Irina desde pequeña se había destacado por su hermosura, la adolescencia daría paso a una mujer bellísima.
Era invitada a todas las fiestas que se organizaban en París, pese a ser el centro de todas las miradas masculinas, el amor se mostraba esquivo.
En la soledad de su departamento muchas veces se entregaba al alcohol, hasta que un día sus piernas no le respondieron y quedó tendida sobre la mullida alfombra.
Su mascota intentó despertarla, la lengua áspera del animal rozaba la cara de la muchacha, sin querer el perro comenzó a darle pequeños mordiscos, desesperado aumentó la fuerza de los mismos sin saber que el daño dejaría marcas profundas en la cara de su dueña.
El ulular de las sirenas quebró el silencio nocturno, León la siguió hasta la puerta del hospital, allí la esperaría.
El haz de luz estaba en la frente del cirujano, cuidadoso lavaba sus manos, se miraba en el espejo.
Era invitada a todas las fiestas que se organizaban en París, pese a ser el centro de todas las miradas masculinas, el amor se mostraba esquivo.
En la soledad de su departamento muchas veces se entregaba al alcohol, hasta que un día sus piernas no le respondieron y quedó tendida sobre la mullida alfombra.
Su mascota intentó despertarla, la lengua áspera del animal rozaba la cara de la muchacha, sin querer el perro comenzó a darle pequeños mordiscos, desesperado aumentó la fuerza de los mismos sin saber que el daño dejaría marcas profundas en la cara de su dueña.
El ulular de las sirenas quebró el silencio nocturno, León la siguió hasta la puerta del hospital, allí la esperaría.
El haz de luz estaba en la frente del cirujano, cuidadoso lavaba sus manos, se miraba en el espejo.
Ese hombre que le devolvía la serena imágen , en pocas horas figuraría en las primeras portadas de los diarios del mundo.
El quirófano estaba preparado, una asistente le sujetó el barbijo, pidió corrigieran el ángulo de la lámpara scialítica, en instantes traerían a la paciente.
Cambió con ella algunas palabras, asegurándole que todo saldría bien, mientras tanto la anestesia comenzaba a hacer efecto, la mirada azul de la joven se perdió en las tinieblas.
Cambió con ella algunas palabras, asegurándole que todo saldría bien, mientras tanto la anestesia comenzaba a hacer efecto, la mirada azul de la joven se perdió en las tinieblas.
Observaba a la mujer dormida, pese a las heridas recibidas sus facciones delicadas dejaban adivinar su belleza.
Con precisión comenzó la reconstrucción de las heridas, optó por transplantar parte del rostro.
Era la primera vez que se realizaba una operación de esas características.
Era la primera vez que se realizaba una operación de esas características.
La intervención fue un éxito, la paciente despertó al día siguiente, el tratamiento sería largo tedioso, hasta recuperar todos los movimientos de los músculos faciales.
Han pasado dos años del accidente, Irina camina tranquila por las calles parisinas, la primavera estalla en mil colores, las flores regalan su fragancia.
Los árboles acompañan la colorida sinfonía vistiendo trajes verdes, los pájaros al atardecer regresan cantando a sus nidos.
Los árboles acompañan la colorida sinfonía vistiendo trajes verdes, los pájaros al atardecer regresan cantando a sus nidos.
León su fiel compañero labrador, se adelanta unos pasos, ha sufrido la ausencia prolongada de su dueña, sabe que nunca más intentará despertarla.
Ella después de mucho tiempo recuperó la sonrisa.
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