Monday, March 18, 2019
MEMORIA
No existe instante para no pensarte.
No nace la alborada sin que pronuncie las siete letras de tu nombre.
No hay día en que despierte sin eludir las lágrimas.
Están para ser derramadas.
No se esconde la estrella más grande del universo sin evitar pedir soñarte.
No escucho tu voz llamándome.
Estridente, el silencio acosa una vida carente de tu amor de hijo.
¿Has sentido en algún momento el clamor constante generado en mi anhelo por verte?
¿Dónde estás?
¿Se ha corporizado tu esencia?
¿Nos encontraremos en alguna parte?
¿En el cielo?
¿En otro enclave?
¿Razonaremos juntos?
Encontraremos respuesta para tu partida, tan prematura, como injusta?
¿Podré darte un beso?
¿Mirarás mis ojos acariciando el alma?
¿Podremos olvidar este tiempo de separación?
¿Cuánto tiempo dura la nada misma por la que transcurren cada uno de mis días?
¿No sería bueno perder el intelecto con el propósito de eliminar tu ausencia?
¿Cómo sigue una mamá sin abrazar a su hijo amado?
¿Por qué insisten al decir que debo asimilar tu muerte?
¿Nadie se ha dado cuenta que no te traje al mundo para presenciar un final estremecedor?
¿Quiso el destino, elegir por esta mamá, dejándome en estado de desamparo?
¿Será factible este martirio no se perpetúe?
Vuelo a tu lado.
La imaginación será mi transporte.
Seco una lágrima surcando el rostro.
En mi cráneo nace una escalera.
¿Hacia donde llega?
Deseo, si de verdad existe, la bóveda celeste, escalar cada peldaño y así tener la posibilidad de mirarte.
¿Cuál es la denominación de tu hábitat?
¿Estás en alguna parte o solo son ilusiones desesperadas de quienes quedamos en la tierra?
¿En tan enigmático espacio, pueden cristalizarse las utopías?
¿Has presenciado en todo este tiempo, el reencuentro de una madre y su hijo?
¿Sorprenden los cambios?
¿Las puertas están cerradas?
¿Pueden abrirse ante las súplicas de las mamás que hemos tenido la tragedia de perder a un hijo?
¿Cómo es la permanencia en esa zona?
¿Recordás los intentos frustrados, por mi realizado para llegar a ese punto?
La primera vez las puertas de barrotes dorados, se cerraron apenas pude acercarme.
La otra, una pared de cristal impedía el avance.
No estoy cansada por el ascenso.
El deseo de verte otorga energías.
Prístinas nubes, ahora son densas.
No puedo ver más que las gradas que mis pies tocan.
Tengo cierta dificultad para respirar.
¡No te asustes mi vida!
He disipado los miedos.
Cabalga el corazón dentro de mi pecho.
Intento relajarme.
El grito atronador de un rayo, ahora produce espanto.
Es tan potente que la escalera se quiebra.
Caigo al vacío.
Siento paz.
En pocas horas estaré a tu lado.
Acompañado por otros ángeles, con ellos desplegás las alas.
¡No quiero me salves!
Añoro tomarte de la mano.
En ese descenso angelado, tu mirada profunda una vez más arranca el llanto.
Pronunciás un par de palabras, “No es tiempo mamá, no ahora”
Reconozco el lugar.
Estoy en la plaza cercana a mi regugio.
Tesoro de mi existencia, olvidé pedirte, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=xKY8DZ_qJ9w
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