Apura a las niñas para el desayuno, en un rato pasará el transporte para llevarlas al colegio.
Acomoda las trenzas doradas de sus hijas.
Es organizada.
Durante la mañana seguirá con el curso de francés online.
Debe responder un cuestionario que próximamente será evaluado por las autoridades de la Alianza Francesa.
Está entusiasmada con la idea de conocer a sus compañeros, dejarán de ser virtuales, se abrazará con todos, seguirán compartiendo.
Suena el teléfono, como siempre atiende con educación.
Una vocecita le anuncia que ha ganado un concurso para cocinar tortas.
Agradece y corta, jamás le gustaron los dulces.
Necesita terminar y responder las preguntas.
Pasan diez minutos, es la hora que la llama su marido.
Levanta el auricular para sorprenderlo, el hola amor con que acostumbra a atenderlo es cortado por una joven que le ofrece servicios de emergencias, agradece y corta.
Tiene prioridad su trabajo, recuerda que abona un cargo para que su teléfono no publique en guía, mas tarde reclamará a la companía, no entiende cómo tienen su número.
Un vaso de agua la calmará.
Sigue respondiendo preguntas.
Otra vez la campanilla de aparato la distrae.
¿Quién será?
Del otro lado una grabación le anuncia que ha ganado un auto cero kilómetro, no termina de escuchar el mensaje.
Corta enojada.
El fax tira un trozo de papel, está segura de no haber tocado nada, lo revisará luego.
La sexta pregunta es compleja, en el momento que está buscando el diccionario bilingüe, el ruido de la campanilla la distrae, ahora le ofrecen una parcela en un cementerio privado.
El fax sigue vomitando papel blanco.
Las llamadas se suceden en forma permanente.
Siente que sus piernas están presas, definitivamente no puede continuar con la tarea.
Consulta el reloj, en minutos llegarán sus hijas.
Las chicas regresan de la escuela, la madre está presa entre los papeles del fax.
Como pueden la liberan, no entienden que ha sucedido.
Moraleja: Si quieres gozar de una hora de tu vida desconecta el teléfono, nunca sabrás como han obtenido tu número.
No reclames a la empresa, tendrás que esperar media hora escuchando una melodía que perfora tus tímpanos.
Por último pide a los que te conocen establecer una contraseña, una llamada, un corte y al tercer timbrazo sabrás que son ellos.
Solo es válido cuando no quieres recibir llamadas inoportunas.
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