuperación de ninguna índole.
¿Qué persigo?
No lo entenderían.
¿Gasto letras para dar explicaciones, archi conocidas?
No.
No es mi estilo.
Como esa mujer de la vista , recorriendo un campo con el único propósito de admirar las últimas flores de otoño, he decido transitar el mismo derrotero, para enseñárselo al úiico ser luminoso conocido durante mi estancia terrenal.
Espejo donde muchos deberían reflejarse para obtener respuestas a sus vacilaciones.
¿Van a negar que aquellas lo acosan?
No es mi problema compartir el mundo, este u otro con seres conocedores de la definición de la palabra hipocresía.
¿Soy demasiado dura en mis reflexiones?
No.
Denomino a cada cosa por su nombre.
Mujer que caminas por un campo de flores otoñales.
En pocos días será un espacio desnudo.
Estás bellísima con tu falda colorida falta.
¿Puedo pedirte algo?
Busca la flor más bonita.
Eleva tus manos.
¿Hacia el cielo?
No lo sé.ç
Abrigo más dudas que certezas sobre su posible existencia.
¿Qué persigo?
El aroma de esas especies debe llegar hacia el impreciso sitio donde se encuentra mi hijo.
Necesito que sean portadoras de las mayores expresiones de amor sincero e incondicional.
¿Podrías ayudar a esta madre desamparada?
Vuela al viento, como lo hacen los pájaros al desplegar sus alas.
El nombre de mi hijo contiene siete letras sagradas.
¿Le dirás cuanto lo amo?
Por favor no te conviertas en destructora de mis sueños.
Si algún día la existencia te bendice con la llegada de un descendiente, deseo sea como el mío.
Tesoro de mis entrañas, atrás ha quedado otra quincena espantosa.
No he podido revertir las marcas que me dejaron quince días de internación para nada.
No cesaré en mi búsqueda, hasta mi último suspiro.
Por favor no olvides cuanto te quiere tu mamá.

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